El Papa ha reflexionado en el Ángelus sobre el Evangelio de este domingo: la parábola de los talentos. Francisco ha señalado dos modos diferentes de relacionarse con Dios: «El primer modo es el de aquel que entierra el talento recibido, que no sabe ver las riquezas que Dios le ha dado: él no se fía ni del señor ni de sí mismo. (…) Frente a él siente miedo. No ve el aprecio, no ve la confianza que el señor deposita en él, sino que ve solamente el modo de actuar de un patrón que pretende más de lo que da, de un juez. Esta es su imagen de Dios: no es capaz de creer en su bondad, no es capaz de creer en la bondad del Señor hacia nosotros. Por eso se bloquea y no se deja implicar en la misión recibida.
Veamos entonces el segundo modo, en los otros dos protagonistas, que corresponden la confianza de su señor confiando a su vez en él. Estos dos invierten todo lo que han recibido, incluso si no saben al principio si todo irá bien: estudian, ven las posibilidades y con prudencia buscan lo mejor; aceptan el riesgo de jugársela. Se fían, estudian y se arriesgan. Así tienen el valor de actuar con libertad, de modo creativo, generando nueva riqueza».
Miedo o confianza
El Papa ha resumido estas dos actitudes de este modo: «Esta es la disyuntiva que tenemos delante de Dios: miedo o confianza. O tienes miedo delante de Dios o tienes confianza en el Señor. Y nosotros, como los protagonistas de la parábola, – todos nosotros – hemos recibido unos talentos, todos, más valiosos que el dinero. Pero mucho de cómo los invertimos depende de la confianza en el Señor, que nos libera el corazón, nos hace ser activos y creativos en el bien. No olvidemos esto: la confianza libera, siempre, el miedo paraliza. Recordemos: el miedo paraliza, la confianza libera. Esto vale también en la educación de los hijos. Y preguntémonos: ¿Creo que Dios es padre y me confía dones porque se fía de mí? Y yo, ¿confío en Él hasta el punto de jugármela sin desanimarme, incluso cuando los resultados no son seguros ni se dan por descontado? ¿Sé decir cada día en la oración: “Señor, yo confío en ti, dame la fuerza de avanzar; me fío de ti, de las cosas que me has dado; dime cómo llevarlas adelante”? Por último, también como Iglesia: ¿cultivamos en nuestros ambientes un clima de confianza, de aprecio recíproco, que nos ayude a avanzar juntos, que desbloquee a las personas y estimule la creatividad del amor en todos?».
Beatificación de mártires de la Guerra Civil
Al concluir el Ángelus, el Papa ha recordado a los mártires de la Guerra Civil española beatificados: «Ayer en Sevilla fueron beatificados Manuel González-Serna, sacerdote diocesano y los diecinueve compañeros presbíteros y laicos, asesinados en 1936, en el clima de persecución religiosa de la guerra civil española. Estos mártires dieron testimonio de Cristo hasta el final. Que su ejemplo reconforte a los muchos cristianos que en nuestro tiempo son discriminados por su fe. ¡Un aplauso para los nuevos beatos!».
También ha recordado a las poblaciones de Myanmar, Ucrania y Tierra Santa: «La paz es posible. Hace falta buena voluntad. La paz es posible. ¡No nos resignemos a la guerra! Y no olvidemos que la guerra siempre, siempre, siempre es una derrota. Solamente ganan los fabricantes de armas», ha afirmado después de mencionarlas.
Jornada Mundial de los Pobres
El Papa también ha recordado la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra hoy: «Hoy celebramos la VII Jornada Mundial de los Pobres, que este año tiene por tema ‘No apartes tu rostro del pobre’ (Tb 4,7). Agradezco a todos lo que en las diócesis y en las parroquias han llevado a cabo iniciativas de solidaridad con las personas y las familias que afrontan dificultadas para salir adelante».
Por último, también ha pedido, como es habitual, que se rece por él.