El último viaje de Francisco en el “papamóvil”

El 20 de abril de 2025 el Papa Francisco salió a la abarrotada plaza de San Pedro como un torero sale a la faena más grande, la de despedirse de su pueblo el Domingo de Resurrección.

22 de Aprile de 2025-Tempo di lettura: 2 minuti
Papa Francesco

El Papa Francisco saluda desde el papamóvil a los fieles el 20 de abril de 2025 (OSV News)

El 20 de abril, pero no del noventa sino de este 2025, hizo un día primaveral sin lluvia en Roma, como si la naturaleza ya supiera que era su último día en la Tierra. El Papa Francisco salió a la abarrotada plaza de San Pedro como un torero sale a la faena más grande, la de despedirse de su pueblo el Domingo de Resurrección. Con la entrega, valentía  y dedicación de los gigantes que hacen todo por amor hasta su último aliento.

Con la intuición de que era la última vez que veíamos a Francisco nos acercamos a la “barrera”, para verle pasar en el papamóvil por los pasillos de vallas de la Plaza de San Pedro, volcado con su público. Previamente, antes de la bendición “urbi et orbi”, había dicho sus últimas palabras a todo el mundo con cierta claridad: “Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Pascua!”, ya solo ese gesto nos había llenado de aliento.

La despedida

En ese momento el grupo de peregrinos madrileños, romeros ganando el jubileo, nos hicimos conscientes que éramos la Cristiandad que contemplaba su despedida, ya que en breve partiría en el “papamóvil” al más allá. Por eso nos volcamos sabiendo que le devolvíamos parte de lo que él nos daba, disfrutando del momento histórico que vivíamos y que adquiríamos la responsabilidad del que tiene algo que contar.

A la mañana siguiente recibimos la noticia de su fallecimiento, unas pocas horas después en Misa en Santa María de la Paz, en la iglesia prelaticia del Opus Dei, en la tumba de san Josemaría en Roma, antes de partir a Madrid. Y allí le pedimos a este santo, fiel del Romano Pontífice, que le colocara en el buen sitio que le corresponde, por el cónclave y por el próximo Papa.

El funeral del Papa Francisco

Uno de los peregrinos compartía en el grupo la palabras del libro “Esperanza”, autobiografía del Papa Francisco, donde explica cómo quería que se procediera en este momento:

“Cuando fallezca, no me enterrarán en San Pedro, sino en Santa María la Mayor: el Vaticano es la casa de mi último servicio, no la de la eternidad. Estaré en la habitación en la que ahora custodian los candelabros, cerca de esa Reina de la Paz a la que he pedido ayuda siempre y por la que me he hecho abrazar durante mi pontificado más de cien veces. Me han confirmado que todo está preparado.

El ritual de las exequias era demasiado ampuloso y he hablado con el maestro de ceremonias para aligerarlo: nada de catafalco, ninguna ceremonia para el cierre del ataúd. Con dignidad, pero como todo cristiano. Aunque sé que ya me ha concedido muchas, solo le he pedido una gracia más al Señor: cuida de mí, que sea cuando quieras, pero, Tú lo sabes, me da bastante miedo el dolor físico… Así que, por favor, que no me haga mucho daño”.

L'autoreÁlvaro Gil Ruiz

Professore e collaboratore regolare di Vozpópuli.

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