Aunque se esperan más de 30 millones de personas en Roma para el Jubileo de 2025 convocado por el Papa Francisco, la Indulgencia plenaria se puede ganar también en cada diócesis. El Romano Pontífice abrirá la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro el 24 de diciembre de este año. Presidirá primero la Celebración Eucarística a las 19,00 horas, y, a continuación, tendrá lugar el rito de Apertura de la Puerta Santa. Un breve concierto de campanas anunciará el momento solemne, que da comienzo a un año de gracia para el mundo.
Pero el Papa dispuso en la bula Spes non confundit que, además de en Roma, los fieles puedan ganar la Indulgencia en su lugar de residencia, porque los obispos diocesanos abrirán el Año jubilar en todas las catedrales y concatedrales el 29 de diciembre, dos días antes de fin de año.
Además, el Santo Padre abrirá también una Puerta Santa en la prisión romana de Rebibbia. Será la primera vez que suceda esto en una penitenciaría, señaló el Pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella, el pasado 28 de octubre. El Pro-prefecto subrayó que el 26 de diciembre Rebibbia será “símbolo de todas las cárceles del mundo”.
Cercanía con los presos
En la misma línea, el último gran Jubileo del año que viene será el de los presos, el 14 de diciembre, remarcando de este modo la importancia de la atención a los reclusos y a su reinserción social, tal como expresó el Santo Padre en la bula de convocatoria.
“En el Año jubilar, estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria”, ha escrito el Papa Francisco en la Bula. “Pienso en los presos que, privados de la libertad, experimentan cada día –además de la dureza de la reclusión– el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en bastantes casos, la falta de respeto. Propongo a los gobiernos del mundo que en el Año del Jubileo se asuman iniciativas que devuelvan la esperanza; formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad; itinerarios de reinserción en la comunidad a los que corresponda un compromiso concreto en la observancia de las leyes”.
Mayo, junio-julio y octubre, más numerosos
En lugar de efectuar una única concentración de millones de personas, que sería imposible, los Jubileos se irán sucediendo a lo largo del año 2025, por sectores sociales.
El primero convocado es el de la comunicación. Tras el correspondiente a los Misioneros de la misericordia a finales de marzo, tendrá lugar el de los enfermos y mundo sanitario a primeros de abril, que se espera muy numeroso.
Mayo es uno de los meses con mayores convocatorias: seis Jubileos, entre los que se encuentran los de trabajadores y empresarios, y dos que también se esperan muy concurridos: las cofradías, y las familias, con niños, abuelos y mayores; y el de Iglesias orientales.
Junio abrirá con el Jubileo de los movimientos, y concluirá con concentración de seminaristas y obispos, y finalmente con sacerdsotes. Y un mes más tarde, a finales de julio, Roma acogerá el Jubileo de los Jóvenes, que tras las concentraciones de las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), como la de Lisboa, se prevé también numeroso y, desde luego, ruidoso.
Después de los catequistas en septiembre, llegará otro mes puntero, octubre, en el que tendrán lugar el de los migrantes, el mundo misionero y la vida consagrada, la espiritualidad mariana, y el del mundo educativo para cerrar el mes.
Probablemente siguiendo la estela de los encuentros de Asís, a mediados de noviembre tendrá lugar el de los pobres y, como se ha mencionado, los grandes eventos terminan con el de los presos, además de las celebraciones eucarísticas de conclusión el 28 de diciembre en las Iglesias particulares, y el 6 de enero de 2026, Epifanía del Señor, en Roma.
Dos millones de jóvenes en el año 2.000
En estas semanas, no pocos recuerdan el último Jubileo en el año 2.000. La multitud de jóvenes que acudió a Roma en agosto en esa JMJ quizá no se esperaba. En torno a dos millones llenaron la extensión de Tor Vergata. San Juan Pablo II les dijo: “Queridos amigos que habéis recorrido con toda clase de medios tantos y tantos kilómetros para venir aquí, a Roma, a las tumbas de los Apóstoles, dejad que empiece mi encuentro con vosotros planteándoos una pregunta: ¿Qué habéis venido a buscar? Estáis aquí para celebrar vuestro Jubileo, el Jubileo de la Iglesia joven. El vuestro no es un viaje cualquiera: Si os habéis puesto en camino no ha sido sólo por razones de diversión o de cultura. Dejad que os repita la pregunta: ¿Qué habéis venido a buscar?, o mejor, ¿a quién habéis venido a buscar?”. Y el mismo Papa contestaba: “La respuesta no puede ser más que una: ¡habéis venido a buscar a Jesucristo! A Jesucristo que, sin embargo, primero os busca a vosotros”.
