Quienes vivimos la niñez en el siglo pasado, crecimos con una conciencia clara de lo correcto y lo incorrecto, del bien y del mal. No es que fuera una generación intachable en su comportamiento, sino simplemente que reconocía lo que era correcto y lo que no, aunque cada cual decidiera cómo actuar. La generación actual, en cambio, se caracteriza por un relativismo abrumador, donde lo “correcto” es, paradójicamente, no juzgar nada como incorrecto. Según el postmodernismo de hoy, no existe una verdad absoluta, sino que cada cual tiene su verdad. Sin embargo, este argumento es contradictorio y de rápida autodestrucción, pues se presenta a sí mismo como una verdad absoluta.
Aunque estos tiempos son catalogados como de la “posverdad”, todavía hay muchos que sabemos que la verdad sí existe y mantenemos un filtro para pasar por él cualquier nuevo concepto o idea. Quienes aún fundamentamos nuestras opiniones y forma de ver la vida sobre una verdad trascendente y objetiva, nos preguntamos: ¿Cómo debemos manejarnos en medio de esta sociedad considerada por muchos como “post cristiana? Es una pregunta fundamental que nos toca responder a todos los que intentamos seguir a Jesús de Nazaret como Maestro y Señor.
Es fácil ser invadidos por una abrumadora sensación de derrota, ante la avalancha de antivalores que nos embiste en prácticamente todos los escenarios del mundo actual. Diferentes grupos defensores de nuevos “derechos” se unen con el objetivo común de quitar del medio todo aquello que se constituya en obstáculo para que esos supuestos derechos sean convertidos en ley. El problema es que tales leyes, al contrario de lo que alegan, perjudican a la niñez y a la familia y no garantizan igualdad ante la ley, sino que exacerban conflictos sociales, violan libertades fundamentales y vulneran los derechos de las personas a vivir de manera coherente con sus valores.
Algunos se preguntan si valdrá la pena luchar en esta batalla inequitativa y desigual, ya que estos grupos cuentan con el apoyo de los más poderosos de la tierra. Ante la duda, nuestra respuesta es que sí: vale la pena luchar, sabiendo que esta lucha es similar a la de David contra Goliat. Por eso, hace algunos años un grupo de dominicanos nos unimos con el propósito de accionar en defensa y promoción de los valores cristianos en nuestra nación, honrando a nuestros padres fundadores, que, al establecer nuestra República, pusieron a Dios primero.
Fundamos el Grupo Acción Cristiana, precisamente para accionar como sal y luz dentro de nuestra sociedad. Nuestro deseo es que cada día seamos más los que nos unamos a esta misión de preservar nuestros valores fundacionales, reflejados en nuestro lema nacional: Dios, Patria y Libertad. Y que, de la misma manera, se multipliquen cada día los ciudadanos de los diferentes países de Hispanoamérica que asuman un compromiso similar en favor de sus respectivas naciones.
Varios pasos
Partiendo de nuestra experiencia, compartimos los pasos que sugerimos para quienes desean accionar en esta dirección:
Es necesario conocer la realidad en la que vivimos. Existe una agenda ideológica que, aunque contradice la ciencia y la razón, está siendo exitosamente impuesta en múltiples naciones. Precisamente debido a su éxito, ya hay suficiente evidencia que muestra que en la práctica sus propuestas son muy perjudiciales para la familia, la niñez y las libertades ciudadanas. Hay que conocer esta agenda y sus argumentos, e identificar las falacias que son parte de su estrategia.
Debemos unirnos y formar equipo con otros de igual visión. “La unión hace la fuerza”, y esto lo saben y lo practican muy bien aquellos que a toda costa buscan imponer su nuevo orden moral y social. Estamos llamados a unirnos para formar un cuerpo cohesionado de hombres y mujeres entendidos en los tiempos, conocedores de lo que es bueno para nuestra nación y listos para actuar a su favor.
Debemos capacitarnos para accionar eficazmente. Sabemos que nuestra batalla no es una de armas carnales, sino que es principalmente espiritual, cultural y legal. Por eso, debemos formarnos intelectualmente, ejercitar nuestro discernimiento y equiparnos para presentar defensa de la verdad y ejercer influencia de manera efectiva en nuestra sociedad. Esto incluye el desarrollo de un pensamiento crítico y el aprender a debatir ideas, con el propósito de estar preparados en todo momento para defender la verdad, siempre con mansedumbre y respeto.
Debemos dejar atrás la pasividad y empezar a impactar nuestro entorno. Por mucho tiempo permanecimos pasivos y silentes en la sociedad, pues no teníamos los conceptos claros, y aunque podíamos discernir que ciertas cosas no estaban bien, no teníamos la capacidad de argumentar en contra de ellas.Pero una vez dedicamos el tiempo y atención a capacitarnos en estos temas, es hora de accionar, cada quien desde su respectivo escenario. No debemos subestimar nuestras capacidades al considerar a los más expertos, pues cada persona tiene su ámbito de influencia.
Padres y madres pueden empezar con sus propios hijos, trayéndoles guía y consejo; los maestros pueden orientar a sus estudiantes cuando noten en ellos confusión; adolescentes y jóvenes pueden intercambiar ideas con sus compañeros y amigos; los médicos pueden valerse de su formación para desmentir las falacias ideológicas divulgadas como pretendida ciencia. En fin, cada cual está llamado a empezar justo allí donde Dios lo ha colocado, siempre manteniendo el amor y la compasión, recordando que no se trata de ganar un debate, sino de ganar vidas para que se acerquen a la verdad.
Instituto de Formación y Liderazgo Acción Cristiana
Te invitamos a unirte a este movimiento a través del Instituto de Formación y Liderazgo Acción Cristiana, IFLAC, participando de un curso virtual que hemos preparado. Este curso presenta los principales conceptos ideológicos que están siendo ampliamente difundidos en el mundo de hoy, trayendo tanta confusión y haciendo tanto daño a niños, jóvenes, familias y sociedades enteras.
El propósito del instituto no es sólo proveer capacitación, sino también que juntos construyamos un centro de pensamiento fundamentado en una cosmovisión cristiana, donde podamos desarrollar un pensamiento crítico que impacte positivamente a los tomadores de decisión y a toda la nación.
El Diplomado en Pensamiento Crítico y Batalla Cultural es completamente en línea y asincrónico, y es impartido a través de www.iflac.org. Los maestros son profesionales del ámbito internacional, expertos en estos temas y protagonistas de la batalla cultural de hoy día: Agustín Laje, con un módulo con tácticas para la batalla cultural, cómo ser influenciador por las redes, etc.; y otro módulo sobre teoría política; Amparito Medina cubre el aborto como negocio, sus consecuencias reales y alternativas al aborto; Pablo Muñoz Iturrieta expone sobre la ideología de género, el feminismo, las identidades LGBTQ+; Miklos Lukacs cubre el globalismo, transhumanismo y tecnologías convergentes; y Christian Rosas cubre el módulo del cristianismo y la libertad.
Corresponsal de Omnes en República Dominicana