Los amigos del Cielo

29 de enero de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

“El mensaje que navega en internet y las redes llega en el presente, pero permanecerá para el futuro iluminando la vida de personas que quizá no han nacido todavía”. Con estas palabras, llenas de fe en el futuro y en los profesionales de la información, animaba Mons. D. Juan del Río el proyecto de Omnes, que conoció de primera mano el pasado octubre.

Por eso, cuando, casi al tiempo que veía la luz el portal de información religiosa, recibíamos la noticia de su marcha al Cielo, el equipo de Omnes recordaba esas palabras, que se recogieron también en la revista impresa del pasado octubre y puedes leer aquí.

Omnes nace con un amigo más en el cielo y, en este caso, se trata de alguien que conoció de primera mano las aspiraciones, los retos y también los problemas con los que se encuentra, irremisiblemente, un proyecto de estas características.

Este extraño periodo que nos ha tocado vivir nos está colocando, frente a frente, con la vida y con la muerte, con la futilidad y la eternidad, con lo efímero y lo perdurable. Por ello, al releer las líneas que encabezan este artículo, cualquiera de quienes nos dedicamos al noble y peligroso oficio de informar hemos de tener en cuenta qué luz queremos dejar para esas personas futuras que, aunque sea por casualidad, llegarán a conocer nuestras palabras. Si lo hacen, ojalá que estás iluminen el camino hacia quien es el Verbo.

Ser corredentores con Cristo a través de nuestro trabajo que son las palabras. Hacer posible que, como recogía el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales del pasado año,“por obra del Espíritu Santo cada historia, incluso la más olvidada, incluso la que parece estar escrita con los renglones más torcidos, puede volverse inspirada, puede renacer como una obra maestra, convirtiéndose en un apéndice del Evangelio”. Una tarea para todos los comunicadores pero, más evidente si como en el caso de Omnes, su objeto es, precisamente, la información ligada a la Iglesia y a la vida de los católicos en la actualidad.

En la última carta pastoral de Mons. Del Río, en la que glosaba la Fratelli Tutti, se dirigía a los militares pidiéndoles ser puente y no trinchera, a través del “cultivo de la amabilidad”, que “facilita la búsqueda de consensos, abre caminos y evita la voladura de los puentes de entendimiento. Hay personas que lo hacen y se convierten en luz en medio de la oscuridad”. En una época donde la información -también en muchos casos la información religiosa- se ha convertido en un campo de batalla, estas palabras se convierten, como poco, en una guía preclara de nuestro cometido profesional y personal.

Con don Juan en el Cielo emprendemos este largo y, ojalá fructífero, camino, que esperamos que sea también nuestra vía de santidad.

Hace poco escuchaba que “la felicidad son los amigos del Cielo” y es verdad. La vida de un cristiano, la de todos, está encaminada al amor sin límites, a la verdadera ‘caritas’, el amor en esencia, divino, del que participan quienes gozan ya de la presencia sin tiempo.

La realidad es que el Cielo se nos está llenando de tantos amigos que no podemos permitirnos el lujo de no poner todos los medios, humanos y divinos, para llegar allí.

El autorMaria José Atienza

Redactora Jefe en Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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