Cultura

El Camino de Santiago y la ciudad de Burgos

Desde el origen histórico de Burgos (año 884), las más frecuentadas Rutas Jacobeas que enfilaban hacia Santiago de Compostela comenzaron a pasar por Burgos. Los más famosos santos camineros son burgaleses, y la Catedral tiene un innegable aire jacobeo.

Jesús M. Aguirre Hueto·23 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 10 minutos
camino santiago

Foto: Cathopic

Ofrecemos el artículo escrito en el número especial que se publicó el pasado año con motivo del VIII Centenario de la Catedral de Burgos y que se une, de manera singular al Año Santo Compostelano que celebramos estos días: la relación entre el camino de santiago y la capital burgalesa.

Caminante, se hace camino al andar…, y en nuestro cotidiano caminar vemos cómo, en estos días, la vida ha sido muy distinta, como si fuera un sueño, un mal sueño. Estamos atravesando momentos difíciles en los que vemos zozobrar el rumbo de nuestra existencia, y es ahora cuando se me hace más patente el paralelismo entre el Camino de Santiago y nuestra vida. El peregrino inicia, ilusionado, su camino de peregrinación, en el que se va enfrentando a muchas dificultades, pero con tesón y fuerza las va superando, con la certeza de que, al final, llegará al Pórtico de la Gloria.

En el camino de nuestra vida, por la que íbamos tan confiados y seguros, en estos momentos estamos atravesando un profundo e inesperado bache, del cual, aun con desgarradoras heridas, estoy seguro, saldremos adelante. Mi más sentido dolor por todos los fallecidos en esta pandemia y mi reconocimiento a todos los que de una u otra forma colaboran para beneficio de todos, por el bien de la comunidad: sanitarios, farmacéuticos, cuerpos y fuerzas de seguridad, autónomos, trabajadores de servicios sociales, y un muy largo etcétera.

Quiero pensar que cuando esto pase, y al volver la vista atrás, veremos una senda que nunca se ha de volver a pisar: la del egoísmo, la de la competitividad, la de la deshumanización, la de la injusticia.

Una columna vertebral de Europa

La historia del Camino de Santiago se remonta a los albores del siglo IX con el descubrimiento del sepulcro de Santiago el Mayor evangelizador de España, uno de los apóstoles que tuvo una relación más íntima y cercana con Jesús de Nazaret, el Finisterre del mundo conocido hasta entonces.

En el siglo XI, España construye una de las columnas vertebrales de Europa: el Camino de Santiago, que como camino de peregrinación es una de las grandes aportaciones españolas al mundo y a toda la Cristiandad. Para Goethe, “Europa nace de la peregrinación”, y Dante señala que “sólo merecían el nombre de peregrinos los que viajaban a Compostela, los que viajaban a Roma serían romeros, y a Jerusalén palmeros”. A partir del siglo XI, el Camino de Santiago fue el gran itinerario de las peregrinaciones medievales, de los tres lugares más importantes de peregrinación cristiana: Tierra Santa, donde iban los “palmeros”, Roma, donde iban los “romeros”, y Compostela, donde iban los “peregrinos”, esta última fue la ruta más elegida. Los reyes cristianos del norte peninsular promoverán el fervor jacobeo, haciendo del Camino de Santiago no sólo un camino de fe, sino también una vía de vital importancia económica, comercial, política y militar para asentar población y controlar el territorio. Para ello lo dotarán de una serie de infraestructuras: caminos, puentes, hospitales,…

El Camino hará fluir corrientes de pensamiento y movimientos literarios y artísticos. El florecer del Camino coincidió con el máximo desarrollo del arte románico el primer estilo artístico común de la cristiandad europea en la Edad Media–. Al mismo tiempo se busca la unificación de la liturgia romana, lo que se conseguirá en el occidente europeo gracias a la orden benedictina de Cluny, que en la antigua Hispania conseguirá imponerse a la liturgia hispánica-mozárabe. Para esta nueva liturgia se adaptan los sencillos templos, de planta de cruz latina, con purismo en sus líneas y formas, provistos de ábsides. Es el nuevo estilo románico con el que se construyen las grandes basílicas de peregrinación: San Marcial de Limoges, San Martín de Tours, San Sernin de Toulouse, Santiago de Compostela. En localidades del Camino de Santiago francés se asentarán sedes episcopales: Jaca, Pamplona, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, León, Astorga y Santiago de Compostela, que adoptarán ese nuevo estilo constructivo. Al mismo tiempo, el arte románico hispano recibirá también, y por proximidad, la influencia mudéjar, con elementos musulmanes de Al Andalus.

