Javier Segura, autor en Omnes https://www.omnesmag.com/author/javier-segura/ Una mirada católica a la actualidad Thu, 19 Dec 2024 13:06:55 +0000 es hourly 1 París bien vale una misa (o no) https://www.omnesmag.com/firmas/paris-vale-una-misa/ Mon, 23 Dec 2024 05:04:00 +0000 https://www.omnesmag.com/?p=43866 Llevo un tiempo dándole vueltas a la no asistencia de nuestras autoridades, y más en concreto del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a diversas eucaristías celebradas por reconocidos motivos sociales. Los dos últimos casos han sido los de la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, y el funeral por los […]

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Llevo un tiempo dándole vueltas a la no asistencia de nuestras autoridades, y más en concreto del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a diversas eucaristías celebradas por reconocidos motivos sociales. Los dos últimos casos han sido los de la reapertura de la catedral de Notre Dame, en París, y el funeral por los fallecidos en la DANA en Valencia. En los dos casos la normalidad de la vida social habría aconsejado asistir a quien es el representante de todos los españoles.

En la capital francesa se congregaron las máximas autoridades del mundo en un acto que tenía mucho de simbólico por la naturaleza singular del edificio que se restauraba. En Valencia el dolor de las víctimas requería ser acompañado por quien ostenta la máxima autoridad del país, se sea creyente o no. Todos sabemos que a un funeral no solo asisten los creyentes, sino todas las personas que quieren manifestar su sentimiento de pesar y acompañar a quien está sufriendo la pérdida de un ser querido. Estuvieron los reyes, pero no quiso estar el presidente del Gobierno.

Más allá del ateísmo confeso de quien preside nuestro país, hay una opción laicista en esta decisión de no asistir a ningún acto religioso, por la que se pretende imponer a toda la sociedad la propia visión particular del lugar que lo religioso tiene en la vida social. En realidad, apelando a la neutralidad del Estado en este ámbito, está imponiendo un silenciamiento de la presencia de Dios que es la actual forma de imponer, de facto, el ateísmo a todos los ciudadanos.

Todavía recuerdo el funeral de Estado laico que con motivo de la pandemia por la COVID 19 se inventaron para sustituir a la ceremonia religiosa. De hecho, el Gobierno presentó como un gran hito, como un avance social, el que por primera vez no hubiese un acto religioso para orar por los difuntos y se sustituyese por un acto civil, sin ninguna mención a Dios. Y así es. No es una sana laicidad, esa que ha reclamado el papa Francisco en su última visita a Francia, la que está promocionándose con este tipo de acciones. Es, en realidad, una sustitución. Lo que se quiere es que sea el Estado el que canalice y dé la respuesta a los interrogantes sobre el sentido de la vida. Una respuesta que prescinde de Dios y de la creencia en una vida en el más allá. Una respuesta presuntamente neutra, pero que es materialista y atea.

Todos sabemos que la sana laicidad del Estado conlleva el respeto y libertad para que todas las religiones puedan aportar sus principios y su actividad para construir una sociedad más humana. La religión es una de las facetas más importantes para muchas personas. La laicidad debe ser el espacio en el que cada uno podamos expresarnos tal y cómo somos, no el espacio en el que todos debamos dejar de ser nosotros mismos y guardar silencio sobre nuestras creencias.

Está claro que esa no es la visión que tienen nuestros actuales dirigentes y que, por ello, los creyentes tenemos el reto de hacer visible la presencia de lo religioso en nuestra vida cotidiana, tanto en la esfera pública como en la privada.

Y esa es una tarea que nos compete a todos. Especialmente a los laicos.

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Los okupas del alma https://www.omnesmag.com/firmas/okupas-del-alma/ Thu, 28 Nov 2024 04:00:00 +0000 https://www.omnesmag.com/?p=42829 Durante muchos años la Humanidad se lanzó a la conquista del espacio exterior. La carrera tecnológica llevó durante una época a viajar a la luna, a poner en órbita satélites, a intentar comunicarse con supuestas formas de vida inteligente que hubiese en cualquier rincón del Universo. El cosmos, que desde el inicio de la Humanidad […]

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Durante muchos años la Humanidad se lanzó a la conquista del espacio exterior. La carrera tecnológica llevó durante una época a viajar a la luna, a poner en órbita satélites, a intentar comunicarse con supuestas formas de vida inteligente que hubiese en cualquier rincón del Universo. El cosmos, que desde el inicio de la Humanidad había fascinado a los hombres cuando contemplaban el cielo, se presentaba como el siguiente continente a conquistar, igual que en su día lo fuera el nuevo mundo americano. Y es que la Tierra se nos había quedado pequeña. El hombre necesitaba seguir dando pasos, por pequeños que fuesen, que fueran un gran paso para la Humanidad. Neil Armstrong “dixit”.

Pero más que el espacio exterior hoy los hombres necesitamos emprender la conquista del espacio interior. Un espacio más fascinante que todo el universo creado. Un espacio que permanece en muchos de sus rincones inexplorado y desconocido. Un espacio que nos abre a las grandes preguntas y a los grandes encuentros. Un espacio en el que, en última instancia, podemos encontrarnos con nosotros mismos y con los demás. Porque el contacto con los otros se da a través del cuerpo, pero se produce en el alma, en el interior de nuestro ser. Un espacio que, lo sabemos bien, es el lugar sagrado donde Dios se encuentra, donde nos encontramos con el Dios vivo y vivificante.

Un estilo de vida «slow»

«Por su interioridad (el hombre) es superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones y donde él personalmente decide su propio destino» (“Gaudium et spes”, 14).

Aunque vivimos en un tiempo de especial ruido y dificultad para la vida interior, hay que reconocer que la dificultad para entrar dentro de uno mismo y establecer ese diálogo íntimo con Dios ha estado siempre en el hombre. Es un trabajo que cada persona ha de realizar en su proceso de maduración y ensanchamiento como persona. Cuando más profundo se es, cuanta más vida interior se tiene, se logran cuotas de mayor personalidad. Y al revés, cuanto más superficialidad y menos capacidad de introspección quedamos más a merced de sentimientos, mociones externas y manipulación.

Pero si esta lucha por entrar dentro de uno mismo ha sido una constante en la historia de la espiritualidad, hoy sentimos que este reclamo del mundo exterior se ha incrementado exponencialmente. Y percibimos que hay una especial dificultad, casi constitutiva de nuestra sociedad y cultura, para vivir desde la interioridad. Somos conscientes y hasta lo hemos vivido en nuestras propias carnes, de la fuerza que han cobrado los reclamos externos, especialmente por medio de la tecnología, y que nos va llevando progresivamente a perder capacidad de interioridad.

Sin duda vivir en medio del mundo, querer ser sal y luz en nuestra sociedad, tiene como contrapunto el hecho de que participamos intensamente de sus mismas luchas y dificultades. Pero precisamente este es uno de esos aspectos en los que nuestra vida ha de ser proféticamente contracultural. Hoy se puede y se necesita y el mundo lo requiere, otro estilo de vida, más “slow” que “fast” (algunos promueven hoy el concepto de “slow food» frente al “fast food”), más “in” que “out”, más humano que tecnológico. Más quietud, más interioridad, más humanidad.

Una auténtica revolución

Nosotros, los cristianos, estamos llamados a ser los guardianes de esa interioridad. Personas que alerten sobre el cambio climático que puede arruinar nuestro corazón. Cultivadores de esos espacios verdes del alma que oxigenan a la persona y a la sociedad entera. Maestros de esa espiritualidad que hambrean nuestros hermanos y que, más allá de los árboles que abracemos, se llena cuando sentimos en el alma el abrazo del mismo Cristo en la Cruz y en la Eucaristía.

Nuestras vidas serán auténticos espacios verdes del alma en nuestra sociedad y en la Iglesia si cultivamos con especial cuidado esta vida interior y no nos dejamos arrastrar por la vorágine de esta sociedad. Y quizás el valor especial que puede tener para nuestros coetáneos es que, siendo hombres como ellos, con sus mismos afanes, con sus mismas luchas, les podemos abrir caminos realistas de vida interior y de intimidad con el Señor.

El problema para ese cultivo de la vida interior es que, en vez de estar habitados, nos encontramos muchas veces ocupados, como comentaba D. Mikel Garciandía, obispo de Palencia. Ocupados en mil cosas, muchas de ellas muy santas, pero que no nacen de nuestro ser, sino que son puro hacer. Ese tipo de acciones que, lo sabemos bien pues lo hemos sufrido, nos desgastan y pueden llegar a rompernos. En vez de estar habitados estamos preocupados por circunstancias y situaciones que nos sobrevienen y que toman el control de nuestra vida. La confianza audaz en Dios y en su Providencia de amor ya no habitan en nosotros. Nos encontramos muchas veces no habitados sino ocupados -más bien “okupados”, porque nuestra alma no es su casa y no les pertenece por derecho- por los demonios que la asaltan y la toman, y hace falta que venga Alguien más fuerte para echarlos de su morada.

Los cinco okupas

Creo que los cristianos debemos emprender un desahucio y echar a los okupas del alma que se han ido colando sin que, a veces, nos diésemos cuenta. Necesitamos recuperar lo que es nuestro, conquistar el espacio interior de nuestro hogar. Os hago una sencilla enumeración de los okupas del alma que he descubierto en mi propia casa.

1.- El ruido. Hay ruido en la calle, en las casas, en todos los lugares… Y hay ruido en el alma. Un ruido que viene en forma de medios de comunicación, de videos de YouTube, de mensajes de WhatsApp, de likes en redes sociales. Un ruido que está en todos los lugares y que se nos cuela en el alma. Un ruido que nos impide escuchar el lamento de los hombres y sus necesidades, que no nos deja oír los propios lamentos de nuestra alma. Un ruido que nos impide escuchar a Dios.

El ruido es el primer okupa de nuestra alma. Ruido de sonidos, pero también ruido visual con imágenes que nos abordan a una velocidad vertiginosa. O ruido publicitario, colándose por medio de los algoritmos entre nuestros gustos y preferencias. Ruido que nos aturde y abotarga el alma y los sentidos. Ruido que no nos deja espacio para el pensamiento creativo, inspirado.

El ruido es el primer okupa de nuestra alma que hemos de echar con la orden judicial que nos imponga un silencio amoroso.

2.- Activismo. El segundo okupa es el activismo. Uno de los más frecuentes en el mundo actual. Cuando la ocupación, el hacer, se apodera del alma, es imposible estar habitado. Estamos ocupados, pero no habitados.

El hacer que nace del ser y es una consecuencia de nuestra identidad nos hace crecer, nos construye. Se convierte en donación. Pero el hacer que nace del deseo de tener éxitos, de conseguir logros, de una simple maquinaria que no podemos frenar, nos destroza. Es el hacer que nos deshace. Es la mantequilla untada en demasiado pan. Es la vida estirada como un chicle. Es el no llegar, que no me da la vida, que acaba siendo un hacer que al final es una forma de llenar un vacío. El vacío de una casa, nuestra alma, que no está habitada.

El segundo okupa del alma hace tiempo que está entre nosotros y no es fácil el desahucio. Reclama sus derechos. Dirá al juez que esta casa es suya. Que hemos de hacer, hacer, hacer el bien a los demás, que el mundo nos necesita, que las personas nos reclaman. Que necesitamos sentirnos útiles…  Solo una vida de fe profunda que nos haga vivir desde la espiritualidad de Nazaret será capaz de desalojar a este okupa irredento.

3.- Superficialidad. El tercer okupa de nuestra alma es la superficialidad. La cultura de la diversión, la de los reclamos constantes, la de la falta de pensamiento profundo y con rigor… Todo invita a la superficialidad, a vivir en la piel, en los sentimientos. Estamos todos gobernados por estímulos que nos llegan de fuera y que nos hacen muy manejables y vulnerables. Vivimos, si no fuera, al menos en la superficie de nosotros mismos.

Esto nos puede pasar también a los cristianos. Que nos conformemos con una vida interior superficial, de momentos, de experiencias… Pero que no vivamos desde la unión con Dios, auténticamente mística, a la que estamos llamados. No despreciemos a este tercer okupa y adentrémonos en la espesura.

4.- Curiosidad, cambio, novedad, esnobismo, la tiranía de la moda. El cuarto okupa del alma está muy relacionado con el anterior. Nuestra sociedad fácilmente cae en la trampa de vivir en una permanente montaña rusa. Estamos tan obsesionados con las experiencias al máximo que al final no sentimos nada. Es la sobreestimulación que sufren los niños y que vivimos todos. Nos aburrimos de lo cotidiano. Huimos de la rutina. Y por ello necesitamos volver a probar constantemente experiencias nuevas. No estamos en el ahora… que es el único lugar y tiempo en el que se puede habitar. Somos turistas que picotean de una u otra experiencia. Nunca estamos en casa.

5.- Narcisismo-autorreferencialidad. El último okupa de nuestra casa ¡somos nosotros mismos! De nuevo es una de las características de nuestra sociedad del “selfie” y del “like”.  Ocurre cuando nosotros nos convertimos en el centro del mundo y, como narciso, nos tenemos que mirar en el nuevo lago que es ahora la foto de un móvil y sentir el aprecio y aplauso de los demás en los “likes” que nos dan. Entonces también nosotros nos ahogamos en el estéril egocentrismo. Ni encontramos a Dios, ni encontramos a los hermanos. Solo nos encontramos a nosotros mismos. Pero nos encontramos, realmente, perdidos. Nuestra imagen falsa, nuestra careta, nuestras frustraciones han ocupado el lugar en el que debíamos vivir nosotros.

Es el okupa más difícil de desahuciar, pero el más necesario. El olvido de uno mismo de María en la Visitación es nuestra mejor ayuda para hacerlo.

Ni qué decir tiene que la batalla para el desalojo de los okupas va a ser dura. Uno diría que la propia legislación les protege y ellos reclamarán que tienen derecho a quedarse allí. Porque realmente hay un riesgo de que se hagan cultura, hábito, estilo de vida y se queden a vivir en nuestra alma.

Por eso hay que empezar el desalojo cuanto antes.

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¿Qué está haciendo internet en nuestras mentes? https://www.omnesmag.com/firmas/que-esta-haciendo-internet-en-nuestras-mentes/ Sun, 03 Nov 2024 04:00:00 +0000 https://www.omnesmag.com/?p=42799 Nicholas Carr, en su libro de 2010 titulado “Superficiales, ¿qué está haciendo internet en nuestras mentes?” analiza cómo ha afectado a nuestra forma de pensar la llegada de internet. Una de las conclusiones a las que llegaba este autor es que, como indica el sugerente título del libro, internet nos ha hecho más superficiales. En […]

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Nicholas Carr, en su libro de 2010 titulado “Superficiales, ¿qué está haciendo internet en nuestras mentes?” analiza cómo ha afectado a nuestra forma de pensar la llegada de internet. Una de las conclusiones a las que llegaba este autor es que, como indica el sugerente título del libro, internet nos ha hecho más superficiales.

En su reflexión Nicholas Carr se lamenta de haber perdido su capacidad de concentración. Su mente era antes como un pico que centraba toda su energía en la punta para poder abrirse camino en la tierra. Ahora se ha convertido en una bola de acero que, cuando golpea la tierra, dispersa toda la energía en un sinfín de puntos y es incapaz de abrir una zanja. Tan solo puede abollar el suelo.

Internet y la capacidad de atención

Y es que, por mucho que nos digan y hasta se valore positivamente, las personas no somos multitareas. No podemos atender a varios frentes a la vez. Solo podemos concentrar nuestra capacidad en uno. El resto de las acciones que realicemos en ese momento, las haremos automáticamente. En realidad, cuando decimos que hacemos varias operaciones al mismo tiempo -lo que definimos como multitareas- lo único que hacemos es dirigir la atención de una tarea a otra alternativamente, desperdiciando mucha energía en cada cambio. Con el agravante de que, tal como describen numerosos autores, esa forma en que utilizamos nuestra mente, la va configurando haciéndola más frágil y dispersa.

Por eso la aparición de internet nos afectó a la capacidad de atención que tenemos. Analizando su propia experiencia Nicholas Carr comentaba que la vida en internet cambió el modo en que su cerebro buscaba la información, incluso cuando estaba “offline”, cuando no estaba en internet e intentaba, por ejemplo, simplemente leer un libro. Se dio cuenta de que su capacidad de concentrarse y reflexionar se redujo porque ahora ansiaba una constante corriente de estímulos.

De hecho, todos hemos experimentado cómo la lectura de textos en la red nos lleva constantemente a atender llamadas de atención de noticias vinculadas. Saltamos de una noticia a otra, sin acabarlas. Nos dispersamos. Por eso muchas veces comenzamos leyendo un artículo, pero acabamos navegando por la red durante mucho tiempo antes de acabar de leer aquello que fue nuestra primera intención.

Nicolás Carr lo resume en una frase significativa: “En el pasado fui un buzo en un mar de palabras. Ahora me deslizo por la superficie como un tipo sobre una moto acuática”. Seguro que muchos de nosotros nos vemos reflejados en esta afirmación.

La llegada del smarthphone

Esta situación no ha hecho más que multiplicarse desde el año en que se publicó este libro. El año 2010 es el año de la llegada del smartphone a nuestros bolsillos de forma masiva. A partir de ese momento, con los móviles de última generación, tuvimos internet constantemente a nuestro alcance. Desde el bolsillo a la mesilla de noche. Desde entonces podemos estar navegando por ese sexto continente, como lo denominaba Benedicto XVI, mucho más fácilmente que anteriormente, cuando necesitábamos de un ordenador para poder conectarnos a la red.

La llegada del smartphone a nuestra vida ha supuesto un cambio revolucionario. Realmente está cambiando nuestra mente, y está teniendo unas consecuencias que apenas podemos vislumbrar. Quizás la más dramática es la repercusión que está teniendo en la salud mental de nuestros jóvenes.

Jonathan Haidt, autor del libro “La generación ansiosa», analiza la repercusión que ha tenido este dispositivo en los jóvenes. Estudiando las estadísticas comprueba el incremento exponencial de suicidios y de problemas de salud mental en los jóvenes que ha habido en los últimos años. Señala precisamente el año 2010, el año en que se incorporó masivamente el teléfono móvil con internet, como el momento en que se disparó esta estadística.

El teléfono móvil con Internet ha tenido consecuencias importantes para todos nosotros. Ha configurado nuestra mente y nuestra vida. Empezando por el hecho más simple. La inmensa cantidad de horas empleadas, que nos han restado tiempo para la relación social. Pero además ha restado tiempo de sueño a todos, especialmente a los más jóvenes. La accesibilidad al smarthphone, presente en la mesilla de noche cuando nos acostamos, las series de plataformas, que consumimos compulsivamente, en breves capítulos, uno tras otro, alteran el sueño seriamente. Esta disminución del sueño es uno de los factores que más ha contribuido al tsunami de enfermedades mentales en adolescentes. 

No hemos de olvidar que las redes sociales, internet en general, están diseñadas para ser adictivas. Tienen un proceso conductista perfectamente estudiado para engancharnos y retenernos el máximo tiempo posible. Equipos de psicólogos, expertos en marketing, dinero a espuertas están al otro lado de la pantalla buscando cómo generar esa adicción y que necesitemos estar conectados constantemente. Y eso por una simple razón. Nada hay gratis en Internet. Nosotros mismos, nuestro tiempo, nuestra información es el pago que sostiene el negocio. 

Junto a las numerosas posibilidades que esta red de redes nos ofrece, es cada vez más patente la necesidad de aprender a gestionar su uso, si no queremos naufragar mientras navegamos por sus procelosas aguas virtuales. Es necesario adoptar algunas normas de convivencia entre todos. Necesitamos cultivar una ascesis en su uso, que nos haga en verdad libres y dueños de la situación, y no al revés. Tenemos que, en fin, adoptar un estilo de vida en el que cultivemos todas nuestras capacidades y que nos haga crecer como seres humanos.

Este es uno de los mayores retos sociales que afrontamos en nuestra época. Creo que merece la pena prestarle atención. Y no será fácil porque hay un gran negocio montado alrededor de internet, las redes sociales, las plataformas y los móviles, que moverá sus resortes para frenar cualquier iniciativa que ellos crean que va en contra de su negocio. Ese ha sido el caso de la reciente cancelación por parte de META (Facebook) de las cuentas de la prestigiosa pedagoga Catherine l’Ecuyer, tan solo por atreverse a plantear una propuesta educativa en la que se racionalice el uso de las tecnologías.

Parafraseando, aquí vale aquello de que la tecnología está hecha para el hombre y no el hombre para la tecnología. Es hora de despertar del sueño y tomar conciencia de lo que nos jugamos.

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¿Es posible crear una nueva cultura cristiana? https://www.omnesmag.com/firmas/es-posible-crear-una-nueva-cultura-cristiana/ Thu, 03 Oct 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=41804 Estamos llamados a ser sal y luz en nuestro mundo actual, por complejo que sea. Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y luchar con todas nuestras fuerzas por la regeneración de nuestra sociedad. No lo hemos elegido, pero este es el tiempo que Dios nos ha regalado para que vivamos entre nuestros hermanos los hombres, para […]

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Estamos llamados a ser sal y luz en nuestro mundo actual, por complejo que sea. Debemos preocuparnos por nuestros hermanos y luchar con todas nuestras fuerzas por la regeneración de nuestra sociedad. No lo hemos elegido, pero este es el tiempo que Dios nos ha regalado para que vivamos entre nuestros hermanos los hombres, para que caminemos a su lado. Como le dijo Gandalf a Frodo Bolsón: «No podemos elegir los tiempos que nos toca vivir, lo único que podemos hacer es decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado». Dios nos ha dado este tiempo, y somos responsables de abrir nuevos caminos, además de mantener viva nuestra herencia. Pero entonces, si queremos crear una nueva cultura cristiana que sirva de alternativa a la que ya está surgiendo en nuestro mundo actual, ¿cuáles son los pasos que debiéramos dar?

En mi vida he tenido muchos maestros, como lo fuera Gandalf para Bilbo. Uno al que guardo mayor afecto fue D. Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, con el que tuve el privilegio de trabajar codo con codo como delegado de enseñanza de la diócesis navarra.

Una vez le escuché una idea que me ayudó a situarme en este punto que tratamos. Estaba impartiendo una conferencia en la que precisamente analizaba nuestro mundo y señalaba tres círculos de acción sobre los que debe reformarse una sociedad.

El primero, decía el cardenal aragonés, era el de la conversión personal. Todo debe empezar desde ahí. Si no, cualquier reforma o cambio, se cimentará sobre arena. En un tiempo en el que se clama por la reforma de estructuras sociopolíticas, en realidad lo más urgente es la transformación de las personas, de cada persona, empezando por mi propia conversión.

La segunda parte de la frase de san Agustín nos devuelve a este punto inicial: «Nos sumus tempora; quales sumus, talia sunt tempora» (Nosotros somos los tiempos; tal cual nosotros seamos, así serán los tiempos). Quizá, si miramos a los tiempos que nos toca vivir nos demos cuenta de cómo somos nosotros. Simplemente dándole la vuelta a la frase nos refleja el grado de la vitalidad de los cristianos que vivimos en este tiempo, como lo haría un espejo. Es sin duda, un acicate. Y a la vez nos marca el único camino para recomenzar. Empezar por nuestra conversión.

Este primer círculo me parece especialmente importante hoy en día. La conciencia es el último reducto de libertad en una sociedad en la que existe la posibilidad de dirigir nuestros impulsos conociendo hasta los últimos rincones de nuestra vida gracias al big data (inteligencia de datos). Saben lo que nos gusta, nos sirven contenidos adecuados, personalizados para nosotros, según nuestra edad, lugar donde vivimos, preferencias, etc. 

Y tienen la posibilidad de guiar nuestras conductas y configurar nuestro pensamiento. Nunca ha sido tan potente la capacidad de manipulación de las personas. Por eso la auténtica resistencia cultural, la verdadera barrera contra la alienación más radical, es un hombre configurado por Cristo.

El segundo círculo es el de las relaciones cercanas. Empezando por la propia familia, que sin duda es el primer y principal núcleo social. D. Fernando nos llamaba a cuidar nuestra familia y vivir como cristianos, como iglesia doméstica, nuestra vida ordinaria. ¡Cuántas resonancias también me llegaban al oír estas palabras! ¡Y cómo lo hemos tenido que vivir en los tiempos de confinamiento por la COVID-19! La iglesia doméstica se ha hecho una realidad tangible en ese tiempo en que nos encerraron en nuestros hogares; no fue una simple idea teológica.

Ese círculo familiar, esa primera instancia social, es la más importante y fundamental a la hora de generar una nueva sociedad, radicalmente alternativa a la que nos ofrece el mundo actual. Nunca como ahora fue tan impactante el testimonio de ver una familia unida, fecunda, con esposos fieles que se aman en cualquier situación. Hoy en día, este tipo de relación es radicalmente contracultural, pero cimenta la base sólida de una nueva forma de entender la vida.

Regalar a los hijos la vida de la fe es el mejor don que les podemos hacer, pero es también una forma de construir la sociedad del mañana. Transmitir la fe, pasar el testigo de generación en generación, es la mejor evangelización que puede hacer la Iglesia.

Debemos transmitir una fe que sea viva, que enseñe a nuestros hijos a vivir en medio de este mundo y a ser ellos mismos cristianos comprometidos. Muchas veces escucho a padres que viven asustados por el mundo que van a dejar a sus hijos. Me gusta recordar la frase de Abilio de Gregorio: «No te preocupes por el mundo que vas a dejar a tus hijos, sino por los hijos que vas a dejar a este mundo». La educación de los hijos es una gran aportación a la creación de una nueva cultura cristiana.

En este segundo círculo de las relaciones sociales, D. Fernando animaba a que familias cristianas creasen lazos y comunidad con otras familias que tuviesen los mismos criterios, los mismos valores que emanan desde el Evangelio de Jesucristo. Ese es el siguiente paso que hay que dar, el que debemos abordar para construir una nueva sociedad. Tenemos que crear lazos, establecer relaciones entre familias que tengan esa misma visión del mundo para crear una pequeña comunidad en la que ser cristiano sea algo natural.

Pero dando un paso más, D. Fernando nos invitaba a participar, juntos los cristianos, en la sociedad civil más cercana a nuestra vida, la realidad en la que nos vemos inmersos: la comunidad de vecinos, el consejo escolar de nuestros hijos, las fiestas del barrio, el trabajo en la oficina… ¡Cuánta vida podemos dar en todos esos ambientes creando una verdadera corriente que nace desde la Buena Noticia del Señor! Todo se transforma cuando lo viven los cristianos.

Y las comunidades de vecinos pueden ser verdaderamente comunidad y no broncas constantes; las fiestas del barrio pueden ser celebración y unidad, creativas y gozosas; el trabajo puede convertirse en un núcleo de amistad, con lazos estrechos, que van más allá de los meramente económicos.

Este círculo segundo ha sido siempre vital para hacer frente a regímenes totalitarios. Era la lucha cultural que san Juan Pablo II mantuvo, por ejemplo, con su grupo de teatro en la Polonia comunista. Pequeños núcleos de identidad que, por distintos medios, mantienen vivas las raíces y las transmiten a otros.

El tercer círculo es el de la vida política. Cuando ha nacido una nueva cultura, unas nuevas relaciones, una nueva visión de la vida en la sociedad civil, entonces de forma natural nacerá una nueva política. Las grandes relaciones institucionales, los sindicatos, los partidos políticos, los medios de comunicación… todo ello se cristianizará, en verdad, cuando los anteriores círculos tengan vitalidad.

Porque, lo sabemos, la gran tentación es pensar que cuando gane las elecciones un partido político supuestamente cristiano, cuando haya medios de comunicación potentes que puedan llevar el Evangelio como otros difunden sus mensajes, entonces ya estará todo solucionado. Pero la experiencia nos dice que, en el mejor de los casos, esto sería un gigante con los pies de barro que acabaría desmoronándose.

Ese es el camino: construir desde abajo, cimentar bien el edificio, soñar, quizá, con grandes proyectos para el futuro, haciendo las pequeñas acciones que podemos y nos toca realizar en el presente.

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Ser Gollum o Espectros, he ahí el dilema https://www.omnesmag.com/firmas/ser-gollum-o-espectros-he-ahi-el-dilema/ Wed, 18 Sep 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=41797 Nos jugamos la vida en la respuesta que demos a las grandes preguntas, esas que, al menos en Occidente, hemos dejado de hacernos. El sentido de la vida y el acuciante aguijón que representa la muerte son, sin duda, las mayores de las preguntas que tiene que resolver cada ser humano y cada cultura. En […]

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Nos jugamos la vida en la respuesta que demos a las grandes preguntas, esas que, al menos en Occidente, hemos dejado de hacernos. El sentido de la vida y el acuciante aguijón que representa la muerte son, sin duda, las mayores de las preguntas que tiene que resolver cada ser humano y cada cultura. En cómo respondan esas preguntas cada persona y cada civilización se juegan su consistencia. Y mucho me temo que las respuestas que estamos dando a estas grandes preguntas son demasiado débiles como para sostenernos.

En nuestro mundo tendemos a mirar a otro lado para no plantearnos el hecho ineludible de que vamos a morir.  Como el niño que se tapa los ojos, imaginando que si no ve el problema no le va a afectar, nosotros llenamos nuestra vida de diversión y ruido creyendo que, por no pensar en esta realidad, no nos va a afectar. Pero el corazón es contumaz y reclama una respuesta.

En lo más profundo de nuestro ser necesitamos una razón para vivir. No es suficiente que nos prometan que en el año 2030 vamos a ser felices, aunque no tengamos nada, o que viviremos, gracias a la tecnología, en un continuo Disneyland donde no tendremos que trabajar y la vida será solo diversión. Porque, aunque haya montado un ingente negocio en torno a ello, la diversión no llena el alma. Tan solo la entretiene.

Por eso no es extraño que los nuevos gurús se hayan apresurado a prometernos una cercana inmortalidad. ‘Ya ha nacido la primera persona que vivirá 1.000 años, según un científico’, leía en el titular de un artículo. El científico que hace este planteamiento es Raymond Kurzweil, autor de ‘The Singularity is Nearer’. Defiende la idea de que los nanorobots y, en definitiva, la unión de la biotecnología y la inteligencia artificial podrán permitir al ser humano llegar a los mil años. Otros hablan incluso de alcanzar la inmortalidad.

Al leer esto recordaba al viejo profesor, Tolkien, y la advertencia que nos hace en su obra que, como él reconoce, tiene como tema central la muerte y, junto a ello, el deseo de inmortalidad que tiene en su corazón el hombre. Merece la pena escucharle.

En su mitología hay dos tipos de seres creados por Eru. Los elfos, que son inmortales, y los hombres, destinados a morir. Pero la muerte, tal como lo concibe Tolkien, no es un castigo, sino un don del mismo Dios. Oigamos al profesor y maestro.

La muerte no es una consecuencia de la ‘Caída’. Un ‘divino castigo’ es también un ‘divino don’ si se le acepta, pues su objetivo es la bendición final, y la suprema inventiva del Creador hará que los castigos produzcan un bien no alcanzable de otro modo, un hombre mortal tiene probablemente un destino más alto, si bien no revelado, que un ser longevo. Intentar por algún recurso o magia recuperar la longevidad es, pues, la suprema locura y maldad de los mortales. La longevidad o la falsa inmortalidad es el principal anzuelo de Sauron; convierte a los pequeños en un Gollum y a los grandes en un espectro del Anillo. (Carta n.º 212)

Así ocurrió en la mitología tolkiana. Sauron engañó a los hombres introduciendo en su corazón la idea de que la muerte era una maldición de Eru, de Dios. Y les hizo buscar sus sucedáneos, que eran el poder y la gloria. Y en última instancia les alentó a revelarse contra los Valar e ir a quitarles el don de la inmortalidad al mismo Reino Bendecido.

En una sociedad que no cree en la vida eterna emergerán con fuerza los sucedáneos con los que los hombres intentaremos llenar ese vacío. El poder y la gloria serán las máximas aspiraciones del ser humano, como nos alertaba el escritor inglés. Y de nuevo los charlatanes de siempre se aprovecharán de la sed de nuestro corazón para hacerse ellos ricos. Nos prometerán la inmortalidad si, en última instancia, nos despojamos de los límites que nos ofrece nuestra débil corporeidad. Ese es el destino del nuevo paso evolutivo que nos prometen a través del transhumanismo y de esa fusión de tecnología y biología.

Pero mucho me temo que el ser humano está destinado a convertirse en una sombra de sí mismo si emprende ese camino. Como nos alerta el profesor de Oxford, los poderosos llegarán a convertirse en espectros. Los pequeños estaremos destinados a ser como Gollum.

Por eso no tengo duda de que hoy debemos hablar más que nunca de la revolución que supone la resurrección de la carne, que llena completamente las últimas aspiraciones de nuestros corazones y nos destina a ser nosotros mismos, auténticamente humanos, en plenitud.

Ser o no ser Gollum o un espectro. Ese es el dilema que nos plantean.

Resucitar en Cristo, esa es la respuesta.

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Decálogo para una Iglesia militante https://www.omnesmag.com/firmas/decalogo-para-una-iglesia-militante/ Mon, 22 Jul 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=40386 La nave para zarpar desde Lisboa a las Indias se preparaba y Francisco, corazón inquieto, divino impaciente, anhelaba que llegase ese momento. Muchos en la corte portuguesa querían que los jóvenes sacerdotes de esta nueva orden fundada por el antiguo soldado guipuzcoano se quedasen en Lisboa. ¡Había tanto que hacer allí! Seguro que era mucho […]

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La nave para zarpar desde Lisboa a las Indias se preparaba y Francisco, corazón inquieto, divino impaciente, anhelaba que llegase ese momento. Muchos en la corte portuguesa querían que los jóvenes sacerdotes de esta nueva orden fundada por el antiguo soldado guipuzcoano se quedasen en Lisboa.

¡Había tanto que hacer allí! Seguro que era mucho más importante renovar el espíritu religioso en aquella ciudad, que era el centro de ese gran imperio marítimo, que estar perdido en una isla en vete a saber qué mar. 

Francisco no atendía a esas razones. Sabía que tenía una misión y no quería retardar el cumplirla. José María Pemán pone unos versos en boca de Francisco que expresan muy bien su espíritu:

Soy más amigo del viento,

señora, que de la brisa…

¡Y hay que hacer el bien deprisa,

que el mal no pierde momento!

Es verdad. El mal no pierde ocasión. Los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz (cf. Lc 16,1) y hay que hacer el bien deprisa. No es suficiente combatir el mal, ponerse a la defensiva. No nos puede valer el estar esperando a que se nos llame para echar una mano. Es necesario hacer el bien, ponernos en marcha, activar un estilo de vida militante y comprometido.

Estoy seguro de que san Francisco Javier nos animaría hoy a vivir así y nos daría unas cuantas claves para que viviésemos como misioneros en el lugar del mundo que Dios nos colocase.

  1. Sentir con la Iglesia. La primera actitud interior que debemos cultivar es una unidad de corazones con la Iglesia, con el papa, con nuestros obispos. Hemos de significarnos en este amor a la Iglesia, aun en los tiempos más recios. Y hemos de ser impecables en esta actitud. No hay misión sin unidad con los pastores. El propio Francisco iba a la misión como embajador del rey de Portugal, pero también como nuncio del papa.
  2. Visión ecuménica eclesial, como sentiría san Francisco Javier desde las costas de Lisboa a punto de embarcarse a la misión. Sin capillismos, con amplitud eclesial, con una mirada católica, universal. No estamos para hacer nuestra obra, sino para servir a la Iglesia. Una Iglesia en la que todos nos necesitamos. Nadie, ningún carisma lo tiene todo. Todos formamos un único cuerpo con carismas que enriquecen al resto.
  3. En vanguardia, en las periferias, siendo laboratorios del Espíritu… Cualquiera que sea la expresión que usemos, sabemos que nuestro lugar está en el frente. Y cada uno sabe cuál es el suyo. Se trata más de una actitud que de un lugar. Capaces de oír el clamor de ayuda de quienes viven cerca de nosotros. Buscando siempre nuevos caminos para el Evangelio.
  4. Discernimiento. Más necesario que nunca en un mundo complejo, en constante cambio, que pierde referencias. A Francisco le tocó emplearse a fondo y ponerse a la escucha ante las nuevas culturas que le planteaban retos insospechados para la evangelización. Nosotros nos ponemos hoy a la escucha del Espíritu, para seguir los caminos que hay que empezar a abrir en este nuevo mundo.
  5. Disponibilidad. Actitud de entrega, para servir donde haga falta. Comprometidos. Hombres de palabra, que responden de aquello que deben hacer. Hombres en los que se puede confiar. ¡Casi nada! Porque sin esa entrega y compromiso incondicional no hay misión.
  6. Prácticos. El militante, el misionero, no se pierde en cavilaciones y discursos, sino que se pone en marcha. No pone pegas, las resuelve. A la vez es consciente de la imperiosa necesidad de formación que facilite las claves para la acción, que estructure la mente y el corazón. 
  7. No al espíritu burgués. El misionero sabe vivir desde una tensión interior sana que le impide acomodarse. No vive desde seguridades, sino desde la confianza en Dios. Cultiva un espíritu que alimenta una necesaria reciedumbre y fortaleza humana y espiritual. Los cansancios, las fatigas y las persecuciones son parte esencial de la vida de todo misionero. 
  8. Hombres de comunión. En todos los lugares en que se encuentre el misionero ha de crear lazos, tender puentes; dentro de la Iglesia, y en la sociedad. Acercándonos a aquellos que aparentemente no son de los nuestros, pero que son nuestros hermanos, con los que compartimos destino en la eternidad. No será fácil. No seremos comprendidos muchas veces. La comunión exige un amor martirial.
  9. Creatividad e iniciativa. No somos francotiradores, pero sí debemos tener capacidad de iniciativa con la que aportar a la misión conjunta. Iniciativa y docilidad, juntas. A tiempos nuevos harán falta odres nuevos. San Francisco Javier puso en marcha todo su ingenio para llegar a todos. Desde los pobres pescadores de perlas asediados por los terribles badagas, hasta el emperador del Japón. A cada uno supo hablarle al corazón de una forma completamente distinta.
  10. Retaguardia orante. Vivimos de la oración. De ella nace nuestra acción. Nos apoyamos en la vida contemplativa. Y nosotros mismos sabemos que hemos de cultivar la vida de oración como la mejor palanca para mover corazones y para que el nuestro esté anclado en el Señor.

Se acerca el barco que llevará a Francisco hacia las Indias, bordeando África. Él no lo sabe, pero ese viaje empleará trece meses, incluyendo uno que habrá de estar parado por falta de viento. Pero no hay miedo en su mirada, sino una ilusión expectante y un fuerte deseo de partir ya.

Un último recuerdo de su corazón vuela a sus tierras navarras, a la altiva torre del castillo azotada por el viento. Y mientras el barco se aleja y se difumina la costa una sonrisa se dibuja en los labios de Javier, eco de la del Cristo románico ante el que tantas veces oró siendo niño.

Nosotros nos quedamos en el puerto, en la vieja Europa, viendo alejarse la embarcación. Sabemos que nuestra tierra es también tierra de misión. 

¡Santa María, valedme! —ora Francisco al inicio del viaje según su embarcación se aleja del puerto de Lisboa—. ¡Madre nuestra!, ¡cuida de todos los que hemos sentido esa llamada y nos hemos embarcado en la misión de tu Hijo!; protégenos en las aguas procelosas que harán peligrar la vida; alcánzanos el soplo del Espíritu para nuestras velas cuando parezca que nos paramos y nos quedamos sin fuerza para seguir; muestra que eres nuestra madre y estás siempre cerca de nosotros cuidándonos.

Por algo somos tuyos, de santa María. Y estamos al servicio de Jesucristo, rey eterno y señor universal.

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La profecía de Joseph Ratzinger https://www.omnesmag.com/firmas/profecia-joseph-ratzinger/ Sat, 08 Jun 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=39881 Mientras la NASA ultimaba los preparativos para que el hombre pisase la luna por primera vez, un joven teólogo, Joseph Ratzinger, se hacía preguntas similares. “¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?”, fue el título de una de sus alocuciones por radio que posteriormente se recogerían en el libro “Fe y […]

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Mientras la NASA ultimaba los preparativos para que el hombre pisase la luna por primera vez, un joven teólogo, Joseph Ratzinger, se hacía preguntas similares. “¿Bajo qué aspecto se presentará la Iglesia en el año 2000?”, fue el título de una de sus alocuciones por radio que posteriormente se recogerían en el libro “Fe y futuro”. El futuro Papa Benedicto XVI estaba convencido de que la Iglesia estaba viviendo una época parecida a la que vivió después de la Ilustración y de la Revolución francesa. “Nos encontramos en un enorme punto de cambio -explicaba- en la evolución del género humano. Un momento con respecto al cual el paso de la Edad Media a los tiempos modernos parece casi insignificante”.

El año 2000 quedaba entonces muy lejos. Aparecía en el horizonte marcando una línea simbólica. El mismo año que el joven teólogo alemán pronunciaba esta conferencia, Stanley Kubrick presentaba su obra maestra “2001: Una odisea en el espacio” en la que también quiso plasmar sus intuiciones acerca del futuro de la humanidad. Hoy, ya rebasado ampliamente aquel umbral temporal, vemos cómo muchas de aquellas profecías se están cumpliendo. Da vértigo comprobar el avance de la inteligencia artificial y su posible acercamiento hacia una supuesta autoconciencia como le ocurría al ordenador HAL-9000 en la película visionaria. Y sobrecoge leer las palabras de aquel joven teólogo alemán. Porque él no creía que la Iglesia fuese a tener una gran influencia en la sociedad, ni que fuese a marcar esta nueva época de la historia. Más bien pensaba todo lo contrario, que se enfrentaba a una gran crisis y a una pérdida total de influencia:

“De la crisis actual -afirmaba- surgirá una Iglesia que habrá perdido mucho. Se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Ya no será capaz de habitar los edificios que construyó en tiempos de prosperidad. Con la disminución de sus fieles, también perderá gran parte de los privilegios sociales”.

¡Cuántas de nuestras iglesias vacías, de los enormes seminarios hoy convertidos en hoteles o residencias de ancianos, son testigos del cumplimiento de estas palabras! En nuestra propia patria observamos la disminución de los católicos al tomar el relevo una generación -precisamente la de los que nacíamos en aquellos años- para los que la fe ya no es relevante para la vida. Nos bautizaron, pero esa fe que quisieron darnos nuestros padres, nosotros ya no se la hemos transmitido a nuestros hijos. Así, lenta pero inexorablemente, la Iglesia ha dejado de tener miembros activos y, por ello, cada vez es menos relevante en nuestra sociedad.

Esta visión tan cruda del porvenir de la Iglesia no provocaba en Joseph Ratzinger una vivencia negativa. Más bien al revés. Creía que esta situación nos llevaría a un tiempo de purificación que ayudaría a la Iglesia a ser más auténtica y libre:

“Se presentará [la Iglesia] de un modo mucho más intenso que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que solo se puede acceder a través de una decisión. Digámoslo de forma positiva: el futuro de la Iglesia, también en esta ocasión, como siempre, quedará marcado de nuevo con el sello de los santos. Será una Iglesia más espiritual, que no suscribirá un mandato político coqueteando ya con la izquierda, ya con la derecha. Será pobre y se convertirá en la Iglesia de los indigentes”.

Su sucesor en la sede de Pedro, Francisco, al inicio de su pontificado exclamaría precisamente: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres!”. No es el camino del poder, de la influencia, de las estrategias del mundo el que marcará el futuro de la Iglesia. Ni será su adaptación a los criterios de la sociedad lo que nos hará más influyentes. Al revés, denuncia el futuro Papa Benedicto XVI, esto nos haría completamente irrelevantes. El camino que debemos reencontrar es sencillamente, como lo vivió el “poverello” de Asís, el de la radicalidad del Evangelio. Es el que ha emprendido el Papa Francisco al tomar el timón de la barca de Pedro. Un camino que provocará contrariedades y tensiones internas, como podemos ver hoy en nuestra Iglesia. También esto lo indicaba el joven Joseph Ratzinger en su intervención:

“El proceso resultará aún más difícil porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como la voluntariedad envalentonada. Se puede prever que todo esto requerirá tiempo. El proceso será largo y laborioso. Pero tras la prueba de estas divisiones surgirá, de una Iglesia interiorizada y simplificada, una gran fuerza, porque los seres humanos serán indeciblemente solitarios en un mundo plenamente planificado. Experimentarán, cuando Dios haya desaparecido totalmente para ellos, su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo. Como una esperanza importante para ellos, como una respuesta que siempre han buscado a tientas”.

El joven teólogo alemán preveía que la Iglesia sufriría tensiones internas y externas. Este parece ser el momento que nos está tocando vivir. Cristo es crucificado otra vez por las ideologías sectarias que viniendo del mundo quieren colonizar a la Iglesia y una corriente de nuevo pelagianismo voluntarista. No hay que ir muy lejos para percibir esta tensión. “A mí me parece seguro que a la Iglesia le aguardan tiempos muy difíciles -insistía Ratzinger en aquella conferencia radiofónica-. Su verdadera crisis apenas ha comenzado todavía. Hay que contar con fuertes sacudidas”.

La barca de Pedro es zarandeada una y otra vez. Los apóstoles de hoy vuelven a gritar atemorizados temiendo que se hunda. Pero, una vez más, hay un pequeño rebaño, un resto de Israel, que permanece fiel. Y que, en su sencillez, viviendo el Evangelio sin páginas arrancadas, sin necesidad de glosas explicativas, será verdadera luz para un mundo que se ahoga en tinieblas. La Iglesia, pequeña y pobre, con sus manos vacías, con menos obras, será la respuesta a lo que anhelaba su corazón. Es la última parte de la profecía de Joseph Ratzinger que abre la puerta de la esperanza más genuinamente cristiana.

“Florecerá de nuevo [la Iglesia] y se hará visible a los seres humanos como la patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte”.

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La última trinchera de la libertad https://www.omnesmag.com/firmas/la-ultima-trinchera-de-la-libertad/ Thu, 09 May 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=39197 En la película Origen (Inception, 2010) su director, Christopher Nolan, nos propone una trama sugerente en la que los protagonistas se introducen en los sueños de las personas para modificar su conducta e inducirles a actuar de determinada forma. La tesis es muy interesante y nos plantea de lleno el problema de la libertad. ¿Hasta qué punto […]

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En la película Origen (Inception, 2010) su director, Christopher Nolan, nos propone una trama sugerente en la que los protagonistas se introducen en los sueños de las personas para modificar su conducta e inducirles a actuar de determinada forma. La tesis es muy interesante y nos plantea de lleno el problema de la libertad. ¿Hasta qué punto somos libres en nuestras decisiones? ¿Cuánto hay de inducción en lo que hacemos? ¿Hasta dónde trabaja el subconsciente y hasta donde nuestra consciencia a la hora de actuar?

Está comprobado el poder de la publicidad subliminal y su influencia en el campo de las ventas. De hecho, en diversos países hay una legislación que la prohíbe en defensa de los derechos de la infancia. Y todos somos conscientes de la gran cantidad de decisiones que tomamos de manera impulsiva, no reflexionada, en nuestro día a día. Nada de eso nos sorprende.

Pero este fenómeno ha dado un salto cualitativo con la llegada de Internet y del Big Data, en el que las empresas pueden rastrear nuestras interacciones con la red y conseguir muchos de nuestros datos, incluidos algunos de los que no somos conscientes. Entre otras razones porque, aunque nosotros seamos cuidadosos y no aportemos datos personales, todas las personas con las que interactuamos sí aportan información sobre nosotros, lo queramos o no. Es fácil reconocerlo en la publicidad tan personalizada que nos llega en cuanto abrimos una web o en las noticias que se suponen de interés seleccionadas personalmente para nosotros por los algoritmos de Google.

La ficción de la película Origen se queda corta comparada con la realidad de hasta qué punto podemos ser manipulables. El problema no es solo que tengan todos nuestros datos y, por ello, puedan saber perfectamente cómo pensamos o incluso a qué partido político vamos a votar en las próximas elecciones antes de que nosotros lo hayamos decidido. Lo saben. Pero igual que ocurre en las compras en las que ese conocimiento lo aplican para inducirnos a adquirir determinados productos, en el resto de los ámbitos de la vida, también pueden influirnos para que pensemos y actuemos en la dirección que otras personas deseen.

Por eso la última trinchera de nuestra libertad está en la conciencia.

Esto es radicalmente importante para nosotros como cristianos.

Un cristiano está configurado por Cristo. Como diría san Pablo tiene los mismos pensamientos y sentimientos que Cristo. Ve el mundo y actúa desde los valores del Evangelio, que no son algo abstracto, sino que se encarnan en Jesús de Nazaret. Y, como ha ocurrido siempre, esta forma de entender la vida es radicalmente distinta a la que el mundo plantea. Muchos de nuestros hermanos dieron su vida, y muchos la siguen dando, por no traicionar esos principios. Son los mártires que supieron que había que obedecer a Dios antes que a los hombres, por poderosos que estos fueran.

Pero ¿qué ocurriría si quien quisiera hacerte pensar de determinada forma pudiese meterse en tu mente y hacerte pensar que sus pensamientos son los tuyos? ¿Cómo distinguir los sueños de la realidad? ¿Cómo distinguir tus deseos de los que te inserten desde tu móvil?

Porque el móvil ha dejado de ser un simple aparato que nos permite comunicarnos con otras personas y es mucho más que un dispositivo con diversas aplicaciones útiles para nuestra vida. Literalmente se ha convertido en nuestra memoria -¿quién necesita aprender datos si están todos en la red?-, en el están nuestras relaciones, – allí es donde se vive y nos interconectamos unos con otros- y hasta nuestra inteligencia se ha externalizado ¿para que esforzarnos si puede hacer nuestros trabajos ChatGPT?-.

Muchos sueñan con un chip insertado en nuestro cerebro que nos permita hacer todo eso sin necesidad de tener el dispositivo fuera, pero la realidad es que ya estamos funcionando con el móvil y todas sus aplicaciones como una parte externalizada de nuestro ser.

Por eso la batalla de la libertad se libra en nuestro interior. Hemos abierto la puerta por la que pueden entrar en nuestros pensamientos, en nuestros sueños, en nuestros deseos. Y, como en la película de Nolan, acabamos pensando que son realmente nuestros los que nos han metido en nuestra cabeza cuando teníamos la guardia bajada. Por eso una conciencia bien formada es la última trinchera, la definitiva, que hemos de defender en la batalla de la libertad. Una conciencia que, en el caso de los cristianos, está configurada por la mente y sentimientos de Cristo.

Debemos ser conscientes del reto que tenemos como educadores y pertrechar, especialmente a nuestros jóvenes, con una conciencia recta, una vida espiritual profunda y unas virtudes que configuren todo su ser. Solo entonces podrán navegar en los procelosos mares que ofrece Internet sin naufragar.

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Locura y escándalo https://www.omnesmag.com/firmas/locura-escandalo-cruz/ Sat, 24 Feb 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=37637 Hablando con un joven cristiano me confesaba que no entendía por qué ponemos los católicos tanto énfasis en la cruz. Aquella conversación me recordó los versos de Antonio Machado en su famoso poema La saeta, en la que canta al Cristo crucificado de los gitanos, que al final concluye con un significativo cuarteto: ¡Oh, no […]

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Hablando con un joven cristiano me confesaba que no entendía por qué ponemos los católicos tanto énfasis en la cruz.

  • Tenemos que hablar de la vida, tenemos que ser gente normal – me insistía-. Ser cristiano tiene que ser divertido.
  • Sí, Jesús Resucitado es vida, y vida en plenitud- le respondía yo desde la atalaya de mis más de cincuenta años-. Pero la cruz es esencial al cristianismo. No tenemos a otro Cristo que a Cristo crucificado.
  • No entiendo el sentido de la cruz, del dolor en la vida -concluía mi joven interlocutor-. Quizás debiéramos hablar más de esto.

Aquella conversación me recordó los versos de Antonio Machado en su famoso poema La saeta, en la que canta al Cristo crucificado de los gitanos, que al final concluye con un significativo cuarteto:

¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado, La Saeta

Me temo que en esta disyuntiva espiritual se mueve siempre la Iglesia. ¿Predicar descarnadamente la cruz? ¿No provoca eso rechazo, como en este joven, como en tantos que oyeron a san Pablo? Escándalo para los judíos, locura para los griegos.

La predicación de la cruz también sigue siendo hoy escándalo y locura. Porque podemos llegar a pensar que la predicación de la cruz es una espiritualidad pasada, con raíces en el medievo. Que hoy, para llegar a los hombres y mujeres del tercer milenio del cristianismo, hay que hablar desde otras claves distintas.

Podemos tener la tentación de silenciar el mensaje de la cruz, porque es incómodo, porque es un misterio que no podemos explicar. Porque, en definitiva, duele y provoca rechazo. Hoy, igual que ayer, los hombres vuelven el rostro ante el que pende del madero.

El dilema de hasta qué punto la cruz ha de estar en la predicación y en la evangelización del hombre del siglo XXI me parece nuclear. Y creo que tiene plasmaciones muy concretas y prácticas.

Es más atrayente predicar un cristianismo sin cruz, sin persecución, en el que somos y vivimos como los demás, centrados en disfrutar la vida. Pero, enseguida surge la pregunta. ¿Puede haber cristianismo sin cruz? ¿Podemos basar nuestra religión y nuestra predicación en una propuesta llena de color y luz, sin las sombras amargas que inevitablemente conlleva la muerte en cruz de Jesús?

Ni que decir tiene que hay que predicar el misterio pascual completo, y que la vida y la resurrección tienen la última palabra. Que Jesucristo es la Vida con mayúscula. Y que en Jesús de Nazaret uno descubre el gozo y la alegría que el mundo no puede dar.

Pero nuestra salvación ha quedado ligada indeleblemente al árbol de la cruz. Y es necesario que, como hacía san Francisco Javier en sus viajes misioneros en el Oriente, mostremos a este mundo moderno, el mundo de la imagen, el cuerpo desgarrado y roto, clavado en una cruz, de nuestro Salvador.

Y que enseñamos a vivir desde las consecuencias que esto conlleva. Porque seguimos a un crucificado. Porque, como nos decía santa Teresa de Calcuta, hemos de amar hasta que duela, como amó Jesús. Porque solo mirando a Jesús en el madero nos adentramos en los misterios más insondables de nuestra existencia. Esos que no se llenan a base de ‘cerves’.

Más aún, desde un punto de vista educativo, es imprescindible mostrar a nuestros jóvenes esa otra cara que tiene la moneda de la vida: la cruz. Solo si educamos para aprender a sufrir estaremos educando de verdad. Porque el sufrimiento es una dimensión ligada a la vida y a sus límites. Y por ello no hay una verdadera educación si no enseña a los jóvenes a gestionar adecuadamente el sufrimiento.

¡Esto sí que es una locura y un escándalo educativo!

Porque si algo marca la propuesta de la educación actual es que hay que huir del sufrimiento y de lo que cuesta.

En una sociedad de padres, madres y profesores hiperprotectores, en los que lo que cuenta es cubrir los deseos del niño para que sea feliz, les estamos arrebatando la capacidad de afrontar las dificultades, de aprender a frustrarse, de aprender a sufrir.

En el fondo, pensamos que ya les tocará pasarlo mal cuando sean mayores y, en realidad, estamos privándoles de las herramientas para afrontar con coraje y fortaleza la otra cara de la vida, la del dolor, cuando este, inexorablemente, llegue.

Como me decía aquel muchacho, los adultos hemos de hablar a nuestros jóvenes de la cruz y del escándalo que supone hoy seguir a un marginado, fracasado y despreciado de los hombres.

Solo si educamos así a nuestros jóvenes, serán capaces de ver a Cristo en el rostro de los crucificados de la tierra, de abrazarles y curar sus heridas.

Aunque les duela.

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Hablemos de autoridad https://www.omnesmag.com/firmas/hablemos-de-autoridad/ Mon, 05 Feb 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=36938 “Maestra, ¿tenemos que hacer otra vez lo que queramos?” es el subtítulo un tanto provocativo que tiene el II Congreso de educación organizado por la diócesis de Getafe que se celebrará el sábado 10 de febrero. El tema central que se abordará es el de la crisis de autoridad y sus repercusiones en la educación. […]

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“Maestra, ¿tenemos que hacer otra vez lo que queramos?” es el subtítulo un tanto provocativo que tiene el II Congreso de educación organizado por la diócesis de Getafe que se celebrará el sábado 10 de febrero. El tema central que se abordará es el de la crisis de autoridad y sus repercusiones en la educación. El lugar para estas interesantes reflexiones será la Universidad San Pablo CEU de Montepríncipe.

