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En el Congo no todo es ébola. Católicos con nombres y apellidos

La Iglesia católica juega un papel destacado y reconocido por todos en la construcción de la democracia en la República del Congo, Además, asume más del 50 % de los servicios sociales del país.

Joseph Kabamba·16 de julio de 2019·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con 2,34 millones de kilómetros cuadrados, la República Democrática del Congo (RDC) es el segundo país más extenso de África, detrás de Argelia. Dotado con grandes recursos naturales, minerales e hidrográficos, a falta de censo oficial desde muchas décadas, se estima su población en unos 80 millones de personas, con más de 60 % de la población menor de 25 años. 

Antigua colonia belga desde 1885 e independiente desde el 30 de junio de 1960, la RDC es una tierra de dramáticas tragedias, con índices de desarrollo humano entre los cinco más bajos del mundo. Marcada por la sucesión de dictaduras sanguinarias y por la ausencia total del Estado, su historia política es la de un pueblo privado de libertades fundamentales, sometido a la violencia y sumergido en toda forma de miseria, a pesar de los grandes recursos de su país. La atribución del Premio Nobel 2018 al ginecólogo Denis Mukwege ha recordado al mundo que la RDC vive, desde 1996, una guerra por el control de la explotación de minerales estratégicos como el coltán, que se ha cobrado la vida de entre 6 y 12 millones de personas, con millones de desplazados internos y de refugiados en países vecinos. Y en esta guerra, una de las armas es la violencia sexual cruel sobre mujeres y niñas. 

A esta larga lista de tragedias, hay que añadir, a partir de agosto de 2018, el noveno brote congoleño de ébola desde que, en 1976, se descubrió la enfermedad en la mismísima RDC. Delimitado por las provincias nororientales de Ituri y de Kivu Norte, el actual brote ha sido diagnosticado en cerca de 2.200 personas, con unos 1.500 muertos. Y ni el gobierno congoleño, que cuenta con grandes expertos en la lucha contra la enfermedad, ni la Organización Mundial de la Salud, consiguen frenar este brote, principalmente a causa de la falta de medios materiales, de la inseguridad en la región con ataques recurrente y violentos contra los centros de atención a los enfermos, y de la resistencia de una parte de la población al plan de Salud. 

Iglesia y democracia

A pesar de sus múltiples problemas políticos y sociales, la RDC es también la tierra de la esperanza y de la vida, donde la gente lucha permanentemente contra la tragedia para mejorar sus condiciones de vida. Y, en esta lucha, la Iglesia católica juega un papel reconocido por todos. Es de sobra conocido el compromiso de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO) por la justicia y la paz, así como sus llamamientos y gestiones para la llegada de la democracia y del Estado de Derecho. Su última contribución al diálogo entre actores políticos y sociales ha desembocado en la organización de elecciones presidenciales y legislativas el 30 de diciembre de 2018, gracias al llamado Acuerdo de San Silvestre (31 de diciembre de 2016). 

La lucha de la Iglesia católica de la RDC ha permitido la primera alternancia pacífica a la presidencia de la república desde 1965, con la elección de Félix-Antoine Tshisekedi como quinto presidente de la RDC, después de 18 años de gobierno de Joseph Kabila. Como denuncia la CENCO, no han sido elecciones perfectas, pero los hechos están demostrando que son el principio de una era esperanzadora de la historia de la RDC.

Servicios sociales: Projet Ditunga

La Iglesia católica en el Congo, la primera de toda África, no sólo denuncia, sino que está muy presente también en la vida social del país, asumiendo más del 50 % de los servicios sociales del país: escuelas, universidades, centros de salud, hospitales, orfanatos, asistencia a los pobres y varios programas de desarrollo social a través las parroquias, las congregaciones, las asociaciones y las estructuras especializadas como Caritas…

No se trata aquí de una administración fría y sin rostro, sino de personas concretas, con nombres y apellidos. Es el caso del padre Apollinaire Cibaka Cikongo, sacerdote de la diócesis de Mbujimayi, en la provincia del Kasayi oriental, en el centro del Congo. Ordenado el 1 de agosto de 1994 y doctor en teología (2002), Apollinaire es, entre otros ministerios, formador y profesor de teología en el seminario regional del Kasayi, profesor en dos universidades locales y secretario ejecutivo de la asamblea de los ocho obispos de la provincia eclesiástica de Kananga. En 2006 fundó Projet Ditunga, una asociación católica y comunitaria a través de la cual ha canalizado ayudas de familias e instituciones de España para obras de evangelización, escolarización, salud e higiene, agricultura, protección del medioambiente, promoción de la mujer, protección de la infancia abandonada y asistencia jurídica y social a los presos, etc.

El autorJoseph Kabamba

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