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El Camino Sinodal y la política de hechos consumados

Con la adopción de una serie de resoluciones, el Camino Sinodal alemán se aparta de la doctrina de la Iglesia católica y pretende comenzar a implementar ya algunas de ellas. Pide al Papa que reconsidere el celibato, que las mujeres puedan ser diáconos, que los laicos puedan predicar en la Misa y administrar varios sacramentos. También rompe con la antropología cristiana para introducir la “diversidad sexual” y la bendición de parejas homosexuales.

José M. García Pelegrín·13 de marzo de 2023·Tiempo de lectura: 7 minutos

Foto: Asamblea del camino sinodal de marzo de 2023 ©OSV News photo/Heiko Becker, Reuters

Una de las cuestiones más esperadas de la quinta Asamblea del Camino Sinodal alemán, celebrada del 9 al 11 de marzo, era cómo iban a posicionarse los obispos en relación con el denominado “Consejo Sinodal”: inicialmente previsto para perpetuar el Camino Sinodal –pues se trataría de un órgano de gobierno formado por clérigos y laicos que dirigiría la diócesis junto con el obispo, pudiendo controlar al ordinario e incluso imponerse a este–, la Santa Sede advirtió en una Nota de julio de 2022 que “no sería lícito introducir en las diócesis nuevas estructuras oficiales o doctrinas que constituirían una violación de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia antes de que se haya llegado a un acuerdo a nivel de la Iglesia universal”.

Por este motivo, en la cuarta Asamblea de septiembre de 2022 se llegó a una fórmula de compromiso, al aprobar la creación de una “Comisión sinodal” para preparar el “Consejo sinodal”.

Consejos sinodales

Sin embargo, en el orden del día de la quinta Asamblea volvía a aparecer el texto sobre la creación de “consejos sinodales con capacidad de asesoramiento y de decisión a nivel de las diócesis y las parroquias”.

Entre las Asambleas de noviembre de 2022 y la de marzo de 2023 se habían producido pronunciamientos significativos del Vaticano, en la visita ad limina de noviembre de 2022 (cfr. Dossier sobre el Camino Sinodal publicado en el número de febrero de 2023 en la revista Omnes) y posteriormente en una carta, fechada el 16 de enero de 2023 y firmada por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y los cardenales Luis Ladaria y Marc Ouellet, con la aprobación expresa del Papa, en la que se decía nuevamente que el Camino Sinodal no tiene competencia para crear un “Consejo Sinodal”.

Además, en unas palabras de saludo a la Conferencia Episcopal con ocasión de su Asamblea de primavera, que ha tenido lugar del 27 de febrero al 2 de marzo, el nuncio apostólico Nikola Eterović volvía a repetir la ilicitud de crear consejos sinodales, también a nivel diocesano o de cada parroquia.

Esta insistencia y claridad llevó a que varios obispos tomaran la palabra en la Asamblea, entre ellos los tres obispos auxiliares de Colonia: Dominik Schwaderlapp (“Me siento vinculado por la instrucción del Papa y por lo tanto no puedo estar de acuerdo con el texto”), Rolf Steinhäuser y Ansgar Puff. En vistas de que no se obtendría la mayoría de dos tercios de los obispos, se decidió no votar sobre este texto, sino dar traslado a la “Comisión sinodal”, cuyos miembros se eligieron en la quinta Asamblea, que se ocupará de actualizar o modificar el texto.

Según Mons. Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal alemana y co-presidente del Camino Sinodal, esto se hará “sobre la base del Derecho Canónico vigente”, lo cual –visto los pronunciamientos vaticanos y los comentarios de conocidos canonistas– parece más bien la cuadratura del círculo.

Reconsiderar el celibato, diaconado de la mujer

El resto de los documentos presentados en la Asamblea sí obtuvieron la mayoría necesaria; en un primer texto básico sobre “Existencia sacerdotal hoy” se decía que es “imposible continuar como hasta ahora”, también por el elevado número de sacerdotes que han cometido abusos sexuales y “las causas sistémicas que favorecen actos de abusos sexuales y de poder”. Por este motivo se “solicita al Santo Padre que, en el contexto del proceso del Sínodo universal, se examine el nexo entre administración del Orden y la obligación del celibato”. Entretanto se ruega al Papa que admita “con rapidez” al sacerdocio a los llamados “viri probati”.