Gianluigi de Palo estuvo allí
Entre aquellos miles de jóvenes, estuvo Gianluigi (Gigi) De Palo, hoy presidente de la Fundación para la Natalidad, impulsora de los Estados Generales de la Natalidad, a los que acude el Papa Fancisco cada año,
Esposo y padre de cinco hijos, que también participó en la organización de la JMJ, recuerda cómo las palabras del Papa esa noche grabaron su vida: “Fue un poco un testamento espiritual, fue una invitación a no resignarse al Tercer Milenio”. Y no resignarse fue una generación compuesta hoy por muchas madres y padres a pesar de las dificultades: “Si me casé y tuve hijos, le debo mucho a esa noche”, ha subrayado de nuevo el presidente de la Fundación.
58 templos romanos
La peregrinación a las Siete Iglesias, concebida por san Felipe Neri en el siglo XVI, es una de las tradiciones romanas más antiguas, explica la web oficial del Jubileo 2025 (iubilaeum2025.va/it.html). Son unos 25 kilómetros que serpentean por la ciudad, y que llegan hasta la campiña romana, las catacumbas y algunas de las grandes basílicas de Roma.
Entre las Siete Iglesias están las que podrían denominarse ‘cuatro grandes’ (San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros), y además otras tres: las basílicas de San Lorenzo Extramuros, la Santa Cruz en Jerusalén, y San Sebastián Extramuros.
El ‘Iter Europaeum’
El Camino de las Iglesias de la Unión Europea Iter Europaeum, incluye paradas en 28 iglesias y basílicas. Todas están históricamente vinculadas a países europeos por razones culturales y artísticas, o por una tradición de acogida de peregrinos de algún Estado de la comunidad europea.
Cada uno de estos templos tiene una historia que cuenta la web oficial. Si hay algo que caracteriza a Roma es la cantidad de monumentos y edificaciones que se encuentran en su casco antiguo. Puede mencionarse una a título de ejemplo, denominada Santa Maria in Ara Coeli ó Aracoeli (altar del Cielo). Se encuentra sobre la colina Capitolina, al final de una empinada escalinata compuesta por 124 peldaños.
La construcción actual fue realizada en el siglo XII, pero ya existía una iglesia en el siglo IX, construida a su vez sobre las ruinas de un templo dedicado a Juno Moneta. Una leyenda cuenta que sobre esta colina la Sibilla Tiburtina predijo la llegada de Cristo al emperador Augusto: “Haec est ara Filii Dei” de donde viene su nombre, “Ara Coeli”.
En torno a mujeres europeas santas
Los organizadores afirman que esta peregrinación en torno a figuras de santas europeas, desea llamar la atención sobre mujeres proclamadas por la Iglesia Patronas de Europa y Doctoras de la Iglesia.
Las elegidas son iglesias significativas que pueden recordar a estas figuras de santidad, por el vínculo con el título de la propia iglesia, como en el caso de santa Brígida en Campo de Fiori; o por la presencia de reliquias, como en Santa María sopra Minerva, donde se encuentra el cuerpo de Santa Catalina de Siena.
Otros templos son Sant’Ivo alla Sapienza, con su historia universitaria, adecuada para recordar la figura de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, filósofa y mártir. Santa Cecilia in Trastevere, patrona de los músicos, remite a Hildegarda de Bingen, que desarrolló la música entre otras artes. Trinità dei Monti, relacionada con Francia, puede acoger el recuerdo de santa Teresita del Niño Jesús.
Finalmente, Santa María della Vittoria, con el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini, recuerda la figura de santa Teresa de Ávila. Solo entre esas últimas se encuentran la fundadora santa Teresa de Jesús y otras dos carmelitas descalzas.
Iglesias jubilares
Existen doce iglesias señaladas como lugares de encuentro para los peregrinos. En estos templos se celebrarán catequesis en diferentes idiomas para redescubrir el significado del Año Santo, habrá ocasión de experimentar el sacramento de la Reconciliación y alimentar la experiencia de fe con la oración, informa la web oficial. Para no alargarnos innecesariamente, hablaremos sólo de dos de ellas, aunque tienen una ficha técnica en la web oficial del Jubileo.
Nuestra Señora del Divino Amor
El Santuario del Divino Amor, situadoa 12 km del conocido Domine, quo vadis?, es una importante meta de peregrinación desde 1740. Ese año un peregrino perdido, perseguido por perros feroces, invocó a la Virgen pintada en la torre de Castel di Leva y fue salvado. El santuario, erigido en 1744, fue testigo de un voto de protección hecho por el pueblo romano en 1944 durante la Segunda Guerra Mundial, por el cual Nuestra Señora intercedió, evitando la destrucción de las ciudades italianas.
