Vaticano

La diplomacia de Francisco

El Pontífice, verdadero creador de puentes, busca, en sus encuentros y en sus viajes, dialogar, consolar a los afligidos, defender la libertad religiosa y de los católicos. El especialista en geopolítica parisino Jean-Baptiste Noé, lo ha explicado en un coloquio virtual.

Fernando Emilio Mignone·7 de abril de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
el papa habla a los diplomáticos

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

En coloquio virtual con sacerdotes canadienses, el especialista en geopolítica Jean-Baptiste Noé, parisino, explicó que el Papa puede hacer lo que ningún otro líder mundial. Fue el primer Papa en visitar Irak, una de las cunas del cristianismo, consolando a su pueblo crucificado, y el 6 de marzo tuvo el tercer gran encuentro personal de su pontificado, esta vez con el Ayatolá chií Al-Sistani. Se ven aquí claves del Francisco diplomático.

Un constructor de puentes

El Pontífice, verdadero creador de puentes, busca, en sus encuentros y en sus viajes, dialogar, consolar a los afligidos, defender la libertad religiosa y de los católicos. Quiere poner sobre el tapete a los que han caído entre las rendijas de la opinión pública.

Ningún otro jefe de estado podría haber visitado al Irak actual como lo hizo Francisco. Fue un gran orgullo para los iraquíes poder hospedarlo de manera securitaria. El Ayatolá Al-Sistani, de 90 años, no aparece públicamente con nadie: excepto con Francisco. Noé reiteró que los encuentros de Francisco con el gran imán egipcio Ahmed el-Tayyeb, y especialmente su firma conjunta hace dos años en Abu Dabi del Documento sobre la fraternidad humana, supusieron un avance en las relaciones con el Islam sunita – así como el encuentro hace un mes con Al-Sistani ha creado un puente con el Islam chií. 

Los nuncios: primeros diplomáticos modernos

Noé, a sus 37 años, ya destaca en su campo: es profesor universitario, escritor prolífico, redactor en jefe de la revista Conflits, y director del instituto de geopolítica Orbis. Dio una introducción magistral a la diplomacia vaticana. Explicó que los nuncios fueron los primeros diplomáticos modernos y que la Academia Pontificia Eclesiástica fue la primera en el mundo en formar diplomáticos.

Hoy en día solamente cinco países no tienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, que es uno de los estados mejor informados sobre lo que sucede “en el piso” globalmente. Dio como ejemplo, que en sus memorias, un ex-embajador japonés al Vaticano recordó que su destino como embajador ante el Vaticano destacó en su carrera diplomática, porque a Roma peregrinan todos, tanto los poderosos como los indefensos.

A fuerza de carisma e inteligencia

Como Noé explica en su libro François le diplomate (Éditions Salvator, 2019), Francisco, desde su elección hace ocho años, actúa ágil y eficazmente sobre el escenario mundial. Reconcilió espectacularmente a Cuba y USA. Visitó a refugiados en la Isla de Lesbos. Sin experiencia diplomática anterior, a diferencia de sus predecesores Pío XII, Juan XXIII y Paulo VI, Francisco se ha impuesto con carisma e inteligencia como interlocutor privilegiado con líderes mundiales. 

Por supuesto desde hace más de un milenio y medio muchísimos Papas ejercieron un rol “internacional”, de tantas maneras. El Papa argentino, a pesar de las turbulencias atravesadas por la Iglesia, consigue reforzar la influencia global del Vaticano. Su “política extranjera” persigue una misión evangelizadora con otros medios.

Diplomacia neutra, pero no imparcial

Noé defendió el controvertido y secreto Acuerdo provisional entre la Santa Sede y China sobre el nombramiento de obispos (firmado en 2018 y prorrogado en 2020): “très mauvais mais très nécessaire”. ¿Por qué? Porque el Vaticano apuesta a que puede “aflojar el torno” de la persecución religiosa en China central. El Acuerdo no ha resuelto los problemas, ya que el presidente chino Xi Jinping se burla del Papa. Pero más vale algo malo que nada, la diplomacia siendo muy limitada con un gobierno tiránico.

La diplomacia de la Santa Sede es neutra pero no imparcial. Busca la paz. Por ejemplo, Juan Pablo II evitó una guerra entre Argentina y Chile sobre un conflicto limítrofe, y, mucho más cercano en el tiempo, Francisco buscó la paz, natural y neutralmente, en una reciente guerra: la segunda del Alto Karabaj (septiembre-noviembre 2020) entre Azerbaiyán y Armenia.

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