Vaticano

«Ad Iesum per Mariam», el consejo del Papa en la Audiencia

La Audiencia General del 13 de noviembre de 2024, el Papa ha reflexionado sobre la relación entre el Espíritu Santo y la Virgen María, esposa y discípula de esta persona divina. Esta la decimotercera catequesis sobre el Espíritu Santo, en las anteriores había glosado diversas ideas sobre su acción en las escrituras, los sacramentos y la oración.

Redacción Omnes·13 de noviembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
Papa audiencia

(CNS photo/Pablo Esparza)

El Santo Padre ha continuado su catequesis sobre el Espíritu Santo, en esta ocasión subrayando la relación entre el Paráclito y la Virgen María. Ha empezado recordando dicho tradicional «Ad Iesum per Mariam», es decir, «a Jesús por María». El Papa ha ha subrayado que «el verdadero y único mediador entre nosotros y Cristo, señalado como tal por el propio Jesús, es el Espíritu Santo», pero sin olvidar que «María es uno de los medios que utiliza el Espíritu Santo para llevarnos a Jesús».

María es la «primera discípula» y su figura cercana puede ser comprendida «incluso por aquellos que no saben leer libros de teología, por esos ´pequeños` a los que Jesús dice que se revelan los misterios del Reino, ocultos a los sabios (cf. Mt 11,25)».

La Virgen, fiel instrumento

El Santo Padre ha destacado «cómo la Madre de Dios es un instrumento del Espíritu Santo en su obra de
santificación. En medio de la interminable profusión de palabras dichas y escritas sobre Dios, la Iglesia y la santidad (que muy pocos, o ninguno, son capaces de leer y comprender en su totalidad) ella sugiere sólo dos palabras que todos, incluso los más sencillos, pueden pronunciar en cualquier ocasión: ´Aquí estoy` y ´fiat`. María es la que dijo ´sí` a Dios y con su ejemplo e intercesión nos impulsa a decirle también nuestro ´sí` cada vez que nos encontremos ante una obediencia que cumplir o una prueba que superar».

Cuando la Iglesia recibió de Jesucristo el mandato misionero de predicar a todas las naciones, se unió en oración en torno a la «María, la madre de Jesús» (Hechos 1,14). El Papa señalaba que aunque «también había otras mujeres con ella en el cenáculo, pero su presencia es diferente y única entre todas. Entre ella y el Espíritu Santo existe un vínculo único y eternamente indestructible que es la persona misma de Cristo, ´concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen María` (Credo). El evangelista Lucas subraya intencionadamente la correspondencia entre la venida del Espíritu Santo sobre María en la Anunciación y su venida sobre los discípulos en Pentecostés, utilizando algunas expresiones idénticas en ambos casos».

Ayudar al prójimo como María

Como es habitual en la predicación del Papa Francisco, la meditación de las verdades reveladas ha concluido con una invitación a los creyentes para que su fe se trasforme en obras de servicio al prójimo: «Aprendamos de ella a ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu, sobre todo cuando nos sugiere que ´nos levantemos con prontitud` y vayamos a ayudar a alguien necesitado, como hizo ella inmediatamente después de que el ángel la dejara (cf. Lc 1,39)».

Antes de impartir la bendición a los fieles congregados en plaza, el Santo Padre ha hecho un llamamiento por la paz, como siempre hace las audiencias de los miércoles y el ángelus de los domingos.

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