Mundo

Mensaje de fraternidad y paz del Papa a Oriente Medio al dejar Líbano

El Papa León XIV concluyó su estancia en el Líbano con lo que llamó “un llamado sincero: que cesen los ataques y las hostilidades”. “Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia”, afirmó.

CNS / Omnes·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
Papa León XIV y presidente de Líbano

El papa León XIV estrecha la mano del presidente libanés Joseph Aoun durante la ceremonia de despedida en el último día de su primer viaje apostólico en el aeropuerto internacional de Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

El Papa León XIV concluyó su visita al Líbano en este viaje apostólico que comenzó en Turquía, con ocasión del 1.700 aniversario del primer Concilio de Nicea. Y lanzó de nuevo un mensaje de fraternidad y paz, también para Oriente Medio.

“Debemos reconocer que la lucha armada no aporta ningún beneficio”, declaró en el aeropuerto de Beirut antes de regresar a Roma el 2 de diciembre. “Si bien las armas son letales, la negociación, la mediación y el diálogo son constructivos. ¡Elijamos la paz como un camino, y no solo como un objetivo!”.

“Partir es más difícil que llegar. Hemos estado juntos, y en Líbano estar juntos es contagioso; encontré aquí a un pueblo al que no le gusta el aislamiento, sino el encuentro”, añadió.

“Por lo tanto, no nos separamos, sino que, habiéndonos encontrado, seguiremos adelante juntos. Y esperamos que todo Medio Oriente se comprometa con este espíritu de fraternidad y de esfuerzo por la paz, incluso quien hoy se considera enemigo”.

“El mundo no ha olvidado Líbano”

Por su parte, el presidente del Líbano, Joseph Aoun, confesó que “no solo nos despedimos de un invitado de honor, sino de un padre que nos trajo consuelo y nos recordó que el mundo no ha olvidado al Líbano, que aún hay corazones que rezan por él y trabajan por su paz”.

Esfuerzo de todos 

Durante su estancia en el Líbano, del 30 de noviembre al 2 de diciembre, el Papa pidió repetidamente paz, justicia y un esfuerzo concertado de todos los libaneses para construir un futuro mejor para ellos y sus familias.

De hecho, después de la Misa y antes del rezo del Ángelus del 2 de diciembre, imploró “una vez más a la comunidad internacional que no escatime esfuerzos para promover procesos de diálogo y de reconciliación”. Y dirigió un llamamiento “a cuantos tienen autoridad política y social aquí y en todos los países marcados por la guerra y la violencia: escuchad el grito de vuestros pueblos que piden paz”.

Educar nuestro corazones para la paz

“Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia, superar las divisiones políticas, sociales y religiosas, y abrir nuevos capítulos en nombre de la reconciliación y la paz”, afirmó. “Necesitamos cambiar de rumbo. Necesitamos educar nuestros corazones para la paz”.

Sin embargo, nunca mencionó por su nombre a Hezbolá, los combatientes islámicos militantes que atacan a Israel desde el Líbano, ni tampoco mencionó a Israel, que ha estado atacando ciudades y pueblos libaneses durante más de dos años, afirmando que estaban atacando a Hezbolá.

En la ceremonia de despedida en el aeropuerto, expresó su deseo de que ·todo el Medio Oriente se involucre en este espíritu de fraternidad y compromiso con la paz, incluidos aquellos que actualmente se consideran enemigos”.

“Llevo conmigo la sed de verdad y justicia”

A las 6.30 de la mañana del último día del primer viaje papal al extranjero del Papa León, un doble arcoíris apareció en el cielo sobre la bahía Zaitunay de Beirut.

El Papa comenzó el día visitando un hospital psiquiátrico administrado por católicos y luego rezando en el puerto de Beirut, lugar de la explosión química de 2020 que mató a más de 200 personas, hirió a unas 7.000 y dejó a unas 300.000 personas desplazadas.

«Me conmovió profundamente mi breve visita al puerto de Beirut, donde una explosión devastó la zona y costó muchas vidas», dijo el Papa en la misa que celebró después en el paseo marítimo cercano.

«Recé por todas las víctimas y llevo conmigo el dolor y la sed de verdad y justicia de tantas familias, de todo un país», dijo el Papa . Los familiares de las víctimas de la explosión de nitrato de amonio almacenado indebidamente se unieron a él para la oración en el lugar, donde aún quedan montañas de escombros, montones de coches quemados y montones de ropa y telas hechas jirones.

Abrazos del Papa

También estuvieron presentes los obispos melquitas y maronitas de Beirut, así como el primer ministro libanés, Nawaf Salam, y Haneen Sayed, ministra de Asuntos Sociales del gobierno; su madre murió en la explosión.

El Papa León colocó una corona de flores, encendió una vela y rezó antes de saludar a las familias y sobrevivientes que aún conservan las cicatrices de sus heridas. Una joven, llorando, pidió un abrazo, que el Papa le dio antes de ponerle la mano sobre la cabeza y bendecirla.

Belleza eclipsada

En su homilía durante la Misa, el Papa León XIII afirmó que la belleza del Líbano “está eclipsada por la pobreza y el sufrimiento, las heridas que han marcado su historia. En este sentido, acabo de visitar el puerto para rezar en el lugar de la explosión”.

“La belleza de vuestro país también se ve eclipsada por los numerosos problemas que os afligen, por el contexto político frágil y a menudo inestable, por la dramática crisis económica que os pesa y por la violencia y los conflictos que han reavivado antiguos temores», afirmó el Papa sin dar más precisiones.

La lectura del Evangelio del día, Lucas 10,21-24, comienza citando a Jesús, quien “se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra””.

Un compromiso común

El Papa León dijo a las más de 100.000 personas que asistieron a la Misa que sabe que no siempre es fácil alabar a Dios.

“A veces, agobiados por las luchas de la vida, preocupados por tantos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles —dijo—, nos sentimos más inclinados a la resignación y al lamento que al asombro y a la gratitud2.

Pero, les dijo el Papa, el Evangelio “nos invita a encontrar las pequeñas luces que brillan en el corazón de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para impulsarnos a un compromiso común por el bien de esta tierra”.

La fe y la caridad de los cristianos libaneses, la voluntad de dialogar y colaborar con miembros de otras religiones son “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que brotan y pequeñas semillas plantadas en el jardín árido de esta época de la historia», afirmó.

“Cultiven estos brotes”, les dijo el Papa . Esa es la manera de evitar el desánimo y de “no ceder a la lógica de la violencia y la idolatría del dinero, y de no resignarnos ante la propagación del mal”.

“Líbano, ponte de pie”, dijo. “¡Sé un hogar de justicia y fraternidad! Sé un signo profético de paz para todo el Levante”, término que se refiere a la zona que bordea el Mediterráneo Oriental y que tradicionalmente incluye a Turquía, Líbano, Siria, Israel, Palestina y Jordania.

El autorCNS / Omnes

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica