Vaticano

Cinco años del Papa Francisco

Giovanni Tridente·4 de abril de 2018·Tiempo de lectura: 13 minutos

Seis vaticanistas, tres mujeres y tres hombres de procedencias y medios de comunicación diversos, “leen” los primeros cinco años de pontificado del Papa Francisco.

El 19 de marzo de 2013, solemnidad de san José, el Papa Francisco iniciaba su ministerio apostólico como obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal. Han transcurrido apenas cinco años, y muchas cosas parecen haber cambiado desde aquel momento.

El Papa venido desde casi el fin del mundo ha apostado por dos grandes directrices para el camino de la Iglesia: la misericordia y el estado permanente de misión, sobre todo hacia los indefensos, los olvidados, los alejados y “periféricos”. Junto a eso, una profunda “reforma de los corazones” que más allá de las estructuras debe cambiar a las personas que colaboran en la obra evangelizadora, empezando por las que trabajan en la Curia Romana.

El discurso de autocomprensión del sentido de la propia pertenencia y del papel de cada uno en el mundo ha nacido de la reflexión colegial, sinodal, sobre la familia –célula primaria de la sociedad–, y se está extendiendo hacia los jóvenes, sobre los cuales se debatirá en octubre en el nuevo Sínodo de los Obispos.

Envolviéndolo todo, una gran llamada a cuidar del proprio ambiente, también del interior, porque sin un corazón purificado y pacificado no es posible concebir una verdadera ecología humana; más allá de las implicaciones sobre la naturaleza y sobre las obras de la creación, a las que el mismo hombre pertenece.

Más que un discurso sobre los números y sobre las estadísticas de este primer lustro de pontificado, Palabra ha querido escuchar el parecer de seis importantes actores de la actual escena informativa sobre el Vaticano, tres mujeres y tres hombres, de diversos medios de comunicación y proveniencias, también geográficas.

Se trata de la mexicana Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa, decana de los vaticanistas –ha seguido más de 100 viajes al exterior de san Juan Pablo II, y los de los siguientes pontífices– y desde hace algunos meses también firma de Palabra; de la argentina Elisabetta Piqué, corresponsal desde Roma del diario de Buenos Aires La Nación, connacional de Francisco y autora de la primera biografía sobre el Papa latinoamericano, y de la española Eva Fernández, dinámica corresponsal en Italia y en el Vaticano de la radio Cadena COPE, donde trabaja desde hace más de veinte años.

Y también de los italianos Andrea Tornielli, coordinador del popular portal informativo Vatican Insider, vaticanista de La Stampa y valorada firma de Palabra, y Paolo Rodari, joven vaticanista del diario La Repubblica y autor de diversas publicaciones –entre ellas el libro Ataque a Ratzinger, sobre las resistencias encontradas por el pontífice alemán, firmado precisamente con Tornielli–, y del español Juan Vicente Boo, histórico corresponsal en el Vaticano del diario ABC y uno de los promotores de la agencia televisiva Rome Reports.

Les hemos pedido un balance sintético de estos primeros cinco años del Papa argentino, y preguntado cómo valoran el estado actual de la Iglesia y qué hay del proyecto surgido de las Congregaciones anteriores al Cónclave acerca de la reforma de la Curia Romana. Y, finalmente, qué valor revisten para cada uno de ellos las resistencias y las oposiciones en relación con el Papa Francisco, qué “futuro” puede tener la idea de la “Iglesia en salida”, qué consideración tiene en la actualidad el Vaticano en lo que se refiere a la diplomacia pontificia, y qué se debe esperar en el próximo futuro. Pero veamos sus respuestas.

Hace cinco años de la elección al solio pontificio del Papa Francisco. ¿Cómo resumirías este primer lustro de pontificado?

— V. Alazraki: Creo que la elección del Papa Francisco ha traído una especie de nueva primavera para la Iglesia y para el Vaticano. En estos cinco años se ha puesto el acento sobre todo en la misericordia, en el hecho de que Dios perdona todos los pecados, y se ha acentuado la sensibilidad hacia los últimos y hacia las personas más indefensas.

— E. Piqué: Considero que estamos ante un pontificado extraordinario, con un Papa que ha revitalizado la Iglesia católica, que se ha convertido en la voz de quien no tiene voz, y que tiene un mensaje que transmitir no sólo a los católicos, sino también a los creyentes de otras religiones y a los no creyentes, imponiéndose como autoridad moral mundial.