Todos los sociólogos plantean que una de las características de la llamada generación Z, es decir los actuales adolescentes y jóvenes, es precisamente la falta de referentes de autoridad y una formación que se ha ampliado a cauces no convencionales. Quizás nuestros jóvenes se forman más por tutoriales de YouTube o de otras redes sociales que por otros métodos más reglados. Las instituciones en general -algo que afecta también a la institución escolar- han entrado en crisis y su relevancia es menor para los jóvenes de hoy en día de lo que lo ha sido para los jóvenes de cualquier otra generación.

La figura del maestro como referente de autoridad tampoco escapa a esta crisis. La nueva pedagogía (que, por cierto, ya tiene más de cien años) ha minado la referencia de conocimiento y moral que suponía la figura del maestro. Su autoridad ha quedado relegada al puesto de un mero mediador en el proceso de aprendizaje que el niño deberá realizar por sí mismo. Algo que se ha visto reforzado en la actualidad por el acceso a cualquier información por parte de los alumnos por medio de Internet, que parece haber descolocado a muchos profesores.

Si en la red pueden encontrar toda la información, ¿cuál es el papel del profesor? ¿Tiene algún sentido su función para transmitir el conocimiento? Pero si la escuela se ha visto trastrocada por esta crisis, ninguna institución queda al margen de esta ‘irreverencia’ respecto a la autoridad que señalan los sociólogos al describir a nuestros jóvenes. La familia, la iglesia, los diferentes Gobiernos… se ven afectados por esta crisis de autoridad.

Para abordar este complicado tema en este congreso van a intervenir distintos especialistas. La mañana estará marcada por un diálogo entre la pedagoga sueca Inger Enkvist y la jueza Natalia Velilla, autora del libro «La crisis de autoridad». Un diálogo que, sin duda, arrojará luz al abordar el tema desde la doble perspectiva que ofrecerán estas dos personalidades.

Por la tarde varios ponentes se aproximarán a examinar distintas facetas en grupos más pequeños, que los asistentes podrán elegir. Juan Antonio Gómez Trinidad examinará «La crisis de autoridad en el sistema educativo»; Tasio Pérez expondrá el tema «Amor y sexualidad, la autoridad del cuerpo»; Diego Blanco nos introducirá en el uso de los móviles y las pantallas en los jóvenes en el taller «La libertad frente al poder de las pantallas», José Luis Almarza, especialista en el séptimo arte, nos introducirá en este tema en «Autoridad en el cine» y la directora Clara Fontana nos ayudará a aterrizar en el aula y en la vida de los colegios en la «Autoridad en el centro educativo».

Una intuición nos hace comprender a todos que sin autoridad no hay una verdadera educación. Aunque es obvio que para poder abordar correctamente cómo debe ser la autoridad y cómo conseguirla, precisamente en un contexto en el que todo parece ir en contra de esta visión es necesario previamente tener claro qué es educar y el papel que tiene el educador y el que le corresponde al alumno en el proceso educativo. Preguntas de calado que los asistentes tendrán ocasión de hacerse en esta interesante iniciativa. Merece la pena pararse un poco para pensar hacia donde queremos ir en la educación de nuestros hijos.

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Permanecer para evangelizar https://www.omnesmag.com/firmas/permanecer-para-evangelizar/ Thu, 25 Jan 2024 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=36831 «Hay un secreto lazo entre la lentitud y el recuerdo, entre la velocidad y el olvido». Esta frase del famoso dramaturgo checo Milan Kundera, recientemente fallecido en París, lleva golpeándome las últimas semanas. La leí en el ensayo «Permanecer», del político francés François-Xavier Bellamy, en el que analiza el mundo acelerado en el que vivimos […]

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«Hay un secreto lazo entre la lentitud y el recuerdo, entre la velocidad y el olvido». Esta frase del famoso dramaturgo checo Milan Kundera, recientemente fallecido en París, lleva golpeándome las últimas semanas. La leí en el ensayo «Permanecer», del político francés François-Xavier Bellamy, en el que analiza el mundo acelerado en el que vivimos y las consecuencias que este ritmo trepidante tiene para nuestras vidas.

Y me he sentido interpelado.

Vivimos en un mundo en constante aceleración, en un movimiento permanente. Todos padecemos esta cultura de las prisas que nos lleva a ir de un sitio a otro, sin perder el tiempo. Como nos narraba Michael Ende en «Momo», pareciera que estamos atrapados por los hombres grises que nos roban el tiempo que afanosamente creemos ahorrar. El cambio es una constante de nuestro mundo. Nada permanece. Solo lo que cambia parece válido, aunque su única virtud sea simplemente que es nuevo. El progreso, el avance, se ha convertido en una meta en sí mismo, aunque no sepamos muy bien hacia dónde nos avanza ese camino. Lo importante es ir hacia adelante, vayamos a donde vayamos.

Consecuentemente con ello hemos desarrollado una especie de vergüenza a nuestro pasado. Lo hemos revisado y esto nos ha llevado a descartar todo aquello que no es conforme a nuestra manera actual de ver la realidad. Es el revisionismo que ha impuesto la cultura woke, que nos está arrancando de nuestras propias raíces y de nuestra historia.

Así hemos caído en esa trampa de la velocidad vertiginosa que nos lleva al olvido. Una trampa que se ha hecho cultura y propuesta política. Y así tenemos una comida rápida, «fast food», más eficaz que el guiso cocido a fuego lento, una política de márketing y eslóganes más que de gestión pensada a largo plazo, una vida más divertida y superficial, menos densa y profunda.

Los cristianos vivimos en este mundo y nos sentimos interpelados por este tsunami cultural. Las olas nos zarandean y todo parece decirnos que vivimos precisamente en el pasado y que, en consecuencia, no hay lugar para nosotros en la sociedad del futuro. Así que la única manera de supervivencia parecería ser sumarse a esta ola, surfear por encima de ella, y no empeñarse en ser olas en medio del oleaje.

Y sin embargo la realidad es que, como decía Chesterton, «a cada época y cultura las salva un pequeño puñado de hombres que tienen el coraje de ser inactuales». No es siguiendo la moda como daremos luz al mundo, sino anclados en aquello que permanece, permaneciendo nosotros mismos.

El mundo de hoy necesita hombres y mujeres que aporten sabiduría, conocimiento profundo del corazón del ser humano, que pueda orientar su vida. En medio de las arenas que constantemente se mueven en el desierto, el caminante encuentra su destino fijándose en las rocas que permanecen como referencia. No pocas veces me ha pasado que al conversar con jóvenes que en su edad temprana conocieron la fe y posteriormente se alejaron, me han agradecido el que yo permaneciese, a pesar de que ellos daban tumbos en la vida. Eso les daba seguridad, les servía de referencia.

Nuestra iglesia necesita de hombres y mujeres que vivan en el hogar y gasten su vida esperando al hijo que se fue de casa. Como el padre de la parábola del hijo pródigo, como la madre de la canción de Cesáreo Gabarain «Una madre no se cansa de esperar». Hombres y mujeres que permanecen y que, por ello, son legado de la memoria.

Nuestra religión está hecha de memoria agradecida. Vivimos nuestro ser desde el recuerdo transmitido de padres a hijos de lo que Dios ha hecho por nosotros. «Shemá, Israel!». Hay un vínculo total entre «memoria e identidad», como titulaba san Juan Pablo II a uno de sus libros. Cultivar la memoria, serenar el alma, es esencial para evangelizar nuestro mundo.

Necesitamos hoy más que nunca hombres sabios que sean capaces de ver la realidad con la mirada de Dios y nos aporten las claves para caminar en este tiempo confuso. Hombres que rasguen las apariencias de los acontecimientos y nos desvelen el verdadero sentido de lo que nos ocurre. Hombres que estén configurados desde la fe y contemplen el mundo con el corazón de Dios.

Necesitamos recuperar la sabiduría de Dios que permanece, y justo porque permanece nos permite avanzar, porque sirve de guía y referencia, de hito que señala el camino. Hemos de avanzar sin miedo, conducir la barca de nuestra vida mar adentro -«Duc in altum!»-, con la mirada fija en un punto de referencia que no se mueve y que nos ayuda a discernir el rumbo que hemos de tomar.

La estrella polar siempre permanece, fija en el cielo, guiando a los marineros.

¡Ojalá seamos los cristianos estrella polar en la noche, roca en el desierto, hogar que permanece para los hombres y mujeres de nuestro tiempo!

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El aborto, ¿un «derecho humano»? https://www.omnesmag.com/firmas/aborto-derecho/ Mon, 06 Nov 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=34960 Para conmemorar el Día Internacional de la Niña, un órgano de tratados de la ONU, el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, ha hecho pública una declaración en la que afirma que «el acceso… al aborto seguro y de calidad es un derecho humano en virtud del derecho […]

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Para conmemorar el Día Internacional de la Niña, un órgano de tratados de la ONU, el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, ha hecho pública una declaración en la que afirma que «el acceso… al aborto seguro y de calidad es un derecho humano en virtud del derecho internacional, y especialmente crucial para las niñas». Desde este organismo de la ONU se plantea que, a menos que las jóvenes tengan acceso al aborto, no podrán llevar una vida plena ni alcanzar todo su potencial y que, a menos que se garantice el acceso generalizado al aborto, el debate sobre cualquier otro derecho puede carecer de valor.

En otro artículo hacía referencia a cómo la Relatora Especial de la ONU para la Libertad de Expresión, Irene Kahn, había publicado un informe en el que recomendaba a los gobiernos y a las empresas de redes sociales que silencien a quienes expresan opiniones tradicionales sobre el matrimonio, el aborto, la sexualidad y la identidad de género. Y seguro que si se sigue rastreando podemos encontrar muchos más ejemplos de este tipo de decisiones.

La deriva que desde hace años tiene la ONU y a la que se suman distintas instituciones internacionales es muy preocupante. Francia va dando pasos para reconocer el aborto como un derecho en el texto constitucional. Los diputados franceses votaron con una extraña unanimidad, por 337 votos a favor y sólo 32 en contra.

El reconocimiento del aborto como un derecho al máximo nivel sería algo realmente grave. Los que sabemos que, como decía san Juan Pablo II ‘nunca se puede legitimar la muerte de un inocente’, estaríamos vulnerando una ley y podríamos ser denunciados o encarcelados simplemente por promover este tipo de planteamientos. 

¿Nos damos cuenta de la implicación de todo esto? 

Es desconcertante y clarificador ver cómo la ONU está embarcada en este tipo de agenda, y nos hace ver claramente el potencial de quienes están promoviendo esta visión del mundo y de la sociedad marcadamente alejada del orden natural. Una agenda que quieren imponer en todo el mundo como una nueva colonización ideológica, como denuncia el papa Francisco. El aborto es, para ellos, la piedra angular, irrenunciable en su proyecto.  A no ser que la vida sea también un principio irrenunciable para nosotros, la ONU y los poderosos de este mundo irán avanzando e imponiendo con toda su fuerza, también la de la ley, su proyecto totalitario.

Es verdad que, hasta ahora, ninguna resolución o tratado de la ONU ha considerado nunca el aborto como un derecho humano. Pero este tipo de declaraciones de diversos comités van preparando el camino con ese objetivo. Mientras tanto diversos organismos de la ONU, entre ellos ONU Mujeres, dedican una cantidad desproporcionada de tiempo y recursos a ayudar a las niñas a abortar, mientras que los compromisos para mejorar su acceso a la educación, el agua, el saneamiento, los alimentos y otros servicios humanitarios urgentes suelen quedar en un segundo plano.

Es urgente tomar conciencia del enorme reto que tenemos. La ONU y quienes promueven este tipo de ideología avanzan sin torcer su rumbo. Llegará el momento del golpe final en el que la persecución a quienes defendamos la vida será ya directa y al amparo de la legalidad. No falta mucho para ello. 

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Iglesia profética, Iglesia incómoda https://www.omnesmag.com/firmas/iglesia-profetica-iglesia-incomoda/ Thu, 12 Oct 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=34390 La Relatora Especial de la ONU para la Libertad de Expresión, Irene Kahn, ha publicado un informe en el que recomienda a los gobiernos y a las empresas de redes sociales que silencien a quienes expresan opiniones tradicionales sobre el matrimonio, el aborto, la sexualidad y la identidad de género. En el informe se plantea […]

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La Relatora Especial de la ONU para la Libertad de Expresión, Irene Kahn, ha publicado un informe en el que recomienda a los gobiernos y a las empresas de redes sociales que silencien a quienes expresan opiniones tradicionales sobre el matrimonio, el aborto, la sexualidad y la identidad de género. En el informe se plantea que este tipo de opiniones son, en realidad, «desinformación sexista», una forma de «violencia de género». Por ello, en nombre de la libertad de expresión de las mujeres y las personas «no conformes con su género» esta funcionaria de la ONU señala que hay que silenciar a quienes critican la ideología de género, que es, según la señora Kahn percibe, una forma de coartar la libertad de expresión de las mujeres.

Mas allá de que el argumento nos resulte paradójico por lo que tiene de cercenar la libertad de expresión en nombre de la libertad de expresión, la consecuencia más inquietante es la senda de totalitarismo que está adquiriendo la cultura de la cancelación. Hay que apartar de la vida social a quienes estén a favor de la opción tradicional sobre matrimonio, aborto o sexualidad. 

O sea, la cancelación de los católicos.

O sea, mi cancelación.

Hoy estar en contra del aborto o pensar que el matrimonio es una institución entre un hombre y una mujer es razón suficiente para ser estigmatizado y, por ello, apartado de la vida social y no digamos de la vida política. Es un ejercicio de auténtica tiranía que nos va ahogando poco a poco y a la que hemos dado carta de ciudadanía.

Hemos bajado la cabeza aceptando los postulados ideológicos que nos imponen y van contra nuestra conciencia y contra la propia naturaleza humana. No es posible ya ni siquiera un debate intelectual. La razón ha sido dejada a un lado para imponer un modelo único de pensamiento que no se puede cuestionar.

Ante esto los católicos tenemos dos opciones. La primera es la de aceptar el sistema y adecuarnos a él para sobrevivir como podamos, acogiendo los postulados que nos imponen y, en última instancia, haciéndolos nuestros, poco a poco. Se nos permite tener nuestros tiempos de adoración, rezar en nuestras iglesias, siempre que no salgamos de las sacristías. 

La otra opción es alzar nuestra voz y simplemente defender lo que nosotros creemos, la verdad de la vida y la familia. Vivir una fe profundamente religiosa y de unión con Dios, que nos lleve al compromiso social y a buscar el bien de todos nuestros conciudadanos. Aunque esto sea, en muchos casos, nadar contracorriente.

En definitiva, debemos elegir entre ser una iglesia acomodada o una iglesia profética.

Una iglesia profética es una iglesia incómoda, como podemos ver en Nicaragua, por ejemplo. El testimonio de persecución a la que ha sido sometida la comunidad católica allí, incluida la expulsión de las órdenes religiosas o la encarcelación de sus obispos, es solamente la consecuencia última de ser verdaderamente coherentes con la fe y proclamar la verdad y la justicia. Aunque, como le ocurrió a san Juan Bautista, a los tiranos de cada tiempo no les guste oírla porque a los primeros a los que denuncia esa verdad es a ellos mismos.

Por eso una Iglesia profética es una iglesia incómoda y, en consecuencia, casi siempre acaba siendo una iglesia martirial.

En general, en América del Sur, aunque hay una alta presencia de iglesias evangélicas, es la Iglesia católica la que ha sido más atacada por los poderes públicos, precisamente por primar esta dimensión de denuncia profética. Si te preocupas solo de la alabanza no hay demasiadas aristas con las que uno pueda molestar a los poderosos. Pero si denuncias los desmanes de quienes gobiernan te arriesgas a que te cancelen, te expulsen o te metan en la cárcel.

En occidente impulsado por instancias poderosas como es la ONU, caminamos también por esa senda de la cancelación, como bien nos muestra la señora Irene Khan. El ejemplo de nuestros hermanos perseguidos y mártires en otros rincones del planeta nos debe alentar a elegir el camino de la fidelidad al Señor. Elegir ser una iglesia valiente y profética y no una iglesia acomodada y cobarde.

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Los desheredados https://www.omnesmag.com/firmas/los-desheredados/ Mon, 11 Sep 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=33638 Ha caído en mis manos un libro de un filósofo y político francés, François-Xavier Bellamy, en el que hace un análisis de la situación de los jóvenes actuales, centrándose en por qué es urgente transmitir la cultura a las nuevas generaciones. El título del libro es sugerente: ‘Los desheredados’. Recojo unos párrafos en el que […]

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Ha caído en mis manos un libro de un filósofo y político francés, François-Xavier Bellamy, en el que hace un análisis de la situación de los jóvenes actuales, centrándose en por qué es urgente transmitir la cultura a las nuevas generaciones. El título del libro es sugerente: Los desheredados’.

Recojo unos párrafos en el que hace un análisis de la situación de partida:

En nuestras sociedades occidentales se está produciendo un fenómeno único, una ruptura inédita: hay una generación que desiste de transmitir a la siguiente lo que debería darle, es decir, el conjunto del saber, de los puntos de referencia, de la experiencia humana inmemorial que constituye su herencia. Se trata de una conducta deliberada, incluso explícita (…)

Hemos perdido el sentido de la cultura. Para nosotros esta es ya, en el mejor de los casos, un lujo inútil; o peor, un equipaje pesado e incómodo. Por supuesto seguimos visitando museos, yendo al cine, escuchando música; en este sentido, no nos hemos alejado de la cultura. Pero ya no nos interesa más que bajo la forma de una distracción superficial, de un placer inteligente o un recreo decorativo. (…)

Hoy la juventud es indigente de todo aquello que no les hemos transmitido, de toda la riqueza de esta cultura que, en gran medida, ya no comprenden. (…) Queríamos denunciar las herencias; hemos hecho desheredados.

François_Xavier Bellamy, Los desheredados

La tesis del libro, escrito para Francia, es algo que podemos constatar también en nuestro país. Tiene mucho que ver con el movimiento woke que está presente en todo el mundo y que hemos presenciado simbólicamente con la eliminación de esculturas de personalidades claves de la historia occidental, porque no están en las ideas que hoy definimos como políticamente correctas.

Es verdad, hay una relectura del pasado, pero sobre todo hay una visión de que el único parámetro válido es el de la visión de la cultura y la ética marcada por las corrientes culturales actuales. Y es que, siguiendo el mismo viejo esquema revolucionario de siempre, abogan por la propuesta adanista de que todo empieza con ellos, que hay que cortar con todo lo pasado como una carga y dejarlo atrás. Nos plantean que estamos viviendo el año cero de la nueva era de la Humanidad. Ha nacido el nuevo hombre y hemos enterrar el viejo. Tiene todo su tiente de nuevo mesianismo, de alternativa al cristianismo.

Esto tiene unas consecuencias que todavía no podemos imaginar. Hasta ahora la sociedad se planteaba su supervivencia en la transmisión de su legado a las generaciones futuras. La familia era la primera encargada de transmitir todo un esquema de valores y creencias donde fundamentar la vida.

A nivel social, esa función estaba encomendada en gran medida a la institución escolar. Pero tanto en la familia como en la escuela constatamos las grandes dificultades para transmitir esas raíces. Y familias cristianas que han llevado a sus hijos a colegios católicos, que han buscado para ellos grupos de tiempo libre y de formación de Iglesia, se preguntan con cierta amargura en qué han fallado, pues finalmente sus hijos no han acogido ese legado que ellos querían transmitir. Seguro que esta situación no nos es extraña.

Ese gran papa y pensador que fue Benedicto XVI hablaba hace unos años de lo que denominó como ‘emergencia educativa’ y ya entonces hacía referencia a esta situación social.

Se habla de una gran «emergencia educativa», de la creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento. Una emergencia inevitable: en una sociedad y en una cultura que con demasiada frecuencia tienen el relativismo como su propio credo falta la luz de la verdad, más aún, se considera peligroso hablar de verdad.

Por eso la educación tiende a reducirse a la transmisión de determinadas habilidades o capacidades de hacer, mientras se busca satisfacer el deseo de felicidad de las nuevas generaciones colmándolas de objetos de consumo y de gratificaciones efímeras.

Carta de Benedicto XVI a la diócesis de Roma,

21 de enero 2008

También el papa Francisco nos habla en Christus vivit del riesgo que es para la juventud crecer sin raíces, sin referentes. Nos insiste en la necesidad de unir a estas dos generaciones, a los mayores y a los jóvenes, para poder navegar hacia un futuro con esperanza. El joven y el anciano van en la barca. El joven rema con su vigor, el mayor otea el horizonte y nos ayuda con su sabiduría a dirigir la frágil embarcación de nuestra vida.

Los pastores y los filósofos nos alertan de la deriva de nuestra sociedad. Sin dudad una consecuencia de la crisis profunda que estamos viviendo en este recodo de la historia en el que finaliza una época, la Modernidad, y nos abrimos a otra nueva que todavía desconocemos en gran medida, pero que ya está aquí.

Cabe sanamente preguntarse hasta qué punto nos afecta esta dinámica. Sería ingenuo pensar que podemos vivir en una burbuja, en un mundo paralelo en el que todo esto no nos afectase. Por nuestros hijos y por el bien de la sociedad hemos de tomarnos muy en serio este reto.

Tenemos que trabajar de una forma consciente y sistemática por mantener el legado de nuestra cultura, de la visión antropológica, del sentido de la historia que nos han constituido.

Tenemos que pasar la herencia que en su día recibimos, a nuestros hijos. Una herencia y un patrimonio que es un verdadero tesoro.

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El rey desnudo https://www.omnesmag.com/firmas/el-rey-desnudo/ Sat, 26 Aug 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=33260 El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen me parece un cuento de tremenda actualidad. Vemos paseando delante de nuestros ojos al Emperador totalmente desnudo y nadie se atreve a decirlo en voz alta por no quedar mal. Y a costa de nuestra estupidez y miedo unos presuntos sastres timadores, que conocen muy bien el […]

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El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen me parece un cuento de tremenda actualidad. Vemos paseando delante de nuestros ojos al Emperador totalmente desnudo y nadie se atreve a decirlo en voz alta por no quedar mal. Y a costa de nuestra estupidez y miedo unos presuntos sastres timadores, que conocen muy bien el corazón humano, se hacen ricos y se escapan con nuestro dinero.

Quizás algo de esto nos suceda hoy con la ideología de género. ¿Quién se atreve a decir que la sexualidad humana tiene por finalidad la unión de la pareja y la reproducción de la especie y que su propia naturaleza es la de la complementariedad entre el hombre y la mujer? Simplemente citar la Escritura y decir aquello de ‘hombre y mujer los creó (cf. Gn 1, 27) parece ya una provocación.

Decía Chesterton que «llegará el día en que sea preciso desenvainar la espada para afirmar que el pasto es verde». No sé si hay que desenvainar la espada o el bolígrafo para defender la verdad, pero lo cierto es que se ha impuesto una tiranía de lo políticamente correcto en la que por defender lo obvio eres tachado de radical o te relegan al ostracismo.

Pero es necesario atreverse a decir que el rey está desnudo. No es suficiente el que no nos hagamos eco de esta ideología y pasemos, como de puntillas, sin pronunciarnos en silencio. Hay silencios que son afirmaciones. Hay verdades que, si no las proclamamos, por muy obvias que parezcan, quedan oscurecidas.

Quizás por eso me ayudó escuchar a D. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, abordó este tema en la catequesis que impartió en la Jornada Mundial de la Juventud ante las preguntas de los jóvenes. No escabulló la pregunta difícil. Y otras tantas incómodas sobre el aborto, la agenda 2030 y otras cuestiones espinosas para las que los jóvenes buscan respuestas.

Habría muchas preguntas que hacernos con entera justicia en torno a este tema. El interpelante Cui prodest, a quién beneficia, que nos lleva a mirar a los presuntos sastres que nos han vendido un traje que es falso y que escapan con el dinero del emperador. Porque no me cabe duda de que hay una confluencia de intereses económicos, ideológicos y de poder en que asumamos esta nueva dictadura ideológica.

Necesitamos que algún niño con mirada inocente, como en el cuento o como ocurrió con el profeta Daniel cuando iban a apedrear a la casta Susana, nos haga ver con claridad lo que por temor a los poderosos no nos atrevíamos a decir.

Y ser a la vez que inocentes como palomas, prudentes como serpientes (cf. Mt 10,16 ) porque en todas las esquinas se esconden aquellos que tienen las piedras preparadas para lanzarlas. La verdad, desde la más profunda caridad, también hay que saber decirla y exponerla con pedagogía, en su momento oportuno.

Porque, de nuevo recogiendo la sabiduría del periodista inglés, ‘la aventura puede ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo’.

Y hoy no hay aventura más apasionante y dificultosa que decir la verdad.

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Los verdaderos ciegos https://www.omnesmag.com/firmas/los-verdaderos-ciegos-jmj/ Tue, 22 Aug 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=33199 La curación de Jimena durante la JMJ, una joven madrileña de dieciséis años prácticamente ciega, ha conmovido al mundo entero. Ha ocurrido el cinco de agosto en la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, en el último día de una novena que estaban realizando para pedir su curación ella y todas sus amigas. Y […]

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La curación de Jimena durante la JMJ, una joven madrileña de dieciséis años prácticamente ciega, ha conmovido al mundo entero. Ha ocurrido el cinco de agosto en la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, en el último día de una novena que estaban realizando para pedir su curación ella y todas sus amigas. Y ha tenido lugar en medio de la Jornada Mundial de la Juventud, en Lisboa, donde Jimena asistía para unirse a una multitud incontable de jóvenes llegados de todo el mundo.

Me ha sorprendido (quizás no demasiado) la reacción de algunos periodistas que, incluso con la evidencia puesta ante sus propios ojos de que esta chica estaba ciega y ahora ve, se niegan a reconocer este hecho inexplicable, este posible milagro. Sencillamente lo están viendo con sus propios ojos, pero ellos no creen en los milagros.

Están más ciegos que lo que estaba Jimena. Lo tienen delante de sus ojos y no lo ven.

En realidad, esta ceguera no es sino la que padece toda nuestra sociedad. Nuestro mundo no cree en los milagros. E incluso a los que nos decimos creyentes nos cuesta creer en estas manifestaciones extraordinarias de lo sobrenatural en nuestra vida. La razón principal es que tenemos un preconcepto materialista de la realidad en el que, incluso en el caso de que creamos en la existencia de Dios, no creemos que este pueda actuar en la realidad material. Concebimos a Dios y todo lo sobrenatural como una realidad distinta y distante de la realidad material, sin ningún tipo de conexión. Se nos ha colado la visión deísta de un relojero que pone en marcha una maquinaria que luego funciona por sí sola.

Pero esa no es la visión cristiana de Dios y de su relación con el mundo. Dios no creó simplemente el mundo hace millones de años. Dios sigue creándolo y sosteniéndolo en su existencia. Y como un Padre amoroso, está presente en nuestra vida y nos cuida con su providencia.

Un día Jesús lanzó un grito de alegría porque el Padre de los cielos ocultaba los misterios del Reino a los sabios e inteligentes y se los mostraba a los sencillos (cfr. Mt 11, 25). También algo así sigue ocurriendo hoy en día. Para los millones de jóvenes que como Jimena asistieron a la JMJ les resultó extraordinariamente normal que Dios obrase ese posible milagro y se alegraron con Jimena de su curación. Quizás porque durante esos días ellos mismos habían vivido en un ambiente de espiritualidad y trascendencia en el que Dios estaba cercanamente presente.

Los milagros son signos que Dios hace para mostrarnos la cercanía de un Reino que está ya entre nosotros. Jesús curó a ciegos, no solo como acto de caridad y misericordia, sino para enseñarnos a ver más profundamente, con la mirada de la fe.

La gran pregunta que me brota en el corazón es ¿qué ha querido decirnos con este posible milagro Dios? Sin duda el Señor ha respondido a la fe de Jimena y sus amigas que realizaban esa novena para su curación. ¿Cuántos jóvenes se atreverían a decirles a sus amigos que se uniesen a ellos en oración para pedir algo? Hay que ser valiente para ello, como señalaba D. Ignacio Munilla en un encuentro con jóvenes en la JMJ al comentar este acontecimiento.

