Mundo

Bernardito Auza: “La fe es la mayor herencia que los filipinos hemos recibido de España”

El nuncio vaticano en España, Mons. Bernardito Auza, ha reafirmado en la Universidad de Navarra el mensaje de tres Papas en Filipinas: “la Iglesia católica ha sido levadura y alma de la sociedad filipina” (santos Pablo VI y Juan Pablo II, y Francisco). 

Rafael Miner·23 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos
filipinas

Foto: Basílica Menor del Nazareno Negro en Manila

Las palabras del nuncio de Su Santidad, Mons. Bernardito Auza, filipino, se enmarcan en la visita que realizó a la Facultad de Teología, en la que participó en una jornada conmemorativa del V centenario de la evangelización de Filipinas, en la que participaron también Mons. Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, y Mons. Ignacio Barrera, vicecanciller de la Universidad de Navarra.

En su intervención, el nuncio Mons. Auza subrayó algunas fechas y el significado de la llegada de la primera expedición que dio la vuelta al mundo. El viaje de Fernando de Magallanes y de Juan Sebastián Elcano en 1521, por el que “el Evangelio llegó a las islas Filipinas”.

“La expedición de Fernando de Magallanes llegó a Filipinas, en la isla de Samar, el día 16 de marzo de 1521, El 30 del mismo mes de marzo, Domingo de Resurrección, fue celebrada la primera Misa en la isla de Limasawa. El día 14 de abril, tuvieron lugar los primeros bautismos en Cebú. El 27 de abril, Magallanes murió en la batalla de Mactán. Y, desde aquel día hasta el regreso a Sanlúcar de Barrameda, Sebastián Elcano tomó el comando de lo que será la primera vuelta en torno “a toda la redondez” del mundo. Estos detalles llegan hasta nosotros, gracias al cronista de la expedición, el veneciano Antonio Pigafetta, que fue uno de los 18 hombres sobrevivientes”.

Más tarde llegaría “la verdadera inauguración de la evangelización”, con “la llegada, el año 1565 desde Nueva España, de la segunda Expedición de la Corona española por voluntad de Felipe II, obra de dos vascos: Miguel López de Legazpi (nació en Zumárraga, Guipúzcoa, el año 1502; falleció en Manila el año 1572), y el fraile agustino Andrés de Urdaneta (nació en Villafranca de Oria, Guipúzcoa, el año 1508 y falleció en México el año 1568) y sus compañeros agustinos”.

Hoy, cinco siglos después, añadió el nuncio papal, “Filipinas tiene 86 circunscripciones eclesiásticas con casi 100 millones de bautizados. Entre el 85 y el 87% de la población total es católica. El pueblo filipino practica su fe sin complejos. La fe se confiesa públicamente y se manifiesta a través de una vivaz religiosidad popular”.

Por eso, el Santo Padre Francisco, en su homilía durante la Misa del 14 de marzo de 2021 en la Basílica de San Pedro, pudo decir: “Queridos hermanos y hermanas, han pasado quinientos años desde que el anuncio cristiano llegó por primera vez a Filipinas. Habéis recibido la alegría del Evangelio: Dios nos amó tanto que dio a su Hijo por nosotros. Y esta alegría se ve en vuestro pueblo, se puede ver en vuestros ojos, en vuestros rostros, en vuestros cantos y en vuestras oraciones. La alegría con las que ustedes llevan su fe a otras tierras”.

Siglos XV y XVI, era de los descubrimientos

Mons. Auza aludió a la llamada “era de los descubrimientos”, de los siglos XV y XVI.Entonces los navegantes europeos protagonizaron gestas verdaderamente trascendentales”, señaló. Y mencionó “los tres más espectaculares y con mayor impacto en la historia. El primero, el “descubrimiento” de América en 1492 por Cristóbal Colón. El segundo, el “descubrimiento” de la ruta de las especias por el pasaje oriental, obra del portugués Vasco da Gama, que llegó a Calicut (Kozhikode), a la India sur occidental, en el año 1498, conectando el Occidente con el Oriente por la ruta marítima.

