Cara a cara con el cuerpo de Cristo crucificado y puesto en el sepulcro. Así podría definirse la experiencia que ofrece The Mystery man, una muestra única sobre “el hombre de la Sábana Santa”. Una exposición que ha tenido su primera parada durante más de cinco meses en la catedral española de Salamanca y que nace con el objetivo de recorrer los cinco continentes a lo largo de los próximos años, como señala para Omnes Francisco Moya, director general de Artisplendore, la empresa de gestión cultural especializada en arte sacro que ha sido la artífice de esta singular e impactante muestra.
La muestra desglosa, a lo largo de seis zonas expositivas, los aspectos más importantes de uno de los grandes enigmas de la historia: la figura de Jesús de Nazaret, la condena y muerte de Cristo, la Sábana Santa, estudios forenses sobre la Síndone, una espectacular sala inmersiva y, por último, el culmen de esta exposición, la sala donde se expone el cuerpo recreado a partir de la Sábana Santa. “De hecho, esta reproducción del hombre de la sábana santa es el punto diferenciador clave de esta exposición con respecto a otras que hayamos podido ver”, destaca Francisco Moya.
Una reproducción única y que muestra, como explica el director general de Artisplendore “todos los signos de la pasión y la cruz que aparecen en la Sábana Santa”. La similitud es tal que “estamos viendo realmente a un hombre, no una escultura”, afirma.
La historia de la Sábana Santa
The Mystery man no se entiende sin conocer todo lo que rodea a la Sábana Santa, la tela de lino que cubrió a Jesús de Nazaret tras su muerte en la Cruz. El cuerpo del hombre a quien envolvió esta tela quedó impreso en ella, haciendo pensar que es la imagen de Cristo. Esta reliquia es uno de los objetos más estudiados en toda la historia y suscita gran interés entre los estudiosos debido a sus peculiaridades. Es precisamente esta tela el origen de la exposición, pues se ha obtenido a través de ella la imagen hiperrealista de Jesús.
La exposición recorre la historia, no exenta de avatares, de esta singular reliquia. De este modo, retrocedemos hasta el siglo XIV, cuando un caballero francés afirma tener la sábana que envolvió el cuerpo de Cristo tras su muerte. Sin embargo, no puede desvelar cómo la ha obtenido. Antes de su muerte en la batalla de Poitiers, dona la tela a unos monjes que empiezan a recibir visitas de los peregrinos que quieren ver la supuesta reliquia.
Durante la guerra de los Cien Años, los religiosos devuelven a la familia del caballero el sudario, para protegerlo. Cuando acaba la contienda, la heredera de la familia se niega a devolver la Sábana Santa y la usa como pasaporte a Italia, donde busca refugio a cambio de entregar la reliquia a los que serían más tarde reyes italianos, los duques de Saboya.
Los duques guardan la sábana en la iglesia de su castillo, que ardió en un incendio en el año 1523. El relicario de plata en el que habían depositado la tela se funde, atravesando una gota la sábana, pero sin destruir la imagen. Cincuenta años después, la reliquia llega a Turín, donde todavía se conserva custodiada en la catedral.
La investigación forense sobre el cadáver
Las diferentes investigaciones sobre la Sábana Santa, en la que está basada la exposición, demuestran que esta tela cubrió el cuerpo de un hombre muerto, un cadáver reciente. El estudio forense de la imagen deja ver la posición del cuerpo: la cabeza está flexionada, los músculos del pecho contraídos, los brazos cruzados y las piernas flexionadas. Además, por los tejidos que se han podido obtener, se ha demostrado que el cadáver era el de un varón de raza caucásica, con sangre de tipo AB y una altura de 178 centímetros.
Entre las distintas lesiones que se pueden ver en el análisis forense, en la zona del cráneo pueden observarse más de cincuenta heridas producidas por un objeto punzante. En la cara se aprecian también lesiones, especialmente la rotura de la nariz y la desviación del tabique. En la espalda, el torso y las piernas hay evidencias de una flagelación romana. También puede verse una herida realizada tras la muerte, que perfora el costado, atravesando el cuerpo.
La Sábana Santa fue expuesta por primera vez en el año 1898 durante dos días. El fotógrafo Secondo Pía obtuvo permiso para fotografiar la reliquia. En el momento de revelar la imagen, Pía descubrió que en la placa se revelaba un positivo. Solo había una posibilidad: que la sábana fuera el negativo.
Toda la comunidad científica se sobresaltó ante el descubrimiento, pero no fue hasta 33 años después cuando se repitió la misma prueba. Como era de esperar, el resultado fue idéntico: aquel lienzo era el negativo de una imagen.
A mediados de 1930 comenzaron los estudios de la reliquia por parte del médico forense Pierre Barbet. Tras muchas pruebas con cadáveres, Barbet concluyó que la imagen era un modelo anatómico extrañamente exacto, puesto que desvelaba características fisiológicas y patológicas que eran ignoradas en el mundo médico 150 años antes.
Los análisis de la Sábana Santa continuaron en el año 1988, cuando se concedió permiso a un grupo de científicos para realizar la prueba de carbono 14 en la tela. Tres laboratorios distintos llevarían a cabo el análisis con el objetivo de datar la sábana. Los resultados señalaban que la síndone había sido fabricada entre los siglos XIII y XIV, lo cual implicaba que la supuesta reliquia era en realidad un fraude.
Sin embargo, un año más tarde, la revista científica Nature demostró la baja fiabilidad de la prueba del carbono 14. Cada laboratorio obtuvo una fecha muy distinta. La contaminación del lino no permitía que los resultados fueran fiables. Por tanto, no podía considerarse de inmediato que la Sábana Santa fuera una falsificación.
Ante los fallos que encontraron en esta prueba, los científicos decidieron tomar una vía distinta. Se obtuvieron muestras del polen para determinar con más exactitud la fecha de la sábana, ya que las características de este elemento permiten obtener muchos datos. Estos estudios sitúan la síndone en Jerusalén, pero también prueban que fue trasladada por Italia y Francia.
Los estudios acerca de la Sábana Santa se han efectuado más veces, pero la ciencia no ha podido demostrar cómo se produjo una imagen con las características de la síndone.
Las características únicas de la Sábana Santa
La Sábana Santa, de la que podemos encontrar una reproducción exacta en la exposición, es una imagen muy especial, debido a nueve aspectos que no se dan en ninguna otra imagen: superficialidad, ausencia de pigmentación, no direccionalidad, estabilidad térmica, estabilidad hidrológica, estabilidad química, pormenorización, negatividad y tridimensionalidad.
La superficialidad implica que la imagen apenas penetra en los hilos. Ausencia de pigmentación quiere decir que no hay químicos conocidos. La no direccionalidad se refiere al hecho de que no se puede descubrir ningún trazo que debería haberse quedado al pintar. La estabilidad hace referencia a que la imagen no se ve afectada por la temperatura, el agua o los químicos. En cuanto a la pormenorización, el rastro del cuerpo es muy detallado. La negatividad es la característica que descubrió Pía y la tridimensionalidad implica que la imagen tiene relieve.
La exhibición
El centro y culmen de la exposición de Mystery Man es, sin duda, la representación hiperrealista del hombre de la Sábana Santa.
Cuando las personas llegan ante ella, cuenta Francisco Moya, “la emoción, el sentimiento, la fe, salen a la luz”. Es la primera vez que se expone algo así y todos los que pasan ante la imagen dicen salir impactados.
En el cuerpo, a tamaño natural, se observan las heridas de las que da cuenta la Sábana Santa y que se identifican con lo recogido en los evangelios sobre la pasión de Cristo.
Al entrar en la sala donde se encuentra la representación del cuerpo de Cristo, se observa, sobre ella, una reproducción a tamaño real de la Síndone. De este modo, el espectador percibe, en tres dimensiones los resultados de una investigación que lleva más de quince años en marcha.
Las entradas para la exposición se pueden encontrar en la página web de Mystery Man, si bien en España solo estará, en principio, hasta el mes de marzo, pues luego comienza la peregrinación por todo el mundo. Se espera que el proyecto esté en marcha unos veinte años, adecuándose a los lenguajes expositivos de cada momento.
En resumen, como dicen los mismos responsables, esta exhibición es un “recorrido histórico, artístico y científico sobre los estudios de la Síndone, su impacto en el mundo cristiano y en la representación de la imagen de Jesús”.