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“Los católicos de Rusia, Ucrania, Kazajistán, Bielorrusia, están unidos”

Entre los creyentes no hay división. “Los católicos de Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Kazajistán, están unidos en la oración, y buscan la paz”, manifestó Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica de Ucrania, en una rueda de prensa online organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) sobre la crisis ucraniana.

Rafael Miner·5 de febrero de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
Ucrania

Texto en italiano aquí

“El propio Nuncio en Minsk [capital de Bielorrusia] está rezando por la paz en Ucrania, y está muy agradecido a los católicos de Rusia, de Kazajistán, de Bielorrusia, porque están unidos buscando la paz”, añadió el arzobispo ucraniano, en una convocatoria en la que participó también Monseñor Visvaldos Kulbokas, nuncio apostólico en Ucrania.

Otra idea que lanzó el arzobispo ucraniano Shevchuk: la crisis de Ucrania no es sólo de Ucrania, sino que afecta a toda Europa, y al mundo, y se refirió a sus cuatro dimensiones: militar, desinformación y propaganda, política y económica. Enseguida vemos algunos de sus rasgos, pero antes, he aquí sus palabras sobre el alcance de las tensiones actuales:

“En este conflicto, Ucrania es sólo una parte de todo el panorama global de la crisis. Por supuesto, tenemos miedo. Debido a nuestra posición histórica y geográfica, somos el país más expuesto. Estamos en primera línea. Pero la crisis ucraniana no es sólo un problema para los ucranianos. Tiene consecuencias para todo el mundo, para la Unión europea, Estados Unidos y los países de la OTAN”.

“La guerra es la peor respuesta a los problemas”, señaló. “Nuestra esperanza hoy es que, con la oración y el apoyo de la comunidad internacional, todos podamos decir no a la guerra.  Estamos asistiendo con nuestros propios ojos a una verdadera idolatría de la violencia que se levanta en el mundo. Nosotros, como cristianos, debemos decir en voz alta, no a la acción militar como solución a los problemas. Sólo el diálogo, la cooperación y la solidaridad pueden ayudarnos a superar todo tipo de dificultades y crisis””.

Anteriormente, el arzobispo había subrayado que “sentimos que hemos llegado a la culminación de una peligrosa escalada y agresión militar contra Ucrania”. “Es cierto que nuestro país ha sido atacado por Rusia durante ocho años, pero la escalada a la que asistimos hoy no es una simple continuación de la guerra en Donbass o una consecuencia de la anexión de Crimea. Estamos asistiendo a una escalada del conflicto entre Rusia y el mundo occidental, en particular Estados Unidos”.

“Lo primero es rezar”

En este contexto, el arzobispo grecocatólico reconoció que están estudiando “qué hacer si hubiera una invasión”. Y ahora, “estamos fomentando la red, el ‘networking’, la cooperación entre las iglesias, ayudarnos unos a otros. Su propuesta, y la de los demás obispos, se centra en “tres respuestas a la situación”.

“Lo primero que hay que hacer es rezar. Lo vimos ayer en una reunión de los obispos. Hoy toda Ucrania rezará el Rosario unida. La oración es muy importante. Lo segundo, solidaridad con quienes lo necesitan. El año pasado hicieron una colecta para los hambrientos. Y este año, otra para calentar las casas. Ayudar a pasar el invierno es clave. Y lo tercero, alimentar nuestra esperanza, tenemos que ser portadores de esperanza”. “Creemos que Dios está con nosotros. Debemos tener esta luz y ser heraldos de la buena noticia para la gente que tiene miedo, está desorientada, tiene hambre, tiene frío”.

Luego está “consolidar la sociedad ucraniana”, un asunto al que se refirió también el Nuncio. Hay muchos amigos de diferentes creencias que quieren construir, ayudar a los demás. “Esperamos poder decir todos juntos no a la guerra, no a la violencia. La acción militar no es la solución a ninguno de los problemas. El diálogo y la cooperación sí lo son”.

“Un cristiano real nunca promociona la guerra”

El Nuncio Kulbokas afirmó ante los medios que la Iglesia está por encima de la política. Somos capaces de hablar, de fraternidad, de respeto, de diálogo. No debemos dejar el asunto sólo en manos de los políticos. Deseamos “promover la paz. Rezar, no usar la agresión”, añadió. “Un cristiano real nunca promociona la guerra”, subrayó. “Se promueve la cohesión. Especialmente, queremos la conversión de los corazones de los que gobiernan”.

En otro momento, el Nuncio apuntó asimismo a “la consolidación de la sociedad ucraniana”, y añadió que el pueblo fiel, los creyentes, está bastante más unido que la jerarquía o los políticos. Además, aportó un testimonio personal, al señalar que es muy bonito trabajar allí, “porque en Ucrania se unen la Iglesia Oriental y la Occidental”, y lo ve en su propia labor, en su trabajo.

Esperan la visita del Papa Francisco

Mons. Visvaldos Kulbokas expresó la “preocupación” con la que el Papa sigue la situación, y su petición de oraciones en San Pedro, como ha informado Omnes. El arzobispo grecocatólico Sviatoslav Shevchuk añadió: “Aunque la mayoría de los ucranianos son ortodoxos, el Papa Francisco es la autoridad moral más importante del mundo. Y cada palabra que dice sobre la situación ucraniana, ya sea en el Ángelus o en otras ocasiones, es muy importante para nosotros. Nuestro pueblo está muy atento a cada palabra que el Santo Padre dirige a la “querida Ucrania”, y al sufrimiento del pueblo ucraniano. Pero lo que más esperan los ucranianos del Papa es su visita a Ucrania. La posibilidad de su visita es nuestra mayor expectativa, y rezamos para que un día este viaje se haga realidad”.

Qué hacer ante la desinformación

El arzobispo Sviatoslav Shevchuk reconoció que “la gente tiene más miedo, y funciona la desinformación. Rusia quiere cambiar el gobierno de Ucrania, comentó. Económicamente, Rusia está usando los precios del gas como un arma económica, esto es lo más clave; las personas no pueden pagar ese dinero para calentar sus casas, y esto traer muchos problemas. “En nuestro caso, lo que tenemos que hacer es estar informados, orar y ser solidarios unos con otros”, alentó.

Ante una pregunta sobre cómo evitar la propaganda y la desinformación, señaló que hay que conectar con gente de allí. Y animó también a la unidad de las personas de todas las religiones. Esta escalada está haciendo mella en la economía ucraniana, que está cayendo, prosiguió. Hay problemas laborales por la subida del precio del carburante, que está devastando a la clase media, pequeños empresarios, las panaderías… La Iglesia está ayudando a impulsar “alternativas para calentar las casas, incluso viviendas inteligentes” que no dependan del gas.

“Sacerdotes, únicos mediadores”

En el sureste de Ucrania, las comunidades son pequeñas y frágiles económicamente, y cada parroquia se ha convertido es puntos de atención social en los últimos años, explicó el arzobispo. Atención en reparto de comida, de mantas, incluso de asistencia psicológica a personas afectadas por estrés postraumático.

Existe una” inmensa pobreza de esas comunidades, y hay sacerdotes que viven por debajo del umbral de la pobreza”, reveló. Ayudar a las personas en esos territorios es difícil, porque tiene que atravesar zonas rusas, y “los sacerdotes son los únicos mediadores”, que no se van, y dicen: nosotros somos nuestro pueblo, no escapamos, y si hay que morir en Crimea, morimos en Crimea.

El arzobispo recordó que, en un reciente estudio, se ha comprobado que “la gente valora mucho la Iglesia, todas las confesiones religiosas. “¿Què tenemos que hacer? Es una responsabilidad que nos da la confianza de la gente”.

Al comienzo del acto, Thomas Heine-Geldern, presidente internacional de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), informó que su organización lleva ayudando bastante tiempo a Ucrania, sobre todo en el tema de la libertad religiosa, que han sufrido mucho durante la pandemia, y que la ayuda se ha dirigido de modo especial a sacerdotes y religiosas.

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