Cultura

La catedral de Espira, la iglesia románica más grande del mundo

Construida en el siglo XI, la catedral de Espira es el lugar de enterramiento de emperadores y reyes alemanes. Aquí, san Bernardo de Claraval amplió el himno “Salve Regina”; ante la imagen de la Virgen rezaron tanto santa Edith Stein como san Juan Pablo II.

José M. García Pelegrín·27 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
Catedral de Espira

La catedral de Espira, en Alemania (Wikimedia Commons / Roman Eisele)

La catedral de Espira (“Speyer” en alemán) es la iglesia románica de mayores dimensiones del mundo. Dedicada a la Virgen María y al protomártir San Esteban, su imagen milagrosa la convirtió en un importante lugar de peregrinación de la diócesis. Se dice que San Bernardo de Claraval añadió las invocaciones “o clemens, o pia, o dulcis virgo Maria” al himno “Salve Regina” ante esta imagen.

Destruida por las tropas revolucionarias francesas en 1794, el Papa Pío XI donó una nueva imagen de peregrinación en 1930. Ante ella rezaron, por ejemplo, santa Edith Stein y el Papa san Juan Pablo II.

La construcción de la catedral de Espira

El ambicioso proyecto de la catedral fue impulsado por el rey y más tarde emperador Conrado II alrededor del año 1025. Éste ordenó la construcción de la catedral imperial y de Santa María en Espira, para lo cual se construyó un canal desde el bosque del Palatinado hasta el Rin, a fin de transportar la piedra y la madera necesarias. A pesar de estos esfuerzos, ni Conrado II (990-1036) ni su hijo Enrique III (1017-1056) vieron en vida la finalización de la catedral.

Enrique III donó los “Evangelios de Espira”, una obra ilustrada de los cuatro Evangelios, para la consagración del altar mayor en 1046. El edificio completo fue consagrado en 1061, bajo el reinado de su nieto Enrique IV (1050-1106). Sin embargo, apenas 20 años después, Enrique IV ordenó la demolición de la mitad de la catedral para reconstruirla más grande. Solo algunas partes, incluida la antigua cripta, permanecieron intactas.

En 1106, año de la muerte de Enrique IV, se terminó la nueva catedral con una longitud de 134 metros y una anchura de 33 metros, convirtiéndose en uno de los edificios más grandes de su época.

Fachada de la catedral de Espira (Wikimedia Commons / BlueBreezeWiki)

Arquitectura única

La planta de la basílica se caracteriza por el equilibrio entre las partes oriental y occidental y las torres simétricas que enmarcan la estructura formada por la nave y el crucero. El edificio se convirtió en la primera iglesia totalmente abovedada de Europa en 1077 a instancias de Enrique IV. Su estructura influyó en el desarrollo de la arquitectura románica de los siglos XI y XII; la planta se adoptó frecuentemente, sobre todo, en Renania. La bóveda de la nave central fue la primera de este tamaño desde la Antigüedad, con un sistema específico de bóvedas, en el que dos tramos de una nave lateral se corresponden con cada tramo de la nave central. La catedral de Espira es también la primera iglesia con una galería enana completamente circundante y accesible.

Destaca especialmente la cripta, que data de la primera fase de construcción y probablemente fue consagrada en 1043. Se extiende bajo todo el coro y el transepto. Cuatro secciones de salas se unen para formar una amplia cripta de vestíbulo, con casi siete metros de altura. Los arcos, alternados, de faja de arenisca roja y amarilla simbolizan el orden divino que estructura la vida cristiana.

Bóveda de la catedral de Espira

Destrucciones y restauraciones

A lo largo de la historia, la catedral ha sido destruida varias veces. Durante la Guerra de Sucesión del Palatinado, Espira fue ocupada por tropas francesas en 1688 y la catedral incendiada en 1689, colapsando grandes partes del edificio. No obstante, las tumbas de los Salios, excepto la de Enrique V, sobrevivieron debido a su profundidad. También se salvó una valiosa imagen de la Virgen María, guardada en un relicario.

En 1773, la basílica fue restaurada en sus dimensiones originales por Franz Ignaz Michael Neumann, quien rediseñó el edificio occidental en estilo barroco. Entre 1846 y 1853, la catedral fue decorada con pinturas de Johann Schraudolph por encargo del rey Luis I de Baviera. Entre 1854 y 1858, se eliminó la fachada barroca y se reconstruyó en estilo románico según los planos de Heinrich Hübsch. Estas alteraciones estructurales y restauraciones documentan las prácticas de conservación de monumentos del siglo XIX, aunque algunas decisiones son vistas con ojos críticos hoy en día. Al mismo tiempo, el edificio es de gran importancia para el desarrollo de los principios de restauración en Alemania, Europa y el mundo tras el incendio del siglo XVII.

Catedral de Espira, patrimonio mundial de la UNESCO

La catedral fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1981, subrayando su importancia para la historia alemana. Los trabajos de conservación se han visto apoyados por la Fundación Alemana para la Protección de Monumentos.

La catedral de Espira no sólo es un testimonio del arte y la arquitectura románica, sino también de la historia tumultuosa y las vicisitudes que ha enfrentado a lo largo de los siglos. Aquí están enterrados cuatro emperadores (Conrado II, Enrique III, Enrique IV y Enrique V), tres emperatrices (Gisela, esposa de Conrado II, Beatriz, segunda esposa de Federico I Barbarroja, y Agnes, hija de éste), así como reyes de las casas de Habsburgo, Staufen y Nassau. Esto convierte a la catedral en el lugar de enterramiento más importante de la Edad Media en suelo alemán.

Desde su concepción bajo el mandato de Conrado II hasta las restauraciones y preservaciones modernas, la catedral ha sobrevivido a guerras, incendios y cambios estilísticos, emergiendo como un símbolo perdurable del patrimonio cultural y religioso de Alemania.

Estatua del rey Adolfo de Nassau (Wikimedia Commons / Berthold Werner)
Leer más
Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica