Educación

Braval, 25 años sembrando cohesión social en El Raval de Barcelona

En el barrio de El Raval, con 47.000 habitantes (3% por ciento de la población de Barcelona), un 51 % son inmigrantes, mientras en la Ciudad Condal son el 22 %, en Cataluña el 16 %, y en España el 13 %. En 25 años, desde 1998, la asociación Braval promueve la cohesión social, lucha contra su marginación, e impulsa el “ascensor social”. Por Braval han pasado 1.600 participantes de 8 a 18 años de 30 países y 10 lenguas, que practican 9 religiones.    

Francisco Otamendi·21 de mayo de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
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Un equipo de fútbol-sala de Braval, en el barrio de El Raval de Barcelona. @Foto cedida por Braval.

Los 6 equipos de fútbol-sala y 6 más de baloncesto del Braval compiten en los Juegos Deportivos del Consejo del Deporte Escolar de Barcelona (CEEB) con equipos de todos los barrios de la Ciudad Condal. El presidente de Braval, el pedagogo Josep Masabeu (Sabadell, 1952), considera que participar en una liga normalizada “favorece la acomodación y el conocimiento mutuo entre autóctonos e inmigrantes”.

Braval es una iniciativa de desarrollo y promoción humana y social del Opus Dei en el barrio de El Raval, que lleva 25 años poniendo más que un granito de arena para facilitar la integración de los inmigrantes en la sociedad. Porque en El Raval predomina una clase media empobrecida con alto número de familias en riesgo de exclusión social.

Y en efecto, mediante las actividades y los programas de Braval, que pivotan sobre el deporte colectivo, los jóvenes se van conociendo, entendiendo, se comprenden, se respetan cada día un poco más, se promocionan, y se hacen amigos, como cuenta Marc, un joven de Filipinas que llegó a Barcelona con ocho años junto a sus padres y que acudió a Braval para jugar al fútbol.

Marc y sus amigos

“Gracias a Braval, yo estoy donde estoy, acabando la carrera de ADE (Administración y Dirección de Empresas)”, asegura Marc, que habla de los amigos que ha hecho en Braval, tras escuchar a Josep Masabeu: “El aspecto afectivo, que es como muy difícil de tipificar, de sumar y de restar, es lo que hace que al final esto vaya adelante”.

Marc, por ejemplo, habla del Ramadán: “Siempre hemos tenido la curiosidad de cómo se vive el Ramadán, un mes entero… Yo he tenido amigos musulmanes que me han invitado a estar un día con ellos, un sufrimiento, sin comer, y luego, tras la puesta del sol, viene la familia, y ponen la mesa entera con comida. Está bien que ese chico invite a sus amigos que no son musulmanes”. Marc explica que es católico y que sus abuelos lo eran. Generalmente, en Filipinas la población es católica.

Masabeu informa que actualmente, hay 250 participantes en las actividades, 0 absentismo y abandono escolar, y un 90 por ciento de éxito escolar en la ESO (en Braval ofrecen actividades extraescolares y refuerzo educativo, por lo que se enteran de estas cosas).

15.000 horas anuales para ayudar a los demás

“Funcionamos exclusivamente  con voluntariado. En un año colaboran 160 voluntarios de diversos perfiles, que dedican en Braval 15.000 horas anualmente a ayudar a los demás. Desde el principio hemos tenido 1.010 personas voluntarias”, comenta Josep Masabeu, orgulloso de tener ya voluntarios procedentes de los jóvenes que habían participado en los programas. Ellos mismos se han vuelto solidarios”.

Otro motivo de alegría es que de los 1.600 participantes, 580 chicos trabajan con contrato, habiendo resuelto todos los trámites legales y administrativos, 220 han hecho bachillerato, 310 ciclos formativos, y 27 han terminado los estudios universitarios. “Son ciudadanos comprometidos en el desarrollo de nuestro país”. 

