Mientras la primera parte del sínodo de los obispos se acerca a su conclusión este domingo 29 de octubre, la asamblea reunida, desde hace casi cuatro semanas en el Vaticano, ha querido dirigir una palabra a toda la Iglesia.
La “Carta dirigida al Pueblo de Dios” difundida el miércoles 25 de octubre, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede- fue redactada por la comisión que elabora la síntesis del Sínodo, la cual será presentada el sábado por la mañana y votada por la tarde.
La misiva señala: “…queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir” precisando que se realiza “en profunda comunión con todos ustedes”, “sostenidos por vuestras oraciones”, llevando vuestras expectativas, preguntas y también miedos.
En la carta se recuerda que “han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo”.
Señala la “experiencia sin precedentes” que el sínodo significa, ya que se invitaron a “hombres y mujeres, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos”,.
“Utilizando el método de la conversación en el Espíritu -señala la misiva- “hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy”. Experiencia que «concluirá con un documento de síntesis de este primer encuentro que “aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.
Se recuerda en el escrito que durante la asamblea hubo intercambios con las tradiciones latina y del Occidente cristiano, se ha entrado en el contexto de un mundo en crisis, rezado por las víctimas de la violencia homicida, “sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración” y siguiendo la invitación del Santo Padre “al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu”.
“Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan -se lee en la carta- a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”. No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso”.
El documento indica que “la Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal” al que se suma el testimonio de los catequistas, de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, de los ancianos, a las familias, de quienes desean ser involucrados en ministerios laicales, de los sacerdotes, diáconos, y por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu, estando atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu.
La carta concluye recordando que el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” y recuerda que “la Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje”.