“La caridad es la tercera virtud teologal, tras la fe y la esperanza”, las otras dos virtudes teologales. La caridad proviene de Dios, nos encamina hacia Él, la caridad nos permite amarlo, llegar a ser sus amigos, a la vez que nos capacita para amar al prójimo como Dios lo ama”, ha comenzado el Papa su catequesis en la Audiencia general de este miércoles de mayo, muy cerca de la solemnidad de Pentecostés.
A esta gran fiesta se ha referido, por ejemplo, en sus palabras a los peregrinos de lengua inglesa. alemana e italiana, siempre con el ejemplo del himno a la caridad de la primera Carta a los Corintios de san Pablo, capítulo 13 (“La caridad es paciente, es amable…”); y en particular del Sermón de la Montaña de Jesús, al que ha aludido con frecuencia en su reflexión (“Amad a vuestros enemigos y rezad por lo que os persigan…”).
En la Plaza de San Pedro, Francisco ha manifestado que “la caridad de Cristo, como nos recuerda en las bienaventuranzas, nos apremia a ocuparnos de los hermanos más pequeños, más relegados. Se trata de un amor concreto, un amor intrépido que abraza incluso lo que no es amable, un amor que perdona, olvida, bendice, y se entrega sin medida”. “¡Cuánto amor se necesita para perdonar”, ha señalado.
“Seremos examinados en el amor”
“La virtud de la caridad es la puerta estrecha que nos permitirá llegar al cielo. Será el único criterio de juicio, pues al atardecer de nuestra vida seremos examinados en el amor. Como sabemos, al final sólo permanecerá la caridad”, ha manifestado.
Al saludar a los peregrinos en las diversas lenguas, el Pontífice ha sugerido algunas ideas adicionales. Por ejemplo, a los de lengua española, el Papa ha añadido que “pidamos al Señor que aumente nuestra caridad, y nos conceda un corazón abierto, un corazón generoso, para no ser indiferentes a las necesidades de los demás”.
Oración por Afganistán, por los no nacidos, por la paz
En el saludo a los peregrinos de lengua polaca, el Papa ha recordado que ha llegado al Vaticano “la campana de los no nacidos”, que será llevada hasta Kazajistán, que “nos recordará la necesidad de proteger la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural”.
Al dirigirse a los fieles de lengua italiana, el Santo Padre ha rezado por los centenares de víctimas de las recientes lluvias e inundaciones en Afganistán, muchos de ellos niños, y ha urgido a la comunidad internacional a proporcionar la ayuda necesaria.
También. como es habitual, ha instado a rezar por la paz en Ucrania, Palestina, y por todos los que viven en la guerra, que “es siempre una derrota, siempre”.
Finalmente, ha exhortado a “ser siempre dóciles a la acción del Espíritu Santo, de modo que la presencia del Consolador sea para cada uno fuente de alivio en la prueba”.