En el acto de inauguración, el Papa ha pronunciado un discurso ante los jueces del Tribunal de la Rota, en el que ha reflexionado especialmente sobre el tema del discernimiento.
Discernir para juzgar
“Me propongo centrarme en ese discernimiento específico que os corresponde llevar a cabo en los procesos matrimoniales, relativo a la existencia o inexistencia de causas para declarar nulo un matrimonio. Pienso en vuestro juicio colegial en la Rota, en el juicio llevado a cabo por los tribunales colegiales locales o, donde esto no es posible, por el juez único asistido quizás por dos asesores, así como en el pronunciamiento emitido por el mismo obispo diocesano, especialmente en los procesos más breves, en consulta con el instructor y el asesor”, ha especificado Francisco.
El Santo Padre también ha señalado que algunas medidas, como “la supresión de la exigencia de una doble sentencia conforme en los casos de nulidad, la introducción del juicio más breve ante el obispo diocesano, así como el esfuerzo por agilizar y hacer más accesible el trabajo de los tribunales”, deben entenderse en el marco de la “misericordia hacia los fieles en situaciones problemáticas”, y no “ser malinterpretadas”, por lo que “nunca debe descuidarse la necesidad de servir a los fieles con una pastoral que les ayude a comprender la verdad sobre su matrimonio”.
En este sentido, el Papa ha citado el proemio de su motu proprio “Mitis iudex Dominus Iesus”, en el que decía que “se trata de favorecer ‘no la nulidad de los matrimonios, sino la celeridad de los procesos, no menos que una justa simplicidad, para que, a causa de la tardanza en la definición del juicio, el corazón de los fieles que esperan la clarificación de su estado no se vea oprimido por mucho tiempo por la oscuridad de la duda’.
Misericordia y justicia
A este respecto, el Papa ha señalado que es importante combinar misericordia y justicia. “Precisamente a la luz de la misericordia, hacia las personas y sus conciencias, el discernimiento judicial sobre la nulidad es importante”, ha subrayado el Papa, citando a continuación a santo Tomás de Aquino: «La misericordia no quita la justicia, sino que es plenitud de justicia”.
Sin embargo, Francisco ha recordado que emitir un juicio es una tarea muy complicada. “Alcanzar la certeza moral sobre la nulidad, superando la presunción de validez en el caso concreto, implica llevar a cabo un discernimiento al que está ordenado todo el proceso, especialmente la investigación preliminar. Tal discernimiento constituye una gran responsabilidad que la Iglesia os confía, porque influye fuertemente en la vida de las personas y de las familias”.
“Si alguien no reza, que dimita”
Por otra parte, el Papa ha señalado que juzgar sobre un caso no se puede hacer sin “contar con la luz y la fuerza del Espíritu Santo”. A continuación, Francisco ha añadido que, si alguno de los jueces no reza, es preferible que deje de ejercer su labor: “Queridos jueces, sin oración no se puede ser juez. Si alguien no reza, por favor, que dimita, es mejor así”.
El Santo Padre también ha señalado la importancia de ser objetivo a la hora de juzgar, y de “estar libre de cualquier prejuicio, ya sea a favor o en contra de la declaración de nulidad”. “Esto implica liberarse tanto del rigorismo de quienes pretenderían una certeza absoluta como de una actitud inspirada en la falsa convicción de que la mejor respuesta es siempre la nulidad, lo que san Juan Pablo II llamaba el ‘riesgo de una compasión mal entendida […], sólo aparentemente pastoral’», ha añadido el Papa.
Prudencia y justicia
Seguidamente, Francisco ha señalado dos virtudes necesarias para el discernimiento de los jueves: “la prudencia y la justicia, que deben estar informadas por la caridad. Existe una íntima conexión entre la prudencia y la justicia, ya que el ejercicio de la prudentia iuris tiene por objeto conocer lo que es justo en el caso concreto. Una prudencia, por tanto, que no se refiere a una decisión discrecional, sino a un acto declarativo sobre la existencia o inexistencia del bien del matrimonio; por tanto, una prudencia jurídica que, para ser verdaderamente pastoral, debe ser justa. El discernimiento justo implica un acto de caridad pastoral, incluso cuando la sentencia es negativa”.
Para finalizar, el Papa ha subrayado la importancia de la indisolubilidad del matrimonio y que, por tanto, “discernir la validez del vínculo es una operación compleja, respecto a la cual no debemos olvidar que la interpretación de la ley eclesiástica debe hacerse a la luz de la verdad sobre el matrimonio indisoluble, que la Iglesia salvaguarda y difunde en su predicación y misión. Como enseñó Benedicto XVI, ‘la interpretación del derecho canónico debe hacerse en la Iglesia. No se trata de una mera circunstancia externa, ambiental: es una llamada al humus mismo del derecho canónico y de las realidades que regula. ‘Sentire cum Ecclesia’ tiene sentido también en la disciplina, por los fundamentos doctrinales siempre presentes y operativos en las normas jurídicas de la Iglesia’. Esto os pido a vosotros, jueces: que escuchéis con la Iglesia”.
Francisco ha concluido pidiendo a los jueces de la Rota que recen por él, ya que su ministerio también es complejo. “A veces es divertido, pero no es fácil”, ha indicado el Papa, después de encomendar la labor del tribunal a la Virgen María.