Lugar de encuentro y concordia

En el siglo XIII surgirá un nuevo arte en la isla de Francia, que tendrá al Camino de Santiago como un canal vehicular difusor: el gótico. Nace un nuevo lenguaje plástico y armónico, majestuoso y de espectacular belleza que se extiende por toda Europa.

El Camino de Santiago, calificada por muchos autores como “la calle mayor de Europa”, ha sido reconocido con los títulos de Primer Itinerario Cultural Europeo en el año 1987 y como Patrimonio Mundial en 1993. El Camino ha sido siempre, y lo sigue siendo, un lugar de encuentro y concordia para culturas y pueblos.

El origen histórico de Burgos se remonta al año 884 cuando el conde Diego Rodríguez “Porcelos”, para afianzar la línea defensiva del Arlanzón frente a las gentes de Al Andalus, levantó una fortaleza bajo cuya protección se desarrollaría la futura ciudad. Con el tiempo, hacia el año 1035, pasó a ser la capital, itinerante, del recién creado reino de Castilla. Una estratégica y privilegiada situación geográfica convirtió desde su nacimiento a la ciudad de Burgos en una verdadera encrucijada por la que pasaban y confluían las principales vías y caminos medievales del norte de la Península Ibérica. Las más frecuentadas Rutas Jacobeas que enfilaban hacia Santiago de Compostela comenzaron a pasar por Burgos. Este hecho marcó definitivamente la historia y el futuro desarrollo urbanístico y comercial de la “Caput Castellae”.

Burgos, ciudad hospitalaria

Ya en el siglo XI el primitivo casco urbano de Burgos, desarrollado a ambos lados de una larga calle –la actual Fernán González, situada en la ladera sur del cerro sobre el que se asentaba el poderoso alcázar, resultaba insuficiente ante el aumento de la población que estaba experimentando la ciudad. Ser la capital de un gran reino, que ya tenía su frontera meridional en el río Tajo, convertirse en una importante sede episcopal, y sobre todo, ser paso obligado del Camino de Santiago, puerta abierta a los aires culturales y artísticos provenientes del norte de Europa, hicieron que la ciudad experimentase un inusitado y espectacular crecimiento demográfico, social, artístico y económico. El casco urbano se extendió buscando, y a la vez protegiendo, el alargado trazado de la Ruta Jacobea.

Como aseguran algunos historiadores, todas las instituciones religiosas de la ciudad giraban en torno a las peregrinaciones a Santiago. Sólo así, debido al incesante trasiego de peregrinos, se pueden explicar las once parroquias con las que en el siglo XII contaba la capital castellana. Burgos fue la ciudad hospitalaria por excelencia del Camino de Santiago, de ello dan fe los aproximadamente 32 hospitales de peregrinos documentados por la historiografía moderna. De la mayoría de estas instituciones hospitalarias sólo han llegado hasta nuestros días sus nombres y unos pocos documentos. Los más importantes fueron: el Hospital de San Juan, el Hospital del Emperador y el Hospital del Rey.

El Camino en la ciudad burgalesa

El Camino penetra en la ciudad por dos ramales, a través de los barrios de El Capiscol, donde aún quedan unos pocos vestigios del antiguo Hospital para peregrinos llamado primero de don Gonzalo Nicolás o, más tarde, del Capiscol (Caput Scholae) de la Catedral, que da nombre al barrio; y de Gamonal, donde nos recibe la iglesia gótica de Santa María la Real y Antigua. Continúa su discurrir urbano hasta hacerse uno a la entrada del camino de las Calzadas, en busca del núcleo histórico intramuros, al que accede por la plaza de San Juan.

La iglesia de San Lesmes es un templo reedificado a finales del siglo XIV, tras sucesivos derribos y ampliaciones de la primitiva capilla de San Juan Evangelista, donde reposan los restos del venerado patrón de Burgos. La iglesia guarda en su interior un interesante conjunto de retablos, pinturas y sepulcros de estilo gótico, renacentista y barroco.

