El buen tiempo ha marcado el rezo del Ángelus, presidido por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro. Este domingo 24 de enero, la Iglesia celebra, además, la fiesta de santo Tomas de Aquino, doctor de la Iglesia y patrono de las escuelas católicas.
La oración del Ángelus de hoy en el Vaticano ha estado marcada por la presencia de un numeroso grupo de jóvenes y niños que han participado en la Caravana por la paz organizada por la Acción Católica de Roma.
En sus palabras previas a la oración mariana, el Papa, fijándose en el evangelio de este domingo, ha subrayado que “lo que el diablo quiere es encadenar nuestras almas. El diablo quita la libertad siempre”. Francisco ha animado a “poner nombre” a algunas de las numerosas cadenas con las que nos ata el demonio en nuestra vida: las adicciones, las modas dominantes, el consumismo y el hedonismo, así como otras tentaciones como son “los condicionamientos que socavan la autoestima, la serenidad y la capacidad de elegir y amar la vida; el miedo o la intolerancia”.
El Papa ha querido subrayar repetidamente que nunca debemos dialogar o negociar con el diablo. El pontífice ha destacado el ejemplo del mismo cristo que nunca dialoga con el diablo. Cuando es tentado en el desierto, Cristo responde con palabras de la Biblia; nunca un diálogo”.
“Con el diablo no se dialoga porque si entras en diálogo con el, vence siempre. Estén atentos”, ha repetido con firmeza el Papa animando a los fieles que, ante las tentaciones, invoquen a Jesús y a tener una actitud sincera para preguntarse si, realmente queremos “ser liberados de esas cadenas que aprisionan mi corazón”.
Petición por la paz y el respeto
Tras el rezo del Ángelus, Francisco ha detenido su mirada en el largo conflicto de Myanmar. Una vez más, Francisco ha reiterado su invitación “a todas las partes implicadas, a dar pasos de diálogo y a revestirse de comprensión, para que la tierra de Myanmar alcance la meta de la reconciliación fraterna”.
Asimismo, el Papa ha pedido que se “permita el paso de la ayuda humanitaria para garantizar las necesidades de cada persona”. No sólo en Myanmar sino también en “Oriente Medio, Palestina e Israel, y dondequiera que haya combates”. Francisco ha vuelto a exigir que se respete a la gente, recordando las numerosas víctimas de los conflictos como los de Ucrania.
Además de pedir firmemente la paz para todas estas zonas, ha sumado la petición de “liberación de todos los que siguen secuestrados y el fin de todas las formas de violencia; que todos ofrezcan su contribución al desarrollo pacífico del país, para lo que se necesita un apoyo renovado de la comunidad internacional”.
El pontífice ha recordado también el atentado perpetrado este fin de semana contra la iglesia de Santa María Draperis de Estambul, que causó un muerto y varios heridos.
Además de esta recurrente petición de paz, el Papa con motivo del Día Mundial contra la Lepra que se celebra hoy, ha animado a un mayor compromiso en la ayuda y en la reinserción social de quienes sufren, aún hoy, esta enfermedad “que afecta a los más pobres y marginados”.