Reverendo SOS

Una nueva realidad en la pandemia

Precisamente por todo el sufrimiento de estos meses te sitúas en un escenario que puede ayudar a que tu identidad se haga más presente. No esperes que todo vuelva a ser como antes. Haz las cosas nuevas, ten una estrategia de futuro, aprovecha la oportunidad que te brinda la realidad.

Carlos Chiclana·21 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
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Foto: Evgeni Tcherkasski / Unsplash

Frente a tanta adversidad y pérdidas, el ser humano sigue siendo fuerte: resiste, ataca y persevera. Muchos se han hecho más conscientes de su realidad personal y se han puesto al volante de su vida. Son los líderes fuertes y comprometidos que necesitan estos tiempos de valientes y que te pueden orientar con estas diez ideas:

1. Si estás vivo, tu misión no ha terminado. Estás leyendo esto, porque el virus no te ha matado. Suena fuerte, sí, y es así. Te vas a morir, así que vive y vive bien, lo que te vale realmente la pena, no te desgastes por tonterías. Todos somos supervivientes, pero no te conviertas en alguien victimizado, porque te infantilizas y te someten. Sé protagonista. Busca lo que te hace más tú, más bueno. Quítate lastres inútiles. Aparta lo que no aporta. La conciencia de la muerte te ayuda a aumentar tu presencia en la vida.

2. Eres un mamífero. Necesitas horas de sueño, comer con orden, el sol, el contacto con la naturaleza, seguir los ciclos del día y de las estaciones, el ejercicio físico, el juego, las aficiones, los cambios ambientales. Las horas de encerramiento te lo han demostrado. Cuida más al “yo cuerpo” y tus otros yoes te lo agradecerán con estabilidad emocional, lucidez mental y mayor tolerancia al estrés.

3. El miedo es el mensajero, quédate con el mensaje y despídelo. Ya seas de los que atesoraron papel higiénico o de los negacionistas, unos por sometimiento y otros por rebeldía han respondido al miedo, a la vulnerabilidad. Si puedes desarrollar una nueva estrategia o una nueva capacidad es precisamente porque tienes miedo, te sientes vulnerable, te apabulla el mal, eres sensible, te ves indefenso, lo ves difícil, estás harto, te hacen daño, tienes inquietud, te sientes oprimido o la muerte te resulta dolorosa. Esta es la realidad de la persona, y ahora que la conoces más de cerca es justo, en y a través de ella, como puedes crecer y ser más auténtico.

4. No esperes al funeral para decir que le quieres. La distancia y limitaciones de reunión animan a considerar la necesidad de las relaciones humanas. Es tiempo de cultivarlas, mejorar la comunicación, decir lo que quieres, piensas y sientes. Eres relacional desde el primer instante de tu existencia. Establece un equilibrio sano entre darte y cuidarte, ayudar y ser ayudado. Exprésalo y no te engollipes emocionalmente.

5. Invertir en lo que de verdad da fruto. ¡Que paren el mundo, que me bajo! Con este frenazo muchos se han dado cuenta de que corrían en una rueda de hámster, alienados con sistemas, trabajos o modos de vida que no les interesaban. Una oportunidad para bajarse de los tiovivos que no te llevan a tu destino y sólo marean. Haz poda, quita lo que sobra y ordena tus prioridades. Asóciate contigo. Camina ligero de equipaje.

6. Aceptar, aceptar y aceptar. Si te hubieran anticipado la pandemia, ¿esperarías de ti tanta capacidad de adaptación? Misas online, grabar meditaciones, navidades diferentes o vacaciones sin vacaciones. La aceptación es una las acciones más potentes de la voluntad, porque vence a la resignación y responsabiliza sobre la propia vida. Aceptación creativa que responde con personalidad propia.

7. Tu libertad me hace más grande. Las iniciativas solidarias surgidas han puesto de manifiesto la bondad del ser humano. También la tuya, ¿verdad? Es tiempo de amar y sustituir la confrontación por escuchar, comprender, ayudar, respetar, validar, sugerir, confiar, esperar, perdonar, recuperar, dar la oportunidad, reconstruir, rehabilitar, unir en la diferencia, encontrarte con la libertad del otro, diversificar tus relaciones y así, hacerte mejor. 

8. Dios ha vuelto a resucitar. La reflexión y la conexión con uno mismo ha llevado a muchos a descubrir que hay un templo en su interior y que el habitante no es el ego; que hay cuenta corriente en el cielo que no se llena con dinero, que los ángeles existen y que la respuesta de Dios viene también a través de ti. Todos en el mismo equipo.

9. Cultura de la celebración. Es tiempo para celebrar cualquier acontecimiento: una nueva flor en el bonsái, la sonrisa de quien te mira, unos que gritan en el bar. Tiempo para reforzar cualquier detalle que veamos y decir palabras de afirmación al otro. Para estar satisfecho por tanto que haces bien, por tanto que hacen bien los otros. Que te puedan llamar don Satisfecho. 

10. Gracias a la vida. Durante el confinamiento duro eras un privilegiado por tener acceso a una terraza o un pequeño jardín. ¡Cuántos lujos sencillos disfrutamos cada día! Agua corriente, parar en un bar, ir al parque, entrar y salir cuando quieras. Puedes valorar todas esas cuestiones que dabas por supuestas, que son un gran regalo de la vida y disfrutarlas. Duérmete cada día con una sonrisa de agradecimiento. Da las gracias y las gracias te serán dadas.

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