– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS
“La verdadera oposición al mal no es el mal, sino el amor, un amor capaz de sanar las propias heridas y al mismo tiempo cuidar las heridas de los demás”, dijo el Papa León XIV e1 1 de diciembre, al reunirse con miles de jóvenes frente a la sede del Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, con vista a Beirut.
El Papa León se reunió con los 15.000 jóvenes después del encuentro con sus mayores, representantes de las comunidades cristiana, musulmana, drusa y alauita del país, en la Plaza de los Mártires de Beirut. Un lugar que rinde homenaje a quienes lucharon por la independencia del Líbano y fueron ejecutados allí en 1916. Los mártires provenían de todas las comunidades religiosas.
Dos cuestiones para el Papa
En su encuentro, los jóvenes plantearon al Papa dos preguntas: cómo conservar la paz interior y la esperanza “en un país privado de estabilidad, tanto en seguridad como en economía”. Y cómo mantener sólidas las familias, los matrimonios y las amistades en un mundo dominado por lo digital y lo efímero.
El Papa León les dijo que buscaran buenos ejemplos a su alrededor.
“Aprovechen las buenas raíces de quienes se dedican a servir a la sociedad sin usarlas para sus propios intereses”, dijo. “Con un generoso compromiso con la justicia, planifiquemos juntos un futuro de paz y desarrollo. ¡Sean la fuente de la esperanza que el país espera!”.
Jesús, el primero a quien debemos acudir
Para los cristianos, dijo el Papa, Jesús es la primera persona a la que debemos acudir en busca de ayuda, tanto en la paz como en las relaciones, porque ambas requieren amor.
“Si nuestro ego está en el centro de una amistad o una relación amorosa, no puede dar fruto”, dijo. “De igual manera, no es amor verdadero si solo amamos temporalmente, mientras dure el sentimiento: si el amor tiene un límite en el tiempo, no es amor verdadero”.
El amor y la caridad expresan la presencia de Dios en el mundo “más que cualquier otra cosa”, les dijo el Papa. “La caridad habla un lenguaje universal, porque llega a cada corazón”.

Amistad con Cristo y personas de otras culturas y religiones
El Papa León los animó a mirar el ejemplo de sus coetáneos que no se han desanimado “por las injusticias y los ejemplos negativos, incluso los que se dan dentro de la Iglesia. Por el contrario, han tratado de forjar nuevos caminos en busca del reino de Dios y su justicia”.
“Aprovechando la fuerza que recibís de Cristo, construid un mundo mejor que el que habéis heredado”, les dijo, y haced amistad con personas de diferentes culturas y religiones.
“La verdadera renovación que desea un corazón joven comienza con los gestos de cada día: acoger a los cercanos y a los lejanos, ofrecer la mano a los amigos y a los refugiados, perdonar a los enemigos: una tarea difícil pero necesaria”, afirmó el Papa León.
Caminar juntos
El patriarca siro-católico Ignacio José III Younan dio la bienvenida al Papa al encuentro ecuménico e interreligioso en la Plaza de los Mártires. “Con la gracia del Todopoderoso, el Padre Celestial, según nosotros los cristianos, y del Todopoderoso Allah Ta’ala, según nuestros hermanos y hermanas musulmanes, nos comprometemos a caminar juntos”, les dijo. “Siempre inspirados por la esperanza que nunca decepciona, para convertirnos en constructores de la verdadera paz en el Líbano y en todos los países de Oriente Medio”.
El Papa León fue también recibido por los líderes de las comunidades musulmanas suní y chiíta del país, el líder espiritual de los drusos, los patriarcas de las iglesias ortodoxa griega, ortodoxa siria y ortodoxa armenia y el presidente de la comunidad cristiana evangélica.

Había también mujeres
Todos los que hablaron eran hombres, pero entre el público había muchas mujeres involucradas en la búsqueda de la paz y el diálogo.
Mireille Hamouche, una mujer ortodoxa griega casada con un maronita, es parte de la Red de Mujeres para la Consolidación de la Paz del Líbano.
“Puedo asegurarles que, tras bastidores, las verdaderas protagonistas y activistas de la paz son principalmente mujeres”, declaró a Catholic News Service. “Esto ha sido así a lo largo de la historia porque, obviamente, después de cada guerra, quedan más mujeres que hombres en una sociedad”, y son ellas quienes deben “sanar la sociedad” una vez finalizada la lucha.
Papel central de la fe
En una tienda de campaña a la sombra de la mezquita Mohammad Al Amin en Beirut, el Papa León dijo a los líderes que el papel central de la fe en la vida del Líbano es obvio.
Queridos amigos, su presencia aquí hoy, en este lugar singular donde los minaretes y los campanarios se yerguen uno junto al otro, pero ambos se elevan hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme devoción de su pueblo al único Dios.
El Papa oró para que cada sonido de la campana y cada llamada a la oración se “fundieran en un himno único y elevado, no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y de la tierra, sino también para elevar una sentida oración por el don divino de la paz”.

Oriente Medio: centrarnos en lo que nos une
Con demasiada frecuencia, dijo, cuando la gente piensa en Medio Oriente, piensa en un conflicto en curso.
“Sin embargo”, dijo el Papa León, “en medio de estas luchas, se puede encontrar un sentido de esperanza y aliento cuando nos centramos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra creencia en un Dios de amor y misericordia”.
“En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano”, dijo, «el pueblo del Líbano, si bien abraza diferentes religiones, es un poderoso recordatorio de que el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, y que la unidad, la reconciliación y la paz son posibles”.
El Papa León les dijo que los líderes religiosos deben ser “constructores de paz: afrontar la intolerancia, superar la violencia y desterrar la exclusión, iluminando el camino hacia la justicia y la concordia para todos, mediante el testimonio de vuestra fe”.
Ejemplo de los santos
¡Veamos cuántos ejemplos maravillosos nos han dejado los santos!, exclamó el Papa León. “Pensemos en Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, dos jóvenes canonizados en este Año Santo del Jubileo. Observemos a los numerosos santos libaneses. ¡Qué singular belleza se manifiesta en la vida de Santa Rafqua, quien con fortaleza y mansedumbre resistió el dolor de la enfermedad durante años!”.
León XIV citó también al beato Yakub El-Hadda, y a san Charbel, “convertido en uno de los símbolos del Líbano en todo el mundo”, cuya tumba visitó por la mañana. Y luego recordó lo que el Papa Benedicto XVI dijo a los cristianos del Levante: “Os invito a cultivar continuamente la verdadera amistad con Jesús mediante la fuerza de la oración” (Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente e, 63).
“María resplandece”
“Queridos amigos, entre todos los santos, María, Madre de Dios y Madre nuestra, resplandece!”, dijo el Papa. “Muchos jóvenes llevan siempre el rosario en el bolsillo, en la muñeca o alrededor del cuello. ¡Qué hermoso es mirar a Jesús con los ojos del corazón de María! Incluso desde aquí, donde nos encontramos ahora, ¡qué dulce es alzar la mirada hacia Nuestra Señora del Líbano con esperanza y confianza!”.




