América Latina

El contexto de las presidenciales en Chile

Tras una campaña disputada, el candidato de izquierda Gabriel Boric ha logrado la mayoría frente a José Antonio Kast, abogado y político católico. Los obispos piden que “gobierne para todos los chilenos”.

Pablo Aguilera·10 de enero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
Gabriel Boric. Presidente electo de Chile.

En un reñido balotaje, el domingo 19 de diciembre, José Antonio Kast, abogado y político católico, aceptó su derrota ante su rival, Gabriel Boric, candidato de la extrema izquierda.

En la madrugada del lunes 20 se informaron los resultados finales: Boric sumó 55,8 % de los votos, frente al 44,1 % de Kast. El porcentaje de los chilenos que acudió a las urnas en esta segunda vuelta fue 56,59%.  En la primera vuelta del 21 de noviembre votó el 47,34 % de los ciudadanos; en ella Kast había logrado la primera mayoría, seguido de cerca por Boric.

En su propuesta de gobierno, Kast presentaba distintas estrategias para proteger la vida desde su concepción hasta la muerte natural, para reforzar el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos y para reconocer la cultura e identidad de los indígenas, entre otras propuestas.

En tanto, la propuesta de gobierno de Boric, abanderado del Frente Amplio y del Partido Comunista, promete la incorporación de una perspectiva feminista, la implementación de políticas como el “aborto legal, libre, seguro y gratuito” y modificaciones a la ley de identidad de género, entre otras ideas.

Boric se encuentra en su segundo periodo como diputado y para el estallido social de 2019 firmó el Acuerdo por la Paz para acoger las demandas de la ciudadanía respecto sobre políticas públicas que permitan mayor dignidad y que hoy se traduce en la Convención Constitucional para proponer una nueva Constitución para Chile.

Ante la elección presidencial, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal (CECh), emitió un prudente comunicado el 16 de diciembre, donde ofreció sus oraciones por el próximo presidente y le pidieron “que gobierne para todos los chilenos, buscando caminos de diálogo, acuerdo, justicia y fraternidad”.

Algunos obispos, individualmente, recordaron a sus fieles los “principios no negociables” para la Iglesia: respeto a la vida desde su concepción hasta su muerte, matrimonio entre un hombre y una mujer, libertad de educación, etc. Al conocerse el resultado de la elección, el Comité permanente envió sus saludos al triunfador: “Rogamos a Dios que le regale su sabiduría y su fuerza, la que sin duda necesitará. La misión siempre es más grande que nuestras posibilidades y capacidades, pero confiamos que -con la colaboración de los ciudadanos, el trabajo de los diversos actores sociales y políticos, y la fuerza espiritual que viene de la fe y de las convicciones humanas más profundas- pueda enfrentar su tarea con generosidad, compromiso y prudencia”.

Aunque el programa de Boric propone hacer drásticos cambios en políticas públicas, muy  probablemente deberá negociar con la oposición pues ésta tendrá el 50 % de los senadores en el nuevo Congreso. El Presidente y los nuevos parlamentarios asumirán en marzo próximo.

Más allá del resultado de la elección presidencial, hay algo más importante por venir. La Convención Constituyente, que comenzó a trabajar en julio pasado, debería entregar una propuesta de nueva Constitución política entre abril y julio del 2022. Sesenta días después ese texto será sometido a plebiscito; para su aprobación o rechazo se necesitará el 50 % más uno de los votos.

La Iglesia Católica y otras confesiones cristianas, judíos, musulmanes y otros están recolectando 15.000 firmas requeridas para apoyar una propuesta sobre la libertad religiosa a la Convención. Dicha propuesta la hicieron llegar por escrito en octubre pasado.

El presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Arzobispo de Santiago Celestino Aós reflexionó en su mensaje de Navidad sobre esta situación, poniendo el acento en la acogida, la escucha y el diálogo: “Nosotros estamos en otra: atareados con nuestros quehaceres y planes políticos y sociales, enfadados en nuestras aventuras y desventuras financieras, discutiendo religiosamente sobre justicia y pecados ¡siempre pecados de los otros, que la corrupción anda por otros barrios! Suenan y resuenan las palabras dinero, vacaciones, negocios, eso sí, envueltas en virus y contagio, y camas UCI, etc. muy preocupados y lamentando que no sea tan grande la avalancha de objetos y regalos, y porque nuestras celebraciones deben ceñirse a los aforos ordenados, y sin entender que todos debemos hacer nuestro aporte para organizar mejor nuestra convivencia, para poner paz donde hay violencia, respeto donde hay odio, honradez donde hay corrupción, fidelidad matrimonial donde hay abuso y abandono, diálogo donde ensordece el insulto y la descalificación, acogida donde los migrantes sufren rechazo. Son tarea de todos, es tarea también de usted”.

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