En el tercer domingo de la Palabra de Dios el Papa ha pronunciado una meditación antes del rezo del Ángelus, durante la cual ha reflexionado sobre la llamada a los primeros discípulos que es, según el Santo Padre, “el momento del encuentro decisivo con Jesús, el momento que recordarán durante toda su vida y que entra en el Evangelio. Desde entonces siguen a Jesús, y para seguirlo, lo dejan todo”.
Dejar para seguir
Francisco recalca esta idea: dejar para seguir. “Siempre es así con Jesús. Se puede comenzar de alguna manera a sentir su atracción, quizás gracias a otros. Luego el conocimiento puede ser más personal y encender una luz en el corazón. Se convierte en algo hermoso que compartir”. Esta primera emoción, tarde o temprano, se convierte en una decisión que tomar, pues “llega el momento en que hay que dejarlo todo para seguirle”.
Dice el Papa con claridad: “aquí hay que decidir. ¿Dejo atrás algunas certezas y me embarco en una nueva aventura, o me quedo donde estoy? Es un momento decisivo para todo cristiano, porque se juega el sentido de todo lo demás. Si no se encuentra la valentía de ponerse en marcha, se corre el riesgo de quedarse como espectador de la propia existencia y vivir la fe a medias”.
La valentía de dejar
Esto nos enseña que “permanecer con Jesús requiere la valentía de dejar. ¿Dejar qué? Nuestros vicios y nuestros pecados, por supuesto, que son como anclas que nos sujetan a la orilla y nos impiden remar mar adentro. Pero hay que dejar también lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas, las garantías de estar seguro viviendo una vida mediocre. Y también hay que renunciar al tiempo que se pierde en tantas cosas inútiles”.
Dejar las cosas no debe producirnos tristeza. Dice el Papa: “Qué hermoso es dejar todo esto para vivir, por ejemplo, el arduo pero gratificante riesgo del servicio, o dedicar tiempo a la oración para crecer en la amistad con el Señor”.
El reto
Si bien, esto es un desafío, “para realizar la vida hay que aceptar el reto de dejar. Y a ello nos invita hoy Jesús a cada uno de nosotros”. Con el fin de ayudarnos a vivir este reto, esta invitación del mismo Cristo, el Papa concluye su meditación con unas preguntas: “En primer lugar: ¿recuerdo algún «momento fuerte» en el que ya haya encontrado a Jesús? ¿Y algo hermoso y significativo que sucedió en mi vida por haber dejado atrás cosas menos importantes? Y hoy, ¿hay algo a lo que Jesús me pide que renuncie? ¿Cuáles son las cosas materiales, las formas de pensar, las actitudes que necesito dejar atrás para decirle “sí” a Él?”
Como siempre, Francisco nos invita a ponernos bajo la protección de Santa María, especialmente en ocasiones tan vitales como esta, para que “nos ayude a decir, como Ella, un sí pleno a Dios, a saber dejar algo atrás para seguirle mejor”.