— E. Fernández: A lo largo de estos cinco años, creo que Francisco ha rejuvenecido a la Iglesia: en un tiempo marcado por los riesgos de una crisis mundial a todos los niveles, ha conseguido ponerla en salida; ha procurado siempre enviar al mundo mensajes de esperanza, de alegría, de la necesidad de una ecología integral que respete la totalidad de la vida humana. Personalmente tan sólo ha hecho falta seguir sus pasos de cerca en los dos últimos años para descubrir que Francisco quiere cambiar a las personas.

A. Tornielli: Lo describiría así: el testimonio del rostro de una Iglesia misericordiosa y acogedora, consciente de que hoy la evangelización pasa más que nunca por el compartir y la proximidad.

P. Rodari: Un pontificado de la proximidad. Francisco ha mostrado que el obispo de Roma es un hombre cercano a todos, como todos, capaz de reunirse con los poderosos del mundo con la misma naturalidad con que se reúne con la gente corriente. En su conjunto, este es un pontificado que muestra el rostro de Dios que no juzga, sino que es amable. Y no es poco.

J. V. Boo: Creo que Francisco ha conseguido volver a centrar la atención de todos en los aspectos esenciales del mensaje de Jesús: la misericordia del Padre respecto a nosotros, el perdón de los pecados, las bienaventuranzas y las obras de misericordia respecto a los demás. Pero, sobre todo, los fieles entienden la llamada a ser coherentes, como los primeros cristianos.

En tu opinión, ¿cuál es hoy en día el estado de salud de la Iglesia?

Alazraki: En estos cinco años el Papa Francesco, en vez de mantener las 99 ovejas seguras del rebaño, ha salido para ir a buscar siempre a la oveja perdida, abriendo así una nueva “franja de mercado”, resultando un pontífice muy apreciado por los que no creían, por los que eran muy escépticos, indiferentes o incluso ateos.

Piqué: Hoy podemos decir que la Iglesia católica ha adquirido nuevamente un papel protagonista en la escena internacional, con un mensaje fuerte y un Papa al que todos los jefes de Estado quieren visitar. Ciertamente, persisten momentos de crisis, como por ejemplo las poquísimas vocaciones, sobre todo en Occidente, o varios problemas internos que quedan por resolver. El Papa, de todos modos, no tiene la varita mágica para resolverlo todo e inmediatamente.

Fernández: La Iglesia continúa “en marcha”. En continuo avance. A veces más lento, con tropiezos y pérdida de ruta. Pero siempre recuperando el camino y mirando al frente. Lo importante es que sigue proclamando la misma Buena Noticia a pesar de los errores de quienes estamos dentro y de la vergüenza que producen quienes tendrían que dar mayor ejemplo y no lo dan. En este sentido me gustaría subrayar que a pesar de quienes intentan subrayar lo contrario, dentro de la Iglesia existe una gran mayoría de personas que son y dan ejemplo de santidad.

Tornielli: ¡Me darían ganas de decir que cuando la Iglesia piensa en su estado de salud, nunca está en buena salud! Una Iglesia con buena salud es una Iglesia que vive de una luz que es recibida, y que a su vez refleja. Una Iglesia con buena salud no está jamás preocupada por sí misma, jamás replegada sobre sí misma. Por desgracia, me parece que hay todavía demasiado entusiasmo por estrategias, marketing, visiones empresariales.

Rodari: Es difícil hacer valoraciones de este tipo. Hoy la Iglesia vive una profunda crisis en Europa y una gran vitalidad en otros lugares. Pero también en Europa hay lugares de verdadera autenticidad. Por tanto, no es fácil dar un juicio general. Creo que Francisco está abriendo procesos importantes para una Iglesia más limpia, auténtica, capaz de vivir lo esencial.

Boo: Está mejorando a buen paso en la medida que los fieles adoptan una actitud cristiana y se dan cuenta de su responsabilidad. También en la medida en que los obispos y sacerdotes van entendiendo su tarea como servicio a los fieles. Cada vez hay menos “obispos príncipes” y más “obispos servidores” como los primeros Apóstoles. La tarea de erradicar los abusos sexuales de menores está más avanzada en la Iglesia católica que en cualquier otra organización religiosa o civil. Y Francisco está ganando terreno en sus “tres limpiezas”: la del clericalismo de clérigos y laicos; el carrerismo entre los clérigos y la corrupción entre los laicos.

Uno de los ejes del pontificado son las reformas. ¿Atisbas resultados positivos, o las consideras una “misión imposible”?

Alazraki: Mi impresión personal es que Francisco pensó al inicio del pontificado que reformar la Curia sería más sencillo de lo que ha resultado ser en realidad. Pero más que cambiar las estructuras o unificar varios dicasterios, en realidad su verdadero objetivo es cambiar la mentalidad de las personas que trabajan en ella.

Piqué: Es evidente que las reformas no pueden hacerse de un día para otro, y que hace falta tiempo. Entre otros motivos, una cosa son las reformas estructuras, más fáciles, y otra las reformas “espirituales” o los cambios de mentalidad que el Papa pide. Pero diría que no estamos de ninguna manera ante una “misión imposible”.

Fernández: La reforma está en marcha, lo que no significa que la empresa sea fácil y rápida. Y además queda mucho por hacer. Francisco es un Pontífice reformador, consciente de que está poniendo los cimientos que continuarán sus sucesores. Y su reforma está saliendo adelante en las personas, el terreno de juego en el que mejor se mueve el Papa. La forma de actuar y de pensar del Papa no gusta a todos, y siempre existen intrigantes que intentan poner trabas a unas reformas que avanzan a pesar de sus impedimentos.

Tornielli: Creo que la única reforma verdadera posible es la de los corazones, la de aquella “conversión pastoral” de que habla Francisco en Evangelii gaudium. Toda reforma que no parta de aquí, toda reforma que no ponga en primer lugar la salus animarum no solamente no sirve, sino que termina por ser nociva. Desde el punto de vista de las reformas estructurales, estamos todavía en medio del vado y es difícil hacer valoraciones.

Rodari: Las reformas las hacen siempre las personas, repite a menudo Francisco. Hay personas, por ejemplo en la Curia romana, que están trabajando bien por un auténtico proceso de reformas, y otras menos. Una verdadera obra de reforma en la Iglesia prevé necesariamente señalar lo que no funciona. Este es un proceso largo y no fácil. La misión es por tanto todavía larga, pero ciertamente no imposible.

Boo: La reforma con que sueña Francisco es la del corazón de cada cristiana y cristiano. Se trata de una reforma del cuerpo místico de Cristo, formado en su abrumadora mayoría por laicos, a través de la reforma personal. En este cuadro, las reformas administrativas son secundarias, incluso la de la Curia vaticana, cuya importancia como organismo es cada vez menor. En todo caso, lo importante es que los colaboradores cercanos de Francisco son ya casi todos muy competentes y en sintonía con el Papa, después de chascos notorios.

¿Qué dirías de algunos sectores que se oponen abiertamente a la línea de Francisco?

Alazraki: Seré sincera: no había visto en los pontificados precedentes una manifestación tan evidente de estas oposiciones, aunque es obvio que todos los Papas las han tenido. Creo que su existencia se debe al hecho de que, evidentemente, el proceso de reforma iniciado por el Papa Francisco ha puesto en peligro privilegios adquiridos con el tiempo. Además, seguramente hay personas a las que les gusta un estilo más sobrio, lejano de las pompas de otros tiempos.

Piqué: Todos los pontificados han tenido que habérselas de alguna manera con grupos de contestatarios. Hoy, quizá, gracias también a las redes sociales, la oposición hace mucho más ruido, se hace notar más, pero no creo que sea tan numerosa; es más, diversas fuentes confirman que la gran mayoría de los obispos está con el Papa.

Fernández: El Papa conoce perfectamente que sus acciones y medidas producen rechazo en algunos sectores de la Iglesia. Pero solo basta echar un vistazo a los grupos más críticos para comprobar que en ocasiones están fundados en un rigorismo legalista a secas, que les lleva a un rechazo hostil de todo lo que surja de Francisco. Pero a Francisco no parece importarle mucho estas críticas, cuenta con ellas. Curiosamente lleva peor a los aduladores, los tiene “alergia”.

