“A todos los católicos nos duelen en el alma estos hechos que tienen como objeto una materia grave ante Dios y que son delitos graves también ante los hombres, dejando huellas indelebles negativas en quienes son víctimas”, comienza afirmando en Omnes el arzobispo de Mérida – Badajoz, Celso Morga.
Monseñor Morga asegura que “los obispos en España, en comunión con el Santo Padre y toda la Iglesia universal, estamos comprometidos en erradicar, en la medida de lo posible, estas conductas absolutamente inaceptables en todos los ambientes de la sociedad y, mucho más, en la Iglesia”.
La Conferencia Episcopal Española, por su parte “ha remitido a Roma para su aprobación un Decreto General de obligado cumplimiento muy extenso y pormenorizado sobre el modo de tratar los abusos en la Iglesia de cuya aprobación estamos a la espera”.
Al mismo tiempo, “cada Diócesis ha creado una Oficina de Protección de menores y Prevención de los abusos para recibir las denuncias, acompañar y ayudar a las víctimas como paso previo a un tratamiento jurídico penal si fuera pertinente”.
Una falsa interpretación
Monseñor Celso Morga desea salir al paso de una posible confusión. “La iniciativa de algunos partidos políticos para que el Congreso [parece que será el Defensor del Pueblo] examine los casos de abusos en la Iglesia”, señala, “no debe ser interpretada como si los obispos no estuvieran haciendo nada, ni les interesara esclarecer los casos de abuso, ni el dolor de las víctimas. No es así”.
“En la Conferencia Episcopal no ha parecido conveniente crear una Comisión nacional que examinara los casos de abusos cometidos, como ha hecho, por ejemplo, la Conferencia Episcopal Francesa –añade el arzobispo emeritense–, “porque ha parecido que es un camino que no resuelve el problema.
Estas iniciativas sacan a la luz un número absoluto de casos, que posteriormente reciben críticas fundadas en cuanto a su exactitud estadística porque es objetivamente difícil, en un arco de tiempo tan extenso, ser precisos.
Estudiar caso por caso
“A la Conferencia Episcopal Española, hasta ahora, le ha parecido más eficaz y justo estudiar caso por caso, también los casos del pasado, pero con garantías procesales y actitud de ayuda sincera y cristiana a las víctimas, intentando por todos los medios reparar el daño, en la medida de lo posible”.
El arzobispo Celso Morga reconoce que, “quizás en el pasado no tomamos suficientemente en consideración, ni en la Iglesia ni en la sociedad en general, la gravedad enorme de estos hechos, que por otra parte están ligados a nuestra condición humana, que lucha en un combate sin fin contra lo que no es digno del ser humano. Es el momento de reaccionar y de que todos pongamos todos los medios para atajar, en la medida de lo posible, estos hechos tan lamentables”.
“En ello estamos en la Iglesia sinceramente empeñados y el Señor nos ayudará”, concluye el arzobispo Morga.
No es el único obispo español que, en los últimos días, se ha pronunciado acerca de este tema. Un triste asunto que, si bien viene de lejos, en las últimas semanas ha vuelto al primer plano tras el anuncio del Gobierno de encargar una comisión de investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia.
A esto se une la reciente visita ad limina de los prelados españoles en la que la gestión y reparación de estos actos terribles fue uno de los temas tratados junto al Papa Francisco que, poco antes, había recibido un dossier que recoge 251 denuncias de abusos en los últimos setenta años referidos a clérigos españoles, sacerdotes diocesanos y religiosos elaborado por un periódico español.
Obispos como el de Burgos, Mario Iceta han agradecido incluso la acción que, tanto los medios de comunicación como otras instancias realizan para ayudarnos a esclarecer los hechos guiados por el principio de verdad y justicia para reparar en lo posible el daño causado, pedir responsabilidades a quienes hayan cometido tales delitos, y hacer todo lo posible para que estos hechos no vuelvan a repetirse.
Por su parte, el obispo portavoz de la CEE, Luis Argüello ha reiterado su disposición a investigar todos los casos que se hayan podido cometer por parte en el ámbito eclesiástico y la gravedad de estos casos, independientemente de si son muchos o pocos.
«Queremos conocer la verdad»
En este sentido, destaca el vídeo publicado por la Conferencia Episcopal Española en el que el director de la Comisión Episcopal de Comunicaciones Sociales, José Gabriel Vera, apunta que, aunque los casos de abusos de menores en el ámbito de la Iglesia se estiman en torno a un 0,2% (Datos de la Fundación ANAR), “aunque sólo hubiera un caso para la Iglesia es algo grave y terrible, que tiene que mirar y cuidar. No podemos decir que los casos no son significativos. Son dolorosos y causan una gran vergüenza” señala el director de la Comisión Episcopal de Comunicaciones Sociales.
Además, Vera señala el deseo de la Iglesia española de “conocer la verdad, de conocer cuántos han sido los casos, en qué circunstancias se han dado y por qué se ha tratado mal a esas personas”. Un conocimiento encaminado a la prevención de estos casos y la creación de espacios seguros.
Las oficinas diocesanas
Lo cierto es que la Iglesia católica en España ha puesto en marcha, prontamente, las oficinas de protección de menores y presentación de denuncias por abusos cometidos.
Unas oficinas que, como explica José Gabriel Vera “buscan acoger, desde el acompañamiento reparador, a las victimas y poner en el cauce oportuno sus demandas”. Estas oficinas difieren del cauce jurídico establecido para la denuncia de los casos cometidos por sacerdotes y religiosos o religiosas.
De hecho, su labor se dirige a todas aquellas personas que hayan sufrido abusos, haya o no prescrito el delito o muerto el abusador e incluso a personas que hayan sufrido abusos en ámbitos diferentes al propiamente eclesiástico.
Además son numerosas las diócesis, órdenes religiosas, colegios del ámbito católico en los que se han implementado procesos comunes para la protección de menores, protocolos para los centros educativos y formación para profesores y alumnos para la detección y prevención de abusos a menores.
Como destaca Vera “todas las victimas merecen ser reparadas”. Aún cuando queda mucho camino por recorrer e investigar, la Iglesia española no elude su responsabilidad y acción en esta dolorosa pero necesaria tarea.