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Los obispos alemanes que no acepten decisiones del camino sinodal, en posición incómoda

Las resoluciones del camino sinodal acapararon la atención en la Asamblea de la Conferencia Episcopal alemana, recién terminada. En este contexto se habló de “desarrollar el Catecismo”, pues el presidente Bätzing considera que el “instrumental” de este “no es suficiente”.

José M. García Pelegrín·11 de marzo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
batzing alemania

Foto: ©2022 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

La asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal alemana (DBK), celebrada del 7 al 10 de marzo en Vierzehnheiligen, ha estado marcada principalmente por dos temas: la guerra en Ucrania y el camino sinodal. De hecho, participaron en la Asamblea como invitados los co-presidentes de los cuatro “foros sinodales”, así como Thomas Söding, vicepresidente del “Comité central de los católicos alemanes”, que es a su vez vicepresidente del camino sinodal. El presidente de la DBK, mons. Georg Bätzing, justificó la presencia de los laicos en la Asamblea episcopal diciendo que también aquí “hay que practicar la sinodalidad”.

Sobre la invasión de Ucrania, Mons. Bätzing declaró que se intenta desbancar del poder a un “gobierno legítimo” por lo que se trata de una acción “contraria al Derecho Internacional Público” y el mundo no puede ser mero espectador.

Por otro lado, la “cuestión de Colonia” ocupó un espacio central, después del regreso del cardenal Rainer Woelki a la diócesis, tras los cuatro meses de reflexión que le había pedido el Santo Padre. La situación en la diócesis es complicada, por lo que el cardenal volvió a poner su continuidad en manos del Papa. En la conferencia de prensa inaugural de la Plenaria, Mons. Georg Bätzing, apremió al Papa y al Prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Marc Ouellet: “La responsabilidad es ahora de ellos y no se puede esperar mucho tiempo”.

En la homilía de la Misa inaugural de la asamblea, mons. Bätzing se refirió a que ser católico significa una “solidaridad viva, no una estrechez confesional, ni aislamiento o crear una identidad a base de trazar límites”; para conseguir ese objetivo “tenemos que superar aún bastantes barreras, atrevernos a hacer avances y cambiar formas de pensar que hasta ahora son válidas”. El cardenal Reinhard Marx siguió en su homilía esta misma línea: ahora se plantea de un nuevo modo la cuestión de la “Iglesia auténtica”, en la que no solo se trata de dogmas. “¿De qué me sirve –proseguía Marx– una profesión de fe limpiamente dogmática si en la práctica se apoya una dictadura?”. Mientras tanto, el Nuncio apostólico, mons. Nikola Eterović, llamaba –siguiendo la línea marcada por el Papa Francisco para el sínodo universal– a “discernir los espíritus” y recordaba expresamente la carta que el Santo Padre escribió “al pueblo de Dios que peregrina en Alemania” en 2019.

En relación con el camino sinodal, la Plenaria de la DBK trató –así lo resumió mons. Bätzing en la rueda de prensa final, el jueves día 10 de marzo– las “bases teológicas”, en dos vertientes: eclesiología y antropología. A la pregunta de uno de los periodistas presentes, lo explicó más detalladamente: en el apartado eclesiología se trató la cuestión de las órdenes sacramentales para mujeres; el Presidente de la DBK reiteró –como ha hecho en otras ocasiones– que en este campo hay un “límite muy claro”, pues no se pueden tomar decisiones al respecto en Alemania, sino “que las reflexiones se pondrán a disposición de la Iglesia universal”. En cuanto al apartado de antropología, dijo que los debates se habían mantenido sobre lo que significa el Derecho natural; concretamente se refirió a la “polaridad de los sexos”: entre los dos polos –hombre y mujer– “la realidad muestra que existen otras identidades”. Y eso es fundamental para plantearse cómo tratar a quienes viven en una relación con una persona de su mismo sexo. Según Mons. Bätzing, “la doctrina del Catecismo debe diferenciarse y desarrollarse, pues este no dice nada en relación con personas trans”, por lo que colegía: “El instrumental [del Catecismo] no es ya suficiente.”

