Texto – Alfonso Riobó
En su reciente visita ad Limina, ¿qué interesaba al Papa acerca de la Iglesia en su país?
Como sabe, desde hace tiempo el Santo Padre se interesa mucho por la situación de los refugiados. Suecia ha sido un país muy abierto a los refugiados, como también los demás países nórdicos, de manera que ese fue un primer tema por el que se interesó.
En segundo lugar hablamos también, naturalmente, del diálogo ecuménico. El Papa vino explícitamente a Suecia en octubre-noviembre de 2016 para el V centenario de la reforma protestante, con la intención de intensificar el diálogo con los luteranos.
Y como tercer tema, al Papa le interesaba conocer la realidad de una Iglesia como la de aquí, que es una comunidad pequeña en medio de un mundo secularizado y se encuentra por tanto en una situación muy peculiar. Al mismo tiempo, es una de las pocas Iglesias particulares de Europa donde el número de católicos está aumentando, sobre todo gracias a la inmigración. En ese sentido, nuestra realidad como periferia de la Iglesia es singular, y este de las periferias es un tema preferencial del Santo Padre.
Se ha cumplido un año desde su creación como cardenal, en junio de 2017: es el primer cardenal sueco de la historia, y en 1998 había sido el primer obispo sueco desde los tiempos de la Reforma. ¿Qué valoración hace tras este primer año?
La designación como cardenal fue para mí una sorpresa muy grande. Al mismo tiempo me alegró mucho ver el interés del Santo Padre por nuestra situación aquí en Suecia. También me sorprendió que mi creación como cardenal despertara tanto interés en los medios de comunicación y en la opinión pública. En ese sentido, fue un momento importante para la Iglesia católica en Suecia.
En los últimos años hemos tenido varias oportunidades de experimentar el interés del Papa. Primero fue la canonización de santa María Elizabeth Hesselblad, el 5 de junio de 2016; luego, la visita del Francisco a la ciudad sueca de Lund para el inicio de la conmemoración de la reforma, y a continuación el nombramiento de cardenal.
¿Y cómo ha reaccionado la opinión pública?
En la opinión pública de nuestro país hay un interés grande por la Iglesia católica, e incluso también simpatía, aunque lógicamente haya también voces contrarias.
En cuanto a las autoridades, hay algo de distancia. Muchas personas me han preguntado si recibí felicitaciones por parte del rey o del primer ministro por mi nombramiento de cardenal, pero debido a esa distancia todavía no ha habido reacciones oficiales. En cambio, fue bien recibido por los medios de comunicación y entre la gente ordinaria. Puede decirse que la decisión del Papa ha hecho que la Iglesia católica esté un poco más presente en el espacio público de Suecia.