Esta semana, los obispos alemanes han acudido al Vaticano en su visita ad limina, que había despertado mucha expectación por ser la primera que se celebraba tras la instauración en Alemania de un “camino sinodal” que comenzó en 2019 y que, el pasado septiembre, tomó una serie de decisiones abiertamente opuestas a la doctrina y disciplina tradicional de la Iglesia, especialmente la creación de una “comisión sinodal”, encargada de preparar un Consejo Sinodal y que “coordinaría” los trabajos de la Conferencia Episcopal y del Comité central de los católicos alemanes. Dicho Consejo se enfrentaría abiertamente a la nota de la Santa Sede del pasado mes de julio, que recordaba que el camino sinodal “no está facultado para obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno”.
La visita de 62 obispos alemanes a Roma, además de las conversaciones en diversos dicasterios de la curia, estuvo marcada por una reunión con el Papa el jueves, y una excepcional sesión “interdicasterial” el viernes -moderada por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y con la participación de los cardenales Luis Francisco Ladaria, Prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe, y Marc Ouellet, Prefecto del dicasterio para los Obispos-, ambas de varias horas de duración.
Al término de la “sesión interdicasterial” se emitió un comunicado conjunto de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal alemana, en el que se recordaba que “la reunión estaba prevista desde hace tiempo como una oportunidad para reflexionar juntos sobre el camino sinodal en curso en Alemania”.
También recoge el comunicado que los cardenales Ladaria y Ouellet “expresaron con franqueza y claridad las inquietudes y reservas sobre la metodología, el contenido y las propuestas del camino sinodal”. El cardenal Ouellet llegó incluso a proponer una “moratoria”, un aplazamiento del camino sinodal, lo cual sin embargo fue rechazado.
Según dicho texto, en el diálogo ente obispos alemanes y representantes de la Curia se evidenció “la importancia y también la urgencia de definir y profundizar en algunas de las cuestiones tratadas, por ejemplo, las relativas a las estructuras de la Iglesia, el ministerio sagrado y las condiciones de acceso a él, la antropología cristiana, etc.”. En este contexto resulta significativo lo que allí también se afirma: “Numerosas intervenciones señalaron la centralidad de la evangelización y la misión como objetivo último de los procesos en curso”, pues hasta ahora los participantes en el camino sinodal se había negado a hablar de “la evangelización y la misión” en sus asambleas.
En el comunicado llaman también la atención dos afirmaciones: por un lado, aun reconociendo que hay “diferentes posiciones” se afirma que existe “la conciencia de que ciertos temas no pueden ser objeto de debate”; por otro, el hecho de que lo tratado en ese intercambio de ideas “no puede ser ignorado en el proceso en curso”.
A esto se refería el obispo de Passau, Stefan Oster, en un comentario publicado en su cuenta de Facebook, en el que aludía a la sesión interdicasterial como “un encuentro muy decisivo de estos días”. Como resumen, afirmaba que los cardenales les “dejaron claro” que algunos temas son “innegociables” y que el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, había “recalcado a los obispos alemanes que debían tener en cuenta la objeciones de Roma”; solo así se habría evitado la “moratoria” del camino sinodal: este “sólo puede seguir adelante teniendo en cuenta dichas objeciones”. Mons. Oster pudo percibir “una clara discrepancia” tanto del cardenal Ladaria como del cardenal Ouellet “en relación con las cuestiones, en mi opinión, más debatidas” en el camino sinodal: la antropología y, como consecuencia de ésta, la doctrina moral cristiana, pero también la eclesiología y en particular “cuestiones sobre la Iglesia y sobre el acceso a los ministerios sagrados”; también hubo, según Stefan Oster, una “clara oposición” de Roma a las “recientes propuestas de Alemania” respecto del ecumenismo.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Mons. Georg Bätzing, mantuvo una rueda de prensa el sábado, en la que afirmó que se habían tratado “todos los temas, especialmente la cuestión de cómo puede lograrse una evangelización en el desafío de una época secularizada”.
Tras agradecer “que se hayan presentado abiertamente las preocupaciones que existen en Roma” y asimismo “que hayan sido escuchadas las preocupaciones y opiniones de nuestra Conferencia Episcopal en todos los temas”, Mons. Bätzing aseguró que “la Iglesia en Alemania no va por un camino especial y no tomará ninguna decisión que solo sería posible en el contexto de la Iglesia universal”. Ahora bien, también dijo que “la Iglesia en Alemania quiere y debe dar respuestas a esas preguntas que se hacen los fieles”.
El presidente de la Conferencia Episcopal alemana también se refirió a que “un primer momento de reflexión” sobre lo tratado en Roma “tendrá lugar en el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Alemana el próximo lunes en Würzburg y, unos días después, en la Presidencia del camino sinodal; Por supuesto, los temas tendrán que ser discutidos con todos en el camino sinodal”. También añadió: “Queremos ser católicos, pero queremos serlo de una manera diferente”.
En un comentario en Die Tagespost, su redactor-jefe Guido Horst afirmaba que efectivamente se habían puesto sobre la mesa todas las cuestiones críticas del proceso alemán; “pero la visita a Roma del episcopado alemán no ha proporcionado la clave de con qué método deban resolverse”. Esto es así porque “cuando Francisco habla de sinodalidad, piensa en escuchar y discernir a la luz de la fe; en última instancia, para el Papa, esto tiene que ver con el Espíritu Santo”. Sin embargo, cuando “los protagonistas del camino sinodal” hablan de sinodalidad, “piensan en reformas estructurales, en informes de expertos y en decisiones rápidas; es decir, en votaciones en las que la mayoría toma la decisión. No hay nada que sugiera que la visita de los obispos alemanes a Roma haya cambiado esta diferencia fundamental de métodos”.
Ahora bien, Horst subrayaba que “Mons. Bätzing insinuó el sábado que los críticos al camino sinodal entre los obispos alemanes podrían sentirse reforzados por los representantes de la Curia romana, sobre todo por el cardenal Marc Ouellet, que incluso se había pronunciado a favor de una moratoria, una suspensión temporal del camino sinodal. La parte minoritaria de la Conferencia Episcopal podrá ahora, reforzada por Roma, hablar con más claridad y sin ambigüedades”.