Pero, además, creo que Dios nos está diciendo con esta curación mucho más. Está confirmando a los jóvenes de todo el mundo en el camino que han recorrido de la mano de Francisco en estos días que, como María, deben levantarse y salir al encuentro de sus hermanos, llevando a Jesús en sus entrañas. Que es posible la fraternidad universal. Y que Dios, el Emmanuel, camina con nosotros como el Dios cercano y real.

Y es que, como decía Chesterton, “lo más increíble de los milagros es que ocurren”.

Y ahora los jóvenes de todo el mundo lo saben. Lo han visto con sus propios ojos.

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Aborto y libertad https://www.omnesmag.com/firmas/aborto-y-libertad/ Mon, 20 Mar 2023 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=29599 Es lo que tienen los buenos escritores. Que siempre son actuales. Estoy releyendo un texto de Julián Marías de 1975 del libro La España real que cuando se lee con perspectiva histórica uno no puede dejarse de preguntarse si hace referencia a la dictadura del franquismo o a lo que Benedicto XVI denominó ‘la dictadura […]

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Es lo que tienen los buenos escritores. Que siempre son actuales.

Estoy releyendo un texto de Julián Marías de 1975 del libro La España real que cuando se lee con perspectiva histórica uno no puede dejarse de preguntarse si hace referencia a la dictadura del franquismo o a lo que Benedicto XVI denominó ‘la dictadura del relativismo’ que estamos viviendo hoy.

Dejo al lector que juzgue.

Mientras un pueblo se mantiene alerta, con vitalidad histórica, con salud mental, con creencias vivaces, con capacidad de reacción e iniciativa, puede soportar un régimen político torpe, inmoral, opresivo, sin que esto signifique la anulación de la libertad. Podrá la libertad política ser mínima, casi inexistente, pero puede persistir una considerable libertad social y personal, lo que es todavía más importante.

En cambio, la excesiva nivelación, la homogeneidad, la ausencia de tensiones y ‘diferencias de potencial’ dentro de una sociedad, el martilleo constante de ideas o pseudo ideas uniformes en las escuela, en la Universidad, en la Prensa, en todos los medios de comunicación, la falta de individualidades discrepantes y creadoras, puede conducir a una sociedad, formalmente gobernada de manera admirable, a una tremenda desmoralización, a una pasividad que significa, si se miran las cosas de frente, una anulación de la libertad.

Julián Marías

Lo curioso del artículo es que nuestro filósofo no habla sobre política, sino que habla sobre el aborto y analiza sus repercusiones sociales a raíz de su ampliación en Suecia en aquellos años.

Un asunto en el que Julián Marías veía que estaba en juego toda una forma de ver la sociedad, las relaciones humanas, la propia destrucción de la libertad, que se van minando por debajo, desde sus raíces.

¿Qué diría hoy este gran defensor de la libertad? ¿Encontraría un pueblo alerta, capaz de resistir? ¿O más bien habrá sucumbido al ‘continuo martilleo de pseudo ideas uniformes en las escuelas, en la Universidad, en la Prensa’ y hoy añadiríamos en las redes sociales de Internet?

Mucho me temo que estamos en tiempos en el que esta dictadura avanza a ritmo acelerado. Las noticias del arresto en Gran Bretaña del sacerdote católico Sean Gough y de Isabel Vaughan Spruce por rezar en silencio delante de una clínica abortista nos dejan entrever el camino esa ‘tremenda desmoralización’ que significa esa anulación de la libertad, que auguraba Julián Marías.

Y las acciones que van llegando, especialmente de las elites que orientan las políticas de la ONU, van en la misma línea por-abortista, que rechazan como valores «nocivos» y «discriminatorios» las que defienden la familia y la vida como fundamento de la sociedad.

El pensamiento único que se basa en una nueva antropología y que quiere configurar un nuevo orden social avanza y quiere colonizar, imponiéndose por la fuerza de la ley, todos los espacios de la vida.

La mayor parte de las personas no sabemos cómo actuar ante esta presión. Nos imponemos una autocensura que nos lleva a callarnos, al menos en el ámbito público. Y aunque sabemos que el rey está desnudo, no nos atrevemos a decirlo por miedo a las represalias.

Vuelvo de nuevo al texto de Julián Marías en búsqueda de respuestas sobre qué hacer ante esta situación.

El porvenir de la libertad depende de un problema de equilibrio. Si existe un número suficiente de hombres y mujeres capaces de ejercer su libertad personal y no dejarse imponer por ningún tipo de terrorismo -desde el de las metralletas hasta el de las modas o la ‘ciencia’-, (…) se superará la inmensa ofensiva actual conta la libertad, y esta prevalecerá.

Y dentro de pocos años, los hombres se preguntarán cómo habían podido estar fascinados por tan estúpida pesadilla.

Julián Marías

Esa libertad la ejercimos valientemente contra el terrorismo de las metralletas hace años. La fuerza brutal de los atentados no acalló la conciencia de muchos de nuestros conciudadanos. Y ahora, con el tiempo, nos preguntamos cómo se pudo estar fascinado e incluso justificar el asesinato por causas políticas.

Pero el terrorismo de la moda o de la ‘ciencia’, como lo definía Julián Marías, parece estar siendo más letal en esta pérdida de libertad que el mismo terrorismo de las metralletas.

Y así el miedo al estigma social, a la muerte política, acallan las voces de la necesaria discrepancia para la supervivencia de la conciencia. Todavía seguimos fascinados por esta pesadilla. Han pasado muchos años y todavía no hemos despertado de este mal sueño. Quizás éste sea el principal problema.

Retorno al maestro y concluyo con sus palabras que creo que describen perfectamente el momento en el que nos encontramos:

Pero si pasan algunos años sin que esto ocurra -quizás no más de un decenio-, la falta de libertad quedará firmemente asentada, la libertad quedará extirpada por mucho tiempo, y el mundo entrará en una de sus largas épocas oscuras en que la condición humana queda reducida al mínimo indestructible sin el cual no es posible vivir, hasta que vuelva a germinar lentamente la vocación para la vida como libertad.

Julián Marías

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Iglesia, sé tu misma https://www.omnesmag.com/firmas/iglesia-se-tu-misma/ Sat, 18 Feb 2023 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=28841 Leyendo el Dossier de Omnes sobre el camino sinodal alemán me han venido a la memoria aquellas palabras que san Juan Pablo II dirigió a Europa desde Santiago de Compostela al clausurar su primera visita apostólica a España el 9 de noviembre de 1982 ‘Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde […]

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Leyendo el Dossier de Omnes sobre el camino sinodal alemán me han venido a la memoria aquellas palabras que san Juan Pablo II dirigió a Europa desde Santiago de Compostela al clausurar su primera visita apostólica a España el 9 de noviembre de 1982

‘Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual.’

La Iglesia en Alemania está en un momento clave en el que estas palabras del santo papa polaco podrían orientarla. Puede haber buena fe, algo que no se duda, en la iniciativa puesta en marcha con el camino sinodal, pero existe un evidente riesgo de errar el rumbo e incluso de implicar a otros episcopados en esa búsqueda de alianzas que se proponen los impulsores del camino sinodal alemán.

Más allá del problema en el origen de este proceso (el de analizar el origen del problema de los abusos sexuales) y de las distintas agendas que se quieren poner en marcha (celibato opcional, sacerdocio femenino, cambio en la moral sexual, redefinición del servicio de autoridad del obispo…) me parece que el tema en juego es la relación de la Iglesia y la sociedad.

¿Qué debe cambiar en la Iglesia para poder llegar a una sociedad cada vez más secularizada y, por ello, más alejada de Dios? ¿Qué signos de los tiempos debemos escuchar, por medio de los cuales nos está hablando también el Espíritu? ¿Cómo ser fiel y a la vez creativo en la evangelización?

El episcopado alemán a través de este camino sinodal se acerca a estas preguntas, dice querer escuchar los signos de los tiempos. Pero el resultado final es que parece acoger postulados de nuestra sociedad que pueden alejarles del sentido de la fe católica. Desconcertados por el abandono de los fieles de sus iglesias, creen que la solución es cambiar y acercarse al pensamiento de la sociedad actual. Pero precisamente ahí está el mayor error.

‘Por querer ser quien no soy, no soy ni siquiera yo’ decía una canción del grupo ‘Brotes de olivo’. Ese es el riesgo de la Iglesia en Alemania, y de algún modo de los cristianos de todo el mundo. Dejar de ser nosotros mismos para ser como el mundo, para ser ‘normales’.

Por eso las palabras que san Juan Pablo II dirigiera a Europa, me parecen oportunas para la Iglesia en Alemania y para todos nosotros.

Iglesia, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Reconstruye tu unidad espiritual.

Solo seremos fecundos si somos fieles a Jesucristo. Es tiempo de volver los ojos al crucificado y ponerle ante la vista de aquellos con los que vivimos. Hemos de mostrar a Jesucristo muerto y resucitado al mundo, levantarlo en alto para que al mirarlo encuentren en él la salvación. Jesús crucificado será hoy, como lo fue en tiempos de Pablo, escándalo y locura. Pero solo en él nuestra Iglesia encontrará la fuerza para seguir caminando en medio del desierto que nos toca recorrer.

Si la Iglesia no es fiel a si misma, si acoge los postulados y objetivos que marca el mundo, dejará de ser sal y luz.

El camino por recorrer va, precisamente, en otra dirección. Porque en nuestra relación con el mundo hemos de recuperar ese dinamismo profético que es esencial al catolicismo. Tenemos que mostrar la belleza de la vida en Cristo, aunque eso escandalice a una sociedad que camina por otros derroteros.

Porque hoy, como siempre, son necesarios los profetas que hagan cambiar el rumbo a quien ha equivocado su camino.          

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Recuperar el valor de lo sagrado https://www.omnesmag.com/firmas/recuperar-el-valor-de-lo-sagrado/ Thu, 09 Feb 2023 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=28489 Nada es sagrado. Esta parece ser la consigna de nuestro tiempo. La conciencia de que estamos ante un lugar sagrado o viviendo un acontecimiento sagrado nos remite directamente a una especial presencia de Dios. Una presencia que se hace en ese momento y lugar, de alguna forma misteriosa, casi tangible. Esa fue la vivencia de […]

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Nada es sagrado. Esta parece ser la consigna de nuestro tiempo.

La conciencia de que estamos ante un lugar sagrado o viviendo un acontecimiento sagrado nos remite directamente a una especial presencia de Dios. Una presencia que se hace en ese momento y lugar, de alguna forma misteriosa, casi tangible. Esa fue la vivencia de Moisés ante la zarza ardiente. “Descálzate, porque la tierra que pisas es sagrada” (Ex 3,5)

Esa experiencia de lo sagrado, esencial al hecho religioso, impregnó la vida de nuestros antepasados. Sabían que había momentos que eran sagrados, acontecimientos en los que el tiempo se paraba y tocaba la eternidad.

La eucaristía, de una manera muy especial, nos traslada a la misma cena del jueves santo, ante el único sacrificio de Cristo en la cruz, al misterio de la resurrección de Jesús. Tiempos sagrados en los que se toca la eternidad. Como le ocurrió a Pedro, Santiago y Juan en el momento de la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. Un momento en el que, por un segundo, se rasgan las apariencias y nos dejan ver el infinito.

También nuestros antepasados sabían que había lugares sagrados. Espacios privilegiados, puertas a lo infinito, en los que la presencia de Dios se hacía palpable. En santuarios como Lourdes o Fátima se hace cercano lo sobrenatural. En Nazaret nos sobrecoge leer en el altar «Verbum Caro Hic Factum Est». Aquí, ‘hic’, en este lugar se unieron el cielo y la tierra. Un lugar en el que hay que entrar con un silencio respetuoso, casi de puntillas. Descalzándose el alma.

Y sin embargo…

Hoy nada es sagrado. Todo ha quedado desencantado. Y banalizado, que es la forma de acabar con esa experiencia de estar ante algo que nos remite más allá, que trasciende su propia realidad.

Sin duda esa pérdida de conciencia de lo sagrado es una de las consecuencias de ese ‘desencantamiento’ que caracteriza nuestra era secular, tal como lo definía el filósofo Charles Taylor. Una mentalidad que configura al hombre moderno. Para el hombre actual el tiempo no es más que una sucesión de acontecimientos, uno detrás de otro. Y el espacio es pura materia que se remite solo a sí misma. El mismo concepto de sagrado parece pertenecer a otra época, a la edad media.

Sin duda, si queremos educar en una vivencia religiosa, hemos de empezar por ayudar a los jóvenes a percibir esa experiencia de lo sagrado. Empezando por nuestras propias celebraciones y templos. Hay que dejar espacio para el silencio y descubrir que el templo es un lugar sagrado habitado por el Dios vivo. Reconocer su presencia. Admirarse y sobrecogerse. Ayudarles a entrar con los gestos, la música, el arte en esa experiencia que sobrecoge el alma y la pone en contacto con el misterio. Y en esto, hemos de ser sinceros, hemos ido perdiendo sensibilidad y nos hemos contagiado de ese ambiente profano.

Pero la educación en lo sagrado abarca toda la vida. Debemos enseñar a los niños y jóvenes a descubrir la huella del Creador cuando contemplen la naturaleza. Mostrarles que hay un sentido en la historia de la Humanidad. Ayudarles a rasgar las apariencias y ver más allá.

Necesitamos reconectar con lo sagrado y educar en ello a las nuevas generaciones. Y no es una tarea fácil. Hay toda una cultura que lo dificulta. Pero es esencial hacerlo si queremos verdaderamente afrontar la evangelización de este mundo.

Quizás este sea, dicho sea de paso, una de las claves del éxito de la obra de J.R.R. Tolkien, el autor de ‘El Señor de los anillos’. Que a través de la fantasía nos ha conseguido desvelar que el mundo está realmente ‘encantado’. Su épica medieval nos hace conectar con los latidos más íntimos de nuestro ser y nos devuelve la esperanza. Hay un espacio para lo sagrado en toda su obra.

A nuestro favor, como siempre, tenemos el corazón del joven que intuye vivamente que tiene que haber ‘algo más’. Que el tiempo no se nos puede acabar. Que, como decía Máximo en la película Gladiator, «lo que hacemos en la vida, ¡tiene su eco en la eternidad!».

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San Ignacio de Loyola y el multitasking https://www.omnesmag.com/firmas/san-ignacio-de-loyola-y-el-multitasking/ Sun, 22 Jan 2023 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=27889 Hoy se presenta el multitasking, el hecho de realizar varias tareas al mismo tiempo, como una capacidad positiva que mejora el rendimiento de nuestro trabajo. Algo que, supuestamente, a los jóvenes, por su estrecha relación con la tecnología, les resultaría más fácil que a las anteriores generaciones. Así podemos ver a personas que están en […]

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Hoy se presenta el multitasking, el hecho de realizar varias tareas al mismo tiempo, como una capacidad positiva que mejora el rendimiento de nuestro trabajo. Algo que, supuestamente, a los jóvenes, por su estrecha relación con la tecnología, les resultaría más fácil que a las anteriores generaciones.

Así podemos ver a personas que están en una reunión, pero a la vez están respondiendo mensajes de whatsapp por su teléfono móvil o contestando a correos electrónicos. Asisten a clase, pero además están revisando algunas de sus redes sociales. Están charlando contigo y sacando fotos para alimentar sus perfiles.

La pregunta obvia es si realmente las personas podemos hacer bien varias tareas a la vez. Los científicos apuntan a que no. René Marois, experto en neurociencia, señala que «nuestro cerebro no maneja bien situaciones de multitasking. En cuanto dos tareas necesitan nuestra atención, la productividad se resiente».

Así es. En realidad, con la multitarea lo que hacemos es o bien realizar una de esas tareas de manera automática, o bien pasar de una a otra tarea, conectando y desconectando constantemente. Esto, lejos de mejorar nuestro trabajo tiene una serie de consecuencias negativas: una menor eficacia, el empeoramiento de la memoria, mayor riesgo de errores, aumento del estrés…

Es una forma de trabajar, y de relacionarnos, que nos da la sensación de eficacia, de estar aprovechando el tiempo, pero en realidad lo que hace es descentrarnos y fragmentarnos. Justo lo contrario a lo que nuestra psicología y nuestro espíritu necesitan.

San Ignacio de Loyola acuñó aquella frase de ‘haz lo que haces’ y que podría repetírnosla a los hombres y mujeres del siglo XXI con mayor actualidad. Realizar solo una tarea y entregarse a ella con toda el alma es la mejor manera de realizarla correctamente. Una idea que, de una manera u otra, está en las diferentes tradiciones culturales y religiosas. La concentración, vivir el momento presente, hacer lo que haces… son versiones distintas de esa unidad de mente y acción.

En nuestro mundo tan frenético y que busca el mayor rendimiento posible, el multitasking nos da una sensación falsa de eficacia y hasta de importancia. Pero, en realidad, nos vamos configurando como personas con menos capacidad de concentración y de interioridad. Y justo por ello nos hacemos menos reflexivos y críticos. Funcionamos en gran medida por estímulos externos.

Todo esto tiene una consecuencia también en la dimensión espiritual y en nuestra relación con Dios. Nos cuesta concentrarnos, y por ello, la oración se hace un ejercicio arduo. Necesitamos de estímulos externos que muevan nuestra sensibilidad, pero nos es difícil entrar en un diálogo interior con quien habita en nosotros que es, como decía san Agustín en las Confesiones ‘más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío’. Dios habita en nuestro interior que es donde podemos encontrarle.

No es un mal propósito de año nuevo acoger el consejo del militar guipuzcoano y hacer, sencillamente, aquello que debemos hacer. Y hacerlo bien. Una tarea detrás de otra. Esperando su turno.

Y sin empujar.

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La última lección de Benedicto XVI https://www.omnesmag.com/firmas/la-ultima-leccion-de-benedicto-xvi/ Fri, 13 Jan 2023 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=27804 Las últimas palabras de Benedicto XVI en su lecho de muerte, antes de morir, tal como nos narra su secretario personal, fueron «Jesus, ich liebe dich» («Jesús, te amo», en alemán). En ese momento crucial en el que nos encontramos solos ante el Señor, no caben imposturas, brota directamente del corazón aquello que ha marcado […]

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Las últimas palabras de Benedicto XVI en su lecho de muerte, antes de morir, tal como nos narra su secretario personal, fueron «Jesus, ich liebe dich» («Jesús, te amo», en alemán). En ese momento crucial en el que nos encontramos solos ante el Señor, no caben imposturas, brota directamente del corazón aquello que ha marcado nuestra vida. Y el resumen de la vida del papa alemán fue este gran y único amor.

Con ello el papa Benedicto XVI, ese gran maestro, nos daba una gran lección, la última y definitiva. Solo el amor es lo que marca la vida. Solo aquello que hayamos amado es lo que quedará eternizado. Al atardecer de la vida, como decía san Juan de la Cruz, se nos examinará en el amor. Solo en eso.

Quizás no esté de más que los que nos dedicamos a la educación y a la transmisión de la fe recordemos especialmente esta lección. Hay que formar la mente y la voluntad. Hay que introducir en el misterio de lo sobrenatural. Hay que comprometer la vida y entregarla. Pero todo esto nada vale si no se hace desde el amor, como les recordaba el apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Por ello nuestra principal misión es, ante todo, introducir a los niños y a los jóvenes en esa historia de amor. Acompañarlos para que conozcan a Jesucristo. Introducirles en esa relación personal, que es la esencia del cristianismo. Y con nuestra propia vida, enseñarles que ese Cristo vivió y resucitado, es el gran amor de nuestra vida.

Esto es lo más lejano a la ñoñería y al sentimentalismo. Solo un amor verdadero sostiene el sí en la dificultad, atraviesa las fronteras del dolor, se hace definitivo hasta la muerte. Especialmente el amor a Cristo tiene muy poco que ver con las ‘mariposas en el estómago’, porque es un amor real, pero trascendente. Y si se puede tocar, es en la carne del hermano herido, es en el Pan de cada día. Y eso da para pocas mariposas. Da para algo mucho más grande. Para intuir ese amor que solo cabe en el corazón de Dios.

Mi pregunta como educador es si realmente estamos introduciendo a los jóvenes en ese amor a Cristo. Porque si no lo estamos haciendo, por mucha parafernalia que montemos, no haremos absolutamente nada. El papa Benedicto nos lo recordaba constantemente. Ser cristiano nace de un encuentro, no de una convicción moral. Y ese encuentro con Jesús no puede dejarnos indiferentes. Como nos repetían nuestros catequistas de jóvenes ‘no es posible conocer a Jesús y no amarle; no es posible amarle y no seguirle’.

Por eso el primer paso es dar a conocer a Jesús. Y el principal medio para ello es introducir en una relación orante con la Escritura. Leer y rezar el evangelio será el camino que puede poner en contacto a los jóvenes con el Verbo encarnado. Y enseñar a descubrirlo en el silencio de nuestra propia alma, en los últimos repliegues de nuestro ser.

La música en particular y el arte en general, serán una puerta que ayuden a despertar la sensibilidad y facilitar ese encuentro. Pero el cuerpo a cuerpo, el contacto, ese tocarse que exige el amor, se da en la oración y, de una manera privilegiada, en el pan de la eucaristía.

San Manuel González, el obispo del sagrario abandonado, hablando de una niña que quería que le adelantasen la primera comunión, contaba que estaba reticente por la corta edad de la niña y que, por ello, le animaba a que esperase. Pero la niña argumentó con la sabiduría del corazón que ella necesitaba comulgar, ‘porque pa’ quererse hay que rozarse’. Aquello fue suficiente para convencer al santo obispo.

Para quererse hay que rozarse, hay que tocarse. El amor nace del encuentro personal.

Benedicto XVI nos da esa lección definitiva de amor tierno e íntimo en sus últimas palabras. Su corazón latía al ritmo de ese amor. Su último aliento fue para proclamar con voz débil y potente a la vez que el amor es la palabra definitiva que sostiene nuestra vida.

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«La Noche del 24». Un musical sobre la Navidad https://www.omnesmag.com/actualidad/musical-noche-del-24/ Tue, 06 Dec 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=26883 La historia es conocida… o no. Porque el verdadero origen de la Navidad se difumina cada vez más en nuestra sociedad secularizada. Quizás este sea el primer y gran valor de este musical. Recuperar y mostrar con un aire actual, fresco e ingenuo a la vez, el auténtico origen de la Navidad. La noche del […]

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La historia es conocida… o no. Porque el verdadero origen de la Navidad se difumina cada vez más en nuestra sociedad secularizada.

Quizás este sea el primer y gran valor de este musical. Recuperar y mostrar con un aire actual, fresco e ingenuo a la vez, el auténtico origen de la Navidad.

La noche del 24 nos narra la historia del nacimiento de Jesús desde los ojos de Aarón que ha sido nombrado oficial de la guardia del Rey Herodes y se le ha encomendado la misión de encontrar a ese niño impostor que se hace pasar por el Mesías.

Para ello, debe interrogar a los testigos de aquél extraño suceso que se produjo la noche del 24. Todos los testigos coincidirán en que aquel niño ha cambiado sus vidas para siempre.

noche 24 musical

Pero ni Zabulón, un pastorcillo bobalicón que dice haber visto ángeles, ni los posaderos, que intentan explicarle que la posada estaba llena y que la culpa de todo la tienen los romanos, saben nada del paradero del niño y sus padres.

Tampoco ayudan mucho un loco que dice ser el ángel Gabriel, el borrico Moreno, más tozudo que la burra de Balaán, ni la mismísima Estrella de Oriente con todo su glamour y sus aires de diva.

La cosa se complica cuando aparece su mujer, Judith, como la siguiente testigo.

Aarón teme por su vida, pero ella no puede negar lo que ha visto: el Dios de los ejércitos, Yahvé Sebaoth, hecho un niño indefenso por amor. Aarón deberá encontrar pronto al falso Mesías antes de que los malvados consejeros de Herodes descubran que su mujer es una de los rebeldes.

Este es el punto de inicio de esta comedia musical pensada para toda la familia sobre el Misterio de la Navidad y su verdadero significado.

Estrellas que cruzan el firmamento, ángeles, magos y feroces soldados, canciones, bailes, ternura y mucho humor para contar cómo fue aquella primera Navidad, ese extraño y maravilloso acontecimiento en el que el Cielo bajó a la Tierra.

Noventa minutos en los que hay tiempo para el humor, para la ternura, en diálogos ágiles e ingeniosos, y un fuerte mensaje muy bien trabado con una historia que engancha.

Un guión que tiene, en su sencillez, una gran carga teológica, adaptado a todos los públicos. Una historia realmente entretenida que la disfrutan igual los niños y los adultos que sean capaces de hacerse de nuevo como niños.

Para verlo hay que trasladarse, como en la primera Navidad, a una población cercana a la gran ciudad, en concreto a Torrelodones, al Teatro Fernández-Baldor.

Como los pastores, nos podemos acercar allí con toda la familia y mostrar a nuestros hijos el hecho que partió la historia en dos.

La noche del 24 es una apuesta brillante por rescatar el mensaje de la Navidad.

Es en estas celebraciones entrañables, que hunden sus raíces en nuestra cultura cristiana, donde hemos de saber mostrar con el lenguaje actual la actualidad perenne del evangelio.

Algo que, sin duda, este musical hace prodigiosamente.

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Jaque mate a la religión https://www.omnesmag.com/firmas/jaque-mate-a-la-religion/ Sun, 27 Nov 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=26574 Leyendo la obra de Charles Taylor La era secular vuelvo a la reflexión sobre el humanismo exclusivo que prescinde de Dios en el que estamos inmersos, y sobre nuestra posición como cristianos en esta sociedad. El tema me parece relevante. Hace unos años escuché a un político que el lugar de la religión en esta […]

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Leyendo la obra de Charles Taylor La era secular vuelvo a la reflexión sobre el humanismo exclusivo que prescinde de Dios en el que estamos inmersos, y sobre nuestra posición como cristianos en esta sociedad.

El tema me parece relevante. Hace unos años escuché a un político que el lugar de la religión en esta sociedad desencantada en la que la ciencia había aportado una explicación racional al mundo era el de ofrecer un sentido último a nuestro hacer y ser en la sociedad. Decía este político que la religión tenía sentido porque todavía no se había encontrado otra manera de llenar ese sentido de la vida.

He de reconocer que ese ‘todavía’ me pareció en parte preocupante y en parte un tanto soberbio. No porque crea que realmente la dimensión espiritual pueda llenarse con sucedáneos y que lo religioso vaya a ser apartado de ese su último reducto de utilidad que le quedaría. Sino porque en torno a esa pretensión intuyo que se está construyendo una propuesta que quiere ocupar ese reducto del alma.

Plantea el filósofo canadiense que ese humanismo exclusivo sin Dios ‘deberá producir algún sustituto del ágape, deberá llevar una beneficencia humana.

Tengo la sensación de que esto es lo que se está jugando en este momento en la secularización de nuestro mundo. La agenda 2030, los objetivos por el desarrollo sostenible, el movimiento ecologista se presentan como un objetivo común que nos trasciende. Tiene algo de esa beneficencia humana que decía Taylor. Las aspiraciones de la Humanidad están marcadas por una agenda internacional perfectamente programada por personas que tienen diseñado el paraíso sostenible en el que viviremos felices. El afán de lucha revolucionario ha sido encauzado desde las más altas instancias. La historia tiene un sentido que vamos descubriendo paso a paso, en etapas consecutivas, que van del veintetreinta al veintecincuenta.

Piénsenlo bien. El feminismo, el animalismo, el igualitarismo de género no son solo opciones políticas. Se han convertido para las personas que lo defienden el sentido de su vida. Ocupan el lugar de la religión. Aquello por lo que vivir, que le trasciende a uno. Aquello por lo que luchar. Sin esas luchas su vida dejaría de tener sentido. No, no son simples opciones políticas. Tienen un aire de mesianismo que acaban prometiendo un mundo feliz, o incluso como en el caso del transhumanismo, la vida eterna.

En esta visión de la vida lo religioso queda reducido a un elemento auxiliar, que puede ser incluso útil, para conseguir ese fin más alto al que todos tenemos que cooperar. Lo religioso queda minimizado, subordinado y puesto al servicio del sistema.

El proceso de secularización afronta así una nueva etapa en la que el hecho religioso ya no es necesario porque el humanitarismo ha conseguido encontrar un sentido para la vida de las personas y de la sociedad dentro de su propia lógica. Estamos en el punto que Robert Hugh Benson describió magistralmente en 1907 en su novela Señor del mundo.