Influencia de Braval

¿Se nota la influencia de Braval en estos años? Masabeu no elude la respuesta, y tampoco esconde su identidad. “El barrio es problemático, pero está tranquilo, ha cambiado para bien, aunque hay problemas, claro. Filipinos, pakistanís y de Bangladesh son las nacionalidades con más presencia. En otro orden de cosas, se ha hecho mucha limpieza de narcopisos. Un problema que se tenía desde hace tiempo son los edificios que compran los fondos de inversión y que no los rehabilitan, esto no se arregla en dos días. La vivienda es un problema”.

“Pero después, otro factor a tener en cuenta es que tenemos chavales, voluntarios de 9 religiones, católicos, evangelistas, adventistas,, ortodoxos, musulmanes, budistas, hindús, testigos de Jehová, judíos, agnósticos…, la permanencia media de los chicos en las actividades de Braval es de seis años”.

Respeto a las creencias

“Nosotros respetamos todas las creencias, pero no escondemos nuestra identidad cristiana. Viene un sacerdote de Santa María de Montalegre [iglesia de El Raval confiada al Opus Dei en 1967, de cuyos voluntarios surgió la idea de Braval], un día o dos por semana, y los que quieren hablan con él. Es más, los chavales hablan mucho de religión. Porque casi cada día es la fiesta de alguna religión. ¿Qué fiesta es? ¿Qué celebráis? ¿Por qué comes de esto y de esto otro no? ¿Vienes a mi fiesta? Yo iré a la tuya… Son conversaciones normales entre los chicos. 

A veces, algún periodista, y algunos políticos, dicen que la religión es un factor de enfrentamiento, y entonces, para que no cause problemas, hay que hacer ver que todos somos aconfesionales. “Para estos chavales, este argumento supone perder muchas posibilidades de ayuda”, añade Masabeu.

“Porque vamos a ver. Cualquier persona tiene cinco patas: familia, trabajo, amigos, costumbres y creencias. Esos chavales tiene unas situaciones familiares muy complicadas, en líneas generales, y los que han llegado en patera, no tienen familia real; trabajo, el porcentaje de paro es altísimo; sus amigos son “igual de ‘quinquis’ que ellos”; sus costumbres, no pueden vivir aquí sus costumbres como las vivían en su país; ¿qué les queda? Sus creencias. Pues apóyate en las creencias y ya verás. Si la creencia se convierte en el único factor de identidad, estamos a las puertas del yihadismo. Hemos hablado mucho con los Mossos, con la Policía, etc., de todo esto”. 

Relación amable, de amistad

Veamos los atentados de La Rambla, prosigue. “¿Qué pasó? Que su única referencia acabó siendo un trocito de su religión. Nosotros hemos conseguido, en Braval, una relación muy afectiva, muy amable, de amistad. Tenemos también dos grupos de catequesis, que ofrecemos a las familias cuando viene cada año, y ofrecemos catequesis católica, que es lo que yo sé, porque Braval comenzó en 1998, pero se consolida en 2002, con ocasión del centenario del nacimiento de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei”.

Ahora se confirman dos chavales, y un tercero se confirma y hace la Primera Comunión. Tienen 16 años, y después un voluntario. “Se confirman el día 31 de mayo en Montalegre, va el cardenal [Juan José Omella, arzobispo de Barcelona]. Allí irán todos los equipos, porque ellos han invitado a sus amigos, entonces todo el mundo se pondrá los piercings mejores…, unos trajes que no veas,  pero irán, porque son amigos, yo vengo a tu fiesta, y tú vienes a mi fiesta…”.

Reflexión sobre la inmigración

Además de las actividades ordinarias, Josep Masabeu cuenta que desde 2005 hasta ahora han tenido lugar 129 Conversaciones sobre Inmigración, en las que “hemos aglutinado a 660 personas expertas de diversos ámbitos y procedencias en la búsqueda de pautas de funcionamiento para resolver con eficacia las dificultades de los procesos de inmigración. Los conocimientos adquiridos se han publicado en el libro «Claves de éxito para el ascensor social». Braval, asegura, “se ha convertido en un punto de análisis sobre la inmigración y la cohesión social”.

El autorFrancisco Otamendi

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