Desde entonces, la fiesta del santuario se recuerda el día de Pentecostés. Nuestra Señora del Divino Amor, un icono bizantino, simboliza la relación entre María y el Espíritu Santo. El fresco original fue trasladado de la torre a la iglesia en 1744. El santuario representa hoy “un oasis espiritual y festivo” para los peregrinos, se señala.
Santa Maria in Monserrato degli Spagnoli
Santa Maria in Monserrato fue fundada en 1506 en la zona de Campo Marzio tras la construcción de un hospicio por parte de la Cofradía de la Virgen de Monserrat en Cataluña. El proyecto de la actual iglesia fue confiado Antonio de Sangallo el Joven en 1518.
En la iglesia se encuentran obras importantes de Sansovino y de Annibale Carracci, como “San Diego de Alcántara”, mientras que en el pórtico del Colegio Español se encuentra el busto de Pedro Foix Montoya, obra de Gian Lorenzo Bernini.
La gran fachada, con dos órdenes, fue diseñada por Francesco da Volterra. El interior tiene una sola nave dividida por altas pilastras compuestas con capillas laterales y un gran ábside. Entre otras valiosas obras del interior, se encuentra el fresco sobre el arco de la capilla central de la derecha, de Francesco Nappi, que representa la Dormición de la Virgen; el de la izquierda, de Giovanni Battista Ricci, conocido como Novara, muestra la Coronación de Nuestra Señora de la Asunción.
Caravaggio por Chagall
Mientras la Santa Sede cede la “Deposición” de Caravaggio a la Expo Osaka 2025, que durará desde el 13 abril al 13 octubre de 2025, llega a Roma durante el Jubileo la ‘Crucifixión blanca’ de Marc Chagall desde el Art Institute of Chicago. El cuadro estará situado en el nuevo Museo del Corso, en el Palacio Cipolla, con entrada gratuita hasta el 27 de enero, al concluir el Jubileo del mundo de la Comunicación.
Un dolor lleno de serenidad
Cristina Uguccioni escribió hace unos años en La Stampa que “cuando se le preguntó al Papa Francisco cuál era su obra de arte preferida, el Papa respondió que la Crucifixión blanca de Marc Chagall”. Una obra que, según manifestó a los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti (en el volumen Papa Francesco. Il nuovo Papa si racconta)− “no es cruel, sino llena de esperanza. Muestra un dolor lleno de serenidad”.
Marc Chagall, que nació en 1887 en Vitebsk, Bielorrusia, y pertenecía a una familia judía, pintó la tela en 1938 en París, donde residía desde hacía tiempo con su familia. “Europa estaba viviendo uno de los momentos más trágicos de su historia: Hitler invadiría Polonia el año siguiente y para los judíos había empezado el tiempo del dolor: se remonta precisamente al otoño del ‘38 la Noche de los Cristales Rotos, un suceso que marcó el inicio de la fase más violenta de la persecución antisemita realizada por el nazismo”.
El historiador de arte Timothy Verdon cuenta a Uguccioni que “la Crucifixión Blanca (obra de considerables dimensiones, 150 x 140 cm), es una pintura de colores vivos (…), un cuadro con un estilo onírico muy querido por Chagall, que a menudo trataba los temas bíblicos con un lirismo verdaderamente encantador”, continúa Verdon.
“El crucifijo, gran emblema del Occidente cristiano”
“En el centro de la obra favorita del Papa Francisco se encuentra el gran crucifijo al que llega una luz muy blanca y divina que viene desde arriba: Cristo, con el rostro reclinado y los ojos cerrados, parece dormir”, describe Ugoccioni.
Y Verdon añade: “En la Crucifixión Blanca, Chagall eligió el gran emblema del Occidente cristiano, el crucifijo, para contar el terrible sufrimiento sufrido por su pueblo: el Jesús judío, clavado en la cruz, se convierte en su símbolo. Para el artista, que no era cristiano y no consideraba a Jesús el hijo de Dios, Cristo representa el mártir judío de cada época, la víctima inocente de los abusos y la violencia”.
El Papa Francisco definió la ‘Crucifixión blanca’ como “rica en esperanza”: la esperanza cristiana -dijo en una catequesis reciente, recuerda la entrevistadora – “es la expectativa de algo que ya se ha realizado y que ciertamente se hará realidad para cada uno de nosotros”.