Realmente estamos ante una jugada con pretensión de jaque mate a la religión.

Atentos a qué ficha movemos nosotros.

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Atreverse a ser diferente https://www.omnesmag.com/firmas/atreverse-a-ser-diferente/ Fri, 21 Oct 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=25698 Si uno es cristiano es diferente a los demás. Si es igual al mundo, entonces no es cristiano. Esta afirmación contundente choca con el deseo que todos tenemos de ser como los demás, de ser admitido en el grupo. Y entonces se alza la pregunta a la defensiva: ¿por qué un cristiano tiene que ser […]

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Si uno es cristiano es diferente a los demás. Si es igual al mundo, entonces no es cristiano.

Esta afirmación contundente choca con el deseo que todos tenemos de ser como los demás, de ser admitido en el grupo. Y entonces se alza la pregunta a la defensiva: ¿por qué un cristiano tiene que ser un bicho raro? ¿Por qué no podemos ser normales?

El tema está en qué significado se le dé a eso de ser normal. No haré yo una apología de que los cristianos tengamos que hacer cosas extravagantes, ni mucho menos. Pero sí tengo claro que el estilo de vida de Cristo, al que nosotros seguimos, más temprano que tarde chocará con el estilo de vida que nos propone el mundo. Y que si queremos ser como los demás acabaremos dejando de ser cristianos.

Hay que tragarse la cruz de ser diferente. Una cruz especialmente dura entre los jóvenes, por la especial necesidad de socialización que tienen. Y es que en cuanto te muestras distinto inevitablemente serás excluido del grupo, estarás fuera de los círculos en los que se mueven los demás. Y eso es duro. Y todos los sabemos hay una cultura dominante de lo políticamente correcto que se ha convertido en una dictadura silenciosa que nos lleva a una autocensura constante. El que se atreve a ser diferente inmediatamente es cancelado, está fuera de los círculos sociales, marginado al ostracismo social.

Y esto se da por igual en los grandes círculos culturales y sociales como en los pequeños ambientes de nuestro día a día.

Pero, atreverse a ser diferente es condición ‘sine qua non’ para poder tener una identidad propia, para ser uno mismo. Para ser cristiano.

Por eso, frente a un esquema formativo entre los jóvenes en el que se incida en ser uno más y hacer las mismas cosas que hacen los otros, creo que habría que incidir en una formación que dé identidad y que enseñe a nuestros chicos y chicas a ser diferentes, a tener personalidad, a nadar contracorriente.

Eso obliga a que los educadores nos empleemos a fondo. Hay mucho que trabajar. Tendremos que ayudarles a formar personalidades fuertes, capaces de afrontar las contradicciones a las que se van a ver sometidos. Deberemos aportar criterios y formación sólida que dé razones de su fe y de sus valores. Tendremos que acompañar el proceso de maduración personal, para sostener y alentar, impulsar y animar. Será necesario fomentar la convivencia con otros jóvenes que sean cristianos, que les den sentido de pertenencia, que les aporten ese grupo de iguales que todo joven necesita para socializar.  

Y sobre todo deberemos ser ejemplo y referencia con nuestra vida. Pues si algo da seguridad a un joven y le ayuda a obtener una identidad es estar acompañado por un adulto que encarne aquello que él quiere llegar a ser.

Para ello los primeros que hemos de aceptar no ser normales, ser diferentes, somos los propios educadores.

Por ahí debemos empezar.

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Amar a la Iglesia https://www.omnesmag.com/firmas/amar-a-la-iglesia/ Tue, 11 Oct 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=25439 Desde hace años existe una triple línea de mensajes en muchos medios de comunicación en lo que se refiere a las noticias que tienen que ver con lo religioso, y más en concreto, con la Iglesia católica. Por una parte, uno puede ver cómo las noticias que tengan que abordan el tema religioso silencian la […]

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Desde hace años existe una triple línea de mensajes en muchos medios de comunicación en lo que se refiere a las noticias que tienen que ver con lo religioso, y más en concreto, con la Iglesia católica.

Por una parte, uno puede ver cómo las noticias que tengan que abordan el tema religioso silencian la dimensión trascendente, precisamente la que le es más específica, y dan las noticias con los datos que son más ‘a ras de tierra’. El camino de Santiago queda reducido a turismo, las catedrales y templos a arte, una Jornada Mundial de la Juventud a ingresos económicos para el país anfitrión.

En otra segunda línea de comunicación se tiende a presentar y resaltar la parte negativa, silenciando lo positivo que hacen los cristianos. El bombardeo de noticias sobre la pederastia en los sacerdotes y religiosos iría en esta línea. Así se va generando un rechazo a la institución en global.

La tercera clave es la de presentar una Iglesia dividida entre el pueblo y los pastores, de forma que se abra una brecha dentro del pueblo de Dios. Separar, distanciar afectivamente a unos de otros es también un mensaje que va calando poco a poco.

Sin duda esta línea informativa va poco a poco generando una mentalidad de desconocimiento e incluso de rechazo que se suma a los retos que la Iglesia tiene en la evangelización. ¿Cómo abordar este reto?

Evidentemente hay que realizar una buena comunicación, diríamos, en un orden inverso. Dar noticias religiosas con una mirada profunda, contar también las historias de amor y generosidad que surgen en la vida de los cristianos, mostrar con cercanía a nuestros pastores y su labor de servicio que ejercen desde su puesto.

Pero principalmente creo que es importante que cultivemos una verdadera visión (y vivencia) de lo que es la Iglesia. Mientras no vivamos los cristianos una visión profunda de la Iglesia, vamos a arrastrar los límites que toda institución humana tiene.

Porque la Iglesia es mucho más que una agrupación, un colectivo, una asociación. Nuestro refuerzo de la ‘percepción ‘de la Iglesia no puede ser encontrar nuestros puntos fuertes, generar una corriente de orgullo de pertenencia o fortalecer la adhesión como podría hacer cualquier colectivo. No, no va por ahí.

Tenemos que entender que la Iglesia es nuestra madre. Vivir desde esta dimensión espiritual será lo que nos haga realmente tener un verdadero sentido de pertenencia que superará cualquier crisis o desafío. La Iglesia nos entrega a Cristo, un Cristo real, vivo, no retocado por nuestras ideas o gustos, por las modas históricas. La Iglesia nos engendra a la vida de Dios y nos nutre para que crezcamos en esa vida que se nos regala. Es verdaderamente nuestra madre. Amo a la Iglesia con ese amor que nace de las entrañas y del corazón, entrañable y cordial, que es el amor a mi madre. Un amor cálido, que une y adhiere con ese cordón umbilical que supera de largo cualquier campaña de marketing o de refuerzo de la imagen pública que se quiera hacer.

Esta vivencia de la Iglesia es la que hemos de transmitir especialmente a las nuevas generaciones. Y tengo la sensación de que estamos fallando en ello, quizás por superficialidad, puede ser que por que estamos en distintos registros culturales. Pero el riesgo de una visión meramente sociológica de nuestra pertenencia a la iglesia, sin un calado profundo, es algo que debemos tener en cuenta y reorientar, si fuese necesario.

San Ignacio de Loyola incluyó en sus Ejercicios Espirituales las ‘reglas para sentir con la Iglesia’ en aquel siglo convulso de ruptura por la reforma protestante. Quizás hoy debemos volver a actualizar el deseo de sentir con la Iglesia, de amarla con todo nuestro corazón, yendo más allá de sus límites, descubriendo su verdadera grandeza, que estriba principalmente en su maternidad. Por eso nuestra relación con la Iglesia es una relación principalmente de amor.

Amor a la Iglesia y amor a Cristo. Que no es algo distinto.

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¿Está presente el cristianismo de Tolkien en sus obras? https://www.omnesmag.com/actualidad/esta-presente-el-cristianismo-de-tolkien-en-sus-obras/ Thu, 29 Sep 2022 05:34:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=24967 La obra del escritor británico J.R.R. Tolkien vuelve de nuevo a estar de actualidad a raíz del estreno de la serie ”Los anillos de poder”. Un estreno que, dicho sea de paso, tiene más de sacarle jugo a una franquicia comercial rentable que de reproducción fidedigna del universo creado por este genial filólogo y escritor. […]

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La obra del escritor británico J.R.R. Tolkien vuelve de nuevo a estar de actualidad a raíz del estreno de la serie ”Los anillos de poder”. Un estreno que, dicho sea de paso, tiene más de sacarle jugo a una franquicia comercial rentable que de reproducción fidedigna del universo creado por este genial filólogo y escritor. Con esta ocasión he releído el libro de Diego Blanco Albarova, “Un camino inesperado, desvelando la parábola de ”El Señor de los Anillos” (editorial Encuentro), en el que analiza la obra de Tolkien desde la perspectiva de autor católico. 

Este análisis que hace Diego Blanco, sin duda un gran conocedor y entusiasta de “El Señor de los Anillos”, ha sido abordado por diversos autores, pues la religiosidad de Tolkien era sin duda uno de los elementos más configurantes de su vida y es esencial tenerlo en cuenta si se quiere analizar correctamente su obra. Recomiendo a este respecto la obra de Caldecott, “El poder del anillo”, también de Encuentro.

Diferencias con C. S. Lewis

Tolkien era un autor católico, pero a mi entender, nunca pretendió hacer una parábola de sus creencias a través de su obra, como sí haría C.S. Lewis en “Las crónicas de Narnia”. Más bien esta perspectiva fue motivo de discusión literaria entre los dos amigos literatos y profesores de Oxford. Tolkien pretendía, como él dice a Milton Waldeman ‘crear un cuerpo de leyendas más o menos conectadas

Ese universo mitológico que Tolkien quiere crear tiene de trasfondo una antropología cristiana, de lucha del bien y el mal, de la realidad de un ser espiritual (Eru) que ha creado el universo, de una mano providente y de un sentido en la historia. Pero a mi entender nuestro autor no intentará plantear un paralelismo simbólico entre el catolicismo y su obra, tal como plantea Diego Blanco en su libro. Tolkien es simplemente un autor católico que escribe una obra literaria colosal y que, por ello, transmite una mirada católica de la realidad. Tal y como le ocurriera a Cervantes al escribir “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

Ahora bien, es verdad que el profesor, cuando crea su obra, tiene presente la fe católica y la hace concordar con su obra. Será cuidadoso en construir un universo que es eco fiel de Dios Creador, pero no anticipará ningún contenido de la revelación cristiana. Tolkien, además, no puede evitar que elementos tan queridos como la eucaristía o la Virgen María, tengan un reflejo en su obra. Galadriel y Elbereth serán dos personajes femeninos élficos que reflejen, de alguna manera ,el arquetipo mariano. Y a ningún lector se le escapa que el pan del camino de los elfos, las lembas, tienen un parecido con la eucaristía. Tolkien se refiere a ello cuando dice que ‘cosas mucho más grandes pueden dar color a una mente cuando trata los detalles menores de un cuento de hadas’ (carta 213)

Como creador Tolkien escribió una obra grandiosa, un universo propio, en el que dejó la huella de su ser, profundamente católico. Podemos seguir el rastro de su autor, igual que descubrimos rasgos de Dios en su creación, sin caer necesariamente en un simbolismo literal. Ahí reside, a mi entender, la gran fuerza literaria y, por qué no decirlo también, evangelizadora de la obra del viejo profesor.

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De la mano de María, con la mirada en Lisboa https://www.omnesmag.com/firmas/de-la-mano-de-maria-con-la-mirada-en-lisboa/ Fri, 09 Sep 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=23525 Este curso académico estará, sin duda, marcado eclesialmente por la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud convocada por el papa Francisco en Lisboa. El lema elegido por el sucesor de Pedro en esta ocasión es “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39). Con ello Francisco nos propone a los jóvenes […]

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Este curso académico estará, sin duda, marcado eclesialmente por la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud convocada por el papa Francisco en Lisboa. El lema elegido por el sucesor de Pedro en esta ocasión es “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39). Con ello Francisco nos propone a los jóvenes la actitud de la Virgen María como un modelo a seguir cuando, al enterarse de que su prima Isabel estaba embarazada, sale aprisa a la montaña para ayudarla.

Este acontecimiento eclesial que viviremos del 1 al 6 de agoto del año 2023 hemos de prepararlo lo mejor posible si queremos que dé el máximo fruto. Tenemos un curso entero para hacerlo. Y el Papa nos marca un camino a recorrer para todos los educadores que acompañemos a los jóvenes en esta peregrinación a la capital lusa: proponer el modelo de María joven en su viaje a Ain-Karim, el pueblo en el que vivía su pariente.

Varios son los hitos que podemos tener en cuenta a la hora de plantear un recorrido educativo que prepare el corazón de los jóvenes para la gran experiencia del verano. El modelo de esa muchacha que acaba de recibir la noticia de que sería la madre de Dios y sus actitudes vitales serán, sin duda, el mejor referente que podemos proponer y cultivar entre nuestros jóvenes. Me gustaría señalar algunos ítems que puedan servirnos a la hora de diseñar un proyecto pastoral y educativo para este curso.

Olvido de uno mismo

María recibe el anuncio del ángel de que era la mujer elegida para ser la madre del mesías, pero no se queda ensimismada, sino que se olvida de ella misma y está atenta a lo que necesita su prima. Este olvido de uno mismo es una gran propuesta, claramente contracorriente, audazmente revolucionaria. Será como la música de fondo de todo el año. Olvidarnos de nosotros mismos, dejarnos de mirar el ombligo, levantar la mirada y descubrir las necesidades de los demás. 

Salió aprisa

Sin demora, María se dirige a ayudar a su prima. No se queda en planteamientos abstractos, en compromisos etéreos o sentimentales, sino que se pone manos a la obra. Hemos de alentar a los jóvenes a saltar del sillón, a despegarse de la pantalla, a comprometernos en serio con la realidad. Y hacerlo venciendo la pereza que nos arrastra siempre a lo más cómodo. El camino hacia Lisboa debe estar concretado en acciones de ayuda a los demás que nos saquen de nuestra comodidad y pereza. Visita a enfermos, residencias de ancianos, echar una mano a compañeros que se les dé mal alguna asignatura… Debemos ayudar a nuestros jóvenes a concretar y poner en marcha sus deseos de entrega a los demás. 

La revolución de la alegría

En cuanto María entró en casa de Isabel el niño que llevaba en sus entrañas saltó de alegría. Isabel entona una alabanza a María, cuya visita inesperada llena de gozo y alegría toda la casa. Y la propia María rompe a cantar entonando el Magníficat. María lleva allí donde va la revolución de la alegría. Nuestro itinerario hasta Lisboa debe estar marcado por esa alegría que nace de la entrega a los demás. Y materializarse en una cultura que lleve la sonrisa a nuestros labios, que destierre la queja de nuestro corazón, que se haga acogida y ternura. La alegría debe ser un distintivo del cristiano, como nos pide el papa Francisco desde el principio de su pontificado.

Con Jesús en las entrañas

Y un último hito de este camino es el de actualizar la presencia de Jesús en nuestra vida. María lo llevó en sus entrañas en todo este tiempo. Ese es el motor de su vida, esa es la causa de la alegría que se desborda. Con ella, por los caminos de Palestina, se realiza la primera procesión del Corpus. Vivir desde Cristo, especialmente en el sacramento de la eucaristía, y llevarlo a los demás, son también dos hitos que podemos marcarnos en nuestro camino hacia la JMJ. Cuidar nuestras celebraciones eucarísticas y realizar en grupo alguna acción evangelizadora que ayude a los demás a encontrarse con Jesús nos harán entrar en la escuela de María.

Ojalá preparemos bien este acontecimiento trascendental y aprovechemos esta ocasión tan propicia para la evangelización para que nos ofrece el papa Francisco. Y que, dicho sea de paso, a nosotros nos pilla tan cerquita esta vez. ¡Todo un regalazo!

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El termómetro https://www.omnesmag.com/foco/el-termometro/ Wed, 15 Jun 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=21484 Hay un termómetro que nos da la temperatura de la vitalidad de la Iglesia y que, desde hace décadas, viene dando datos alarmantes: el número de vocaciones para la vida consagrada. Hay otros termómetros que nos deben poner en alerta, claro, como el número de matrimonios o el de vocaciones sacerdotales, pero me gustaría resaltar […]

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Hay un termómetro que nos da la temperatura de la vitalidad de la Iglesia y que, desde hace décadas, viene dando datos alarmantes: el número de vocaciones para la vida consagrada. Hay otros termómetros que nos deben poner en alerta, claro, como el número de matrimonios o el de vocaciones sacerdotales, pero me gustaría resaltar este de las vocaciones a la vida consagrada, que me parece especialmente significativo.

Y me parece significativo no sólo por el hecho de que hayan disminuido las respuestas a la llamada a la consagración, sino también porque esta disminución no sea valorada en general por la comunidad eclesial como una gran pérdida. Porque percibimos como una carencia la falta de vocaciones sacerdotales y, en general, los cristianos nos alegramos cuando escuchamos que un joven se decide a entrar en el seminario. Pero no hay esta misma sensibilidad hacia la vida consagrada.

La vida de la Iglesia, pensamos sin pensar, puede continuar sin que haya consagrados. Y en esa mentalidad utilitarista que lo impregna todo acabamos en la conclusión de que lo que importa es que los laicos tomen un papel activo en la vida eclesial y que así ya harán lo que los religiosos ya no puedan hacer por falta de vocaciones. Pero no es ese el punto de vista correcto, en absoluto.

Antes de que nadie me tire una piedra diré que soy un radical defensor de la necesidad de que los bautizados tomen en serio su consagración bautismal y asuman con radicalidad su misión en la Iglesia y en el mundo. Empezando por lo que les es más específico, que es la transformación de este mundo para que sea tal y como Dios lo ha soñado.

Pero si hay un laicado vivo, con una profunda experiencia de Dios, sin duda surgirán hombres y mujeres que con radicalidad evangélica sientan la llamada de Jesús a dejarlo todo y a seguirle viviendo tal como él vivió. Por ello un bajo número de vocaciones y una falta de estima por la vida consagrada, es necesario reconocerlo, nos señala una comunidad eclesial con una vida espiritual baja.

Quizás por la comodidad y la cierta mundanidad en la que vivimos también los cristianos. Quizás por el miedo al compromiso -y más si es para toda la vida- que se ha instalado en nuestra sociedad y especialmente entre los jóvenes. Y, sin duda, porque vivimos en un mundo materialista e inmanentista, que ha dejado de mirar hacia el cielo, hacia la eternidad. Entonces, la vida consagrada, cuya última esencia es señalar el camino hacia el cielo, traer al tiempo el sabor de la eternidad, queda convertida en un sinsentido.

J.R.R. Tokien, al narrar la caída de Númenor en el Silmarillion, nos cuenta como Eru, el Creador de todo lo que existe, ante el deseo de los hombres de alcanzar las tierras imperecederas para conseguir por la fuerza la inmortalidad, convirtió la tierra, que hasta entonces era plana, en una esfera. Así nadie, por muy lejos que quiera navegar hacia el oeste, podría llevar nunca a alcanzar la morada de los Valar, la tierra imperecedera. La tierra se convirtió así en un círculo de eterno retorno, del que solo se puede salir a través de la muerte. Sólo los elfos, inmortales, si así lo desean, cansados de ese eterno devenir de los años y de las eras, pueden embarcarse y encontrar el camino recto para llegar a las tierras imperecederas.

Vivimos en un mundo que se mira a sí mismo, sin mirada a la trascendencia. Y, me temo, que algo de esto se nos ha pegado a muchos de los cristianos.

Por ello es tan importante que haya hombres y mujeres que nos ayuden a mirar cara a cara a la eternidad. Personas que, con los pies bien puestos en esta tierra, ayudando a sus hermanos, tengan el corazón puesto ya en el cielo y nos señalen cuál es la meta de nuestra vida.

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La educación tras las leyes educativas https://www.omnesmag.com/foco/educacion/la-educacion-tras-las-leyes-educativas/ Mon, 06 Jun 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=21183 De nuevo asistimos al debate sobre la nueva ley educativa española, la LOMLOE en estos días en que aparecen los primeros libros de texto que han de utilizarse el curso que viene. En realidad, es el mismo debate que hemos venido viviendo desde el principio de su implantación, ahora visibilizado en los textos que han […]

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De nuevo asistimos al debate sobre la nueva ley educativa española, la LOMLOE en estos días en que aparecen los primeros libros de texto que han de utilizarse el curso que viene. En realidad, es el mismo debate que hemos venido viviendo desde el principio de su implantación, ahora visibilizado en los textos que han de trabajar los alumnos.

La denuncia es que esta ley educativa está proponiendo llevar a las aulas el modelo ideológico del partido en el Gobierno. Y que lo hace de forma transversal con sus líneas ideológicas más fuertes, como la llamada perspectiva de género, y de forma directa al proponer sus postulados concretos en asignaturas como economía o historia, por ejemplo.

El problema más de fondo es cómo concebimos la educación, para qué sirve la educación. Porque lo que hace la LOMLOE es apostar por un modelo de educación.

De manera sencilla, recogiendo las enseñanzas de ese gran maestro que fue Abilio de Gregorio, podríamos decir que tenemos tres grandes planteamientos de la educación.

En primer lugar, está la perspectiva instruccional. En este modelo la educación se plantea principalmente como transmisión de conocimientos, con la esperanza de que los conocimientos por sí mismos producen personalidades sólidas y virtuosas. Es el planteamiento que nace en gran medida de la Ilustración y que, de una manera u otra, está presente también hoy en día en diversas propuestas eductivas.

En segundo lugar, existe lo que podríamos denominar una perspectiva socializadora-reproductiva. La educación es el instrumento con el que cuenta la sociedad para reproducirse a sí misma. Hay que preparar al niño para acomodarse a la sociedad, para situarse o colocarse en una buena posición social. Es el planteamiento que busca en la educación un mecanismo para encontrar un trabajo y estar bien situado el día de mañana. En este planteamiento se imparten los contenidos que demanda la sociedad, los que son útiles. Y se desestiman los que se consideran obsoletos o menos útiles para el mercado laboral. Es el caldo de cultivo del auge del inglés o las tecnologías y el declive de las humanidades o saberes artísticos. En gran medida, la educación se convierte en una variable del sistema económico. 

La tercera visión es la perspectiva socializadora-anticipadora. En este caso la educación se concibe como un arma para transformar la sociedad. Se ve en la educación el mecanismo para impulsar una sociedad mejor en el futuro. Quien tiene la educación tiene el poder de generar determinado tipo de ciudadano y de sociedad. En este caso la educación está al servicio de la ideología, y por lo tanto es zona de conflicto de la política.

La actual ley educativa está de lleno inmersa en esta última mentalidad, que es la propuesta educativa habitual de los partidos de izquierda y nacionalistas. Así como la perspectiva socializadora-reproductiva es la típica de los partidos políticos de derecha. Con dos visiones de fondo tan distintas de la educación estamos abocados al conflicto constante.

La perspectiva personalizadora de la educación

En realidad, Abilio nos abre una nueva posibilidad que nos saca de este círculo de confrontación, y que es la más propia desde un verdadero humanismo cristiano. Porque podemos hablar también de una perspectiva personalizadora de la educación. En esta visión la educación tiene como fin no el cambio de las estructuras sociales, sino la formación de la persona. El educando en el centro. Su finalidad es formar personas íntegras, completas. Es una educación que lleva al educando a ser singular, original y autónomo, dueño de sí mismo.

Esta perspectiva, que coloca a la persona y su formación integral en el centro, ciertamente ayuda a mejorar las sociedades, porque con personas plenamente desarrolladas tendremos en el futuro sociedades más justas. Pero elimina la tentación de la manipulación política. Sin duda capacita para el trabajo porque saca las potencialidades que cada uno tiende dentro. Pero no deja de lado otros saberes necesarios para la formación integral de la persona. Aporta conocimientos, porque sin saberes no se desarrolla la inteligencia. Pero además cultiva toda la persona y en todas sus facultades y las pone al servicio de la sociedad.

Poner a la persona en el centro, como nos pide el papa Francisco en su propuesta de pacto global por la educación, es la perspectiva que nos ayudará a comprender el verdadero valor de la educación. 

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¿Para qué sirven los números romanos? https://www.omnesmag.com/foco/para-que-sirven-los-numeros-romanos/ Wed, 13 Apr 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=20067 La decisión de eliminar el estudio cronológico de la asignatura de Historia en la LOMLOE ha resultado realmente chocante y ha levantado las críticas de historiadores y escritores. ¿Cómo se puede estudiar Historia sin tener en cuenta el hilo de los acontecimientos? Las críticas no han tardado en aparecer y se han hecho oír en […]

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La decisión de eliminar el estudio cronológico de la asignatura de Historia en la LOMLOE ha resultado realmente chocante y ha levantado las críticas de historiadores y escritores. ¿Cómo se puede estudiar Historia sin tener en cuenta el hilo de los acontecimientos?

Las críticas no han tardado en aparecer y se han hecho oír en distintos medios. Precisamente un grupo de escritores ha promovido un manifiesto en el que se posicionan claramente en contra de este modelo de enseñanza de la Historia.

«Responden a un planteamiento ideológico que convierte la Historia es un magma, en una serie de fotogramas desconectados entre sí donde el tiempo histórico carece de sentido y, por consiguiente, los hechos no están integrados en una época concreta, sino que se enseñan descontextualizados.

Esa fórmula hace que el alumnado caiga en el presentismo y juzgue el pasado con criterios del presente, lo que supone fertilizar el terreno para ‘la cultura de la cancelación’: la impugnación de todo hecho histórico, obra cultural o personaje considerado contrario a determinados valores identitarios actuales».

Pero es que, además de este cambio de paradigma en el estudio histórico, la asignatura de Historia se ve mermada en otros muchos aspectos.

De entrada, se reduce seriamente el número de horas para impartirla. Además, se minimiza el estudio de las épocas históricas anteriores al siglo XIX dejando aparcados acontecimientos históricos esenciales. Y parte del temario se centra más en análisis sociológicos, no exentos de planteamientos ideológicos, que históricos.

Sin contar que algunos de los hechos históricos se tiñen de un grado de subjetividad que es en realidad una posición partidista, como ocurre por ejemplo al analizar la II República española.

Todo esto me ha recordado, por asociación de ideas, algo que ha pasado como anecdótico en la reforma educativa: el hecho de que se haya suprimido el estudio de los números romanos.

La excusa de que hay demasiados conocimientos en el currículo y que hay que aligerar la carga suena demasiado a excusa.

Las nuevas generaciones no serán capaces ya de interpretar la mayor parte de las inscripciones. Para ellos será como ver un jeroglífico egipcio, un montón de letras sin sentido. Pero el daño es mucho mayor y preocupante si lo unimos a esa pérdida general del concepto histórico del que hablamos.

La historia común nos configura como pueblo, nos da identidad, nos ancla en una comunidad. Nos hace entender quienes somos como sociedad y como personas. Analiza el pasado para entender el presente y proyectarse a un futuro mejor. Siempre hemos oído eso de que quien no conoce la historia está condenado a repetirla.

Hoy se respira en el ambiente y en las élites políticas y sociales una mentalidad revolucionaria. La revolución se plantea siempre con una pretensión adámica de que todo empieza hoy, de ruptura radical con el pasado.

En algunas ocasiones, como fue la de la Revolución francesa, se llegó a cambiar el calendario. No se podrían medir ya los años o los meses con el calendario cristiano. El nacimiento de Cristo no podía ser el centro de la Historia.

Este sentimiento revolucionario se puede vislumbrar hoy de una manera especial, aunque de una manera más pausada, más sutil, menos ruidosa. Estamos en un cambio de época, ciertamente. Pero es un cambio que algunos quieren que sea desde la ruptura, que permita proponer un nuevo paradigma ético y moral, político y económico. Y romper con el pasado, dejar sin raíces a las nuevas generaciones, desdibujar los vínculos comunitarios, es parte de ese camino que lleva al gran reinicio que pretenden. Dentro de este esquema revolucionario, de cambio de paradigma, la educación es un elemento clave, es la herramienta que impulsa ese cambio.

La eliminación de la historia es esencial para este propósito de creación de un nuevo orden social. Necesitan una nueva generación de jóvenes sin historia, sin pasado, sin anclajes. Sólo así, sin las ataduras a la tierra que supone tener raíces, pueden recorrer determinados caminos personales y colectivos que chocarían con principios morales y sociales que les constituyeron como pueblos y como personas.

