Comprometeos a «¡hacer coro!». Lo ha dicho esta mañana el Papa Francisco, recibiendo en Audiencia en el Aula Pablo VI a los miles de estudiantes, profesores, empleados y Rectores de las Universidades e Instituciones Pontificias romanas pertenecientes a la homónima Conferencia de Rectores CRUIPRO.
Un «sistema pluriforme de estudios eclesiásticos», lo definió el Santo Padre, que desde hace siglos acompaña a la Iglesia en su misión evangelizadora, tratando de interceptar y discernir los signos de los tiempos y las diferentes tradiciones culturales.
Concordia y consonancia
La principal preocupación del Pontífice fue reiterar -en estas academias de estudios superiores- la importancia del acuerdo y la consonancia «entre voces e instrumentos diferentes», en línea también con lo que decía san John Henry Newman sobre el ambiente universitario: un lugar «donde los conocimientos y las perspectivas se expresan en armonía, se complementan, se corrigen y se equilibran mutuamente», dijo el Papa.
Cultivar la inteligencia de las manos
Una armonía que puede alcanzarse aprendiendo a cultivar, por ejemplo, la «inteligencia de las manos», la más sensorial, de la que parten el pensamiento y el conocimiento, hasta que maduran mutuamente. No es casualidad que con las manos -reflexionó Francisco- se ‘agarre’ y -jugando con conceptos similares que se prestan a la lengua italiana y a otras lenguas neolatinas- se estimule la mente para ‘comprender’, ‘aprender’, hasta dejarse ‘sorprender’.
Para lograrlo, sin embargo, se necesitan manos que no sean tacañas -‘cerradas’- ni ‘derrochadoras de tiempo, salud y talentos’ -‘agujereadas’- o incluso que se nieguen a ‘dar la paz, saludar y estrechar otras manos’. Todas actitudes alejadas de la posibilidad de aprendizaje y sorpresa, tanto más si esas mismas manos «tienen los dedos apuntando sin piedad» a los que hacen mal o incluso «no saben unirse» para reservarse momentos de oración.
Armonía en nosotros mismos
«Manos», más bien, que deben imitar las de Cristo, volverse «eucarísticas» -añadió el Papa Francisco- porque así sabrán hacer «armonía en nosotros mismos», amalgamándose junto a las otras dos «inteligencias que vibran en el alma humana», la de la mente y la del corazón.
Esta armonía debe buscarse también dentro de cada una de las comunidades y entre las diversas instituciones que componen los «Pontificios Romanos», a los que el Papa llamó a «abrirse a desarrollos valientes y, si es necesario, incluso inéditos». Esto, ciertamente, partiendo de la riqueza de una tradición secular y encontrando siempre el modo de «favorecer la transmisión de la alegría evangélica» en el estudio, la enseñanza y la investigación, superando la autorreferencialidad o el espíritu de conservación.
Nunca solistas sin coro
La invitación final del Pontífice, haciéndose eco de la imagen del coro, fue a «no ser nunca solistas sin coro», sino a pensar y vivir la academia y la investigación con «complementariedad constructiva», permaneciendo «dóciles a la acción viva del Espíritu», porque al fin y al cabo «la esperanza es una realidad coral».
Espíritu de unión
Luis Navarro, Presidente de Cruipro y Rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, llevó el saludo en nombre de las 22 Universidades e Instituciones Pontificias Romanas, y reafirmó la importancia del espíritu de unión con el que estas realidades académicas eclesiásticas están conduciendo sus pasos, en el contexto de la nueva etapa de la misión de la Iglesia en la sociedad actual.
Informe 2022
Anticipándose un poco al deseo de «hacer coro» expresado por el Papa Francisco en la Audiencia, en los últimos días se ha presentado en Roma un «informe» unificado de las Universidades e Instituciones Pontificias romanas, del que emerge un verdadero «laboratorio cultural», diversificado pero animado por el mismo compromiso evangelizador, que quiere medirse con los desafíos y las necesidades de un efectivo cambio de época -como evoca a menudo el Papa Francisco-, que requiere también el esfuerzo de «una valiente revolución cultural» (Laudato si’, 114).
Las Universidades e Instituciones Pontificias romanas son actualmente 22, distribuidas en varios distritos de la Ciudad de Roma; la Universidad más antigua se remonta a 1551 – Pontificia Universidad Gregoriana, confiada a los jesuitas -, mientras que la más joven es de 1984 – Pontificia Universidad de la Santa Cruz, confiada a la Prelatura del Opus Dei. Hay también 2 Ateneos, 4 Facultades y 9 Institutos. Estos centros académicos acogen cada año a unos 16.000 estudiantes de 125 países y otorgan más de 3.000 títulos académicos, gracias al trabajo de no menos de 2.000 profesores y 450 empleados.