Mons. Bernardito Auza en Navarra

El tercero, el “descubrimiento” de la ruta de las especias por el pasaje occidental, obra de dos grandes marineros: el portugués-sevillano Fernando de Magallanes, que llegó a las Islas Filipinas en el año 1521, donde murió en la batalla de Mactán (27 de abril de 1521) a menos de dos meses después de la llegada de la expedición en las islas (16 de marzo de 1521), y del vasco Juan Sebastián Elcano, que completó la primera circunnavegación, la primera vuelta al mundo, pasando por las islas de las especias en el regreso a Sanlúcar de Barrameda por la ruta oriental, no obstante las amenazas portuguesas por saltarse claramente el Tratado de Tordesillas de 1494”.

“Éste tercer gran acontecimiento histórico”, afirmó el nuncio Auza, “es el que interesa a nuestra disertación ahora, porque fue gracias a este viaje de Magallanes y de Elcano que el Evangelio llegó a las islas Filipinas. A este punto, tengo que precisar todavía que mientras los primeros bautismos tuvieron lugar en Cebú el 14 de abril de 1521, la muerte de Magallanes en la batalla de Mactán (dos semanas después, el 27 de abril) provocó la salida inmediata de los sobrevivientes de la Expedición, desde entonces bajo el comando de Sebastián Elcano, en dirección de las islas de las especias, hasta la vuelta en Sanlúcar de Barrameda por la ruta oriental”.

Los misioneros, “grandes héroes de los derechos humanos”

En este momento, Monseñor Auza entró directamente a valorar la acción evangelizadora desde el punto de vista de los derechos humanos, y la perspectiva. “A pesar de las controversias, los errores y abusos durante las épocas de “descubrimientos” y de colonización” ―afirmó―, “no se pueden negar o desconocer los logros de dichas épocas. España tiene que estar orgullosa de las proezas de la globalización de la era moderna, y de su contribución, a través de siglos, a la formación histórica de la civilización que conocemos hoy en día”.

En efecto, subrayó, “la acción de Magallanes, y antes la de Colón, con sus viajes y exploraciones, resultaron generadoras de nuevos conocimientos, identidades, valores, mezclas de pueblos y culturas. Podríamos decir que han creado una “identidad hispana” en el Nuevo Mundo, en particular con una lengua y una religión. En España, las experiencias evangelizadoras de muchos misioneros que lucharon para defender los derechos humanos de los indígenas, suscitaron la conciencia sobre este insoslayable aspecto en la sociedad y la convivencia entre los pueblos. En este terreno cabe destacar, por ejemplo, a los dominicos Antonio de Montesino en Santo Domingo y Venezuela. Bartolomé de las Casas en Chiapas y en Centroamérica. Y en Manila, Domingo de Salazar”.

“En el contexto de nuestros días”, manifestó el nuncio filipino, “no tengo ninguna duda que estos misioneros tienen que ser reconocidos como grandes héroes de los derechos humanos de los pueblos indígenas. Mientras que la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas fue adoptada en 2007, hace tan solo veinticinco años, ya en 1511, en Santo Domingo, Antonio de Montesino predicó denunciando las injusticias y las violencias de los encomenderos hacia los indígenas”.

Tres Papas en Filipinas

“Los tres Papas que visitaron las Filipinas – san Pablo VI en 1970, san Juan Pablo II en 1981 y 1995, y Francisco en 2015- subrayaron que la Iglesia católica ha sido, a través de siglos, levadura y alma de la sociedad filipina”, añadió en otro momento de su conferencia el nuncio de Su Santidad. “Ha “modelado” la cultura filipina “por la creatividad de la fe” y la ha animado a través del Evangelio de la caridad, del perdón y la solidaridad al servicio del bien común. Son los valores culturales y espirituales que hemos recibido. Son los mismos valores que tenemos que compartir con los demás. Gifted to give; we must give in return. Este es el sentido y el valor de los actos conmemorativos de los 500 años de la Evangelización de las Islas Filipinas”.