Una cuestión fundamental tratada en la Asamblea de los obispos es la puesta en práctica de las resoluciones del camino sinodal; por ejemplo, para el verano está prevista la primera lectura de un “ordenamiento básico” para las personas que trabajan en organismos eclesiásticos; al respecto, el Presidente de la DBK se preguntaba en la rueda de prensa del jueves: “¿Cómo nos comportamos con aquellas personas que no comparten nuestra fe, por ejemplo con musulmanes que trabajan en guarderías o residencias dirigidas por la Iglesia?”, pues la triple coincidencia de un organismo católico, en el que trabajan exclusivamente católicos y que se dirige a católicos “dejó de darse hace ya mucho tiempo”. En otras palabras: dejará de exigirse la “lealtad personal” a la doctrina católica.

Una de las cuestiones controvertidas que ya se trataron en la Asamblea del camino sinodal es la creación de un “consejo sinodal” para seguir las resoluciones una vez finalizado el camino sinodal en sí; por ejemplo, algunos de los participantes insisten en que tendría que estar formado por obispos, sacerdotes y laicos, y que decidirían por ejemplo en la elección de los obispos, e incluso evaluarían la actividad de los obispos; sería, por tanto, una especie de instancia de control de la actividad episcopal.
En general, mons. Bätzing recalcó –como ya había hecho en otras ocasiones– que las resoluciones del camino sinodal se irán llevando a la práctica de modo sucesivo, sin esperar hasta su finalización. También subrayó que las decisiones no “obligan” a los obispos, sino que cada uno es responsable ante su conciencia y libre de llevarlas a la práctica en su propia diócesis. Ahora bien, señaló que hay una cierta preocupación de que esto suponga una “atomización” de las diócesis: “¿Cómo apoyamos la implementación [de las resoluciones del camino sinodal] en las diócesis?”. Un ejemplo de cómo podría llevarse a cabo lo dio el Presidente de la DBK al responder a una pregunta en la rueda de prensa: el obispo que no esté de acuerdo en poner en práctica alguna resolución “tendrá que entrar en un diálogo con los fieles de su diócesis y explicar por qué no lo hace”. Si a esto se le une la “supervisión” por el “consejo sinodal” parece que –de salir adelante estas propuestas– la libertad de los obispos que no estén de acuerdo con lo sinodalmente correcto quedará sobre papel mojado.

La Conferencia episcopal de los países nórdicos (Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia) se reunió al mismo tiempo que la alemana en Tromsø, al norte de Noruega. Desde allí han enviado una carta a los obispos alemanes para expresar que “nos preocupa la dirección, la metodología y el contenido del camino sinodal de la Iglesia en Alemania”. Tras hacer hincapié en que las cuestiones que aquí se tratan no son específicas de Alemania, sino que se dan en todo el mundo, remiten al sínodo universal convocado por el Papa Francisco: “Este proceso exige una conversión radical. Primero debemos redescubrir y comunicar las promesas de Jesús como fuente de alegría, libertad y florecimiento. Nuestra tarea es hacer nuestro el depositum fidei transmitido por la Iglesia, con gratitud y reverencia”. Los nueve obispos nórdicos recuerdan a sus hermanos alemanes la dirección que debe llevar todo proceso de reforma en la Iglesia: “Las verdaderas reformas de la Iglesia siempre han consistido en defender y aclarar la doctrina católica basada en la revelación divina y en la tradición auténtica y en ponerla en práctica de forma creíble, no en seguir el espíritu de los tiempos. La fugacidad del espíritu de los tiempos se confirma cada día”. Asimismo resaltan que “la Iglesia no puede definirse sólo como una sociedad visible. Es un misterio de comunión: comunión de la humanidad con el Dios Trino; comunión de los fieles entre sí; comunión de las Iglesias locales de todo el mundo con el Sucesor de Pedro”. Es la segunda Conferencia episcopal vecina –tras la carta enviada semanas antes por la Conferencia episcopal de Polonia– que oficialmente se dirige a los obispos alemanes para solicitar que reconduzcan el rumbo del camino sinodal en el sentido de una “llamada a la conversión radical y a la santidad”.

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