Estados Unidos

Una iglesia sinodal, eje de la Asamblea Plenaria de los obispos estadounidenses

Del 14 al 17 de noviembre se lleva a cabo en Baltimore, Maryland, la Asamblea Anual de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés). La elección de Mons. Broglio como su nuevo presidente y Mons. William E. Lori como vicepresidente han sido una de las noticias más comentadas de esta plenaria.

Gonzalo Meza·16 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Esta reunión reviste una peculiar importancia pues la nueva dirección de la conferencia, junto con los obispos del país, deberán diseñar las prioridades pastorales y el plan estratégico de la Conferencia para los próximos años. Unos planes que deberán tener como fundamento una Iglesia sinodal y misionera.

Una de las primeras actividades de la sesión fue la elección de la nueva cúpula de la USCCB para el trienio 2022-2025. Por voto mayoritario, los obispos norteamericanos eligieron a Mons. Timothy P. Broglio, Arzobispo de la Arquidiócesis de los Servicios Militares y a Mons. William E. Lori, Arzobispo de Baltimore, como Presidente y Vicepresidente, respectivamente. Sustituyen a Mons. José H. Gomez, Arzobispo de Los Ángeles y Mons. Allen H. Vigneron, Arzobispo de Detroit quienes concluyen su mandato.

Los trabajos de esta Asamblea iniciaron con la alocución del Nuncio Apostólico, seguido por el discurso de Mons. José H. Gómez.

Vivir la sinodalidad en la Iglesia

En su intervención, el Nuncio se preguntaba “¿Dónde estamos como Iglesia y hacia dónde vamos?”. “La Iglesia tiene que salir a evangelizar o corre el riesgo de enfermarse y convertirse en auto referencial. Debe ser una Iglesia pobre para los pobres” prosiguió el Nuncio. “El proceso sinodal”, continuó, “implica discernimiento, purificación y reforma. Una Iglesia misionera impulsa a todos los bautizados a ser discípulos evangelizadores”.

“Es por ello”, indicó Pierre, “que los laicos deben ser vistos no solo como ‘colaboradores de los clérigos’ sino ser reconocidos como verdaderos corresponsables de la misión y acción de la Iglesia”. “Se trata de contar con discípulos maduros y comprometidos”, precisó. “¿Cómo se puede realizar esto? Por medio de la santidad: la exhortación Gaudete et Exsultate es una hermosa mediación sobre el llamado a la santidad de todos los fieles”.

“La Iglesia en los Estados Unidos”, apuntó el Nuncio, “está empezando a pensar y vivir de una forma sinodal. Pero no deja de haber aflicciones que requieren comprensión, escucha y paciencia. A mi me parece que una buena parte de la división en el país, en los vecindarios, en las familias e incluso en la Iglesia, provienen del hecho de que hemos olvidado estar unos con otros y hablar unos con otros”.

El Nuncio mira el futuro de la Iglesia norteamericana con esperanza: “A veces podemos quedarnos atrapados en el pensamiento de crisis y elaborar un diálogo de crisis, pero si uno mira la historia, en los designios providentes de Dios, la Iglesia sale y emerge de las experiencias de crisis. Estos momentos nos permiten discernir la presencia del Señor y reenfocarnos en la misión y en el camino hacia donde nos dirigimos juntos”, concluyó Mons. Pierre.

«Necesitamos una nueva generación de santos»

El tema de las crisis también estuvo presente en el discurso final de Mons. José H. Gómez. Probablemente, como él afirma, le tocó encabezar la USCCB en unos tiempos sin precedente en la historia debido a la cantidad de situaciones que se dieron simultáneamente en EUA y el mundo: “Pasamos por una pandemia, disturbios en nuestras ciudades; una elección presidencial; profundas divisiones políticas, económicas y culturales; la anulación de Roe vs. Wade; una nueva guerra en Europa; una crisis mundial de refugiados”.

“En general”, señaló Gómez, “nuestra sociedad se ha desplazado rápidamente hacia un secularismo intransigente en donde las normas y valores tradicionales se cuestionan severamente”.

Sin embargo, para Gómez, aun en medio de estas situaciones, la esperanza que es Cristo brilla aún más. La clave es la santidad: “Hoy necesitamos una nueva generación de santos, hombres y mujeres. Tengo esperanzas en el próximo Sínodo de los Obispos. Porque el Sínodo se trata de nuestra vocación de amar a Jesús y construir su Reino en las circunstancias ordinarias de nuestra vida cotidiana”.

Parafraseando a la Sierva de Dios y activista fundadora del Movimiento de los Trabajadores Católicos, Dorothy Day, Gómez indicó: “En nuestro mundo hay lugar para los grandes santos como nunca antes. Todos estamos llamados a ser santos. Ahora más que nunca, la Iglesia necesita estrategias pastorales sólidas para comunicar el Evangelio, para usar las plataforma de medios y redes con el fin de dirigir nuestros corazones y nuestras mentes a Cristo, para llamar a nuestra gente a convertirse en grandes santos”.

En el llamado y en el ejercicio de la santidad, Gómez indicó que los tiempos actuales en los EUA también nos ofrecen una oportunidad providencial, que es la Iniciativa del Renacimiento Eucarístico (liga): “Lo que nos mantiene unidos y nos hace uno, es la Eucaristía. Por ello el Renacimiento Eucarístico es tan importante. La Eucaristía es el misterio del amor de nuestro Creador, el misterio de su deseo de compartir su vida divina en amistad con cada uno de nosotros”, concluyó.

Mons. Timothy P. Broglio

El Arzobispo Broglio nació en 1951 en Cleveland Heights, Ohio. Estudió en el Boston College y posteriormente obtuvo el Doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana de Roma.

Mons. Timothy P. Broglio ©CNS photo/Bob Roller

Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de mayo de 1977. En 1979 ingresó a la Pontificia Academia Eclesiástica. Trabajó en las Nunciaturas en Costa de Marfil y Paraguay.

De 1990 a 2001 ejerció como jefe de gabinete del Cardenal Angelo Sodano. En febrero de 2001 fue nombrado Nuncio Apostólico en la República Dominicana y Delegado Apostólico en Puerto Rico.

Recibió la ordenación episcopal de manos de San Juan Pablo II el 19 de marzo de 2001. El 19 de noviembre de 2007 fue nombrado cuarto arzobispo de los Servicios Militares de EE. UU.

La sede de esta arquidiócesis castrense se encuentra en Washington D.C., a unos pasos de la sede de la USCCB.

Mons. William E. Lori

William E. Lori nació en Louisville, Kentucky (KY). Estudió en el Seminario de San Pío X, en Erlanger, KY en 1973. Obtuvo una maestría en el Seminario Mount St. Mary en Emmitsburg, Maryland en 1977 y luego un doctorado en teología en la Universidad Católica de América en Washington, D.C., 1982.

Mons. William E. Lori©CNS photo/Bob Roller

Recibió la ordenación sacerdotal en 1977 en la Catedral St. Matthew en Washington, DC. En su ministerio ejerció además como secretario del cardenal James Hickey así como canciller, moderador de la curia y vicario general.

En 1995 fue ordenado obispo auxiliar de Washington, DC y, en 2001, fue nombrado obispo de la Diócesis de Bridgeport, Connecticut.

El Arzobispo Lori jugó un papel decisivo en la redacción de la histórica Carta para la Protección de Niños y Jóvenes.

En 2005, fue elegido Capellán Supremo de Caballeros de Colón. El 20 de marzo de 2012, el Papa Benedicto XVI lo nombró decimosexto arzobispo de Baltimore.

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