Este mes se celebra el primer aniversario de la declaración Dignitas Infinitas, publicada el 8 de abril de 2024. Este documento recoge las proféticas palabras del Santo Padre ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede el 8 de enero de 2024: "considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño; y se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre. Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamiento para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente esta práctica".
Pocos días antes de dicho discurso, el Pope Francis había recibido una carta de Olivia Maurel, feminista franco-americana de 33 años, nacida por maternidad subrogada. Se trataba de una misiva profundamente personal, en la que compartía su historia e invitaba al Pontífice a apoyar la causa de la abolición universal de la maternidad subrogada, promovida por la Casablanca Declaration, de la cual Olivia es portavoz.
Tuve el inmenso privilegio de acompañar a Olivia, junto a su marido Matthias, Sofia Maruri y Vincenzo Bassi, promotores del Congreso sobre la abolición universal de la surrogate motherhood que se celebraba en Roma esos días, a aquella inolvidable audiencia privada.
Francisco escuchó a Olivia con gran atención y nosotros fuimos testigos de esa cultura del encuentro que él mismo promueve: Olivia es atea y, sin embargo, deseaba compartir sus preocupaciones con él. El Papa le manifestó su apoyo y la animó a seguir adelante, recordándole la importancia de conservar el buen humor, un aliado que, como él mismo dijo, no siempre acompaña en las duras batallas para proteger la dignidad humana.
El llamado del Papa tiene un carácter profético: apunta a un horizonte posible, como tantos otros desafíos que la humanidad ha debido afrontar a lo largo de su historia. No se trata de una tarea sencilla, pero ya comienzan a vislumbrarse algunos frutos.
Pocos días después del encuentro con el Santo Padre, el Parlamento Europeo reconoció la explotación en la surrogate motherhood como una forma de trata de personas.
Meses más tarde, Italia aprobó una nueva ley que penaliza la práctica de la surrogate motherhood incluso cuando se realiza en el extranjero.
El año 2025 estará marcado, además, por el informe que presentará Reem Alsalem, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer, centrado en las violaciones a los derechos humanos que ocurren en el marco del mercado de la maternidad subrogada.
Doctor en derecho. Director ejecutivo de la Declaración de Casablanca