España

Mons. José Mazuelos: “Canarias no es una cárcel de jóvenes”

Esta mañana monseñor José Mazuelos, obispo de Canarias, y monseñor Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, han hablado en la sede de la Conferencia Episcopal Española sobre la grave situación de los migrantes en Canarias.

Paloma López Campos·24 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
Inmigrantes Canarias

Un miembro del equipo de rescate ayuda a un inmigrante ilegal (CNS / Reuters)

Esta mañana monseñor José Mazuelos, obispo de Canarias, y monseñor Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, han hablado en la sede de la Conferencia Episcopal Española sobre la grave situación de los migrantes que han llegado a Canarias.

“Canarias no es una cárcel de jóvenes” ha dicho Marzuelo, pero está habiendo una “encerrona” por parte de las Administraciones. Los políticos se desentienden de la problemática situación que se vive actualmente en las Islas Canarias. Muchos migrantes han llegado desde sus países de origen en busca de una vida mejor o huyendo de los conflictos, y han ido a parar a estas islas. Los menores son tutelados en centros de las Administraciones, a los que muchas veces no pueden entrar los sacerdotes de las diócesis, pero cuando se hacen mayores de edad salen a las calles donde ya no están acompañados.

Desde la Iglesia intentan brindar a estas personas “acogida, protección y acompañamiento”, tratando de asegurarse de que llevan vidas dignas, pero la situación es desesperada y la falta de medios está provocando que empiecen a formarse “bombas de relojería sociales”, cuentan los obispos. 

Las diócesis procuran iniciar proyectos que palien esta situación. En Tenerife está la Fundación El Buen Samaritano, que tiene como objetivo asistir, acoger y formar a las personas en riesgo de exclusión social. También se ha abierto el proyecto Corredores de Hospitalidad, con el apoyo del Departamento de Migraciones de la CEE, para la acogida integral de jóvenes ex tutelados.

A pesar de todo, no se puede sencillamente acercarse a estas personas cuando ya están en situación desesperada, sino que es necesario acudir a sus países de origen y ayudar a abrir centros de formación. Los obispos hacen una llamada pública para dar a conocer la situación y pedir colaboración desde las Administraciones, con el fin de abrir canales que permitan a todos los migrantes llevar una vida digna, pidiendo también que se promueva una cultura de hospitalidad transversal en la Iglesia.

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