Cultura

Mujeres protagonistas de la historia medieval: la abadesa Matilde

En esta serie de artículos, José García Pelegrín recorre las vidas de cuatro mujeres que protagonizaron la historia medieval en Alemania. En este caso, la abadesa Matilde.

José M. García Pelegrín·23 de agosto de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos
Quedlinburg

La abadía de Quedlinburg (Wikimedia / A. Savin)

A lo largo de la Edad Media, destacaron mujeres que supieron imponerse en un mundo dominado por hombres y ejercieron una influencia duradera en la sociedad y la Iglesia. Resulta significativo que en los albores del (sacro) imperio romano-germánico, durante prácticamente todo el siglo X, surgieron cuatro figuras femeninas que desempeñaron un papel crucial en la consolidación del reino. Como último personaje de esta serie de artículos que comenzó con Matilde, la esposa de Enrique I, está otra Matilde distinta, la abadesa.

La abadesa Matilde, cuñada de Teófano, fue hija de Otón I y Adelaida, y por tanto, hermana de Otón II y tía de Otón III. Nacida en 955, asumió el cargo de abadesa de Quedlinburg a la temprana edad de once años, sucediendo a su abuela, santa Matilde.

Su consagración tuvo lugar en 966, en una ceremonia en la que estuvieron presentes su padre y todos los obispos y arzobispos del imperio, lo cual subrayaba lo extraordinario de dicho acto. La confirmación papal de su consagración fue otorgada por Juan XIII en abril de 967.

Representante imperial

Desde la muerte de su abuela el 14 de marzo de 968, que no sólo contribuyó al nombramiento sino también a la educación de la joven Matilde, hasta el regreso de su padre de Italia a finales de 972, fue la única representante de la casa imperial al norte de los Alpes durante casi cuatro años. Esta situación, en la que una abadesa asumía la responsabilidad de los asuntos imperiales en ausencia del emperador, era inédita hasta entonces.

Tras el regreso de Italia de su padre, el emperador Otón I, éste celebró la Pascua de 973 en Quedlinburg, destacando la importancia de esta ciudad en una época en la que no existía una capital del Imperio. En esta ocasión recibió a una representación “internacional”: nobles eslavos (polacos) como Mieszko y Boleslaw, así como “enviados de los griegos, benaventanos, húngaros, búlgaros, daneses, eslavos y todos los grandes de todo el reino”, según el cronista Thietmar de Merseburgo. Aunque no existen registros escritos, es razonable suponer que la abadesa Matilde estuvo presente en este acontecimiento histórico.

Extensión de la abadía

Por un lado, la abadía de Quedlinburg comenzó a expandir su influencia. Después de que Otón III regalara a su tía el palacio de Wallhausen, uno de los lugares predilectos de los Otones –aquí se habían casado Enrique I y (santa) Matilde en 909 y aquí probablemente nació Otón I en 912– en 985, las posesiones de la abadía se extendieron por las estribaciones del Harz, fundando y anexando otras abadías, como el monasterio de Münzenberg en 986, en memoria de su hermano Otón II. El sistema se completó en 997 con la fundación de Walbeck. El nexo de unión entre las abadías y monasterios era la conmemoración y la oración por los difuntos.

Matilde desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de Quedlinburg, que Otón III elevó a ciudad en 994, otorgándole mercado, moneda y aduana, convirtiéndola así en el centro político más importante de la dinastía. Durante el segundo viaje de Otón III a Italia en 997, éste confió a su tía Matilde la representación del Imperio, repitiendo la responsabilidad que había asumido de 968 a 972.

“Domina imperialis”

Matilde convocó y dirigió en 998 la Dieta de Derenburg, que reunió a los hombres más influyentes del imperio, donde incluso impartió justicia. Estas acciones le valieron el título de “domina imperialis” por parte de Otón III, quien también le otorgó el título de “matricia” –por analogía a “patricius” – según se menciona en la inscripción de su tumba.

Matilde falleció en febrero de 999 a la edad de 44 años. Fue enterrada junto a su abuela en la abadía de Quedlinburg; le sucedió como abadesa su sobrina Adelaida, hija mayor del emperador Otón II y la emperatriz Teófano.

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