Ecología integral

Por qué España tiene déficit en cuidados paliativos

Continúa al reportaje sobre los cuidados paliativos en nuestro país. Hoy abordamos la situación de esta especialidad en nuestro país y especialmente, las razones de su falta de desarrollo, que se centran en la falta de especialidad médica reglada de este campo.  

Rafael Miner·5 de febrero de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos
pareja ancanos andando

Foto: Enre Kuzu/Unsplash

Servicios de paliativos, medicamentos

Veamos ahora los desafíos que plantea el desarrollo de los cuidados paliativos en los distintos países. Miguel Sánchez Cárdenas, investigador del Grupo de Investigación Atlantes (ICS),señala a Omnes que enel contexto de las necesidades de una persona al final de la vida, se necesita: “1) una cultura en el país en la cual se considera que al final de la vida hay problemas que atender. Esto se solventa con políticas públicas, campañas de sensibilización, etc.; 2) profesionales entrenados para resolver los problemas del final de la vida. Aquí la educación es muy importante, y también los servicios dónde hacerlo; Y 3) se requieren los medicamentos esenciales para controlar los problemas que pueden surgir al final de la vida”.

Estos son los parámetros principales, y Sánchez Cárdenas los repasa en el caso español, según el Atlas de Cuidados Paliativos en Europa 2019. A su juicio, “hay dos indicadores muy importantes: cuántos servicios hay, y cuántos opioides se consumen. Para el año 2019, el Atlas encontró 260 servicios [en España] y una media de servicios de 0,6 por cien mil habitantes. La Asociación Europea de Cuidados Paliativos (EAPC), dice que este indicador debe ser de al menos 2. El 0,6 está lejano, por tanto, respecto a ese estándar de 2010 de la asociación europea. Esto sitúa a España en el tercer cuarto”.

A diferencia de la mayoría de los países europeos, España no tiene especialidad en Medicina de cuidados paliativos. Ese es tal vez el punto más crítico para desarrollar la medicina paliativa”

Miguel Sánchez Cárdenas

Sin embargo, se puede buscar una media más global. El investigador menciona que también en 2019 se publicó un estudio global que sitúa a España “muy bien. En el Atlas mundial, esta posición se denomina Integración avanzada de cuidados paliativos. Lo hace computando indicadores. No coge uno solo, sino que toma diez indicadores y los analiza, de modo que permiten definir dónde está el país. En ese proceso, se observa que España tiene un buen nivel de integración avanzada de cuidados paliativos. Es una mirada mucho más general de los países (198)”, recogida en el Mapping Levels de Glasgow citado al principio.

España está lejos de la media que ha propuesto la Asociación Europea de Cuidados Paliativos, subraya el investigador de Atlantes, pero “ya ha recorrido un camino y tiene que seguir aumentando el número de servicios. Y un indicador muy importante es el de Educación. A diferencia de la mayoría de los países europeos, España no tiene especialidad en Medicina de cuidados paliativos. Ese es tal vez el punto más crítico para desarrollar la medicina paliativa”.

El hasta ahora presidente estos años de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), Rafael Mota, sintetizó hace año y medio “cinco medidas fundamentales para poner en marcha a la mayor brevedad posible”. Son las siguientes:

  • 1) aprobación de una ley Nacional de Cuidados Paliativos, con dotación presupuestaria.
  • 2) Reactivar la Estrategia Nacional de Cuidados Paliativos de 2007, que supuso entonces un avance significativo en la regulación y en la dotación de recursos, pero paralizada desde el año 2014.
  • 3) Reconocer a los profesionales que desarrollan su labor en Cuidados Paliativos mediante la acreditación de la especialidad o subespecialidad, y que ésta sea requisito indispensable para trabajar en recursos específicos de Cuidados Paliativos.
  • 4) Que el gobierno central inste a las CCAA a que desarrollen la categoría profesional.
  • 5) Incluir los Cuidados Paliativos como asignatura obligatoria en la Universidad

Buen consumo de opioides

El consumo de opioides o analgésicos potentes, como la morfina, por ejemplo, es otro indicador que la OMS ha reconocido en innumerables ocasiones, pero que en ocasiones es objeto de debate. Miguel Sánchez Cárdenas comenta: “En el mundo existe una alta resistencia al consumo de opiáceos, porque se considera que son potencialmente adictivos, lo cual es cierto si se usan mal. Pero si los profesionales están bien entrenados y entienden que el dolor y otros síntomas al final de la vida son fuente de sufrimiento, el consumo de estos medicamentos es un buen termómetro de cuánto los Estados se ocupan de paliar el sufrimiento de las personas y atender sus necesidades”. En su opinión, es preciso poner en la balanza el hecho de disponer de profesionales bien capacitados, pero también disponer de los medicamentos que esencialmente pueden ayudar a manejar el sufrimiento de las personas.

Por eso, “la propia OMS ha considerado que el indicador más relevante para valorar el desarrollo de los cuidados paliativos es cuántos medicamentos opiáceos se consumen”. Y se ha establecidocuál sería el estándar idóneo, la medida adecuada. Por ejemplo, en los países ricos la media de consumo adecuada es 103 miligramos per cápita.

Es preciso poner en la balanza el hecho de disponer de profesionales bien capacitados, pero también disponer de los medicamentos que esencialmente pueden ayudar a manejar el sufrimiento de las personas

Miguel Sánchez Cárdenas

“Hay muchos países, como Austria (524) o Alemania (403) que tienen mucho más consumo. Lo que nosotros consideraríamos un consumo adecuado es más de 103 miligramos. España lo tiene, España tiene 249 miligramos per cápita, que es un buen consumo. Hay quien se preocupa por eso y señala que un consumo elevado podría ser peligroso en términos uso de esos medicamentos para fines adictivos. Pero si se tiene una idea clara, y un personal muy bien entrenado, ese indicados es positivo, porque dice que los países tienen la estructura para atender el dolor y otros problemas del final de la vida”. El ranking elimina la metadona, que se usa para eliminar dependencias y otro tipo de problemas, y sólo recoge los medicamentos que son útiles para aliviar el dolor y otros problemas que surgen al final de la vida.

Balance final

El análisis muestra que en España los cuidados paliativos no están rematadamente mal, pero que deben mejorarse, de modo especial en el aspecto educativo y de formación. “En mi opinión, no hay que transmitir un mensaje pesimista, sino reconocer que tiene algunos aspectos ganados en el desarrollo de servicios de cuidados paliativos, el uso de medicamentos, pero sí que tiene oportunidades en el corto plazo de consolidar los programas de educación, de integrar los cuidados paliativos en otras áreas de la medicina”, añade Sánchez Cárdenas.

“Hoy, por ejemplo, muchos enfermos oncológicos, personas con cáncer, reciben cuidados paliativos, pero no está claro que personas que tengan otras enfermedades, como cardíacas, enfermedad pulmonar crónica, hepática, neurológicas, etc., reciban este tipo de cuidados”.

España tiene muchas oportunidades de mejorar. Cada vez que se avanza un poco más hacia la mejor posición, más oportunidades se abren; pero hay algunos aspectos a los que merecen prestarse atención. Siendo España un país que ha alcanzado un nivel de servicios relativamente adecuado, y con nivel de consumo de medicamentos esenciales adecuados, sorprende mucho que no tenga una especialidad” [en Medicina paliativa].

Y también “es muy llamativo que siendo España un país que tiene una atención primaria tan consolidada, los servicios de cuidados paliativos no estén integrados en la atención primaria”, concluye.

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