Del Monasterio de San Juansólo se conservan las ruinas de su iglesia del siglo XV, el claustro y la sala capitular del XVI. En el cercano y antiguo Hospital de San Juan, reformado en el siglo XV, en tiempos del Papa Sixto VI, sólo han resistido el paso de los años su portada gótica del siglo XV, que es la puerta actual de la Biblioteca Pública, y una serie de elementos de su afamada botica.

A finales del siglo XI empezó a crecer la fama del monje benedictino Adelelmo, llamado Lesmes en Castilla, que, procedente de la abadía cluniacense francesa de Chaise Dieu (Auvernia), había llegado a la Península a instancias de Alfonso VI y sobre todo, de su mujer de origen borgoñés, doña Constanza. Tras acompañar a los ejércitos cristianos que tomaron parte en la conquista de Toledo, el santo varón francés recaló en Burgos para dedicarse al servicio de Dios y de los pobres peregrinos. El 3 de noviembre de 1091, Alfonso VI donó la capilla bajo la advocación de San Juan Evangelista, el hospital y el nuevo monasterio, a los benedictinos de Casa Dei; san Lesmes se convirtió en su primer prior. A su muerte, acaecida el 30 de enero del año 1097, la fama de su santidad se extendió rápidamente por todas las rutas y caminos. En 1551 fue proclamado patrono de la ciudad.

Santos camineros

Los más famosos santos camineros de la Ruta Jacobea son burgaleses, es el caso de santo Domingo de la Calzada, nacido en Viloria de Rioja, y de san Juan de Ortega, nacido en Quintanaortuño, o vinculados de por vida y para siempre a esta tierra, san Lesmes y san Amaro. Los dos primeros están más relacionados con el desarrollo del Camino y la atención a los peregrinos en el tramo que discurre entre La Rioja y Burgos. En Burgos encontramos a dos santos peregrinos, ambos de origen francés, que se quedaron definitivamente en la ciudad para atender a los peregrinos necesitados: san Lesmes, que fue el impulsor del Monasterio y Hospital de San Juan, y san Amaro que se quedó en Burgos para atender a los peregrinos y enterrar a los que morían en el cementerio anejo al Hospital del Rey.

Desde el último tercio del siglo XIII, los peregrinos franqueaban la muralla y el río Vena a través de un pequeño puente y de la llamada puerta de San Juan. Todavía se puede seguir con exactitud el trazado histórico del Camino Francés a su paso por el centro de Burgos. Por la calle de San Juan los peregrinos alcanzaban el desaparecido puente de la Moneda, por el que cruzaban una pequeña esgueva. Tras unos cuantos metros por la llamada calle de Entrambospuentes, el puente del Canto permitía salvar la esgueva de Trascorrales. Ya por el barrio de San Gil los peregrinos siguen por la calle de Avellanos. Muy cerca se encuentra la iglesia de San Gil, que conserva magníficos retablos hispanoflamencos de los siglos XV y XVI favorecidos por el mecenazgo de los “ricos ommes”, mercaderes de la ciudad, en el comercio de la lana con Flandes.

El Camino enfila por la antigua calle de San Llorente, que hoy en día se corresponde con el primer tramo de la calle Fernán González, auténtico centro neurálgico de la vida de la ciudad durante la mayor parte de la Edad Media y de la Edad Moderna. Buena parte de la actividad comercial de la ciudad giraba en estos siglos en torno al Camino y a los peregrinos. La iglesia románica de San Llorente –sus restos aparecieron bajo la actual plaza de los Castaños, dejaba paso a una nueva rúa medieval, la de la Coronería.

El aire jacobeo de la catedral

Siguiendo la calle se llega hasta la Catedral de Santa María. Los peregrinos de finales del siglo XI vieron cómo se levantaba sobre el solar del antiguo Palacio Real una catedral románica. No habían pasado ni 150 años cuando se derribó la primitiva basílica y se inició la construcción de un nuevo templo gótico. Con el decidido apoyo del rey Fernando III y del obispo Mauricio, en 1221 se empezó a edificar un templo que con el tiempo se convertiría en una de las catedrales más bellas e interesantes del mundo cristiano. La catedral de Burgos, declarada Patrimonio de la Humanidad y en la que se mezclan armoniosamente los estilos gótico y renacentista, está dotada de un innegable aire jacobeo que se puede rastrear en las más de treinta representaciones del Apóstol Santiago, distribuidas tanto en el interior como en el exterior de la misma. En su entorno, donde ahora se alza la Capilla de Santa Tecla, estuvo ubicada la iglesia de Santiago de la Fuente.

