Fernando González es miembro de la familia que creó la Fundación Cárdenas Rosales. Este abogado, economista y experto en asesoramiento financiero colabora, desde hace años, de modo altruista con la Fundación, una entidad civil que coopera en España y también a nivel internacional en numerosos proyectos de carácter social y a favor de la familia y de la juventud.
Además de esto, la Fundación también trabaja en la promoción y atención de las vocaciones sacerdotales y en la difusión y arraigo de las raíces cristianas de Europa.
¿Cuál es el origen y la misión de esta Fundación?
–Hace más de treinta años, mi tía abuela doña Ana Rosales y su hijo don Alfonso Cárdenas, sacerdote, se propusieron perpetuar la ayuda económica que a lo largo de su vida habían ofrecido a favor de personas necesitadas y de instituciones sin ánimo de lucro. Con enorme generosidad, aportaron su patrimonio familiar y crearon esta fundación civil.
El propósito de nuestra fundación, como sucede en todas las entidades de la misma naturaleza, es cooperar con el Estado en la consecución de diferentes fines sociales. El artículo 34 de la Constitución Española reconoce, entre los derechos y deberes de los ciudadanos, el derecho de fundación con arreglo a la Ley.
En la Fundación ayudamos en proyectos sociales de muy diverso tipo, que estén en consonancia con el deseo de los fundadores, y después de haberlos estudiado y valorado en el Patronato.
¿Cómo se financian los proyectos de la Fundación?
–Los diferentes proyectos se financian gracias a los propios rendimientos del patrimonio fundacional, así como a la generosa ayuda de donantes particulares, y de otras instituciones de la sociedad civil.
Como todas las fundaciones trabajamos sin ánimo de lucro, y los patronos no percibimos ninguna remuneración por nuestro servicio.
La Administración pública, a través del Protectorado de fundaciones, vela para que la actividad se desarrolle conforme a la regulación y normativa previstas por la Ley.
¿Cuál es su relación con la Prelatura del Opus Dei?
–La Fundación dirige su apoyo financiero y otras ayudas principalmente hacia organizaciones cuyo origen y misión se inspiran en la espiritualidad del Opus Dei.
Mi tío Alfonso Cárdenas, uno de los fundadores, era sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, por lo que resulta coherente que muchos proyectos a los que ayudamos sean iniciativas apostólicas promovidas por personas del Opus Dei en diferentes países.
En el Patronato, estudiamos cada proyecto con criterios profesionales y de acuerdo con nuestras posibilidades económicas, y en los órganos de gobierno de la Fundación tomamos las decisiones que en cada caso consideramos oportunas, con absoluta independencia.
Ahora que Tierra Santa está en el centro informativo no podemos dejar de mencionar Saxum, que Omnes ha podido conocer de primera mano y a la que la fundación ayuda ¿de qué modo?
-Desde la Fundación colaboramos en este proyecto a través de dos entidades: Saxum International Foundation, con sede en Italia, y la estadounidense Association for Cultural Interchange.
Para nosotros es una alegría colaborar en la misión de Saxum, que es ofrecer a personas de todo el mundo la posibilidad de alcanzar un encuentro personal con Dios a través de un conocimiento más profundo e histórico de los lugares santos en los que Jesús vivió, predicó y actuó.
Entiendo que explicar con detalle cada proyecto, excedería el espacio de esta entrevista, pero ¿podría resumirnos o contarnos alguna cosa de otros proyectos que tiene la Fundación Cárdenas Rosales fuera de España?
–Junto con otras entidades internacionales, trabajamos en áreas socialmente deprimidas de África subsahariana, y también en Latinoamérica, en proyectos relacionados con el sector sanitario, asistencial o de formación.
Actualmente ayudamos en dos proyectos de salud en Costa de Marfil: el Centro médico-social Walé, en Yamoussukro y el dispensario médico Ilombá, en la región de Bingerville, a las afueras de Abidjan.
Hemos podido ayudar en Kenya a “Eastlands College of Technology”, que desde hace más de veinte años imparte formación profesional en tecnología electrónica y de las comunicaciones a más de 5.000 jóvenes desfavorecidos contribuyendo a facilitar su incorporación al mercado laboral.
En Guatemala y en la República Dominicana tenemos otros dos proyectos muy similares.
¿Y puede hablarnos de la actividad de la Fundación en España?
–En España ayudamos a muy diferentes iniciativas. Por ejemplo, durante unos años, hemos ayudado a cubrir parte del déficit del santuario de Torreciudad. Este Santuario genera todos los años un déficit entre 0,5 y 1 millón de euros. Para la Fundación esta ayuda supone un esfuerzo muy importante que intentaremos mantener en el tiempo, según los recursos disponibles en cada momento.
Con ese esfuerzo generoso de muchas personas, y gracias a una campaña especial de búsqueda de donativos que se organizó hace varios años, hemos podido atender la petición de ayuda a este santuario mariano, en la provincia de Huesca, que es un verdadero lugar de paz y de devoción a la Santísima Virgen y está abierto todos los días del año a cualquiera que desee visitarlo.
Precisamente, por esta colaboración continuada con el Santuario y la diócesis, me gustaría mencionar también que el Patronato de la Fundación Cárdenas-Rosales decidió por unanimidad cancelar una importante deuda, contraída en su día por la diócesis para la construcción de un templo parroquial en la ciudad de Barbastro, dedicado a san Josemaría. Recibimos una petición de Mons. Ramón Herrando, entonces vicario regional de la Prelatura del Opus Dei en España, puesto que para el obispado resultaba muy gravoso atender esa deuda. Después de estudiarlo en el Patronato, decidimos acoger esta petición y recibimos en la Fundación una carta de Mons. Pérez Pueyo en la que nos manifestó su agradecimiento.
Otra iniciativa a la que ayudamos junto con otras entidades públicas y privadas, y de la que nos sentimos particularmente orgullosos, es una ONG llamada Nadie Solo. Es una entidad de Voluntariado que persigue luchar contra la soledad no deseada, algo que, por desgracia, sucede en la sociedad en la que vivimos. Desarrollan programas de acompañamiento en domicilio, voluntariado en hospitales y en residencias de mayores, y apoyo a personas sin hogar.
Poder ayudar a la Fundación a que estas iniciativas tengan lugar es un motivo de satisfacción personal, sabiendo que es un modo de desarrollar la voluntad fundacional de mis tíos.