España

José M. Albalad: “Las parroquias han sido el ‘hospital de campaña’ que pide el Papa”

El director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad, destaca cómo a pesar de la caída de las colectas en España a raíz de la pandemia, han aumentado las donaciones a través del portal de donativos, pero no lo suficiente -al menos por ahora- como para hacer frente a la caída de ingresos.

Maria José Atienza·8 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos
j m albalad

Zaragozano, periodista y doctor en Comunicación, José María Albalad dirige, desde el pasado septiembre, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española.

Sus primeros meses han estado marcados por las consecuencias de la pandemia en las economías familiares, y por tanto, de la Iglesia así como la renovación del portal de donativos donoamiiglesia.

– Hace ya unos años que la Iglesia española puso en marcha este sistema de donativos. ¿Cómo ha sido su evolución en estos años? ¿Ha tenido buena acogida? 

El portal de donativos constituye uno de los ejes estratégicos del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, que se ha marcado como objetivo impulsar las nuevas tecnologías y fórmulas alternativas de colaboración.

En concreto, el portal de donativos ‘donoamiiglesia.es’ se creó hace cinco años, en 2016, con un enfoque pionero, pues ya en ese momento permitía, a golpe de clic, realizar una donación a cualquiera de las 23.000 parroquias de España.

La pandemia, por tanto, cogió a la Iglesia con los ‘deberes’ hechos en este sentido y, ante el cierre de los templos por el confinamiento de 2020, las donaciones por esta vía se multiplicaron por cinco.   

No obstante, el apoyo económico recibido a través del portal -en términos globales- no representa todavía un porcentaje especialmente significativo, si lo comparamos con el volumen de las colectas en España.

Pero sí aumenta de forma notable en la medida en que se consolidan nuevos hábitos de consumo y ocio, cada vez más cercanos al ecosistema digital.

En este sentido, el trabajo que se está haciendo actualmente con las nuevas tecnologías en general y con el portal de donativos en particular supone una clara apuesta de futuro. Tras este periodo de siembra, los frutos -que cada vez son mayores- se multiplicarán.

La pandemia, por tanto, cogió a la Iglesia con los ‘deberes’ hechos y, ante el cierre de los templos por el confinamiento de 2020, las donaciones por la web donoamiiglesia se multiplicaron por cinco.

José María Albalad. Director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia

– ¿Qué cambios presenta esta nueva web con respecto a la anterior donoamiiglesia? 

El nuevo diseño recoge necesidades que han sido detectadas tanto por las Diócesis y la Conferencia Episcopal Española como por los propios donantes. En concreto, los cambios buscan incrementar la facilidad de uso para el usuario, a través de una web intuitiva adaptada al perfil del donante: una persona de entre 50 y 59 años, que realiza una donación media de 49 euros. Ello está reduciendo ya el número de incidencias, pues se ha dado respuesta a los puntos del proceso que podían generar algún tipo de confusión.

Además, se ha creado una interfaz que busca transmitir la cara amable, humana y transparente de la Iglesia. La idea es ir incorporando, progresivamente, la publicación de noticias, historias y testimonios.

Un hito del nuevo portal es que facilita la difusión a las parroquias con una URL específica de cada entidad, lo que permite disponer, a su vez, de un código QR personalizado. Esto, desde el punto de vista de la promoción, supone una gran oportunidad para cada comunidad, que gana en cercanía.

‘Donoamiiglesia.es’ constituye un proyecto dinámico, en continua evolución, por lo que con este relanzamiento no se termina el trabajo. De hecho, está previsto incorporar Bizum como forma de pago en el primer trimestre del próximo año. 

– ¿En qué medida ha afectado la crisis pandémica a estas donaciones? 

Estamos viviendo un doble fenómeno. Por un lado, las colectas han caído en España un tercio a raíz de la pandemia, como dato aproximado de media. Por otro, han aumentado las donaciones a través del portal de donativos, pero no lo suficiente -al menos por ahora- como para hacer frente a la caída de ingresos.

A ello se suma que las necesidades se han disparado y que la Iglesia ha respondido desde el primer momento al desafío actual, atendiendo a la situación particular de cada persona, de cada familia. Las parroquias han sido (y son), sin duda, el ‘hospital de campaña’ que pide el Papa Francisco.

El número de transacciones este año a través del portal de donativos supera las 85.000 y están aumentando las colaboraciones recurrentes. Es decir, cada vez más personas se comprometen a colaborar periódicamente con una cantidad fija, lo que facilita la planificación económica. Es importante recordar que las personas físicas (las que tributan IRPF) se pueden desgravar un 80% en donativos de hasta 150 euros.

Las necesidades se han disparado y que la Iglesia ha respondido desde el primer momento al desafío actual, atendiendo a la situación particular de cada persona.

José María Albalad. Director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia

– Ahora es muy fácil donar exactamente a aquello que queramos: diócesis, seminario o la propia CEE. En términos generales ¿Cómo se reparten estas donaciones? ¿Tendemos “a lo conocido”: parroquia, seminario… ?

En más de un 90% de los casos, la gente colabora directamente con su parroquia, lo que responde a una lógica natural. La comunidad cristiana vive y celebra su fe en la parroquia, que con sus múltiples actividades (celebrativa, pastoral, caritativa…) es testigo de la alegría y la ternura del Evangelio. Esa colaboración no es solo económica, sino también de cualidades, tiempo y oración.

La Iglesia es mucho más que un edificio o una persona. Somos refugio, alimento y esperanza para quien más lo necesita. Quiero aprovechar para agradecer de corazón a todas las personas que este año marcaron la casilla de la X en su declaración de la renta, a quienes han donado -e incluso domiciliado su donativo- a través de sus parroquias o diócesis, a aquellos que han dejado legados o herencias y, en general, a todos los que han colaborado en la medida de sus posibilidades.

Sin la generosidad de tantas personas, la Iglesia no habría podido responder al tsunami de necesidades que ha desatado la pandemia y seguir anunciando la Buena Noticia.

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