América Latina

Santuarios marianos en Estados Unidos. Mosaico de advocaciones

Casi doscientos santuarios dedicados a la Virgen María jalonan tierras estadounidenses. El más antiguo, Nuestra Señora de la Leche. En Washington, la Inmaculada Concepción.

Juan Vélez·2 de diciembre de 2017·Tiempo de lectura: 3 minutos
Sacerdotes en el santuario de la Inmaculada Concepción (Washington)

 

Además de la televisión y la radio, y de los actos de culto mariano en las parroquias, los santuarios marianos en los EEUU, como en otras partes del mundo, ofrecen espacios de especial oración y encuentro con Dios. Actualmente hay cerca doscientos santuarios marianos en los EEUU. Varían en antigüedad, tamaño y concurrencia. Seguramente el más antiguo sea Nuestra Señora de la Leche en San Agustín, en la Florida. En la Misión Nombre de Dios en la ciudad de San Agustín, fundada en 1565, surgió la devoción a la Virgen bajo la advocación de la Leche a comienzos del siglo XVI.

En la capital del país está localizado el bello y grande santuario de la Inmaculada Concepción de la Virgen, cuya construcción fue terminada en 1959. El templo contiene más de setenta capillas, cada una con un mosaico de alguna advocación distinta de la Virgen María. En el ábside preside un gran mosaico de Jesús como Señor (pantocrátor). A lo largo del año hay muchas peregrinaciones a este santuario.

El santuario de la Virgen de Guadalupe en Chicago data del 1986 cuando los fieles buscaron un lugar donde honrar de modo particular a la Virgen de Guadalupe. En el 2013, el cardenal Francis George aprobó las instalaciones actuales como santuario mariano. Cada año cerca de un millón de personas acudan al santuario a rezar a la Madre de Dios. Hay muchas misas y muchos fieles se confiesan. Durante la octava de la Asunción se celebra un festival llamado Guadalupe en Verano, al que acude mucha gente. Como es de esperar, el gran evento del año es la festividad de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.

Guadalupe

El amor de la Virgen manifestado a los indígenas de México y a todo el pueblo mexicano ha dejado una huella imborrable. La historia de las apariciones a Juan Diego y la imagen milagrosa que quedó en su tilma continúan cautivado la imaginación del pueblo. En el relato de la aparición figuran las palabras de la Virgen: “¿No estoy aquí yo, que soy tu Madre?”. Es un mensaje de ayuda maternal que llega a todos los hombres, y en distintas localidades de Estados Unidos hay santuarios y parroquias con esta advocación. Entre ellos figura el santuario a la Virgen de Guadalupe en La Crosse, Wisconsin. Otro santuario bajo el mismo título se ha abierto en Denver.

Czestochowa

La Madre de Dios se ha aparecido en muchas partes del mundo. Y esos títulos son honrados también en distintos santuarios en los EEUU. Uno de ellos es La Virgen de la Nieves, situado en Belleview, Illinois. A este centro peregrinan cada año alrededor de un millón de personas.  

En las afueras de Filadelfia se venera a la Virgen de Czestochowa en un santuario con ese nombre. Es otro lugar importante de peregrinación que indica cómo el amor a la Madre de Dios nace en todo el pueblo norteamericano. Aunque los descendientes de México y Latinoamérica mantienen en general mayor devoción a María, los polacos mantienen vivo de modo especial su carácter mariano. Por otra parte, en Yugoslavia existe un lugar de peregrinación, Medjugorje. En este país hay grupos de peregrinos que van allá, muchos se confiesan y relatan conversiones espirituales. Llama la atención.

Conversiones

El Concilio Vaticano II y los pontífices de la segunda mitad del siglo XX en adelante nos han llamado a un renovado encuentro con la persona de Jesucristo. Como han explicado los santos, entre ellos el beato John Henry Newman, los dogmas marianos se originan en la Persona de Cristo y refuerzan nuestra fe en el Hijo de Dios. La Inmaculada Concepción, por ejemplo, resalta la divinidad de Cristo y la santidad de Dios. En los santuarios marianos parece más fácil convertirse y acudir al sacramento de la Reconciliación. Como han señalado san Luis Grigñon de Monfort y siglos después san Josemaría Escrivá, la Virgen siempre nos lleva a Jesús. Su consejo era: “A Jesús siempre se va y se “vuelve” por María” (Camino, 495).

El autorJuan Vélez

Chicago (Estados Unidos)

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