Cultura

Antonio López: “Con el Crucificado, Velázquez observó un cuerpo e hizo un Dios”

El conocido pintor español compartió recuerdos, opiniones y vivencias en una cena coloquio organizada por Omnes y que reunió a un nutrido grupo de personas en el centro de Madrid.

María José Atienza / Rafael Miner·1 de diciembre de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos
Antonio Lopez

Foto: Cena coloquio con el pintor Antonio López

Antonio López, maestro del realismo español, es uno de los pintores y escultores más reconocidos del panorama artístico español. Natural de Tomelloso, donde nació en 1936. Junto a amigos, colaboradores y cercanos a Omnes, compartió una cena y un animado coloquio el pasado viernes en Madrid.

El encuentro comenzó con la introducción y bienvenida por parte de Jorge Latorre, profesor de Historia del Arte en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid quien, durante el encuentro, combinó, de manera natural, los recuerdos del pintor y las numerosas preguntas de los asistentes.

«Mi tío me cambió la vida»

Uno de los nombres que más importancia ha tenido en la vida de Antonio López, como él mismo explicó, fue su tío, el pintor Antonio López Torres, al que definió como “un pintor verdaderamente extraordinario”. Sería López Torres el que cambiara el rumbo de la vida del chico de Tomelloso cuando “a los 13 años, él convenció a mi padre y me vine a Madrid para preparar el ingreso en Bellas Artes. Entonces yo estaba preparándome para trabajar en una oficina…Eso me cambió la vida. Ya después, pues es como quien es sobrino de Mozart, era la fuerza, la presencia y el ejemplo lo que te sostiene”.

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Antonio López con Jorge Latorre

«He llegado a mi sitio»

La llegada a Madrid supuso un cambio radical para la vida del pintor que, a los 14 años,  llegó a una gran ciudad “llena de coches, con muchos curas” y en la que comenzó a pintar para preparar el ingreso a Bellas Artes. En Madrid “conocí a personas que, como yo, querían ser pintores o escultores, y me encontré con mi familia. Pensé ‘he llegado a mi sitio’.

La época de Madrid y el estudio en Bellas Artes fue, en palabras de López “la época más maravillosa de mi vida». En Madrid conoció a Mari, su mujer y quedó fascinado por el arte clásico que pintaba y copiaba gracias a las reproducciones que, por aquel entonces, podían verse en el Casón del Buen Retiro.

Con cierta ironía, el pintor recordó que “aunque yo sabía muy poco de arte tenía mucho instinto para saber quién de mis compañeros sabía más. De los profesores no nos fiábamos mucho. Hubiéramos necesitado que nos hablaran del arte moderno. Cuando empecé a saber más, me di cuenta que el arte era un misterio y, ¿como entras ahí?, ¿quién te da la llave? Los profesores, entonces no estaban dispuestos a eso, se habían quedado arrollados por los tiempos. Faltaban Picasso, Paul Klee, Chagall… Con eso soñábamos.

Me di cuenta que el arte era un misterio y, ¿como entras ahí?, ¿quién te da la llave?

Antonio López. Pintor

“A mí por ejemplo, no me costó nada entender el arte moderno y, sin embargo, me costó muchísimo entender a Velázquez, o el gran arte español del barroco. Cuando entendí el arte moderno entendí el arte del Museo del Prado, no al revés. Por eso, pienso que en las escuelas de Bellas Artes hay que enseñar primero aquello que se hace en el momento en el que vives”.

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Vista general del encuentro

Ante el don recibido, dar las gracias

Las variadas preguntas de los asistentes fueron ocasión para que el pintor desgranara recuerdos, reflexiones y opiniones sobre las corrientes pictóricas, el papel del artista, la importancia del espectador o sus vivencias de fe a través del arte.

A tenor de una pregunta sobre el expresionismo o la imagen del “artista atormentado”, Antonio López afirmó que “el tópico de que los artistas son gente triste es horroroso, hay que decir que no. Creo que otras personas viven peor que nosotros, porque los artistas estamos motivados por un trabajo que nos gusta. Si puedes vivir de él, claro. Yo veo las noticias y me asusto. A mí me parece peor la vida que el arte. El arte me parece una hermosura para la vida”. En este sentido subrayó que “yo he vivido el arte como una liberación. El que se inicia con voluntad de aprender se encuentra con lo mejor de la vida. Pienso que es una tortura en el caso del pintor, músico, cineasta…, que no encuentra un publico, pero a veces lo que veo, en la facultad o en los talleres es gente que está allí equivocada y no tendría que estar allí”.

Antonio López quiso recordar además que hay que tener fortaleza para dedicarse al terreno artístico porque “en el arte todo el mundo duda, pero ahora, los pintores, por ejemplo, tienen la libertad de hacer lo que les gusta. Hasta Goya, los pintores hacían encargos, vivían pendientes de los encargos. Ahora no. Antes el artista era un servidor de la sociedad, ahora también, pero el primer paso lo da él”.

Si se trata de transmitir lo religioso lo que hace falta es sentirlo. Si lo sientes, lo trasmites.

Antonio López. Pintor

«Soy un hombre de fe«

“Yo soy un hombre de fe” repitió en varias ocasiones Antonio López. En este sentido, habló de sus visitas al Prado y la contemplación de ese “arte grande religioso” que le costó entender. Preguntado por una pintura que reflejara su fe, Antonio López afirmó rotundo: “El Cristo crucificado de Velázquez”. Esta obra, resaltó, “refleja maravillosamente el arte religioso. Creo que no hay otra figura de Cristo crucificado de ese nivel. Tan inmenso, tan real y tan sobrenatural. Velázquez observó un cuerpo y no sé lo que hizo, pero hizo un Dios. Es un milagro”.

El pintor quiso apuntar, en este ámbito, que el arte religioso ha de llevar a rezar, por eso admira “el arte popular, las tallas de las vírgenes: el Rocío, la Macarena… Esas vírgenes de vestir que el pueblo adorna y les ponen joyas, todo eso me parece subyugante porque no se distrae en hacer arte. Va directamente a lo religioso y acierta. Si se trata de transmitir lo religioso lo que hace falta es sentirlo. Si lo sientes, lo trasmites. Velázquez lo consigue en ese Cristo de una forma impresionante”.

La emoción ha creado el arte

¿Quién crea el arte? Decía el historiador del arte Ernst Gombrich que no existe el arte sino los artistas. Algo similar defiende Antonio López al destacar que la creadora del arte es la emoción: “cuando estoy en la Puerta del Sol pintando se espera de mí, y yo espero, que haya algo más que una reproducción de la Puerta del Sol, porque para eso tenemos una foto”. Ese más, apuntó López, es “captar la emoción, lo importante es la emoción. La emoción es la que justifica el arte. Una vez que está la emoción, no importa el lenguaje”. “La emoción es lo que ha creado el arte. Yo creo que los pintores de Altamira hicieron esas pinturas porque algo de la naturaleza les llamaba la atención… y no es la emoción del que pinta sino la emoción del que mira”.

Cuando estoy en la Puerta del Sol pintando se espera de mí, y yo espero, que haya algo más que una reproducción de la Puerta del Sol

Antonio López. Pintor

“El arte ha surgido de una necesidad del hombre, como la religión, yo creo que van juntos. Mi punto de partida es la precisión. Mido las cosas para que la proporción sea exacta… al inicio hago las cosas como un artesano y, entonces, llega un momento en el que es el cuadro el que habla, que le hace que tener algo que no tiene la fotografía, algo que me pertenece a mí. Si no tiene eso, será un alarde de habilidad pero no es un arte que transmite emociones, como el arte grande desde Bach al flamenco”.

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Antonio López

La cena que continuó a lo largo de la noche, culminó con la presentación del proyecto multiplataforma de Omnes a las personas allí presentes y unas palabras de Jorge Beltrán, miembro del patronato, así como un pequeño sorteo.

Como es sabido, el lanzamiento de omnesmag.com, portal de información y análisis sobre la Iglesia, tuvo lugar a primeros de año por parte del Centro Académico Romano Fundación (CARF). Además, la revista Omnes prosigue su andadura con carácter mensual, junto a diversos foros y encuentros temáticos con personalidades de diversas disciplinas, y la edición de newsletters periódicas, como La Brújula.

El autorMaría José Atienza / Rafael Miner

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