Al lado se encuentra la iglesia de San Nicolás, que encierra en su interior un incomparable retablo en piedra esculpido a finales del siglo XV por Simón y Francisco de Colonia. El Camino continúa por la antigua calle o cal Tenebregosa. Era una de las calles más antiguas de la ciudad y con el tiempo se convirtió en una de las más importantes rúas de peregrinación de todo el Camino. En su entorno se encontraban iglesias dedicadas a San Román, Nuestra Señora de Viejarrúa, San Martín. En ella había numerosas tiendas, talleres, en donde trabajaban los más variados artesanos, posadas, bodegas, albergues y hospitales, en un variopinto paisaje humano en el que se mezclaban los cristianos viejos, los judíos de la cercana aljama, los moriscos y un gran número de extranjeros.

El Camino sale de las murallas de Burgos por el Arco de San Martín, o Arco Real, construido en el siglo XIV sobre una puerta anterior, con empleo de ladrillo y arco de herradura al estilo mudéjar. El Camino inicia el descenso hacia el río Arlanzón atravesando el barrio de San Pedro de la Fuente o Barrio Eras, pasando justo al lado del antiguo Hospital del Emperador fundado por Alfonso VI, que fue la primera institución hospitalaria de Burgos.

El puente de Malatos, que ya estaba construido en 1165, permitía y permite a los peregrinos cruzar el río Arlanzón y proseguir su marcha hacia Santiago. Junto al puente se encontraba la famosa Leprosería de San Lázaro de los Malatos. Siguiendo el itinerario aparece uno de los hitos jacobeos con más raigambre de todo el Camino de Santiago: el Hospital del Rey. Fundado por Alfonso VIII a finales del siglo XII, y con numerosas referencias jacobeas, fue puesto bajo la jurisdicción de la abadesa de las Huelgas Reales. Muy cerca del hospital se encuentra su antiguo cementerio de peregrinos; en el interior del mismo una sencilla capilla del siglo XVII recuerda a san Amaro.

Primer itinerario cultural europeo

Quisiera, por último, hacer una reflexión. El Consejo de Europa, en la declaración de Compostela de 23 de octubre de 1987, señala que el Camino de Santiago es el Primer Itinerario Cultural Europeo por “ser uno de los grandes espacios de la memoria colectiva intercontinental”, en atención a su carácter altamente simbólico en el proceso de construcción europea”. El texto comienza señalando que “las ideas de libertad y justicia y la confianza en el progreso son principios que históricamente han forjado las diferentes culturas que crearon la identidad europea”. Añade que ésta “es, hoy como ayer, el fruto de la existencia de un espacio europeo cargado de memoria colectiva y cruzado por caminos capaces de superar las distancias, las fronteras y las incomprensiones”.

Este hecho dio lugar a una fuerte renovación de la vocación jacobea en Europa, una dinámica que adquirió dimensión universal con el encuentro celebrado por Su Santidad el Papa Juan Pablo II con los jóvenes en Santiago de Compostela en 1989. La Declaración evocaba con claridad las tres dimensiones fundamentales que inspiran este Itinerario Cultural Europeo: la dimensión religiosa, que dio lugar a esa vía de peregrinación; la dimensión cultural, determinada por el hecho histórico de que esa vía de peregrinación se convirtiera también, con el paso de los siglos, en vía de civilización y, por último, la dimensión europea que siempre caracterizó a las peregrinaciones jacobeas y que adquiría un nuevo sentido en el proceso de unión y de construcción continental.

El texto de 1987 es plenamente vigente en estos momentos: “Que la fe que animó a los peregrinos en el curso de la historia y que los reunió en un anhelo común, más allá de las diferencias y los intereses nacionales, nos anime también a nosotros en esta época, y particularmente a los más jóvenes, a recorrer estos caminos para construir una sociedad fundada en la tolerancia, el respeto a los demás, la libertad y la solidaridad”.

El autorJesús M. Aguirre Hueto

Presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos. Licenciado en Geografía e Historia

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