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«De mí seréis testigos», la misión evangelizadora de todo creyente

Hoy domingo 23 de octubre se celebra la 96 Jornada Mundial de las Misiones. Se cumplen 200 años desde que comenzara esta campaña global para el sostenimiento de la evangelización.

Antonino Piccione·23 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Foto: ©OMP España

En 1926, la Sociedad de Propagación de la Fe, a propuesta del Círculo Misionero del Seminario de Sassari, propuso al Papa Pío XI celebrar una jornada anual en favor de la misión evangelizadora de la Iglesia universal. La petición fue aceptada y ese mismo año se celebró la primera “Jornada Misionera Mundial de la Propagación de la Fe”, con la intención de volver a proponerla cada penúltimo domingo de octubre, mes misionero por excelencia.

El domingo 23, por tanto, los fieles de todos los continentes están llamados a abrir su corazón a las exigencias espirituales de la misión y a comprometerse con gestos concretos para responder a las necesidades primarias de la evangelización, sin descuidar la promoción humana y el desarrollo social. Las Obras Misionales Pontificias se encargan de que todas las comunidades, especialmente las más pequeñas, pobres y periféricas, puedan recibir la ayuda que necesitan.

El destino de los fondos

Debido a la dimensión universal, que es la principal característica de la Iglesia, las ofrendas van a parar al llamado Fondo Universal de Solidaridad y luego se distribuyen entre las jóvenes Iglesias misioneras. Los compromisos incluyen: apoyar los estudios de los seminaristas, sacerdotes, religiosos, monjas y catequistas laicos; construir y mantener seminarios, capillas y aulas para la catequesis y las actividades pastorales; garantizar la asistencia sanitaria, la educación escolar y la formación cristiana de los niños; subvencionar la radio, la televisión y la prensa católica local; proporcionar medios de locomoción a los misioneros, sacerdotes, religiosos, monjas y catequistas locales.

El Fondo se compone, por tanto, de todas las ofrendas recibidas durante el año por parte de los fieles de los distintos países del mundo, destinadas a las Iglesias nuevas o de reciente creación (para facilitar su desarrollo inicial) y a las que carecen de autonomía financiera o se encuentran en situación de emergencia, debido a guerras, hambrunas, catástrofes naturales.

Mensaje papal

En el día de la Epifanía del Señor, el 6 de enero, se dio a conocer el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2022. El Santo Padre escribe que “muchos cristianos se ven obligados a huir de su patria” y que, con la ayuda del Espíritu, “la Iglesia deberá ir siempre más allá de sus fronteras, para testimoniar a todos el amor de Cristo”.

Bajo el lema «De mí seréis testigos» se subraya que la Iglesia es misionera por naturaleza, no puede prescindir de la evangelización, so pena de diluir su propia identidad. Jesús, antes de subir al cielo, deja a sus discípulos el mandato que es una llamada esencial para todos los cristianos: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis testigos de mí en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. 

Seréis mis testigos: estas palabras, escribe el Papa, “son el punto central”: Jesús dice que todos los discípulos serán sus testigos y que “serán constituidos como tales por la gracia” y “la Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, no tiene otra misión que la de evangelizar el mundo, dando testimonio de Cristo”. El uso del plural “seréis testigos” indica “el carácter comunitario-eclesial de la llamada”. Continúa: “Todo bautizado está llamado a la misión en la Iglesia y por mandato de la Iglesia: la misión se realiza, por tanto, conjuntamente, no individualmente, en comunión con la comunidad eclesial y no por iniciativa propia. Y aunque haya alguien que en alguna situación muy particular realice la misión evangelizadora en solitario, la realiza y debe realizarla siempre en comunión con la Iglesia que le ha enviado”.

La luz de san Pablo VI

Francisco recuerda a san Pablo VI cuando advertía que “el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros”, y por ello afirma que para la transmisión de la fe es fundamental “el testimonio de la vida evangélica de los cristianos”, pero que “el anuncio de la persona y del mensaje de Cristo sigue siendo igualmente necesario”.

Escribe en el mensaje: “En la evangelización, por tanto, el ejemplo de vida cristiana y el anuncio de Cristo van juntos. Este testimonio completo, coherente y alegre de Cristo será ciertamente la fuerza de atracción para el crecimiento de la Iglesia también en el tercer milenio. Por ello, exhorto a todos a recuperar el valor, la franqueza, la ´parresia` de los primeros cristianos, para dar testimonio de Cristo con palabras y con hechos, en todos los ámbitos de la vida”.

“La Iglesia de Cristo ha estado, está y estará siempre en salida hacia nuevos horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones humanas ´límite`, para dar testimonio de Cristo y de su amor a todos los hombres y mujeres de cualquier pueblo, cultura y condición social. En este sentido, la misión será siempre también ´missio ad gentes`, como nos ha enseñado el Concilio Vaticano II, porque la Iglesia tendrá que ir siempre más allá, más allá de sus propias fronteras, para testimoniar a todos el amor de Cristo”.

Aniversarios

El Papa nos invita a leer, a la luz de la acción del Espíritu Santo, también los aniversarios que, en el campo de la misión, caen este año: el de la Congregación de Propaganda Fide, fundada en 1622, y el de tres Obras misioneras reconocidas como “pontificias” hace cien años. Se trata de la Obra de la Santa Infancia, iniciada por el obispo Charles de Forbin-Janson; la Obra de San Pedro Apóstol, fundada por la señora Jeanne Bigard para apoyar a los seminaristas y sacerdotes en tierras de misión; y la Asociación para la Propagación de la Fe, fundada hace 200 años por la francesa Pauline Jaricot, cuya beatificación se celebra en este año jubilar.

Un ejemplo

Gracias a la generosidad de los católicos de 120 países del mundo, la cantidad distribuida en el año 2021 fue de 91.671.762 euros. Con los fondos de este año se pueden apoyar miles de proyectos misioneros.

Algunos, a modo de ejemplo para la Iglesia italiana, se presentan en el sitio web de la Fundación Missio. Entre ellas, la renovación de la Casa General de las Hermanas de la Inmaculada Concepción en Inongo, en la diócesis del mismo nombre, en la República Democrática del Congo.

El edificio donde residen actualmente las 150 monjas se construyó hace más de 50 años y ahora necesita una importante renovación. Cuando llueve, el agua se filtra por el techo. Además, las ventanas no se cierran, lo que favorece a los ladrones y rateros. El proyecto consiste en restaurar el tejado, los marcos de las ventanas y los techos, que se han deteriorado entretanto, con un coste de 30.000 euros. “Siendo parte integrante de la nación congoleña”, reza el informe que el superior general preparó para la solicitud del proyecto, “nuestra congregación sufre la miseria que atenaza al Congo debido a la inestabilidad política de este país, a pesar de las numerosas riquezas que tenemos en el subsuelo y los bosques”.

La mayoría de las hermanas de la Inmaculada Concepción de Inongo están empleadas en la educación y la sanidad pública, pero el salario que reciben no les alcanza ni para cubrir sus necesidades diarias. Gracias a las actividades de autofinanciación (como la venta de miel, pescado salado, etc.) y a los productos agrícolas de los campos que cultivan, las monjas consiguen satisfacer sus necesidades básicas. Ahora, sin embargo, urge hacer frente a los gastos extraordinarios de renovación de la casa: un proyecto, uno de tantos, apoyado a través del Fondo de Solidaridad Universal, financiado por la 96ª Jornada Mundial de las Misiones.

El autorAntonino Piccione

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