La Asamblea votó asimismo por el diaconado de la mujer: si bien varias participantes habían abogado por que el texto se refiriera no al diaconado, sino al sacerdocio –“necesitamos estar a la misma altura en el altar”, “la Iglesia católica tiene una responsabilidad sobre la imagen de la mujer en el mundo”– el texto definitivo se refiere al diaconado: “La Asamblea del Camino Sinodal solicita a la máxima autoridad de la Iglesia, esto es al Papa y al Concilio, el examen de si la doctrina de Ordinatio Sacerdotalis vincula definitivamente a la Iglesia o no”. Ahora bien, eso no debe hacer pensar que los asambleístas hayan abandonado la idea de exigir el sacerdocio para la mujer. A pesar de que el Nuncio Nikola Eterović, en las mencionadas palabras de saludo a la Conferencia Episcopal en la Asamblea de primavera, recordó que la doctrina contenida en Ordinatio Sacerdotalis es definitiva, el texto del Camino Sinodal decía: “La argumentación teológica en Alemania ha mostrado que los textos doctrinales presentados no han alcanzado el grado de vinculación definitiva”. Por esta razón se aprobó que en Alemania se cree una comisión para tratar “la temática del Orden sacramental para personas de cualquier sexo”.

Predicación y administración de sacramentos por laicos

Sobre una mayor participación de la mujer versaba el texto sobre “Mujeres en servicios y ministerios en la Iglesia”; en definitiva se trataba de la predicación dentro de la Eucaristía y de la administración de ciertos sacramentos por laicos y laicas. Después de que a solicitud de la Conferencia Episcopal –contra una mayoría de las mujeres– se eliminara la introducción de “la administración de la confesión por laicos en el marco del acompañamiento espiritual”, se aprobó un texto en el que se exhortaba a los obispos a que se elaborara una norma particular sobre la predicación de los laicos en la Eucaristía y se solicitara el permiso de la Santa Sede. También se aprobó la administración del Bautismo y la Unción de enfermos por laicos “en casos de necesidad”, si bien el obispo auxiliar de Colonia Ansgar Puff no considera que en Alemania haya una necesidad que lo justifique. En este contexto, el obispo de Augsburgo Betram Meier habló de una “cierta tendencia en Alemania a que cada vez más mujeres y hombres pudieran administrar sacramentos”; así podría terminar por plantearse la cuestión: “¿Para qué necesitamos personas consagradas?”.

A pesar de que el texto habla de situaciones de necesidad, en la rueda de prensa al término de la Asamblea Mons. Bode, obispo de Osnabrück, se refirió a que, tras un periodo de formación de unos meses, se introduciría en su diócesis la predicación en la Eucaristía por parte de laicos y laicas, así como la administración del Bautismo por “personas no consagradas”. Según esto, parece que no considera necesario el permiso que según el texto se debe solicitar a la Santa Sede.

En el origen del Camino Sinodal estaba el deseo de prevenir los abusos sexuales, tras el shock producido por el estudio realizado por tres universidades en 2018. Ahora, la quinta Asamblea ha aprobado un texto con medidas de “Prevención de abusos sexuales”. Resulta significativo, sin embargo, que tan solo dos días antes de comenzar la Asamblea, el diario Augsburger Allgemeine publicara una entrevista con el jesuita alemán Hans Zollner, director del Instituto para la protección contra abusos de la Gregoriana y uno de los mayores expertos en la materia, en la que este criticaba “la lentitud y la falta de estándares para tratar los abusos en Alemania”, a diferencia de las medidas adoptadas por otros países. Tales declaraciones vienen a corroborar las repetidas críticas de que al hablar exclusivamente de “causas sistémicas o estructurales” se obvia perseguir la culpa, en cuanto a comisión de estos crímenes y a su encubrimiento, de personas individuales. Igualmente ha sido muy criticado que los abusos sexuales hayan sido instrumentalizados por el Camino Sinodal (“abuso de los abusos”) para introducir modificaciones de la doctrina católica.