Pero todos sabemos lo que ocurre con un árbol sin raíces. No se sujeta. Se tambalea con el menor viento. Y en última instancia, se muere. Este es el momento crucial que vivimos.

Precisamente pensando en todo esto no puedo sino recordar unas palabras del papa santo polaco. También a Karol Wojtyla y a su generación de compatriotas les tocó vivir un momento en el que un régimen revolucionario quería cambiar su identidad e implantar un nuevo orden social. Pero fue precisamente en ese enraizarse en la historia y en su tradición donde encontraron las claves para afrontar aquel descomunal reto. Merece la pena releer estas palabras y sacar conclusiones para nuestro tiempo actual.

«Pienso que en estas múltiples formas de piedad popular se esconde la respuesta a una cuestión que se plantea a veces sobre el significado de la tradición, incluso en sus manifestaciones locales.

En el fondo, la respuesta es sencilla: la sintonía de corazones constituye una gran fuerza. Enraizarse en lo que es antiguo fuerte, profundo y entrañable al mismo tiempo, da una energía interior extraordinaria.

Si ese enraizarse está además unido a una vigorosa fuerza de las ideas, ya no puede haber razón alguna para temer por el futuro de la fe y de las relaciones humanas en el interior de la nación.

En el rico humus de la tradición se alimenta la cultura, que cimienta la convivencia de los ciudadanos, les da el sentido de ser una gran familia y presta apoyo y fuerza a sus convicciones.

Nuestra gran tarea, especialmente hoy, en este tiempo de la llamada globalización, consiste en cultivar las sanas tradiciones, favorecer una audaz armonía de la imaginación y del pensamiento, una visión abierta al futuro y, al mismo tiempo, un afectuoso respeto por el pasado.

Es un pasado que perdura en los corazones humanos bajo la expresión de antiguas palabras, de antiguos gestos, de recuerdos y costumbres heredaros de las pasadas generaciones»

San Juan Pablo II, ‘¡Levantaos! ¡Vamos!’

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La piedra angular de la educación https://www.omnesmag.com/foco/la-piedra-angular-de-la-educacion/ Sat, 09 Apr 2022 10:34:03 +0000 https://omnesmag.com/?p=20059 Texto en italiano Hay una expresión que, por evangélica, me ha llamado la atención en la nueva ley educativa. El Ministerio de Educación de Pilar Alegría señala que el perfil de salida, “es la piedra angular del edificio curricular, la matriz que cohesiona y hacia donde convergen las distintas etapas”. El perfil de salida es […]

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Texto en italiano

Hay una expresión que, por evangélica, me ha llamado la atención en la nueva ley educativa. El Ministerio de Educación de Pilar Alegría señala que el perfil de salida, “es la piedra angular del edificio curricular, la matriz que cohesiona y hacia donde convergen las distintas etapas”.

El perfil de salida es el modelo de persona que se quiere lograr con la aplicación de la LOMLOE. Todo el sistema educativo se encamina hacia ese objetivo. El perfil de salida del alumnado dibuja el tipo de persona que, como grupo social, se quiere contribuir a desarrollar mediante la educación y, a través de ella, el tipo de sociedad que se aspira a construir.

Como educadores cristianos, pienso de manera especial en los colegios de inspiración católica y en los profesores de Religión, haremos bien en plantearnos cuál es ‘nuestro perfil de salida’, es decir, qué modelo de persona tenemos y, con ello, cómo queremos que sea nuestra sociedad. Y tendremos que preguntarnos en qué medida coincide nuestro proyecto con el que ésta u otras leyes educativas propongan.

Quizás hemos de partir del principio. Nuestra piedra angular en la educación no es otra que el mismo Jesucristo. El fin de toda formación cristiana es la configuración con Cristo. El modelo que tenemos de humanidad es la que encarna, no idealmente, sino vivo y palpitante, Jesús de Nazaret. De hecho, estamos llamados a tener el corazón, la mirada, la mente de Jesucristo. Ese es nuestro último referente formativo.

Es verdad que la escuela tiene su propia dinámica, y que nuestra propuesta católica puede coincidir en muchos de los objetivos que se marca en el perfil de salida educativo, e incluso puede reforzar con una profundidad mayor algunos de ellos.

Pero hemos de ser conscientes y honestos con nosotros mismos para ser capaces de ofrecer nuestro propio proyecto, nuestro perfil de salida, sin tener miedo a que haya aspectos en los que no coincidamos con lo ‘políticamente correcto’. Hemos de ser capaces de proponer nuestra perspectiva en algunos temas en los que aparentemente hablamos de lo mismo, pero sólo aparentemente. Porque, por ejemplo, no es lo mismo hablar del cuidado de la casa común desde la perspectiva de que el mundo es creación de Dios y el hombre es su ‘obra cumbre’, a hacerlo proponiendo un esquema panteísta de la madre tierra Gaia y presentar al hombre como el enemigo, una especie de virus que hay que controlar con políticas neomaltusianas que disminuyan la población. No es lo mismo.

Y no solo se trata de puntos de vista sobre un mismo tema. A veces no es un problema de lo que se dice, sino de lo que no se dice. Hay perspectivas vitales que jamás aparecerán en el perfil de salida de ninguna ley educativa, pero que son esenciales para nosotros. Los cristianos no podemos olvidar que somos ciudadanos del cielo, que la tierra es nuestra casa común, pero que se amplia y se hace infinita en el seno del Padre. Que Jesús, muerto y resucitado, vivo hoy, es quien sostiene nuestra vida.

Nuestra piedra angular es Cristo. Sin él, todo el edificio se cae. Sin esa clave es imposible educar como cristianos. Teniendo eso claro, sabiendo quiénes somos y cuál es nuestra propuesta, podremos aportar la luz que nace del evangelio y que ha iluminado todos los siglos y todas las naciones.

También el XXI.

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Elogio de la excelencia https://www.omnesmag.com/firmas/elogio-de-la-excelencia/ Mon, 04 Apr 2022 10:40:18 +0000 https://omnesmag.com/?p=19943 El Gobierno acaba de aprobar los Reales Decretos en los que se regulan las enseñanzas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). A la prensa ha saltado el tema por lo más pintoresco, como es la desaparición de un estudio cronológico de la Historia, o la tan manida educación emocional y feminista que ha de impregnar […]

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El Gobierno acaba de aprobar los Reales Decretos en los que se regulan las enseñanzas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). A la prensa ha saltado el tema por lo más pintoresco, como es la desaparición de un estudio cronológico de la Historia, o la tan manida educación emocional y feminista que ha de impregnar todas las áreas, incluyendo el estudio de las matemáticas con perspectiva de género. También se ha subrayado repetidamente la sangrante desaparición de estudios filosóficos en la ESO y la mengua hasta la inanición de la asignatura de Religión.

Cada uno de estos aspectos son vitales y merecen la pena ser tenidos en cuenta a la hora de analizar la presente reforma pedagógica. Pero hay un aspecto que subyace a toda la ley y que tiene un gran calado social. Es la opción por una educación que reniega de la exigencia y del esfuerzo, que inevitablemente traerá un descenso en el nivel educativo de los alumnos, con todo lo que ello implicará para la sociedad del futuro.

El que no se indique un número de suspensos máximo (dos hasta ahora) para que un alumno pueda pasar de curso, no es algo anecdótico. Ahora es el claustro el que decidirá si promociona  de curso a pesar de tener el número de suspensos que sea. Obviamente a las familias y a los alumnos les queda claro que la ley lo permite y que el ‘culpable’ de que no promocione no será el alumno por no estudiar, sino el centro, los profesores por no permitirlo, estando en su potestad el poder hacerlo. En la misma línea discurren los eufemismos por los que un alumno no ‘repetirá’ curso sino que ‘permanecerá’ en él.  O la eliminación de exámenes de recuperación.

En el fondo hay una mentalidad pedagogicista de no estigmatizar al alumno. A ello le  acompaña un planteamiento social que es altamente preocupante, que es el del que nadie asume la responsabilidad de lo que hace. Los culpables siempre son otros. Quien me tiene que resolver los problemas siempre es otro. En última instancia, por supuesto, ese otro que ha de velar por mi bienestar es el Estado.

Adulto es aquel que asume la responsabilidad de lo que hace. Pero parece ser que vivimos en una sociedad de adolescentes y que ese modelo se perpetuará con esta propuesta educativa.

Vamos hacia una sociedad cada vez más distanciada entre las personas que hayan recibido dos tipos de educación.  Por un lado nos encontraremos con los que opten por una educación que con esfuerzo les haga sacar a los jóvenes lo mejor de ellos  mismos, que forme hombres libres, autónomos, adultos. Y por otra parte una educación basada en un igualitarismo a la baja que les haga quedarse en su mediocridad,  que es la propuesta de nuestros actuales dirigentes en esta reforma educativa.

Habrá colegios que acojan una petición esos padres que buscan la exigencia y el esfuerzo para sus hijos, y otros que, forzados por el Gobierno  con sus equipos de inspección a la cabeza, que optarán por una educación en la que todos pasen de curso, en la que no pase nada.

Con Pedro Salinas no puedo sino recordar que quien ama, el buen educador, no se conforma con la mediocridad de la persona amada, sino que quiere que saque la mejor versión de sí misma, aunque le cueste, aunque le duela.

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.

Perdóname el dolor alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.

Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en lo alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eres.

Pedro Salinas. La voz a ti debida. 1933

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Necesitamos héroes https://www.omnesmag.com/foco/necesitamos-heroes/ Mon, 21 Mar 2022 10:04:07 +0000 https://omnesmag.com/?p=19699 El pasado 11 de marzo casi diez mil personas se unieron en La Nueva Cubierta de Leganés para rendir homenaje a Ignacio Echeverría, el conocido como el ‘héroe del monopatín’. Y junto a él a todas las víctimas del terrorismo, pues el propio Ignacio fue una más de esas víctimas del terror yihadista. Lo que […]

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El pasado 11 de marzo casi diez mil personas se unieron en La Nueva Cubierta de Leganés para rendir homenaje a Ignacio Echeverría, el conocido como el ‘héroe del monopatín’. Y junto a él a todas las víctimas del terrorismo, pues el propio Ignacio fue una más de esas víctimas del terror yihadista.

Lo que se vivió en esta jornada merece la pena una reflexión que va más allá de los números. Los casi siete mil alumnos, en su gran mayoría de Religión, que abarrotaron la plaza de toros por la mañana y los más de tres mil que acudieron por la tarde, fueron no sólo testigos de un espectáculo musical, sino participantes de un acontecimiento especial.

En primer lugar por algo tan importante como es rendir honor a las víctimas del terrorismo. La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 1M organizaba este acto junto con la Delegación de Enseñanza de la Diócesis de Getafe. Y juntos quisieron hacer de esta fecha tan dolorosa un auténtico canto de esperanza. Desde el recuerdo y la memoria, gracias a los jóvenes actores, se mantuvo fresca y actual la historia de las víctimas del terrorismo. Algo especialmente importante de cara a las nuevas generaciones. No en vano ninguno de los jóvenes que abarrotaban la plaza había nacido cuando hace dieciocho años se produjo el atentado del 11 de marzo que conmocionó a toda España.  

Rendir homenaje y dar calor a las víctimas del terrorismo es mucho más que hacer memoria de un acontecimiento histórico. Es descubrir en esas personas que han sabido superar el dolor y el deseo de venganza lo mejor de nuestra sociedad. En cada una de sus historias de superación reconocemos que en verdad la última palabra no la tiene el odio, que la última palabra la tiene el amor.

Y por ello es tan significativo que el protagonista del musical sea un auténtico héroe, reconocido así por toda la sociedad española. Todos hemos sabido ver en su acción de poner en riesgo la vida por salvar a una joven que estaba siendo acuchillada, algo verdaderamente noble que merece la pena ser alabado. No importa la edad, la ideología, el lugar de donde seamos, Ignacio representa para todos los españoles lo mejor de nosotros mismos.

Por eso este acto no ha consistido sólo en rendir homenaje a un héroe, sino que ha sido una propuesta a todos los jóvenes. También ellos  pueden ser ‘otro Ignacio’, también en su corazón duerme agazapado un héroe.

Ignacio es un héroe. Y la propuesta educativa revolucionaria que se podía leer en una pancarta es descubrir que todos podemos ser auténticos héroes. Un heroísmo que empieza  en  el día a día, en nuestra vida corriente, en los valores que sostienen nuestro quehacer cotidiano. Porque Ignacio, como se cantaba en el musical ‘Skate Hero’, es ‘uno de los nuestros’. Proponer a los jóvenes el heroísmo es un atrevimiento que responde a las aspiraciones más profundas de su ser.

Así lo ha descrito la pedagoga Catherine L’Ecuyer en un reciente artículo:

‘El héroe heredero de la educación clásica es consciente que un ideal es algo que se conquista poco a poco, cada día, a través de la búsqueda de la mejora de uno mismo. Uno no es héroe en las cosas grandes, si antes no lo ha sido en las cosas pequeñas. El verdadero héroe huye de la cobardía, no confunde difícil con utópico. Es consciente de que hay bienes más altos, que nunca están sujetos a concesiones y que la función de un ideal es la de apuntar más allá de las posibilidades actuales.’

Cuesta no pensar en Ignacio Echeverría cuando se lee esta descripción del héroe.

Vivimos en una educación que no propone el heroísmo a los jóvenes. Si al fin de al cabo la finalidad de la educación es encontrar un puesto de trabajo n hay mucho margen para el heroísmo. O si su finalidad es un cambio cultural y social colectivo, como ocurre en la LOMLOE, el componente de compromiso personal queda diluido.  Por eso fue tan importante y revolucionario lo que vivimos el pasado once de marzo en la Cubierta de Leganés. Porque hubo un grupo de profesores que se arriesgaron a decirles a sus alumnos que se puede amar sin límites, amar hasta el final, amar hasta dar la vida. Y que ese cambio empieza por uno mismo en la vida ordinaria.

Y algo de eso se respiraba alrededor de este acto. Personas y grupos distintos se sintieron atraídos por este ejemplo de nobleza y pusieron todas sus capacidades para que saliese adelante este evento. Influencers, parroquias, profesores, fundaciones, familias, jóvenes… vivieron una verdadera experiencia de sinodalidad y caminaron juntos hacia la Cubierta de Leganés tras las huellas de este joven abogado católico valiente.

Decía el genial escritor británico J.R.R.  Tolkien que  la historia es como un gran fracaso con ocasionales vistas del triunfo final. Ignacio nos muestra el gran triunfo final. Y este once de marzo pudimos tener una vista ocasional que nos permite atisbar para lo que está hecho el corazón humano.

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Maestros de esperanza https://www.omnesmag.com/firmas/maestros-de-esperanza/ Fri, 18 Mar 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=19621 Vivimos en tiempos de incertidumbre y desesperanza. Al tiempo de la pandemia ha seguido la inseguridad de la guerra. Las vivencias que afrontan las nuevas generaciones son de miedo, con la única certeza de que los tiempos que afrontarán  van a ser difíciles. Y nosotros sabemos que, por primera vez, la generación siguiente a la […]

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Vivimos en tiempos de incertidumbre y desesperanza. Al tiempo de la pandemia ha seguido la inseguridad de la guerra. Las vivencias que afrontan las nuevas generaciones son de miedo, con la única certeza de que los tiempos que afrontarán  van a ser difíciles. Y nosotros sabemos que, por primera vez, la generación siguiente a la nuestra  vivirá peor que lo que lo ha hecho la de sus padres.

Así la desesperanza va arraigando profundamente en el corazón de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Pero más allá de las coyunturas históricas que nos han marcado la COVID o el conflicto en Ucrania, esa desesperanza está siendo arrebatada a nuestra sociedad de una manera tremendamente sutil. Es todo un ambiente que nos lleva a la desesperanza el que llevamos años respirando. Frente a una visión positiva de la vida, llena de luz, nos hemos visto abocados a una perspectiva de lucha, conflicto y oscuridad. Nos están robando la esperanza.

El terreno que pisamos ya no es firme. La verdad se ha hecho relativa, la moral subjetiva, los pilares en los que se asienta la sociedad, especialmente la persona y la familia, se han visto tambaleados y puestos en duda. Frente a modelos de héroes que encarnaban valores de justicia y honestidad, en series y películas se nos presentan ahora modelos ambiguos y vengativos. La verdad va quedando desdibujada, los ideales por los que luchar y aún por  los que dar la vida quedan relegados ante el pragmatismo del sálvese quien pueda, el sentido de la vida queda reducido al ‘carpe diem’.

En nuestra educación no está fallando que nuestros jóvenes necesiten mejores  técnicas de estudio ni modernos ordenadores para trabajar mejor. No está fallando la motivación que les demos. Lo que les hemos arrancado es el sentido de su vida. Simplemente les estamos robando la esperanza. Y sin ello, al final, no hay una razón última para el esfuerzo y el trabajo.

Y esto no es una cuestión abstracta o lejana. Es tan cercana como la vida de cada uno de nuestros jóvenes. Es necesario que cada joven  encuentre su razón concreta para vivir, al estilo que proponía Víctor Frank en su famosa logoterapia que nos presentó en su libro ‘El hombre en busca de sentido’. En esto debemos esforzarnos los educadores, empezando por sus propios padres.

Pero también socialmente hemos de darle la vuelta a esta situación. Hemos de atrevernos a proponer modelos positivos a los jóvenes. Alentarles a creer en lo más noble que anida en el corazón humano. Hemos de animarles a luchar por la bondad, a descubrir y defender la verdad, a contemplar y gozar de la belleza. Hemos de ser todos los educadores auténticos maestros de esperanza.

Porque la esperanza, por pequeña que parezca,  como decía el poeta francés Charles Peguy en su famosa poesía ‘La pequeña esperanza’, es el motor de la vida.

Esta esperanza no tiene nada de optimismo voluntarista, mucho menos de ingenua candidez del ‘todo va a ir bien’. La esperanza cuenta con el sufrimiento y el dolor, con el fracaso y el esfuerzo, con la realidad más profunda y a veces cruda de la vida. La esperanza se asienta en la realidad presente y en la futura.

Esta, a mi juicio, es la más profunda renovación que necesita nuestra educación. Ser capaces de aportar a nuestros alumnos certezas y esperanzas que les ayuden a caminar y adentrarse en el futuro sin miedo.

Para ello es necesario que el propio maestro la tenga esa esperanza arraigada en su corazón y en su vida, porque al final, lo sabemos bien, sólo damos lo que tenemos. Por eso nadie que viva amargado o que no tenga esperanza debiera ser maestro, porque transmitirá su amargura y su desesperanza.

La pequeña esperanza, Charles Peguy,

«Yo soy, dice Dios, Maestro de las Tres Virtudes.

La Fe es una esposa fiel.

La Caridad es una madre ardiente.

Pero la esperanza es una niña muy pequeña.

Yo soy, dice Dios, el Maestro de las Virtudes.

La Fe es la que se mantiene firme por los siglos de los siglos.

La Caridad es la que se da por los siglos de los siglos.

Pero mi pequeña esperanza es la que se levanta todas las mañanas.

Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.

La Fe es la que se estira por los siglos de los siglos.

La Caridad es la que se extiende por los siglos de los siglos.

Pero mi pequeña esperanza es la que todas las mañanas nos da los buenos días.

Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.

La Fe es un soldado, es un capitán que defiende una fortaleza.

Una ciudad del rey, en las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.

La Caridad es un médico, una hermanita de los pobres,

Que cuida a los enfermos, que cuida a los heridos,

A los pobres del rey,

En las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.

Pero mi pequeña esperanza es

la que saluda al pobre y al huérfano.

Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.

La Fe es una iglesia, una catedral enraizada en el suelo de Francia.

La Caridad es un hospital, un sanatorio que recoge todas las desgracias del mundo.

Pero sin esperanza, todo eso no sería más que un cementerio.

Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.

La Fe es la que vela por los siglos de los siglos.

La Caridad es la que vela por los siglos de los siglos.

Pero mi pequeña esperanza es la que se acuesta todas las noches

y se levanta todas las mañanas

y duerme realmente tranquila.

Yo soy, dice Dios, el Señor de esa Virtud.

Mi pequeña esperanza

es la que se duerme todas las noches,

en su cama de niña, después de rezar sus oraciones,

y la que todas las mañanas se despierta

y se levanta y reza sus oraciones con una mirada nueva.

Yo soy, dice Dios, Señor de las Tres Virtudes.

La Fe es un gran árbol, un roble arraigado en el corazón de Francia.

Y bajo las alas de ese árbol, la Caridad,

mi hija la Caridad ampara todos los infortunios del mundo.

Y mi pequeña esperanza no es nada más

que esa pequeña promesa de brote

que se anuncia justo al principio de abril.»

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Suicidio juvenil y educación https://www.omnesmag.com/foco/suicidio-juvenil-y-educacion/ Mon, 07 Feb 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=18264 Es alarmante el número de suicidios entre los jóvenes y adolescentes y, sobre todo, cómo va incrementándose la incidencia hasta llegar a ser la principal causa de muerte juvenil. La sociedad está cayendo en la cuenta de ello. Se habla en distintos medios de comunicación y entre los profesores sobre el tema, con una gran […]

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Es alarmante el número de suicidios entre los jóvenes y adolescentes y, sobre todo, cómo va incrementándose la incidencia hasta llegar a ser la principal causa de muerte juvenil. La sociedad está cayendo en la cuenta de ello. Se habla en distintos medios de comunicación y entre los profesores sobre el tema, con una gran inquietud. ¿Cómo prevenir esta lacra?

La adolescencia es un momento especialmente inestable y muchos chicos y chicas pasan por experiencias que les cuesta superar porque psicológicamente están en un momento difícil. Hay un componente en esta edad que se añade a la problemática del suicidio. Y está claro que la pandemia y la gestión que hemos hecho de ella, encerrando en casa a todo el mundo, llenando su mente de miedos, quitándoles relaciones sociales no ha ayudado precisamente a tener un equilibrio emocional.

Pero más allá de estas dos claves, debemos preguntarnos si no habría que hacer algo realmente eficaz desde el ámbito educativo para luchar contra el suicidio entre los jóvenes. Son loables y necesarias iniciativas como el teléfono de la esperanza, pero hemos de preguntarnos sinceramente, sin culpabilizarnos, por esta cuestión a fondo. ¿Está fallando algo en la educación que les damos a nuestros niños y adolescentes?¿Qué más podemos hacer desde la familia y desde la escuela?

La primera idea que se me ocurre es que es necesario introducir en la educación reglada, y mucho más en la que reciben en casa, un ámbito donde se trabaje precisamente el llenar de sentido la vida, la dimensión más trascendente de la persona. Evidentemente esto se hace desde la asignatura de Religión con la última referencia de Dios como sentido de la vida. Pero sin duda debiera ser un aprendizaje que pudiese llegar a todos los alumnos, pues es una dimensión esencial a la persona. El cultivo de la trascendencia, encontrar un sentido para la vida, la dimensión espiritual de la persona debe cultivarse si no queremos dejarles a nuestros jóvenes amputados en su alma. Y para ello no es obligatorio hacerlo desde la perspectiva que aporta la religión católica. Hay otras cosmovisiones que intentan dar respuesta a las grandes preguntas del ser humano. Y los alumnos tienen derecho a conocerlas.

En esta línea iba la propuesta que la Conferencia Episcopal Española hizo al Ministerio de Educación al presentar un área que trabajase esta dimensión humanista desde distintas opciones y que, por desgraciada, el Ministerio desestimó. Las preguntas sobre el sentido del dolor, de la muerte, las esperanzas más profundas y los anhelos más íntimos del corazón, la misma pregunta sobre Dios, están en la mente y el corazón de los jóvenes. Y una educación que no aborde esos temas es simplemente una educación a la que le falta una dimensión esencial.

En segundo lugar es necesario hacer una autocrítica radical. No hemos preparado a nuestros jóvenes para el sufrimiento y la frustración. Nuestra educación –también la que damos en los ámbitos de familia y parroquias- falla en esto estrepitosamente. Leía en un artículo en el que un padre daba testimonio sobre el suicidio de su hijo, que un joven cuando se suicida lo que realmente quiere es dejar de sufrir, no tanto acabar con su vida. Y es verdad. Les hemos enseñado a nuestros adolescentes muchas habilidades y conocimientos, menos la capacidad de sufrir. Les hemos ocultado que el sufrimiento, el fracaso, el dolor forman parte de la vida como lo son el gozo, el crecimiento o la alegría. Y por ello no saben cómo gestionar las  experiencias más duras que tiene la vida.

Llenar de sentido la vida, infundir razones para la esperanza, es el camino en positivo para salir adelante. Desarrollar una capacidad de acoger el sufrimiento y las dificultades, sabiendo asumirlas y aprender de ellas es también otro de los modos en los que salimos de los baches de la vida. Son las dos alas que nos permiten elevar el vuelo cuando la sombra nos acecha y se cierne sobre nosotros.

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Cultura «woke» en el aula https://www.omnesmag.com/foco/cultura-woke-en-el-aula/ Sat, 22 Jan 2022 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=18099 La cultura woke ha sido uno de los temas que ha abordado el papa Francisco, en su discurso ante los responsables diplomáticos acreditados en la Santa Sede, el pasado 10 de enero. En palabras del sucesor de Pedro «se está elaborando un pensamiento único —peligroso— obligado a renegar la historia o, peor aún, a reescribirla […]

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La cultura woke ha sido uno de los temas que ha abordado el papa Francisco, en su discurso ante los responsables diplomáticos acreditados en la Santa Sede, el pasado 10 de enero.

En palabras del sucesor de Pedro «se está elaborando un pensamiento único —peligroso— obligado a renegar la historia o, peor aún, a reescribirla en base a categorías contemporáneas, mientras que toda situación histórica debe interpretarse según la hermenéutica de la época, no según la hermenéutica de hoy».

Todos recordamos el derribo de estatuas de personajes insignes de nuestra historia como Fray Junípero Serra o Cristóbal Colón. Somos testigos de la revisión de la Historia que algunos movimientos sociales quieren hacer, presumiblemente unidos a una lucha por la justicia social de determinados grupos.

Un mismo esquema de presión al que se unen otros colectivos (LGTBI, feminismo radical, ecologismo panteísta, animalistas, etc.) que quieren promover y en última instancia imponer su visión de la realidad.

Pero, como señala el Papa, detrás de todo este movimiento hay una auténtica colonización cultural que aboga por un pensamiento único, políticamente correcto, que acaba denigrando al ostracismo a todo el que no piense como ellos. Es la cultura de la cancelación. Y con ello la cancelación de la cultura.

Este movimiento cultural está calando también en nuestra sociedad. Tiene mucho de división y ruptura social, y repite el viejo esquema revolucionario adámico de que todo empieza hoy con nosotros.

La cultura de la cancelación –tirar estatuas, perseguir a los historiadores, reescribir la historia- es una forma de intransigencia y totalitarismos cultural, de corte netamente marxista. Una nueva versión de la lucha de clases.

Estos planteamientos ideológicos están llegando también a nuestras aulas, por medio de las leyes educativas, del ambiente cultural y de la lucha política de activistas.

En primer lugar, por las propias claves ideológicas que impregnan la ley, especialmente todo lo que se refiere a la ideología de género, aunque no sólo. También en la forma en la que se plantean otras asignaturas, por ejemplo, la misma materia de Historia. Efectivamente, por una parte queda muy reducido el estudio de toda la parte del pasado que ha sustentado nuestra civilización y parece que lo que más importa -¿lo único?- es la Historia más inmediata. Pero, además, ésta se plantea con tintes más subjetivos, marcados por la visión y problemática actual, desde una hermenéutica de hoy, como señala el Papa.

En realidad lo que ocurre es que se quiere utilizar la educación para configurar la sociedad del mañana. Y se están poniendo ya las bases que se marcan desde la agenda 2030,  sobre cómo debe ser la sociedad del futuro. La educación como herramienta para construir ese nuevo orden mundial es parte del proyecto y uno de los objetivos de la propia agenda 2030.

Frente a esta cultura de la cancelación lo mejor que podemos ofrecer a nuestros jóvenes es un verdadero estudio de la Historia, con pretensión de objetividad, con una sana perspectiva, que les permita tener un verdadero pensamiento crítico. Un estudio que les ayude a nuestros jóvenes  a descubrir nuestras raíces como personas y como pueblo.

