Vaticano

Papa Francisco: “La voz de Dios resuena en la calma”

El Papa ha estado en el Aula Pablo VI esta mañana para mantener la audiencia general de los miércoles.

Paloma López Campos·21 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
El Papa en la audiencia con niños

El Papa en una audiencia con niños la semana pasada (CNS Photo / Guglielmo Mangiapane, Reuters)

El Santo Padre ha comenzado la audiencia de manera efusiva expresando que quien haya seguido las catequesis sobre el discernimiento podrá pensar que discernir es muy complicado, pero “en realidad es la vida la que es complicada y, si no aprendemos a leerla, corremos el riesgo de malgastarla, llevándola adelante con trucos que terminan por desalentarnos”.

El Papa explica que siempre estamos tomando decisiones, siempre estamos discerniendo, incluso en las cosas pequeñas del día, porque “la vida nos pone siempre frente a elecciones, y si no las realizamos de forma consciente, al final es la vida la que elige por nosotros, llevándonos donde no quisiéramos”.

Las ayudas al discernimiento

Dada las dificultades que pueden presentarse a lo largo del proceso, Francisco señala hoy en la audiencia ​​”algunas ayudas que pueden facilitar este indispensable ejercicio de la vida espiritual”.

El primer elemento esencial es “la confrontación con la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia. Estas nos ayudan a leer lo que se mueve en el corazón, aprendiendo a reconocer la voz de Dios y a distinguirla entre otras voces, que parecen imponerse a nuestra atención, pero que al final nos dejan confundidos. La Biblia nos advierte que la voz de Dios resuena en la calma, en la atención, en el silencio”. Es importante que recordemos que “la voz de Dios no se impone, es discreta, respetuosa, y precisamente por esto es pacificadora”.

En cuanto a la Palabra de Dios, dice el Papa que esta “no es simplemente un texto para leer, es una presencia viva, obra del Espíritu Santo que conforta, instruye, da luz, fuerza, descanso y gusto por vivir. Es un auténtico anticipo del paraíso”.

“Esta relación afectiva con la Escritura lleva a vivir una relación afectiva con el Señor Jesús, y esta es otra ayuda indispensable y no descontada”. Gracias a la Escritura Cristo nos “revela un Dios lleno de compasión y de ternura, preparado a sacrificarse a sí mismo para encontrarnos, precisamente como el padre de la parábola del hijo pródigo”.

Esta relación con Jesucristo es una ayuda esencial para el discernimiento. “Es muy hermoso pensar en la vida con el Señor como una relación de amistad que crece día tras día. La amistad con Dios tiene la capacidad de cambiar el corazón; es uno de los grandes dones del Espíritu Santo, la piedad, que nos hace capaces de reconocer la paternidad de Dios. Tenemos un Padre tierno, afectuoso, que nos ama, que nos ha amado desde siempre: cuando se experimenta, el corazón se derrite y caen dudas, miedos, sensaciones de indignidad. Nada puede oponerse a este amor”.

El Espíritu Santo y el discernimiento

La paternidad de Dios nos lleva también al “don del Espíritu Santo, presente en nosotros, que nos instruye, hace viva la Palabra de Dios que leemos, sugiere significados nuevos, abre puertas que parecían cerradas, indica sendas de vida allí donde parecía que hubiera solo oscuridad y confusión. El Espíritu Santo es discernimiento en acción, presencia de Dios en nosotros. Es el don más grande que el Padre asegura a aquellos que lo piden”.

El Papa ha concluido recordando la naturaleza del discernimiento: “El discernimiento tiene el objetivo de reconocer la salvación que el Señor ha obrado en mi vida. Me recuerda que nunca estoy solo y que, si estoy luchando, es porque lo que está en juego es importante. Con estas ayudas, que el Señor nos da, no debemos temer”.

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