Tornielli: La crítica, las resistencias, son fisiológicas y una mirada histórica nos haría comprender cómo los predecesores de Francisco también han registrado oposiciones, a veces llamativas y siempre provenientes del interior de la Iglesia, como por ejemplo las críticas a Pablo VI por la Humanae vitae. Dicho esto, en la oposición al actual pontífice hay también novedades, a mi entender: la principal está representada por el uso de internet, de las redes sociales, que en este como en otros casos no ayudan a que emerja lo mejor de las personas. Comentarios groseros, acusaciones cínicas, lenguaje despectivo, ataques a las personas y no a las ideas, actitudes sin retorno: será interesante ver cómo harán para dar marcha atrás, en el futuro, los que han “educado” a miles de fieles internautas en una actitud de irreverente de escarnio hacia el Pontífice, solamente porque el Papa de aquel momento les gustará a ellos.

Rodari: Creo que se debe a la voluntad de mantener posiciones de poder adquiridas. Hay quien no se abre a la renovación por comodidad, y porque volver a pensarse a sí mismo implicaría también ceder posiciones, convicciones, a veces también funciones y encargos.

Boo: Hay dos tipos de resistencias, ninguna de las cuales desanima en lo más mínimo a Francisco.

Una primera interna, de personas que no entienden o no quieren entender elementos básicos del Concilio Vaticano II como el valor de la conciencia personal, la ayuda al discernimiento, la gradualidad de la ley -clarificada en su día por Benedicto XVI- o la misericordia. También es interna la resistencia de sectores clericales y rigoristas, a veces muy cercanos al tradicionalismo. Pero estos ambientes son muy minoritarios y endogámicos.

La resistencia en medios de comunicación, incrementada en el último año y medio, tiene mucho más que ver con maniobras de opinión pública de sectores muy poderosos, sobre todo en Estados Unidos, que consideran a Francisco como enemigo peligroso a desgastar. Me refiero a algunas empresas carboneras o petroleras que no perdonan la Laudato si’, algunas gigantescas empresas de armamento molestas por su oposición a las guerras y su defensa de los refugiados…

¿Cómo valoras la presencia de las instancias pontificias en el panorama internacional (guerras, persecuciones, diplomacia)?

Alazraki: El Papa Francisco se ha impuesto como un líder, una autoridad moral muy fuerte; entre otras cosas, es el único que nos repite continuamente que estamos en la “tercera guerra mundial a pedazos”, que si continuamos así vamos hacia el fin de la humanidad y del planeta. Es el Papa quien nos recuerda a los pueblos oprimidos, a los cristianos perseguidos, y también a las víctimas de diversos holocaustos. Sin duda, ha vuelto a llevar el papado al centro de los juegos de la diplomacia internacional.

Piqué: Desde el primer momento el Papa ha demostrado que es un hombre de acción, que hace lo que dice, muy valiente, poniendo en práctica la frase “el poder es servicio”. Con audacia y arriesgando, se ha puesto al servicio de la paz, interviniendo desde el principio en diversos conflictos, con resultados inesperados y más que positivos, como el deshielo entre Cuba y los Estados Unidos, o el proceso de paz en Colombia. Ha sido el único en comprender desde el comienzo el profundo alcance del drama de los emigrantes.

Fernández: Resulta indudable que el Papa se ha constituido en un líder mundial que en continuidad con sus antecesores ha dado credibilidad a la Iglesia recuperando el Evangelio y recordando que la Iglesia es misericordia y dirige su mirada hacia las periferias. En el panorama internacional, por ejemplo, han calado las advertencias del Papa hacia quienes escogieron la vía de la violencia para sus reivindicaciones. No ha dejado de recordar que el recurso a la violencia genera muerte y destrucción. En sus mensajes a Europa Francisco también ha dejado claro que la primera, y tal vez la mayor contribución que los cristianos podemos aportar a la vieja Europa de hoy es recordar que no se trata de una colección de números o de instituciones, sino que está hecha de personas. De ahí la necesidad de favorecer una comunidad inclusiva y solidaria, que sepa beber de su rica tradición sin traicionarla, y que no construya trincheras.
Tornielli: Me parece que el Papa Francisco y su Secretario de Estado se mueven en el surco de la gran tradición diplomática de la Santa Sede: dialogo en todas las direcciones, mirada siempre evangélica y nunca política, esfuerzo por evitar los conflictos, intento de construir puentes, de incluir y no de excluir, realismo al juzgar los sucesos, sin plegarse a las propagandas de guerra de los que quieren encubrir con la religión sus intereses escondidos.