Quizás tengamos que releer el lema que dio origen al movimiento woke, que proviene de la expresión inglesa Stay woke! ¡Permanece despierto! Quizás es hora de que despertemos y nos demos cuenta de lo que está en ocurriendo en nuestra sociedad y en nuestras aulas.

El papa Francisco parece que lo tiene claro.

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Tomárselo sin Filosofía https://www.omnesmag.com/firmas/tomarselo-sin-filosofia/ Fri, 12 Nov 2021 04:27:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=16753 Vamos conociendo la propuesta del Gobierno para la nueva ley educativa. Entre otros muchos aspectos que podríamos analizar, uno de los que está pasando más desapercibido es la disminución del peso de las Humanidades, y más en concreto, de la Filosofía. Efectivamente desaparece la Ética en la ESO, y se reduce la carga lectiva en […]

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Vamos conociendo la propuesta del Gobierno para la nueva ley educativa. Entre otros muchos aspectos que podríamos analizar, uno de los que está pasando más desapercibido es la disminución del peso de las Humanidades, y más en concreto, de la Filosofía.

Efectivamente desaparece la Ética en la ESO, y se reduce la carga lectiva en Bachillerato. A la espera de ver si las Comunidades Autónomas ‘deshacen el entuerto’ ministerial y aumentan la carga lectiva de esta y otras asignaturas, el punto de inicio es que en la LOMLOE se reduce, una vez más, el peso de las Humanidades.

El conocimiento humanístico es una ventana al mundo, que abre los ojos y la mente, que fragua una convivencia crítica y que sirve de consuelo en muchos momentos de la vida.

La literatura, la historia, la filosofía, la teología, la filología son materias a las que no debemos renunciar como sociedad y mucho menos debemos permitir que se prive de ellas a los más jóvenes. Y más en concreto la Filosofía forma en un sentido crítico, en un análisis de fondo de la realidad, que es un contrapunto en una sociedad superficial y utilitarista como la nuestra. Pero precisamente por eso es más necesaria que nunca.

Reducir a dos horas una asignatura es convertirla en una ‘maría’, es ya restarle importancia y valor. ¡Qué diremos de dejar en una sola hora una asignatura como ocurre con Religión o Música, que es hacerlas casi inexistentes!

Pero además se ha cargado a las Humanidades de un sesgo ideológico, en aras de imponer unos postulados partidistas, que es altamente peligroso. Esto es grotesco en asignaturas de Ciencias en las que se propone, por ejemplo, el estudio de las Matemáticas desde la perspectiva de género. Pero es especialmente peligroso en las Humanidades que son más permeables a ese tipo de mensajes.

Por ello hay que denunciar que la Historia haya perdido su búsqueda de objetividad en el acercamiento a los distintos acontecimientos como son la Segunda República o la inclusión de visiones de España que son un brindis a los nacionalismos.

En el caso de Filosofía, por un supuesto feminismo, se ha metido a calzador algunas figuras filosóficas que difícilmente se puede justificar su aportación a la Historia de la Filosofía y se han dejado aparcadas otras más relevantes pero de distinto sesgo.

Mucho me temo que, de Hipatia de Alejandría, nuestros alumnos vayan simplemente a ver la película de Amenábar, y no puedan aprender nada más, porque no hay mucho más. Mientras que una filósofa de primera línea como es Edith Stein quede relegada al olvido. Quizás porque esta mujer judía, discípula de Husserl, fundador de la fenomenología, se convirtiese al catolicismo, fuese carmelita descalza, mártir y, declarada por Juan Pablo II Patrona de Europa.

Quizás.

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¿Qué pasa con los alumnos que no escogen la asignatura de Religión? https://www.omnesmag.com/foco/educacion/que-pasa-con-los-alumnos-que-no-escogen-la-asignatura-de-religion/ Mon, 25 Oct 2021 04:09:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=16412 Un aspecto que siempre es causa de debate en la tramitación de una ley educativa es el que afecta a la clase de Religión y, más en concreto, a las actividades que realizan los alumnos que no escojan esta asignatura. A este respecto vamos conociendo los detalles de los Reales Decretos en los que se […]

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Un aspecto que siempre es causa de debate en la tramitación de una ley educativa es el que afecta a la clase de Religión y, más en concreto, a las actividades que realizan los alumnos que no escojan esta asignatura. A este respecto vamos conociendo los detalles de los Reales Decretos en los que se concreta la LOMLOE y que nos dan pistas de por dónde va a ir la gestión del Ministerio de Pilar Alegría.

En la LOE del Gobierno de Zapatero los alumnos que no cursaban la asignatura de Religión tenían Medidas de Atención Educativa (MAE). Esta fórmula no funcionó, pues en realidad era un espacio educativo vacío sin ningún tipo de contenido curricular. E incluso en los cursos superiores, en Bachillerato, el resultado final fue que los alumnos que no escogían Religión se iban a casa una hora antes o entraban en el centro una hora más tarde, pues los equipos directivos, para no tener alumnos en el centro sin hacer nada, organizaban los horarios de esta forma. Un desastre en toda regla, que acabó debilitando la asignatura de Religión y que era perjudicial para todo el sistema educativo.

La siguiente ley, la LOMCE del ministro Wert, creó la asignatura de ‘Valores’, que tenía contenido curricular, para estos alumnos. Una regulación que, no cabe duda, ha funcionado bastante bien, pero que desde el primer momento, fue rechazada por Sánchez y su entonces ministra de Educación, Isabel Celaá. La postura clara era que no debía haber ‘asignatura espejo’ a la clase de Religión. La LOMLOE volvería, por lo tanto, al modelo de Zapatero.

Aunque no exactamente. Porque, si bien es verdad que en la ley no se proponía una asignatura espejo para los alumnos que no cursen Religión, lo que vamos conociendo de los Reales Decretos no lo deja tan en el aire como hacía la LOE. Exactamente esto es lo que dice el borrador del Real Decreto al respecto:

Los centros docentes dispondrán las medidas organizativas para que los alumnos y las alumnas cuyos padres o tutores no hayan optado por que cursen enseñanzas de religión reciban la debida atención educativa. Esta atención se planificará y programará por los centros de modo que se dirijan al desarrollo de las competencias transversales a través de la realización de proyectos significativos para el alumnado y de la resolución colaborativa de problemas, reforzando la autoestima, la autonomía, la reflexión y la responsabilidad. En todo caso las actividades propuestas irán dirigidas a reforzar los aspectos más transversales del currículo, favoreciendo la interdisciplinariedad y la conexión entre los diferentes saberes.

Las actividades a las que se refiere este apartado en ningún caso comportarán el aprendizaje de contenidos curriculares asociados al conocimiento del hecho religioso ni a cualquier área de la etapa.

Quizás sea mi optimismo patológico, pero me gustaría ver en esta disposición una posibilidad para organizar a estos alumnos que no escogen Religión y crear un espacio educativo coherente.

De entrada señala que estos aprendizajes deberán estar planificados y programados. Y, efectivamente, como todo lo que se hace en educación, deberán ser evaluados, añadiría yo. Serán los centros los que deberán hacer esta programación, aunque obviamente lo ideal sería que fuese la Administración quien lo hiciese. Pero en cualquier caso se señala que cada centro, cada equipo directivo, debe programar y planificar este momento de enseñanza-aprendizaje. Algo que no es baladí, si nos lo tomamos en serio.

Y da las claves para ello. Se deben trabajar las competencias transversales, favorecer la interdisciplinariedad y conexión de saberes, y hacerlo mediante proyectos que influyan en un crecimiento y maduración del alumno en aspectos como la resolución de problemas, la autoestima, la reflexión o la responsabilidad.

Si uno se toma en serio este planteamiento, se podría generar una asignatura que desarrolle muchos de los aspectos que también nos proponemos en la asignatura de Religión y que, de hecho, el nuevo currículo de la Conferencia Episcopal Española ha querido reforzar. Estamos ante el reto de educar personas maduras, en todos los aspectos de su personalidad, y que tengan una visión de conjunto –no compartimentada- de los distintos saberes. Y esto es bueno para todos los alumnos, para los de Religión y para los que no escogen esta área. Efectivamente este tipo de aprendizajes es parte de lo que nos proponemos en el área de Religión cuando hablamos de aportar una cosmovisión cristiana de la realidad, del diálogo fe-cultura, o la necesidad de una educación integral que acoja todas las dimensiones de la persona.

Si las Comunidades autónomas y los propios centros educativos quieren, en el desarrollo de estas indicaciones podría arreglarse lo que, sin duda no está bien regulado por el Gobierno en la ley.

Hagamos lo posible y trabajemos siempre por lo mejor.

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El nuevo currículo de Religión, ¿una cesión al progresismo? https://www.omnesmag.com/firmas/el-nuevo-curriculo-de-religion-una-cesion-al-progresismo/ Fri, 08 Oct 2021 08:26:49 +0000 https://omnesmag.com/?p=16159 Según los distintos periódicos la asignatura de Religión estará ‘alineada con la agenda 2030’ (El Mundo) ‘Los obispos dan un giro progresista a la asignatura de Religión: igualdad entre hombres y mujeres, denuncia de la pobreza y ecologismo’ (El País) ‘La asignatura de Religión se moderniza e incluirá igualdad y medio ambiente’ (ABC) ¿Supone, de […]

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Según los distintos periódicos la asignatura de Religión estará ‘alineada con la agenda 2030’ (El Mundo) ‘Los obispos dan un giro progresista a la asignatura de Religión: igualdad entre hombres y mujeres, denuncia de la pobreza y ecologismo’ (El País) ‘La asignatura de Religión se moderniza e incluirá igualdad y medio ambiente’ (ABC)

¿Supone, de verdad, un giro progresista, un plegarse a las directrices del Gobierno? ¿Renuncia a su esencia la asignatura de Religión en favor de los objetivos de la Agenda 2030? ¿Cómo va a ser la clase de Religión a partir de ahora?

De entrada hay que decir que estamos ante un borrador del  currículo, en cuya elaboración se invita a participar a los propios profesores de Religión. Un borrador que nace de un proceso participativo que la CEE impulsó para adecuar la asignatura de Religión a los criterios que la ley educativa marca.

¿Cuál es el principal cambio que se puede vislumbrar en este borrador respecto al currículo anterior? Simplificando un poco podríamos decir que este currículo parte de la realidad del alumno, tanto personal como social, y se plantea como objetivo su pleno desarrollo en todas las dimensiones de su personalidad. Y para ello propone las respuestas que la Religión Católica aporta a ese crecimiento y maduración.

Se abordan diversos temas de la dimensión relacional, social, crecimiento y maduración personal. Es decir, propone los temas que debe abordar la educación integral de cualquier persona. Y lo quiere hacer desde la perspectiva católica. Sin duda será un gran reto.

Este currículo parte de la realidad del alumno, tanto personal como social, y se plantea como objetivo su pleno desarrollo en todas las dimensiones de su personalidad.

Javier Segura

Evidentemente los cristianos tenemos una palabra que decir sobre el cuidado del planeta, sobre la dignidad de la persona, sobre la acogida de emigrantes, sobre el diálogo con las otras religiones. Sobre la paz. Sobre todos y cada uno de los grandes temas de la actualidad. Y tenemos una palabra de vida y esperanza que nace de Cristo crucificado y resucitado. Una palabra que iluminará nuestro mundo,  si es fiel a sí misma, si aporta la luz que nace del evangelio.

El riesgo que algunos pueden ver es que la sal se vuelva sosa, se confunda, deje de dar sabor. Pero fácilmente se entiende que ese no es el postulado desde el que la Conferencia Episcopal aborda el currículo, sino precisamente el de hacer hincapié en la manera en la que los cristianos tenemos de vivir cada uno de esos aspectos y las fuentes teológicas desde las que lo vivimos.

Un simple ejemplo puede ayudar. El cuidado de la tierra se puede abordar desde muchas perspectivas. La mirada católica descubriría en este mundo un regalo de Dios, creador. Y, ahondando en el relato del Génesis, encontrará que el ser humano es creado a imagen de Dios, que tiene una dignidad inalienable, que es hombre y mujer, que tiene la misión encomendada por Dios de cuidar de toda la creación, empezando por sus propios hermanos. Como se puede ver, algo muy lejano de una visión neo-panteísta actual presente en determinado ecologismo que propone a la tierra como un sujeto de derechos y al ser humano casi como su enemigo y depredador al que hay que controlar, al que conviene reducir en número para proteger al planeta en una percepción claramente neo maltusiana.

En conclusión, es verdad que la Conferencia Episcopal ha dado un giro al currículo, que todos los que trabajamos en este sector sentíamos que era necesario. No tanto para darle un aire más moderno o progresista, sino para acercarlo a la realidad del alumno y a sus necesidades de crecimiento y maduración.

Si el desarrollo del currículo va en esa dirección y es capaz de formar cristianos que vivan su fe en el siglo XXI enraizados en Cristo, que respondan a los problemas del hombre actual, entonces será una verdadera aportación a la educación de nuestro tiempo.

La Conferencia Episcopal ha dado un giro al currículo, no para darle un aire moderno o progresista, sino para acercarlo a la realidad del alumno y a sus necesidades de crecimiento y maduración.

Javier Segura

Si la sal se vuelve sosa, entonces no servirá para nada.

Ese es el reto.

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A la cárcel por defender la vida https://www.omnesmag.com/firmas/a-la-carcel-por-defender-la-vida-por-javier-segura/ Tue, 28 Sep 2021 09:40:27 +0000 https://omnesmag.com/?p=15839 La realidad del aborto es una lacra moral en nuestra sociedad. La legalización de la  eliminación de una vida humana es una de esas barreras que hemos cruzado que tiene, a mi juicio, consecuencias impredecibles. Por mucho que le cambien de nombre (interrupción voluntaria del embarazo), por mucho que algunos lo justifiquen (progreso, libertad, emancipación […]

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La realidad del aborto es una lacra moral en nuestra sociedad. La legalización de la  eliminación de una vida humana es una de esas barreras que hemos cruzado que tiene, a mi juicio, consecuencias impredecibles. Por mucho que le cambien de nombre (interrupción voluntaria del embarazo), por mucho que algunos lo justifiquen (progreso, libertad, emancipación de la  mujer….) la realidad tozuda e inapelable es que el aborto acaba con la vida de un ser humano en las entrañas de su propia madre.

No es extraño que, por ello, en el corazón de la mujer que va a abortar surja un conflicto interno, una lucha de conciencia, cuando entra en la vorágine de la decisión de abortar o de seguir adelante con la vida que ella siente que tiene en su ser.

La voz potente de la mayoría de los medios de comunicación, de las campañas gubernamentales, de incluso muchos de sus amigos y familiares, dirigen sus pasos en una dirección, la que marca el pensamiento único. Y, dicho sea de paso, alrededor del cual se mueve el multimillonario negocio de las clínicas abortistas. Efectivamente muy pocas voces se alzan para decirle a esa mujer que existen otros caminos, que acabar con la vida de ese niño no es la solución. La voz de los rescatadores que rezan en frente de las clínicas abortistas es una de esas débiles voces que la mujer que va a abortar puede oír in extremis,  justo antes del dar el último paso irreversible.

Una voz que se quiere apagar, a la que se le amenaza ahora con la cárcel.

¿Nos damos cuenta del totalitarismo al que estamos llegando? En este, como en otros casos, no se permite ayudar a nadie que esté pasando un trance difícil y que quiera y necesite ese apoyo. Se amenaza con la cárcel a quien preste esa ayuda, simplemente porque va en contra de ese nuevo orden moral que plantea una serie de nuevos derechos humanos, entre los que se encuentra el del aborto.

Simplemente no podemos quedarnos callados. Hemos de alzar la voz y apoyar a aquellos que  siguen luchando por salvar la vida de esos niños y de esas madres hasta ese último momento, a las puertas de las clínicas abortistas.

Su presencia salva vidas. Muchas. Es valentía y conciencia. Es apoyo y respeto a las madres. Y es muy, muy importante. De hecho, si no lo fuese, dudo que el Gobierno de la Nación y todo el imperio económico de las clínicas abortistas hubiesen promovido una ley como esta.

El silencio no es una respuesta válida ni neutra.

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La aventura de educar https://www.omnesmag.com/firmas/la-aventura-de-educar/ Tue, 21 Sep 2021 10:22:58 +0000 https://omnesmag.com/?p=15707 La cadena de televisión TRECE ha iniciado una nueva temporada reforzando contenidos de carácter social y con una especial atención al mundo educativo. Dentro de los informativos de las 20.30 que presenta el periodista navarro José Luis Pérez, el jueves a las 21.30 se aborda semanalmente la actualidad del mundo de la educación. Es una […]

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La cadena de televisión TRECE ha iniciado una nueva temporada reforzando contenidos de carácter social y con una especial atención al mundo educativo. Dentro de los informativos de las 20.30 que presenta el periodista navarro José Luis Pérez, el jueves a las 21.30 se aborda semanalmente la actualidad del mundo de la educación.

Es una apuesta que potencialmente cuenta con un gran interés entre un amplio sector de la población, de manera muy especial entre los padres y madres, que son los primeros educadores de los niños. Pero también entre los profesionales de la enseñanza en todos sus niveles.

El reto es, evidentemente, hacer un programa de televisión que tenga el dinamismo propio de este medio, y que a la vez tenga rigor y sea sugerente para todos los que viven pendientes de la realidad educativa.

Los mimbres son buenos. La producción de TRECE en un horario inmejorable,  el trabajo de un profesional de la solvencia de Fernando Salaverri, la dirección de contenidos del equipo de Ven y verás educación, junto al rostro amable y sonriente de la presentadora Paloma Martín-Esperanza, hacen que uno se acerque al mundo educativo con una mirada positiva y sugerente.

De fondo se trasluce una propuesta humanista basada en la antropología cristiana en la que la familia es la primera protagonista a la hora de educar a los hijos, en una estrecha colaboración con todas las instituciones, especialmente con el profesorado.

El maestro, vocacionado y competente, se convierte en el gran agente dinamizador de la acción educativa. Y el alumno, auténtico protagonista de la educación, es  potenciado a sacar lo mejor de sí mismo y desarrollar su personalidad plenamente. Una propuesta de educación integral, atendiendo de manera muy especial a la presencia de las humanidades, al valor y riqueza de nuestra lengua, de nuestra historia, de la enseñanza religiosa. Una visión que huye de la dialéctica entre la escuela pública y la concertada y que apuesta por la complementariedad de los distintos modelos educativos.

El genial compositor y director de orquesta Luis Cobos ha puesto melodía a La aventura de educar y ha creado una sintonía que pone música y ritmo. Encaja muy bien el estilo del programa, alegre y sugerente, con la imagen de quien se pone en camino con expectativas e ilusión. Una aventura, sí, pero de corte más cotidiano que épico, que compagina en su ritmo la serenidad y la alegría, el juego y la armonía.

Sin duda Luis Cobos ha captado y representado de una manera magistral lo que quiere ser este programa y, sobre todo, lo que debe ser nuestra visión de la educación. Un trabajo en el que se compagina el esfuerzo y la dedicación con una propuesta en positivo, no a la contra de nadie, sino manifestando de forma sencilla la visión de la vida, y de la educación que nace del humanismo cristiano.

Es una alegría ver que los grandes medios acogen en su parrilla este tema tan importante y  TRECE merece ser felicitada por su decidida apuesta por la educación.

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Como si presente me hallase https://www.omnesmag.com/foco/como-si-presente-me-hallase-por-javier-segura/ Fri, 10 Sep 2021 04:04:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=15343 Comienza el nuevo curso escolar con un deseo de volver a empezar, como diría José Luis Garci en su mítica película. Y recomenzamos con esa tensión del deseo de volver a la normalidad y la necesaria prudencia que requiere la situación de pandemia y que nuestras administraciones educativas han regulado. Ese deseo de recuperar la […]

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Comienza el nuevo curso escolar con un deseo de volver a empezar, como diría José Luis Garci en su mítica película. Y recomenzamos con esa tensión del deseo de volver a la normalidad y la necesaria prudencia que requiere la situación de pandemia y que nuestras administraciones educativas han regulado.

Ese deseo de recuperar la normalidad, que implica muchas facetas de la vida escolar, tiene para mí un elemento especialmente importante: redescubrir la trascendencia de la figura del maestro y, más en concreto, la necesidad de la presencialidad en el proceso educativo.

Hemos vivido un tiempo de pandemia que nos ha obligado a trabajar de manera telemática y en el que las videoconferencias se han convertido en una herramienta habitual de trabajo, tanto entre nosotros como con los alumnos.

Pero, si bien hemos podido quedar deslumbrados por las posibilidades que nos abrían (poder reunirnos sin movernos de casa, ahorrarnos viajes, estar unidos desde todos los puntos del planeta…), también hemos caído en la cuenta de que este trabajo on-line entraña limitaciones (la no separación de los ámbitos de trabajo y personal, hablar a pantallas en negro detrás de las que presuponíamos que estaban nuestros alumnos, la desconexión de dinámicas de trabajo y esfuerzo….)

La tecnología tiene un hálito casi mágico. Para muchos es la panacea de todas las necesidades de la Humanidad, también de las educativas. Pero estos meses nos han demostrado precisamente que, en la educación, hay un tándem esencial: el del profesor-alumno, y que esa relación necesita de cercanía, contacto, presencialidad.

En el fondo, la educación es una comunicación, más que de conocimientos, de vida. Y la vida no se transmite igual a través de una pantalla. El maestro sólo con ponerse delante del discípulo le está diciendo ya ‘el mundo es así’. Le muestra en su forma de hablar, en sus valoraciones, en su manera de comportarse y relacionarse, cómo deben ser las personas y cómo deben vivir en sociedad.

En la educación, hay un tándem esencial: el del profesor-alumno, y que esa relación necesita de cercanía, contacto, presencialidad.

Javier Segura

Esto lo vivimos de una manera gozosa la mayor parte de los profesores cuando te encuentras con antiguos alumnos, quizás ya con sus propios hijos, que se alegran de una manera visible al verte y que te comentan lo importante que fuiste en su vida. Porque para un niño, para un adolescente, el profesor es sin duda una de esas figuras de referencia, un  maestro de la vida.

Recuperar la presencialidad es volver a la esencia de la educación y redescubrir el valor que tiene el maestro en este proceso. El niño no se educa solo a sí mismo, aunque él es el gran protagonista del proceso. Sus padres, sus profesores, tienen una labor capital en ese crecimiento. Son guías, referentes, enseñan, aportan claves de interpretación de la realidad, unen con sus raíces y tradiciones, aportan seguridad y confianza… Y ninguna máquina, por inteligente que sea, puede sustituir esa acción.

Esa presencialidad que hace vivir con el maestro, aprender de él, que se te peguen sus formas de ver la vida, es lo que san Ignacio de Loyola propone en sus Ejercicios Espirituales, cuando nos plantea contemplar las escenas de la vida de Cristo con los cinco sentidos, como ‘si presentes nos hallásemos’, que he tomado como título del artículo.

El santo guipuzcoano, como todos los grandes maestros, sabía bien el valor configurante de esa presencialidad. ¡Ojalá nosotros lo descubramos también y sepamos recuperarlo, compaginándolo con todas las aportaciones positivas que, sin duda, también trae la tecnología.

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Vivir la experiencia de San Francisco de Asís en el siglo XXI https://www.omnesmag.com/foco/vivir-la-experiencia-de-san-francisco-de-asis-en-el-siglo-xxi/ Thu, 12 Aug 2021 23:06:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=14479 El monasterio de Santa Clara de la vizcaína ciudad de Orduña llevaba veinte años cerrado desde que la anterior comunidad de hermanas tuvo que dejarlo por falta de vocaciones. La historia de ese edificio del siglo XV parecía abocada, como tantos otros, a la ruina o a convertirse en un parador nacional. Pero ni la […]

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El monasterio de Santa Clara de la vizcaína ciudad de Orduña llevaba veinte años cerrado desde que la anterior comunidad de hermanas tuvo que dejarlo por falta de vocaciones. La historia de ese edificio del siglo XV parecía abocada, como tantos otros, a la ruina o a convertirse en un parador nacional. Pero ni la ruina ni la hostelería serían el destino final de este lugar centenario. Una nueva comunidad de hermanas clarisas volvió a sentir la llamada del Señor y se dispuso a la aventura de llenar de vida espiritual este emblemático lugar.

La palabra aventura describe bastante bien la acción en la que se embarcaron estas pocas hermanas. Algo que, de todas formas,  no era nuevo para ellas. Ya unos años antes habían reflotado el monasterio de Belorado, en Burgos, y ahora sentían la llamada de la Iglesia y del Señor, a embarcarse en esta nueva misión. Una comunidad de cinco o seis hermanas podrían ir a tierras vascas y poner en marcha el antiguo monasterio de santa Clara. Estas hermanas pobres volvieron a escuchar el antiguo clamor del Cristo de San Damián a Francisco, ‘reconstruye mi Iglesia, que amenaza ruinas’. Literalmente.

Con la ayuda de jóvenes

La obra se hacía ingente. Poner en marcha un monasterio de grandes dimensiones, abandonado durante veinte años, era algo que superaba a estas mujeres. Pero precisamente la necesidad puso en marcha el motor de la solidaridad, y han sido doscientos cincuenta jóvenes los que este verano han acudido a Orduña a echar una mano a estas hermanas. La procedencia ha sido de lo más variada. Allí han estado trabajando desde alumnos de Religión de institutos públicos con sus profesores, hasta una parroquia del madrileño barrio de Villaverde, el colegio arzobispal de Madrid, seminaristas, o miembros de diversos  movimientos eclesiales como el Grupo Juan Pablo II o la Milicia de Santa María. Todos con un común denominador, muchas ganas de ayudar y poca experiencia en el trabajo manual. Porque ni que decir tiene que estos chicos y chicas de la era digital era la primera vez que cogían una azada con sus manos (¿una qué?), un pico, una pala o ni siquiera una escoba.

Pero precisamente ese ha sido el primer gran aprendizaje para estos jóvenes. El valor del trabajo manual. Cansarse, sudar, aguantar el bochorno del sol, que te salgan callos en las manos… ha sido una nueva experiencia que les puede enseñar mucho para la vida. Quizás no haya mejor manera de cultivar la resiliencia, como dicen hoy, que aguantar una horas al sol quitando ortigas con la azada. Sobre todo si lo haces en pantalón corto.

El ideal franciscano

Otra gran lección que han recibido estos jóvenes ha sido el poder compartir la vida con las hermanas, conocer de primera mano a contemplativas que dedican toda su vida a orar, a hablar con Dios. Las preguntas que les surgían a los jóvenes podían hacérselas directamente a las hermanas, y compartir con ellas así sus inquietudes. Porque estos jóvenes llegaban al monasterio con ganas de ayudar, pero también con muchas heridas y preguntas en el corazón. Y necesitaban abrirse a alguien que pudiera escucharles. El ideal franciscano, la experiencia vital de santa Clara, se encarnaba en esas mujeres y se hacía sabiduría para los jóvenes de hoy. La pobreza y la austeridad, el deseo de fraternidad, el cuidado de la naturaleza, la llamada a la misión, reconstruir la propia vida y la sociedad entera… no eran historias del pasado sino demandas urgentes de nuestro corazón, necesidades del mundo de hoy.

Con uno de los grupos ha estado un director de cine católico, Francisco Campos, director de películas como «El Rocío es compartir», «El colibrí» o «Jesucristo vive».  En un momento me preguntaba si es fácil encontrar muchos jóvenes dispuestos a vivir así: levantarse pronto, dormir en el suelo, trabajar duro, acostarse pronto para poder rendir al día siguiente…. ¡y encima pagar por ello! Cuando me comentaba esto no pude menos que acordarme de dos jóvenes de un instituto de Móstoles que me dijeron que era el mejor plan que se les había ofrecido nunca. 

Y es que quizás tuviese razón el venerable jesuita Tomás Morales cuando repetía aquello de que «al joven si se le pide poco no da nada, si se le pide mucho, lo da todo». En realidad pienso que muchos más jóvenes responderían a una llamada como esta, a dar su tiempo por los demás, si hubiese adultos, educadores, que se atreviesen a hacerles la propuesta. Y que estuviesen dispuestos a vivir con ellos, trabajando codo con codo, estos días. Porque nadie puede proponer algo si uno mismo no está dispuesto a vivirlo. Sencillamente no sería creíble.

