El Papa Francisco sigue con atención los acontecimientos en Siria, y desea que “se llegue a una solución política que, sin otros conflictos ni divisiones, promueva responsablemente la estabilidad del país”, ha señalado en la Audiencia de hoy en el Vaticano.
Además, ha asegurado que reza “por la intercesión de la Virgen María para que el pueblo sirio pueda vivir en paz y seguridad en su amada tierra, y que las diversas religiones puedan caminar juntas en la amistad y en el respeto recíproco, por el bien de la nación, afligida por tantos años de guerra”.
Con voz algo ronca y un hematoma en la mandíbula producto de un golpe contra la mesilla de noche, según informó el Vaticano, que no le ha impedido seguir su agenda estos días, el Papa se ha referido en la Audiencia a su reacción ante los sucesos en Siria, al Adviento que prepara la llegada del Niño Jesús en Navidad, al próximo comienzo del Jubileo de 2025, y a la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe que se celebra mañana día 12, entre otros temas.
“Ven, Espíritu Santo”
El Aula Pablo VI se ha llenado esta mañana de peregrinos que han acudido a escuchar al Pontífice su catequesis sobre el tema: ‘El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven! El Espíritu Santo y la esperanza cristiana’, con el que concluye el ciclo que comenzó el 29 de mayo.
“¡Ven!» es la invocación con la que comienzan casi todos los himnos y oraciones de la Iglesia dirigidos al Espíritu Santo: “Ven, oh Espíritu Creador”, decimos en el Veni Creator, y “Ven, Espíritu Santo”, “Veni Sancte Spiritus”, en la secuencia de Pentecostés; y así en muchas otras oraciones”, ha comenzado el Santo Padre.
“Y es justo que así sea, porque, después de la Resurrección, el Espíritu Santo es el verdadero ‘alter ego’ de Cristo, Aquel que ocupa su lugar, que lo hace presente y operante en la Iglesia. Es Él quien ‘anunciará lo que ha de venir’ (cf. Jn 16,13) y lo hace desear y esperar. Por eso Cristo y el Espíritu son inseparables, también en la economía de la salvación. El Espíritu Santo es la fuente siempre caudalosa de la esperanza cristiana”.
Sembrar esperanza, el don más hermoso de la Iglesia
El Papa ha recordado que “la esperanza es una de las tres virtudes teologales —junto con la fe y la caridad—, “porque tiene como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino. Estas tres virtudes son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano. La esperanza, por tanto, no es una virtud pasiva, que se limita a aguardar que las cosas sucedan; sino que es activa, porque el Espíritu la impulsa a luchar por lo que se anhela”.
“Dar razones de la esperanza que habita en nosotros es una de las primeras y más eficaces formas de evangelización, y está al alcance de todos. ¡Seamos testigos de la esperanza que no defrauda!”, ha animado a los fieles, entre los que había numerosos mexicanos.
Poco antes, en el cuerpo de su catequesis, había exhortado a los peregrinos a no contentarse con tener esperanza. “El cristiano también debe irradiar esperanza, ser un sembrador de esperanza. Éste es el don más hermoso que la Iglesia puede hacer a toda la humanidad, sobre todo en momentos en que todo parece arriar las velas”, ha dicho.
Acoger a Jesús sin reservas, en todas las lenguas
La idea de prepararnos en Adviento para acoger a Jesús en Navidad ha sido recordada por el Papa en sus alocuciones a los peregrinos de diversas lenguas.
Por ejemplo, ha manifestado a los de lengua inglesa: “Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la Audiencia de hoy, especialmente a los de Inglaterra y de Estados Unidos. A cada uno de vosotros y a vuestras familias os deseo un fecundo camino de Adviento para acoger en Navidad al Niño Jesús, Hijo de Dios y Príncipe de la Paz. Que Dios os bendiga”.
Y lo mismo a los de lengua germana: “Queridos hermanos y hermanas, el Adviento nos invita a prepararnos para la Navidad acogiendo a Jesús sin reservas. Él es nuestra esperanza. Por eso rezamos juntos, llenos de confianza: ‘¡Ven Señor!’”.
Chino, español, portugués, árabe…
A los de lengua china, tras la lectura de la misma lectora que el miércoles pasado, ha dicho: “Saludo cordialmente al pueblo de lengua china. Queridos hermanos y hermanas
que sus corazones se abran a la gracia que Dios no cesa de conceder en abundancia. Mi bendición para todos”.
A los de lengua española: “Mañana celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Pidámosle a nuestra Madre del cielo que nos enseñe a confiar en Dios y a ser sembradores de esperanza en el camino de la vida. Que Jesús los bendiga y la Virgen Morenita los cuide. Muchas gracias”.
El recordatorio de la llegada del Año Santo ha llegado al dirigirse a los de lengua portuguesa: “Queridos peregrinos de lengua portuguesa, ¡bienvenidos! Preparémonos para la venida del Redentor, en este tiempo de Adviento y, sobre todo, en el Año Santo que se acerca, invocando con esperanza:‘¡Ven, Señor Jesús! ¡Que Dios te bendiga!”
Casi para terminar, a los de lengua árabe: “Saludo a los fieles de lengua árabe. El cristiano que vive en el Espíritu Santo se convierte en luz de esperanza para los que están en tinieblas. Que el Señor os bendiga a todos y os proteja siempre de todo mal”. Finalmente, llegarían las Misas ‘rorate caeli’ de los polacos, y el saludo final a los de lengua italiana.