Rodari: Considero que con el retorno de la diplomacia pontificia a la cabeza de la Secretaría de Estado la Iglesia ha vuelto al centro del tablero de juego internacional. Los resultados desde el punto de vista diplomático son notables. Desde este punto de vista, la Iglesia trabaja siempre para favorecer la paz. Así su acción ha contribuido al final del embargo de los Estados Unidos sobre Cuba, a la paz en Colombia, a hacer salir el sufrimiento a tantas minorías olvidadas, a hacer que la comunidad internacional mire con mayor atención a la diferencia entre el sur y el norte del mundo.

Boo: Para ser una persona sin experiencia diplomática, Francisco empezó a lograr enseguida resultados asombrosos. A pesar de la discrepancias política, el Congreso de Estados Unidos, de mayoría republicana, le invitó a tomar la palabra ante las dos Cámaras reunidas en sesión conjunta, formato discurso del estado de la Unión. Y en la cumbre de 2016, los jefes de gobierno y las máximas autoridades de la Unión Europea, acudieron al Vaticano a entregarle el Premio Carlomagno. Es asombroso que las dos entidades políticas más poderosas del mundo honrasen a un líder religioso católico que, además, no es ni anglosajón ni europeo.

¿Qué nos reservará el futuro de este pontificado, y de la Iglesia en general?

Alazraki: En mi opinión, Francisco avanza poco a poco con esta idea de que el camino se hace caminando. Por medio de la oración, el discernimiento y la observación de la realidad que cambia, toma direcciones o elige las prioridades en cada caso. Seguramente su deseo es una Iglesia siempre abierta, en escucha, menos autorreferencial, y cada vez más sensible al cambio. Una Iglesia que debe estar dispuesta a bajar a la calle y acercarse  al hombre, sobre todo a las personas más abandonadas, y dispuesta a ensuciarse las manos, más que permanecer enrocada sobre sí misma.

Piqué: No podría dar una respuesta. Solamente sé que este Papa continúa sorprendiéndonos todos los días, y que con sus 81 años y su buena salud, tiene una energía increíble y una enorme paz interior, a pesar de los retos que tiene que afrontar. Seguramente nosotros, los periodistas, tendremos todavía que escribir muchas cosas sobre el Papa venido del fin del mundo, que sin duda ha revolucionado la Iglesia en sentido misionero.

Fernández: Todo lo que el Papa Francisco ha puesto en marcha y tiene entre manos no es algo que se cambie de hoy a mañana, pero el movimiento ya es irreversible. Entre mis previsiones, constatando que son dos temas que ahora mismo Francisco tiene en la cabeza, se encuentra la juventud y el acercamiento a China. Los jóvenes se han convertido en señal visible de las preocupaciones presentes del Papa y respecto a China, su objetivo es crear un ambiente de convivencia en el que los cristianos puedan profesar su fe en paz y a la vez intentar recuperar la unidad visible de la comunidad católica que tanto ha sufrido en su historia.

Tornielli: No me atrevo a hacer previsiones. Puedo expresar un deseo: que la Iglesia –y subrayo la Iglesia, es decir, el pueblo de Dios compuesto por todos los bautizados- esté en condiciones de testimoniar cada vez más un rostro de misericordia y acogida. El rostro del Dios cristiano que, antes de juzgarte, te quiere y da el primer paso hacia ti.

Rodari: Un proceso cada vez más decidido de limpieza interna y de impulso amor amoroso hacia el mundo.

Boo: A diferencia de los resultados de la política o del fútbol, el impacto de un pontificado se mide a largo plazo, sobre todo el de un Papa que considera más importante “iniciar procesos” que “controlar espacios”. Yo veo el pontificado de Francisco como una aceleración, mediante el ejemplo y carisma personal, de líneas marcadas por sus predecesores. La misericordia es un gran tema de san Juan Pablo II, lo mismo que el cuidado del medio ambiente y la pobreza lo eran de Benedicto XVI.

Creo que Francisco seguirá volcándose en revitalizar el sacramento de la Confesión, en promover el del Matrimonio y en mitigar uno de los grandes problemas de este momento histórico marcado por la publicidad omnipresente y el narcisismo digital: la incapacidad de los padres para transmitir la fe cristiana o un mínimo de valores a sus hijos. n

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