Un aire fresco

El resultado final ha sido mayor del que esperábamos inicialmente. Se ha avanzado mucho en limpieza, picando muros, quitando maleza… aunque todavía queda mucho que hacer, claro. Pero, sobre todo, estos jóvenes han podido revivir el espíritu de san Francisco de Asís. Y como si de un signo se tratase, un aire fresco se respiraba estos días en Orduña. Estos jóvenes han conseguido traer vida y esperanza a todos los que hemos pasado por el monasterio de santa Clara. Mirándoles no podíamos menos que recordar a Francisco en san Damián reconstruyendo materialmente una pequeña ermita, pero empezando a reconstruir la Iglesia de Cristo volviendo a las raíces del evangelio vivido sin glosas.

En medio de una pandemia mundial, en un mundo que busca un nuevo reinicio, que necesita ser reconstruido en sus relaciones, desde sus propios cimientos, estos jóvenes nos indican el camino que podemos emprender. Dejarse interpelar por Cristo mismo y por las necesidades de los hermanos, buscar amigos de Dios con los que compartir la vida, ponerse a trabajar sin grandes discursos, sencillamente.

Y para los educadores la gran llamada a seguir creyendo en los jóvenes, porque en el corazón del joven de hoy sigue latiendo una llamada al heroísmo, a la generosidad, a la entrega desinteresada. Sí, ese es el gran reto para los educadores. Creer en los jóvenes, como Dios creyó en Francisco cuando todavía era un muchacho, como Dios ha creído en estos doscientos cincuenta jóvenes que se han acercado a Orduña este verano.

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Trescientas mil mañanas de arte y oración https://www.omnesmag.com/foco/educacion/trescientas-mil-mananas-de-arte-y-oracion-por-javier-segura/ Tue, 29 Jun 2021 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=13418 El octavo centenario de la construcción de la catedral de Burgos está sirviendo de motivo para un amplio despliegue de actividades culturales al nivel de esta emblemática catedral, Patrimonio de la Humanidad. Y también para poner en marcha iniciativas pastorales que acerquen esta efeméride a todos y sirva para que un acontecimiento de esta envergadura […]

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El octavo centenario de la construcción de la catedral de Burgos está sirviendo de motivo para un amplio despliegue de actividades culturales al nivel de esta emblemática catedral, Patrimonio de la Humanidad. Y también para poner en marcha iniciativas pastorales que acerquen esta efeméride a todos y sirva para que un acontecimiento de esta envergadura sea transmisión de vida cristiana en este tercer milenio, también necesitado de que el arte, la belleza y la oración le aporten luz y esperanza.

En esta línea netamente pastoral cabe destacar los encuentros de arte y oración que se han puesto en marcha por la diócesis y en los que han participado músicos cristianos como Jesús Vicente Morales (Chito), de Brotes de Olivo, y Migueli Marín, sin duda uno de los cantantes católicos españoles con mayor proyección. Precisamente Migueli acaba de publicar ‘Ochocientos’, una canción dedicada a la Catedral de Burgos, que acompaña de un magnífico video-clip, que deja traslucir la belleza de este templo y un mensaje de cercanía, en el que se ve implicado todo el pueblo a lo largo de estas trescientas mil mañanas en que esta catedral  ha acompañado a tantos peregrinos de la vida.

Este veinte de julio, se celebra precisamente este aniversario, fecha en la que en el año 1221 el obispo Mauricio y el Rey Fernando III colocaron la primera piedra de ese sueño colectivo, ese pedazo de cielo en la tierra, que sería la Catedral.

En una cultura tan del día a día como la nuestra sorprende que un pueblo sea capaz de embarcarse en un proyecto que le supera, del que ninguno de sus promotores podría vislumbrar su realización. Solamente algo grande, algo que trasciende a la vida de uno mismo, es capaz de mover estos proyectos. Algo, o mejor Alguien, que trasciende el espacio y el tiempo da sentido a nuestro caminar de peregrinos, mueve a un pueblo a través de los desiertos de la vida.

Esa es la misión de la belleza, ayudarnos a mirar más allá, más arriba, más adentro. Por eso no hay mejor manera de celebrar este prodigio de arte y oración que es la Catedral de Burgos, que precisamente contemplar su belleza y postrarse en oración.

Merece la pena este verano una visita a la catedral de Burgos y, de paso, gozar de LUX, la nueva muestra de fe y cultura que son las Edades del Hombre, que en este año cumple su 25 aniversario, y que tiene también como sede la catedral de Burgos.

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¿Con cuántos suspensos se puede pasar? https://www.omnesmag.com/foco/con-cuantos-suspensos-se-puede-pasar/ Thu, 24 Jun 2021 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=13373 Smartick es una plataforma digital que facilita el estudio personalizado de las matemáticas, adaptando el tipo y dificultad de los ejercicios a cada niño. Efectivamente, el sistema se va adaptando al nivel del niño para reforzar aquellas partes que le cuestan, pero de forma equilibrada para que no se quede bloqueado. Una herramienta sencilla y […]

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Smartick es una plataforma digital que facilita el estudio personalizado de las matemáticas, adaptando el tipo y dificultad de los ejercicios a cada niño. Efectivamente, el sistema se va adaptando al nivel del niño para reforzar aquellas partes que le cuestan, pero de forma equilibrada para que no se quede bloqueado. Una herramienta sencilla y entretenida para aprender matemáticas. Y aunque es una herramienta online, no es rígida sino que se amolda a lo que el niño necesita trabajar.

Incluso tiene en cuenta el estado anímico del niño y le pregunta cómo se siente para adaptarse a su momento emocional. Y es que, si el niño pone que se encuentra fatal esa mañana, el programa se lo pone más fácil para que no se frustre. Claro está que algunos niños se aprenden el truco enseguida y sistemáticamente le contestan al ordenador que se sienten fatal para que los ejercicios sean más fáciles.

Justo lo contrario de lo que le ocurrió a Ignacio Echeverría, el llamado ‘héroe del monopatín’ que perdió su vida en un atentado yihadista en Londres cuando salvaba a una joven luchando con su monopatín como única arma. Me contaba Ana, su madre, que de niño los profesores le quisieron poner en un curso más fácil porque, como era muy tímido, parecía que le costarían los estudios. Pero sus padres dijeron que si le ponían en ese curso Ignacio se esforzaría menos y sería peor para él a la larga.

Me vienen estas reflexiones en torno al tema de los suspensos y a la posibilidad que ofrece la LOMLOE de pasar de curso aunque un alumno haya suspendido muchas asignaturas. Una forma muy peculiar de acabar con el fracaso escolar. Y es que en España tenemos en la actualidad un 30% de repetidores, pero a partir de ahora podrán pasar de curso si el profesorado lo estima mejor para su desarrollo personal. El esfuerzo, el trabajo y la renuncia que conlleva o la constancia en el estudio quedan relegados a un segundo plano.

Es evidente que la alta tasa de repetición y de suspensos es algo que se debe abordar, pero hemos de hacerlo de forma adecuada porque si no lo hacemos correctamente se puede agravar el problema que tenemos todos, el sistema y los propios alumnos.

Quizás tendríamos que asumir que las personas tenemos una tendencia a lo fácil, a lo cómodo. Y que esto hace que la educación tenga mucho que ver con esa creación de hábitos buenos y de esa lucha contra los propios instintos que nos llevan a no esforzarnos.

Y conviene preguntarnos sinceramente si ayudamos a los niños y jóvenes cuando rebajamos las exigencias, cuando nos adaptamos sistemáticamente a su estado anímico, cuando nada tiene consecuencias, hagan lo que hagan.

La exigencia, poner límites, asumir la consecuencia de los actos no está reñido con el aprecio y la personalización en la educación. Todo lo contrario. Es parte de ese conocimiento del niño y del joven que nos lleva a elevar progresivamente el nivel, a que pueda dar lo mejor de él mismo, a que descubra todas sus potencialidades.

La clave está en exigir y ayudar a superar las dificultades dándoles las herramientas para ello.

Javier Segura

El esquema no es simplemente el de poner un nivel altísimo y que pasen los que puedan, pero tampoco rebajar la exigencia al nivel que marquen los alumnos sin esforzarse. La clave está en exigir y ayudar a superar las dificultades dándoles las herramientas para ello. Asumiendo que el fallo e incluso el fracaso forman parte del aprendizaje.

Si renunciamos a exigir a los alumnos, si se lo ponemos siempre fácil, aprenderán a engañar a una máquina aunque eso sea engañarse a sí mismos. Y nunca formarán personalidades fuertes capaz de entrega, esfuerzo e incluso heroísmo.

Es más fácil caminar por un llano que subir una montaña. Pero el esfuerzo que tiene la ascensión tiene la recompensa de unos horizontes dilatados desde la cima. Y la conquista de uno mismo.

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La educación no se va de vacaciones https://www.omnesmag.com/firmas/la-educacion-no-se-va-de-vacaciones-por-javier-segura/ Thu, 17 Jun 2021 04:34:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=13272 Ahora que ha acabado el periodo escolar y estamos a punto de comenzar las vacaciones veraniegas, uno podría pensar que ya se ha acabado el tiempo de educar y ahora toca descansar. Pero justo es lo contrario, el verano es un tiempo importantísimo en la labor educativa. O dicho de otra manera, la educación no […]

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Ahora que ha acabado el periodo escolar y estamos a punto de comenzar las vacaciones veraniegas, uno podría pensar que ya se ha acabado el tiempo de educar y ahora toca descansar. Pero justo es lo contrario, el verano es un tiempo importantísimo en la labor educativa. O dicho de otra manera, la educación no tiene vacaciones.

Educar, lo sabemos, va mucho más allá de aprender determinados conocimientos. Es hacer que el ser humano llegue a desarrollar todas sus potencialidades. Y la misión de educar a los niños y jóvenes es fundamentalmente un ejercicio que corresponde a los padres. Por eso las familias han de vivir el verano también como un tiempo de crecimiento y maduración de sus hijos. Y justo lo contrario, pensar que el verano es un tiempo en el que despreocuparse de todo, dejar hacer a los  niños lo que quieran, pues ya hemos tenido suficiente dureza en este curso, sería un tremendo error.

Las familias han de vivir el verano también como un tiempo de crecimiento y maduración de sus hijos.

Javier Segura

¿Qué hacer entonces? Pues lo primero que debemos tener en cuenta es que debemos ayudar a nuestros jóvenes a luchar contra la principal tentación del verano, que es dejarse llevar por la pereza.Para ello hemos de proponer actividades lo más dinámicas y creativas posibles. Porque descansar no es no hacer nada, sino cambiar de actividad. El verano no es para estar tumbado en el sofá todo el día y generar así un hábito negativo de pereza y desidia, sino para disfrutar de muchas actividades que a lo largo del curso no tenemos tiempo para realizar. Actividades que pueden ser tremendamente enriquecedoras. Y generar así un hábito de bien.

Claro, que todo empieza por tener un cierto orden de vida, un horario, propuestas concretas. Dirigir nosotros la actividad. Y muy en concreto pasa por no estar tumbado en la cama hasta que el cuerpo aguante. Es verdad que es verano y se debe descansar, pero una actitud proactiva en la que se aprovecha el día desde la mañana es el mejor modo de vivir a tope el verano. ¡Hay tanto qué hacer!

¿Por qué no visitar lugares históricos, conocer rincones de nuestro país? ¿Por qué no disfrutar de la naturaleza, de una ascensión a una montaña? ¿Por qué no aprender sobre fauna en los parajes más cercanos a nuestro entorno? ¿Por qué no leer algún buen libro? ¿Por qué no hacer un recorrido en bicicleta a lugares cercanos? Todo menos la opción fácil del video juego,  de estar tumbado en la cama, de matar el tiempo. Y más aún, ¿por qué no cultivar la amistad, las relaciones con la familia?  ¿Por qué no ayudar y acompañar a otras personas que estén solas o enfermas? ¿Por qué no pensar en los demás y vivir un verano de entrega y solidario? ¿Por qué no emplear el verano para que también el alma tenga su tiempo para orar y encontrarse con Dios?

No puedo evitar pensar en que el modelo ideal para un joven en este verano es el de, precisamente, otra joven: María.

Recién recibida la noticia de que su prima, ya mayor, estaba embarazada y por lo tanto necesitada de ayuda, María no lo pensó dos veces. Nos dice el evangelio que subió aprisa a la montaña y se quedó tres meses –todo un verano- con ella. Aprisa, rápido, venciendo la pereza, María sube hasta Ain-Karim, el pueblo de su prima Isabel. Se olvidó de ella misma y decidió darse totalmente a quien la necesitaba. Y lo hizo alegre, cantando, entonando el Magnificat, contagiando la felicidad que llevaba dentro, en sus mismas entrañas. Sin quejas de ningún tipo, dándose a los demás, viviendo unida al Señor.

Un verano vivido así será un tiempo de crecimiento y maduración. No desaprovechemos la ocasión de vivirlo así nosotros y enseñárselo así a nuestros hijos.

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Skate Hero: Una ola de esperanza https://www.omnesmag.com/actualidad/skate-hero-una-ola-de-esperanza-por-javier-segura/ Wed, 09 Jun 2021 04:59:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=13150 Resulta difícil hablar de algo cuando uno forma parte de esa historia. Pero no puedo menos que hacer memoria agradecida de lo que vivimos este sábado cinco de junio en el estreno del musical ‘Skate Hero’.  Un musical realizado en honor a Ignacio Echeverría, que murió hace cuatro años en un atentado yihadista en Londres, […]

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Resulta difícil hablar de algo cuando uno forma parte de esa historia. Pero no puedo menos que hacer memoria agradecida de lo que vivimos este sábado cinco de junio en el estreno del musical ‘Skate Hero’.  Un musical realizado en honor a Ignacio Echeverría, que murió hace cuatro años en un atentado yihadista en Londres, cuando defendía  a una joven desconocida con su monopatín.

Después de unos meses de ilusionado trabajo, pudimos representar el musical en el que habíamos estado trabajando primero para representar en Gales, y luego, a petición de la familia del propio Ignacio, en su ciudad, Las Rozas.

Fueron dos sesiones, para poder llegar al máximo número de gente, pero podían haber sido muchas más. El aforo para estas dos sesiones se llenó en tan solo veinte minutos cuando se abrieron las taquillas. Todo hacia anticipar lo que luego viviríamos. Y no era para menos. La figura de Ignacio, su gesto heroico que hace cuatro años conmovió al mundo entero, hoy sigue vivo, quizás más vivo que nunca.

Y se sucedieron los medios de comunicación que se hicieron eco del  sencillo homenaje que este grupo de jóvenes quería rendir a Ignacio. Revistas, periódicos e incluso la televisión, nos sorprendieron con su interés por la historia y ayudaron a que lo conociese mucha más gente.

Personas…  e instituciones, porque el Ayuntamiento se volcó en la organización del acto y con la presencia de su alcalde, D. José de la Uz. Y pudimos contar también con la presencia del cardenal de Madrid, D. Carlos Osoro. ¡Hasta los Reyes de España quisieron hacerse presentes, de alguna manera, enviando unas palabras de acogida y apoyo!

Las emociones se intensificaron entre ritmos de canciones, recordando  las últimas veinticuatro horas de la vida de Ignacio, siguiendo fielmente la información que hay en el libro de su propio padre, ‘Así era mi hijo Ignacio, el héroe del monopatín’.  Emociones que llegaron a su clímax en el momento final, en el que padres de Ignacio nos agradecieron la realización del musical, leyeron el mensaje de los Reyes y nos hicieron entrega de una tabla de monopatín de Ignacio, para que la custodiáramos.

¿Qué deciros? Pues que tengo la sensación de  estar siendo parte de algo grande, mucho más grande que nosotros mismos. Que la vida de Ignacio, de alguna manera, sigue latiendo en estos jóvenes que ayer se subieron al escenario para cantar y contar que vale la pena dar la vida por amor.

Por eso, las palabras de Guillermo, el amigo de Ignacio, en el homenaje que el Ayuntamiento de Las Rozas le rindió tras el atentado, se han vuelto a hacer realidad. Guillermo gritó emocionado entonces, mientras los skaters mostraban en alto su monopatín, que los terroristas no habían matado a Ignacio. ‘Mirad, mirad lo que habéis conseguido. Esta ola de esperanza’.

Creo que no hay mejor expresión para contar lo que vivimos. Una ola de esperanza. El corazón de estos jóvenes vibra al ritmo de la música, del skate, del surf. Pero también al ritmo de la entrega, de la amistad, de la fe. Late al mismo ritmo que latía el corazón de Ignacio.

Por eso no es una esperanza vacía, meramente sentimental. El corazón de Ignacio late ahora en el corazón de los cincuenta jóvenes que han puesto lo mejor de sí mismos sobre el escenario y que quieren seguir el ejemplo de Ignacio, dar la vida por amor, en el día a día. Su muerte no fue en vano. La vida de Ignacio se ha multiplicado. En verdad una ola de esperanza se levantó en Las Rozas

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Salmones a contracorriente https://www.omnesmag.com/firmas/salmones-a-contracorriente/ Wed, 02 Jun 2021 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=12964 El educador debe tener auténticamente alma color salmón. Porque, más que nunca, hoy la educación es un constante nadar contra corriente, río arriba, como hacen los salmones. Creo que esta sensación la compartimos todos los educadores. Profesores, padres, madres de familia…sentimos muchas veces que vamos a contracorriente al educar a los jóvenes. Y no pocas […]

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El educador debe tener auténticamente alma color salmón. Porque, más que nunca, hoy la educación es un constante nadar contra corriente, río arriba, como hacen los salmones. Creo que esta sensación la compartimos todos los educadores. Profesores, padres, madres de familia…sentimos muchas veces que vamos a contracorriente al educar a los jóvenes. Y no pocas veces nos asalta la tentación de ceder, de dejarnos llevar por la corriente, que es ciertamente más fácil.

Educamos a contracorriente de la sociedad en la que vivimos. Sus parámetros no tienen nada que ver con los del evangelio. Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios. Todavía quedan algunos resquicios de lo que fue una sociedad cristiana, pero cada vez más débiles, apenas sustentan una civilización que se derrumba por momentos. Una nueva cultura, al margen de las fecundas raíces del cristianismo, impregna todo nuestro ambiente.

Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios.

Javier Segura

A contracorriente de la pedagogía actual. También sus principios son lejanos a los que proponemos nosotros. Es el niño el autor de su propio ser, el que construye su vida, sin más referencia que su propia libertad. El educador pasa a un plano secundario, casi como mero observador de ese proceso. La naturaleza del niño es buena y no hay que interferirla. No hay ni atisbo de algo parecido al pecado original. Todo es lúdico. El esfuerzo, el trabajo, la propia responsabilidad, el fracaso, quedan al margen. Y un igualitarismo sofocante quiere anegarlo todo.

Y también nadamos a contracorriente del propio ser del joven. Porque sus pasiones le inclinarán a lo fácil. Y la dispersión en la que vive, fruto de esta sociedad de la imagen, de lo inmediato, le hará más difícil afrontar un trabajo serio, a veces duro, que no tiene frutos inmediatos. Sencillamente, crecer es gozoso, pero no necesariamente agradable. A veces duele.

Y, sin embargo, si no queremos traicionar a nuestros jóvenes, sabemos que hemos de pedirles que den lo mejor de sí mismos, que no se conformen con la mediocridad, que ellos naden también contracorriente. Que sean jóvenes con el alma color salmón.

Hay un bello poema de Pedro Salinas, ‘Tu mejor tú’,  que nos recuerda lo que es verdaderamente amar. Ese amor del que participa el educador.

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.

Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces le conteste
a nueva criatura que tú eras.

Es verdad, los educadores contamos con un poderoso aliado, por muy mal que esté el mundo, por desastre que sea la pedagogía actual, por mucho que las pasiones asalten al joven. Ese aliado es su propio corazón y sus ansias de verdad, belleza y bien. Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo. Que aspira a más, a mucho más. Más, más y más.

Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo.

Javier Segura

Y el otro gran aliado es Dios mismo. Educamos contracorriente, pero Dios es el padre de cada joven, y le ama con un amor entrañable. Él es el más interesado en salvar a su hijo, en que llegue a la plenitud para la que él le soñó. Y por eso se va a emplear a fondo. No le van a faltar ni su cuidado providente ni su gracia.

Educamos contracorriente, sí. Habrá trabajo, habrá pelea. Pero esta batalla la hemos ganado ya.

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Padres, madres y adres https://www.omnesmag.com/firmas/padres-madres-y-adres-por-javier-segura/ Tue, 25 May 2021 04:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=12799 En el artículo 17, de la nueva ley sobre transexualidad, que versa sobre el cambio de nombre en el Registro Civil de personas trans se señala que ‘las personas trans serán inscritos como padres, madres o adres según  el sexo registral actual sea hombre, mujer o no binario o en blanco’. Al baile de denominaciones […]

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En el artículo 17, de la nueva ley sobre transexualidad, que versa sobre el cambio de nombre en el Registro Civil de personas trans se señala que ‘las personas trans serán inscritos como padres, madres o adres según  el sexo registral actual sea hombre, mujer o no binario o en blanco’.

Al baile de denominaciones que ya nos tienen acostumbrados algunos colectivos y con los que, poco a poco nos vamos familiarizando, añadimos uno nuevo, al menos para mí, que son los (¿las?) ‘adres’.

Más allá de la situación de las personas concretas, que como toda persona merece el mayor de los respetos, no por el hecho de ser trans, sino sencillamente por ser personas, querría alertar de las consecuencias educativas que este tipo de conceptos y visiones de la sexualidad pueden tener.

Efectivamente en los colegios se están impartiendo charlas incluso a los niños de infantil (de tres a cinco años) sobre la transexualidad para que la entiendan y normalicen. Por medio de cuentos, disfrazado de tolerancia, se va transmitiendo a los niños una mentalidad en la que su propia sexualidad y la de sus padres se difumina y confunde. Niños que son niñas, niñas que son niños, niños y niñas que no saben que son. Padres, madres y adres.

Estamos construyendo sobre arena la personalidad de nuestros niños y jóvenes privándoles de las seguridades necesarias en cada momento de su vida para que puedan crecer con armonía.

Javier Segura

Un principio educativo básico es que crecemos y maduramos desde certezas, no desde las dudas. En todo tipo de conocimiento y experiencia aprendemos desde seguridades en las que vamos profundizando poco a poco hasta llegar a descubrir su complejidad. Si he de enseñar la construcción de frases en inglés a los niños les diré que el verbo auxiliar ‘do’ se utilizar para las negativas y las interrogativas. Y les contaré que en las afirmativas no se utiliza. Ya llegará el momento en el que les cuente que en las afirmativas, si deseo enfatizar la idea sí  que debo usar el auxiliar ‘do’, como por ejemplo en la canción de Peter Pan, ‘I do believe in fairies’. Sencillamente ese es el proceso correcto de aprendizaje.

Creo que estamos construyendo sobre arena la personalidad de nuestros niños y jóvenes privándoles de las seguridades necesarias en cada momento de su vida para que puedan crecer con armonía. Y es falso que les hagamos por ello más tolerantes y capaces de acoger a quien es, por una razón u otra, distinto.

Se trata de un proyecto de ingeniería social en el que se están invirtiendo grandes cantidades de dinero, por el que se quiere anular el concepto de naturaleza humana y aún la misma idea de persona. Y se está haciendo de una manera especialmente activa en el mundo de la educación, empezando con los niños.

Esto es especialmente grave cuando se trata de los más pequeños, con una personalidad en desarrollo, induciéndoles a experiencias y planteamientos ajenos a lo que su propia evolución psicológica y afectiva necesita. No es sólo que estemos matando su infancia. Es que estamos provocando dudas sobre su propia identidad que pueden perjudicar seriamente su desarrollo y maduración. Porque crecemos desde seguridades, desde certezas. También en el ámbito afectivo, también en los referentes de los adultos de sus padres y madres.

La ingeniería social a la que la ideología de género está sometiendo a nuestros niños es educativamente un despropósito.

Javier Segura

Llegará el momento en que el niño crezca y se convierta en adolescente y joven, y entonces comprenda que hay situaciones complejas en el ámbito de la sexualidad que merece abordar con sumo respeto. Pero la ingeniería social a la que la ideología de género está sometiendo a nuestros niños es educativamente un despropósito con consecuencias personales y sociales muy graves.

Y esto es preciso que todos los educadores lo tengamos presente.

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‘Skate hero’ El musical inspirado en la vida de Ignacio Echeverría https://www.omnesmag.com/actualidad/cultura/skate-hero-el-musical-inspirado-en-la-vida-de-ignacio-echeverria/ Tue, 18 May 2021 05:00:00 +0000 https://omnesmag.com/?p=12675 El 3 de junio del 2017 España entera se conmovió ante el atentado yihadista en el Puente de Londres. Entre el caos de noticias que nos llegaban, supimos  que un joven español, Ignacio Echeverría, había perdido la vida en aquel acto terrorista. La angustia que la sociedad española compartió con su familia se tornó en […]

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El 3 de junio del 2017 España entera se conmovió ante el atentado yihadista en el Puente de Londres. Entre el caos de noticias que nos llegaban, supimos  que un joven español, Ignacio Echeverría, había perdido la vida en aquel acto terrorista.

La angustia que la sociedad española compartió con su familia se tornó en poco tiempo, según llegaban los detalles, en una profunda admiración. Supimos que el joven abogado regresaba con sus amigos de patinar y se encontraron con la dantesca escena. Gente huyendo, gritos de terror, y al fondo un terrorista apuñalando a una joven. Ignacio no lo pensó, no había tiempo para ello, y tomó su monopatín como arma y escudo para luchar contra esos terroristas. Aquella joven, Marie Bondeville, salvó su vida. Los tres terroristas fueron abatidos por la policía. Ignacio murió por una puñalada por la espalda.

Pero su gesto traspasó las fronteras y las conciencias. Y se empezó a conocerle por su gesta como ‘el héroe del monopatín’. Y se sucedieron los homenajes y los reconocimientos. Las pistas de skate por toda España con su nombre. Las más altas condecoraciones en España y Gran Bretaña. Ignacio representaba lo mejor de nuestra tierra. Valentía, generosidad, altruismo en extremo. Y lo mejor de la Humanidad. Ser capaz de dar la vida por un desconocido.

Pronto comprendimos que en Ignacio esa forma de ser no se improvisó. No fue un arranque instintivo lo que le llevó a enfrentarse a los terroristas. Nació de sus profundas convicciones religiosas. Ignacio era un joven católico comprometido en su vida diaria, en su trabajo, en la parroquia. Se podrían contar muchas anécdotas que nos lo muestran. Su gesto de dar la vida era, en verdad, una imagen de ese dar la vida por amor que nos enseñó Jesucristo.

Ahora, cuatro años más tarde, un grupo de jóvenes de la Milicia de Santa María, integrados en el proyecto educativo «Ven y verás Educación»  han recogido su legado y han puesto en escena un musical que narra las últimas veinticuatro horas de vida de Ignacio. Hora y media de teatro y música que quieren ser su particular homenaje a este joven madrileño. Creado e interpretado por los mismos jóvenes que han creado con anterioridad otros musicales como ‘Hijos e la libertad’, ‘Contigo’ o ‘De dioses y hombres’, este musical tiene el gran valor de dar la voz a los jóvenes y que sean ellos, los coetáneos de Ignacio, los que tomen el testigo y le rindan homenaje.

El musical

Lugar: Auditorio Joaquín Rodrigo, Las Rozas (Madrid)
Día: 5 de junio de 2021
Hora: 17.00 h. y 20.00 h.

El género musical es sin duda uno de los más ricos y complejos de llevar a la escena. Y por ello ofrece muchas posibilidades para el trabajo educativo con los jóvenes. Sin duda los hijos de Don Bosco, los salesianos, son especialistas en este tipo de representaciones. Y, en general, la Iglesia, siempre ha tenido sensibilidad para transmitir su mensaje a través del arte escénico. No me cabe duda de que merece la pena impulsar este tipo de dinámica educativa y pastoral. En ello encontraríamos un potente medio de comunicación y evangelización también en nuestro tiempo.

Esta ocasión, en este cuarto aniversario del fallecimiento de Ignacio, este musical tiene sin duda un especial significado. Un momento también de acompañar a la familia que estará presente, y de mostrar a todo el mundo que la muerte de Ignacio no fue en vano. Que su ejemplo sigue vivo.

Entradas disponibles a partir del 1 de junio

On line www.lasrozas.es/entradas

Venta telefónica 902733797

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