Mons. Bernardito Auza concluyó manifestando que “la fe cristiana es la herencia más importante que nosotros filipinos hemos recibido desde España”, y lanzó un mensaje: “La evangelización es la tarea y la responsabilidad que la Madre Iglesia nos pide. Como en casi todo el mundo, la sociedad filipina también experimenta ahora la secularización. Por eso, el lema del V Centenario de Evangelización, Gifted to Give, inspirado en el Evangelio de San Mateo: “de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mt 10,8), tiene el doble objetivo de nueva evangelización y de empuje a la evangelización ad gentes. Hacemos votos por la continuidad de aquella obra evangelizadora que miles y miles de misioneros y misioneras españoles trajeron a Filipinas, para que en nuestros días el Evangelio continúe brillando en nuestros rostros y en nuestras vidas, e inspirando la obra de la paz y de la caridad, se logre una convivencia universal cada vez más humana, más fraterna, y más pacífica, más Laudato sí y más Fratelli tutti”.

Agradecimiento a los misioneros españoles

Poco antes, el nuncio filipino expresó “un profundo agradecimiento por todos los misioneros que salieron desde España hacia Filipinas y desde Filipinas hacia el vasto mundo asiático, hacia China, Japón, Vietnam y toda la Indochina. Muchísimos murieron como mártires en aquellas tierras, con excepción de Filipinas (¡porque los filipinos no mataron a ningún misionero!)”.

Además, añadió que le “gustaría mencionar en particular tres conventos en España, que conozco, de donde salieron miles y miles de misioneros que dieron sus vidas en las misiones en Oriente: el convento agustino en Valladolid (Castilla), de donde salieron más de tres mil misioneros para Oriente; el convento recoleto en Monteagudo (Navarra), de donde salieron más de dos mil misioneros, muchos de ellos fueron misioneros en las islas de Visayas (Bohol, Cebú, Negros, Palawan etc.), como san Ezequiel Moreno; y el convento Real de Santo Tomas, en Ávila, de los dominicos de la Provincia misionera de Santo Rosario, de donde salieron muchísimos profesores de la Universidad de Santo Tomás en Manila y los demás misioneros en Oriente”.

Más de 300 estudiantes filipinos en Navarra

El decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, Gregorio Guitián, recordó que esta jornada constituía “una oportunidad para mirar con perspectiva la evangelización de Filipinas llevada a cabo por tantas personas, movidas por el amor a Dios y a sus hermanos: ‘Hoy es una gozosa realidad que la Iglesia Filipina devuelve a muchos países lo que antes recibía y es una potente fuerza misionera en muchos países de Occidente’”.

Asimismo, el decano remarcó “los abundantes motivos para celebrar el 500 aniversario de la evangelización de Filipinas. Son más de 300 los estudiantes que se han formado en las facultades eclesiásticas de la Universidad, a los que hay que añadir tantos otros que han estudiado carreras civiles. Tenemos la esperanza de que su paso por la Universidad deje en ellos un vivo deseo de servir a la sociedad y a la Iglesia”.

“Gregorio Guitián reiteró su agradecimiento a Mons. Auza, por su presencia en la Universidad; a los ponentes, la profesora Inmaculada Alva y el profesor José Alviar; y a los participantes, entre los que se encontraban Mons. Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, y Mons. Ignacio Barrera, vicecanciller de la Universidad”, ha informado el centro académico.

El nuncio, Mons. Bernardito Auza, al comienzo de su conferencia había dado las gracias a la Universidad de Navarra y al decano de la Facultad de Teología “por la organización de esta Jornada académica, dedicada a los 500 años de la Evangelización de Filipinas. Considero que es una justa iniciativa por lo que representa el hecho histórico y también por la concurrencia de la significativa presencia de alumnos filipinos que, antes y ahora, realizan o han realizado su formación en esta prestigiosa Universidad”.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad