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Benedicto XVI expresa su dolor pero rechaza todas las acusaciones

Tras el estudio del informe de más de 1200 páginas sobre abusos sexuales por parte de clérigos y laicos de la archidiócesis de Múnich-Frisinga entre 1945 y 2019, elaborado por el bufete de abogados Westpfahl, Spilker, Wastl, el Papa emérito Benedicto XVI ha tomado postura pública rechazando todas las acusaciones.

David Fernández Alonso·8 de febrero de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
Benedicto XVI

Foto: ©2022 Catholic News Service / U.S. Conference of Catholic Bishops.

Este martes 8 de febrero ha publicado una carta en este sentido, acompañada por un análisis pormenorizado de la investigación recogida en el informe, que incluía diversas acusaciones contra él.

Con la carta y el documento que la acompaña, Benedicto XVI responde a los comentarios y acusaciones, algunos de ellos incluso agresivos, que han circulado por los medios de comunicación, y en particular desde algunos sectores de la Iglesia en Alemania. 

El pontífice emérito reitera, en primer lugar, su dolor y petición de perdón por los abusos que se hayan cometido estando al frente de la archidiócesis. En la misiva, Benedicto asegura que “sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. A las víctimas de abusos sexuales va mi más profunda compasión y lamento cada uno de los casos”.

Para el estudio del informe del bufete de Múnich y para la redacción del documento que acaba de publicar, ha ayudado al Papa emérito, que tiene ya 94 años y una salud frágil, aunque mente clara, un grupo de colaboradores. 

El caso del sacerdote X

El informe acusaba a Ratzinger de estar presente en una reunión del Ordinariato de la archidiócesis del 15 de enero de 1980 en la que se habría hablado del sacerdote X como abusador sexual y no obstante se le habría confiado una tarea pastoral. Sin embargo, el pontífice emérito reitera que en aquella reunión no se mencionó que este sacerdote hubiera cometido abusos sexuales, sino que solamente se trató de dar un alojamiento de este sacerdote en Múnich, adonde se había trasladado para someterse a una terapia.

Además, sobre la discrepancia entre lo afirmado por Benedicto XVI al responder a las argumentaciones del informe antes de que fuera publicado y lo señalado por él tras la publicación, aclara de nuevo que se explica por un error de transmisión en el trabajo de su grupo de colaboradores. Y es evidente que “un error de transcripción no puede ser imputado a Benedicto XVI como una declaración falsa consciente o como una ‘mentira’”.

En la rueda de prensa del 20 de enero de 2022, en la que los peritos jurídicos presentaron su informe, no se pudo presentar ninguna prueba de que Joseph Ratzinger hubiera tenido otra participación. Es más, en respuesta a la pregunta de una periodista sobre si los expertos podían probar lo contrario, el representante del bufete confirmó abiertamente que no existen pruebas de que Ratzinger tuviera más datos sobre ese sacerdote; sencillamente, en su opinión, sería «más probable» que sí los hubiera tenido. Por tanto, el documento de los colaboradores de Benedicto XVI concluye que “como arzobispo, el cardenal Ratzinger no estuvo involucrado en ningún encubrimiento de actos de abuso”.

Por último, respecto a la suposición, también infundada, de que Benedicto XVI haya restado importancia a los actos de exhibicionismo al afirmar que «el párroco X era conocido como un exhibicionista, pero no como un abusador en el sentido propio«, se precisa que “Benedicto XVI no minimizó el comportamiento exhibicionista, sino que lo condenó expresamente”, y achacan la acusación a una descontextualización de la frase, que se enmarcaba en una consideración jurídica sobre el castigo de esos comportamientos en el derecho canónico. Al contrario, “en la memoria presentada, Benedicto XVI afirma con la máxima claridad que los abusos, incluido el exhibicionismo, son ‘terribles’, ‘pecaminosos’, ‘moralmente reprobables’ e ‘irreparables’”. 

Otros tres casos

Por otro lado, el informe acusa a Benedicto XVI de haberse gestionado incorrectamente la situación también en otros tres casos. Sin poder aducir pruebas, el informe “supone” que asimismo en estos casos habría sabido que los sacerdotes eran abusadores.

Sin embargo, responde el documento de los colaboradores de Ratzinger, “en ninguno de esos casos analizados por el informe, Joseph Ratzinger tuvo conocimiento de abusos sexuales cometidos o sospechosos de haber sido cometidos por sacerdotes”. Y, en efecto, el informe no aporta ninguna prueba para afirmar lo contrario.

Veracidad de Benedicto XVI

Todo ello viene a confirmar la actitud de Benedicto XVI, que en el curso de sus años como cardenal y como Papa, ha sido un pionero en el compromiso en la lucha contra los abusos sexuales en el seno de la Iglesia.

Benedicto XVI señala en su carta, muy personal y dolida, que “me ha conmovido profundamente que el descuido se utilizara para dudar de mi veracidad, e incluso para presentarme como un mentiroso. Me han conmovido aún más las numerosas expresiones de confianza, los cálidos testimonios y las conmovedoras cartas de ánimo que he recibido de tantas personas. Estoy especialmente agradecido por la confianza, el apoyo y las oraciones que el Papa Francisco me ha expresado personalmente”.

Además, la carta incluye la perspectiva del próximo final del pontífice emérito, que afronta, según dice, «con el ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no es solo el juez justo, sino al mismo tiempo el amigo y el hermano que ya ha sufrido ya él mismo mis insuficiencias y por eso, en cuanto juez, es al mismo tiempo mi abogado (Paráclito)».

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