Diversidad sexual, bendición de parejas homosexuales

Entre esas modificaciones se encuentra “el reconocimiento de la diversidad sexual”, lo cual significa una ruptura con la antropología cristiana basada en Génesis 1, 27: “Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios; los creó varón y mujer”. A pesar de que por ejemplo Stefan Zekorn, obispo auxiliar de Münster, expresó que no podía asentir a un texto “que prácticamente se basa por completo en la teoría de género”, éste fue aprobado, y en él se dice que “la actual antropología cristiana positivista de derecho natural, tal y como subyace en los textos eclesiásticos vigentes, legitima y promueve la exclusión, la violencia y la persecución de personas a las que la Iglesia debería en realidad proteger”. En cambio, “la doctrina y el derecho de la Iglesia siguen asignando posiciones altamente precarias y vulnerables a las personas trans e intersexuales”. Por ello, la Asamblea Sinodal hace una serie de recomendaciones a los obispos, entre ellas el nombramiento de “responsables LGBTI*” en todas las diócesis para supervisar “el acompañamiento espiritual marcado por la aceptación de los creyentes trans e intersexuales”. Entre otras cosas se solicita que los creyentes transexuales puedan cambiar su género en el registro de bautismo sin trámites burocráticos.

En relación con el sacerdocio, el texto dice que “la determinación de los caracteres sexuales externos debe suprimirse allí donde todavía se practique en el curso de la aceptación de una persona como candidato al sacerdocio”. En esta línea, la Asamblea sinodal exige al Papa que “el acceso a los ministerios de la Iglesia y a las vocaciones pastorales también debe ser examinado en cada caso individual para los bautizados y confirmados intersexuales y transexuales que intuyen una vocación para sí mismos; éstos no deben ser excluidos de manera generalizada”.

Relacionada con esto se encuentra también la aprobación por la Asamblea de la bendición de parejas “que se aman” y que no pueden o no quieren acudir al sacramento del matrimonio –es decir, parejas homosexuales o divorciados que han contraído un nuevo matrimonio civil–, pues se reconoce “que en la vida común de parejas que conviven comprometidas y responsables hay un bien moral”. Si bien el texto hace referencia a la Nota de la Congregación para la doctrina de la fe de 2021 en la que se decía que no es posible bendecir parejas homosexuales, “la negativa a bendecir la relación de dos personas que quieren vivir su pareja en el amor, el compromiso y la responsabilidad mutua y con Dios resulta despiadada o incluso discriminatoria en una sociedad que ha conquistado la dignidad humana y la libre autodeterminación como máximas de normalización moral”.

En la rueda de prensa final, Mons. Bätzing dijo que en su diócesis de Limburgo la bendición de parejas “que se aman” se introduciría “inmediatamente”.

¿Cómo seguirá el Camino Sinodal?

Si bien esta quinta Asamblea es teóricamente la última –se ha previsto una sexta para dentro de tres años con el fin de evaluar la implementación de las resoluciones–, la presidenta del Comité central de los católicos alemanes y co-presidenta del Camino Sinodal, Irme Stetter-Karp, señaló en dicha rueda de prensa que el Camino Sinodal comenzaba realmente ahora. Por su parte, Mons. Bätzing declaró que enviará, en aquellas cuestiones que no son competencia de un determinado obispo o de una Conferencia Episcopal, “nuestras preguntas al espacio de la Iglesia universal”, y que no se conformará con “respuestas burocráticas a estas preguntas desde ningún despacho de la Curia, y menos aún desde cuartos oscuros, sino que espera procesos sinodales a nivel de la Iglesia universal que aborden cuestiones de tanto peso, las debatan y conduzcan a decisiones”.

Para ello ha solicitado a la Santa Sede una reunión en Roma, con la Presidencia del Camino Sinodal al completo; es decir, también con los laicos. Y añadió que le había dicho al cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “Tienen que aprender también en Roma a seguir procesos sinodales en los que participan muchos”.

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