Vaticano

El Papa Francisco llama a la oración y al ayuno por Afganistán

El Papa Francisco ha llamado a intensificar la oración y el ayuno por la paz en Afganistán, después del rezo del Angelus del domingo, ya que "en momentos históricos como éste no podemos permanecer indiferentes".

David Fernández Alonso·30 de agosto de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos
oración por Afghanistan

Foto: ©2021 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

Antes del comienzo del rezo del Angelus, el Papa Francisco ha comentado el evangelio de la Misa del domingo: «El Evangelio de la Liturgia de hoy muestra a unos escribas y fariseos asombrados por la actitud de Jesús. Se escandalizan porque sus discípulos toman alimentos sin realizar antes las tradicionales abluciones rituales. Piensan para sus adentros: «Este modo de hacer las cosas es contrario a la práctica religiosa» (cf. Mc 7,2-5)».

Fe que llegue al corazón

«También nosotros podríamos preguntarnos: ¿por qué Jesús y sus discípulos descuidan estas tradiciones? Al fin y al cabo, no son cosas malas, sino buenos hábitos rituales, un simple lavado antes de tomar la comida. ¿Por qué Jesús no les presta atención? Porque para él es importante devolver la fe a su centro. Lo vemos una y otra vez en el Evangelio: devolver la fe al centro. Y para evitar un riesgo, que vale tanto para aquellos escribas como para nosotros: observar las formalidades externas dejando en segundo plano el corazón de la fe. Con demasiada frecuencia «maquillamos» nuestras almas. La formalidad externa y no el corazón de la fe: esto es un riesgo. Es el riesgo de una religiosidad de las apariencias: aparentar ser bueno por fuera, mientras se descuida la purificación del corazón. Siempre existe la tentación de «arreglar a Dios» con alguna devoción externa, pero Jesús no se conforma con esta adoración. Jesús no quiere cosas externas, quiere una fe que llegue al corazón».

«De hecho, inmediatamente después, llama a la multitud para decirles una gran verdad: «No hay nada fuera del hombre que, entrando en él, pueda hacerlo impuro» (v. 15). En cambio, es «desde dentro, desde el corazón» (v. 21) que nacen las cosas malas. Estas palabras son revolucionarias, porque en la mentalidad de aquella época se pensaba que ciertos alimentos o contactos externos le hacían a uno impuro. Jesús invierte la perspectiva: no es malo lo que viene de fuera, sino lo que nace de dentro».

«Queridos hermanos y hermanas, esto también nos concierne. A menudo pensamos que el mal viene principalmente de fuera: del comportamiento de los demás, de los que piensan mal de nosotros, de la sociedad. ¡Cuántas veces culpamos a los demás, a la sociedad, al mundo, de todo lo que nos pasa! Siempre es culpa de «otros»: es culpa de las personas, de los gobernantes, de la mala suerte, etc. Parece que los problemas siempre vienen de fuera. Y nos pasamos el tiempo repartiendo culpas; pero pasar el tiempo culpando a los demás es perder el tiempo. Te enfadas, te agrias y alejas a Dios de tu corazón. Como aquellas personas del Evangelio, que se quejan, se escandalizan, polemizan y no acogen a Jesús. No puedes ser verdaderamente religioso quejándote: la queja te envenena, te lleva a la ira, al resentimiento y a la tristeza, la tristeza del corazón, que cierra las puertas a Dios».

«Pidamos hoy al Señor que nos libre de culpar a los demás, como los niños: «¡No, yo no he sido! Es el otro, es el otro…». -Pedimos en la oración la gracia de no perder el tiempo contaminando el mundo con quejas, porque esto no es cristiano. Más bien, Jesús nos invita a mirar la vida y el mundo desde el corazón. Si miramos dentro, encontraremos casi todo lo que odiamos en el exterior. Y si pedimos sinceramente a Dios que purifique nuestros corazones, entonces empezaremos a hacer el mundo más limpio. Porque hay un modo infalible de vencer el mal: empezar por derrotarlo dentro de uno mismo. Los primeros Padres de la Iglesia, los monjes, cuando se les preguntaba: «¿Cuál es el camino de la santidad? ¿Cómo empiezo?», el primer paso, decían, era acusarse a sí mismos: acusarse a uno mismo. Acusarnos a nosotros mismos. ¿Cuántos de nosotros, en algún momento del día o de la semana, somos capaces de acusarnos por dentro? «Sí, este me hizo esto, aquel otro… aquel una barbaridad…». ¿Pero qué pasa conmigo? Yo hago lo mismo, o lo hago así… Eso es sabiduría: aprender a acusarse a sí mismo. Pruébalo, te hará bien. Es bueno para mí, cuando puedo hacerlo, pero es bueno para mí, es bueno para todos».

«Que la Virgen María, que cambió la historia por la pureza de su corazón, nos ayude a purificar el nuestro, superando sobre todo el vicio de culpar a los demás y quejarse por todo».

Intensificar la oración y el ayuno

Después del rezo del Angelus el Papa ha asegurado que sigue «la situación en Afganistán con gran preocupación, y comparto el sufrimiento de quienes lloran por las personas que perdieron la vida en los atentados suicidas del pasado jueves, y de quienes buscan ayuda y protección. Encomiendo a los fallecidos a la misericordia de Dios Todopoderoso y doy las gracias a quienes trabajan para ayudar a las personas que han sido tan probadas, especialmente las mujeres y los niños. Pido a todos que sigan ayudando a los necesitados y que recen para que el diálogo y la solidaridad lleven a la instauración de una convivencia pacífica y fraterna y ofrezcan esperanza para el futuro del país. En momentos históricos como éste no podemos permanecer indiferentes, la historia de la Iglesia nos lo enseña. Como cristianos, esta situación nos compromete. Por eso hago un llamamiento a todos para que intensifiquen la oración y el ayuno. Oración y ayuno, oración y penitencia. Ahora es el momento de hacerlo. Hablo en serio: intensificar la oración y el ayuno, pidiendo al Señor misericordia y perdón».

«Estoy cerca de los habitantes del estado venezolano de Mérida, afectado en los últimos días por inundaciones y corrimientos de tierra. Rezo por los fallecidos y sus familias y por todos los que están sufriendo a causa de esta calamidad».

«Os deseo a todos un buen domingo» concluía. «Por favor, no se olviden de rezar por mí. Disfruten de la comida y hasta la vista».

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