Cultura

Científicos católicos: María Alicia Crespí, primera catedrática de una Escuela Técnica Superior en España

El 31 de mayo de 2012 fallecía María Alicia Crespí, un referente para las mujeres químicas en España. Omnes ofrece esta serie de biografías breves de científicos católicos gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Ignacio del Villar·31 de mayo de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
Científicos católicos: María Alicia Crespí, primera catedrática de una Escuela Técnica Superior en España

María Alicia Crespí

María Alicia Crespí González (1922-2012) fue una pionera en el ámbito de la Ingeniería Química y la primera mujer en ocupar el cargo de catedrática en una Escuela Técnica Superior en España.

Nacida en Pontevedra, provenía de una familia de ilustres académicos y estudió en las Hermanas Doroteas de Pontevedra. Completó sus estudios de Química en Santiago y realizó su tesis doctoral en Ingeniería Química en la Facultad de Ciencias.

Tras el doctorado comenzó a destacarse en Piritas Españolas del Instituto Nacional de Industria, donde eventualmente se convirtió en jefa de la Sección de Procedimientos de la División de Investigación Industrial.

Su incansable deseo de lograr independencia económica la llevó a abrirse paso en el mundo científico. De 1957 a 1984, lideró investigaciones y proyectos en la Junta de Energía Nuclear, hoy CIEMAT, con un enfoque en la prevención de la contaminación en instalaciones nucleares.

En 1975, alcanzó un hito crucial al obtener la cátedra de Electrotecnia en la Escuela de Arquitectura de Madrid, convirtiéndose en la primera catedrática de una Escuela Técnica Superior en España. También destacó por sus proyectos en iluminación y acondicionamiento ambiental para lugares emblemáticos como el Louvre y el Prado, además de ser profesora en la Escuela de Comercio de Ciudad Real.

A lo largo de su vida, María Alicia organizó simposios, escribió numerosos trabajos y dirigió el Seminario de Acondicionamiento Ambiental de Museos en el Museo de Pontevedra, donde quería dejar su legado. Apasionada por la cultura en todas sus expresiones, disfrutaba de la música, las bellas artes y la arqueología.

También estuvo felizmente casada con Ángel González Ferrero, a quien legó parte de su fortuna y la otra a instituciones culturales, al Museo Provincial de Pontevedra y a entidades católicas como Cáritas y la Congregación de Religiosas de Santa Dorotea, donde fue educada. Esto último tiene su explicación en que mantuvo una estrecha relación con esta congregación religiosa, en especial con sor Milagros Ramiro, su madre espiritual a quien solía visitar en Pontevedra.

El autorIgnacio del Villar

Universidad Pública de Navarra.

Sociedad de Científicos católicos de España

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