Cultura

Todo comenzó en Wadowice. La casa museo de san Juan Pablo II

En la ciudad natal de san Juan Pablo II, Wadowice, la que fuera su casa, el lugar donde nació y donde vivió sus primeros años, es hoy un museo dedicado al santo Papa. En sus paredes recorre su vida completa y los acontecimientos más significativos de la existencia de Karol Wojtyła.

Stefan M. Dąbrowski·22 de octubre de 2022·Tiempo de lectura: 10 minutos
juan pablo II

Fotos: Muzeum Dom Rodzinny Ojca Świętego Jana Pawła II w Wadowicach.

El 18 de mayo de 1920 a las cinco de la tarde nació Karol, el tercer hijo del matrimonio Wojtyla. 80 años después, concretamente el 16 de junio de 1999, aquel niño era Juan Pablo II y desgranaba sus recuerdos en una visita pastoral a su ciudad natal: “Una vez más, durante mi ministerio a la Iglesia universal en la Santa Sede, vengo a mi ciudad natal de Wadowice. Miro con gran emoción esta ciudad de la infancia, que fue testigo de mis primeros pasos, mis primeras palabras. La ciudad de mi casa familiar, mi iglesia bautismal…”.

Esos días tuvo un entrañable encuentro con miles de personas que colmaban la plaza central de Wadowice y los millones de polacos que seguían la transmisión por televisión.

Fachada de la casa museo de San Juan Pablo II. El apartamento de los Wojtylas ocupaba tres ventanas del segundo piso. ©fot. Muzeum Dom Rodzinny Ojca Świętego Jana Pawła II w Wadowicach. 

Tras aquel viaje, uno de los descendientes de los propietarios del edificio donde había nacido el pequeño Karol comenzó las gestiones ante el gobierno polaco para recuperar la propiedad, perdida durante el periodo comunista. Al cabo de unos años, una vez solucionados los complicados aspectos legales, pudo ponerlo a la venta. Aquella oferta coincidió en el tiempo con el fallecimiento de Juan Pablo II.

Un próspero empresario, conmovido por la vida ejemplar del Papa polaco, decidió adquirir el inmueble y costear el proyecto de reforma para que se abriera allí el museo Casa Familiar de Juan Pablo II.

El edificio completo, que incluía la vivienda alquilada por los Wojtyla, fue adaptado para organizar un moderno museo narrativo que permite no sólo conocer la vida, la obra y la enseñanza del san Juan Pablo II sino también llevar a los visitantes a un viaje en el tiempo en la historia más reciente de Polonia.

El resultado son unos 1200 m2 de superficie de exposición en cuatro plantas divididos en dieciséis zonas. El corazón del museo es el apartamento de los Wojtyła, donde Karol nació y vivió durante dieciocho años. Describimos de modo sintético algunas de esas zonas.

La patria pequeña: Wadowice.

La parte dedicada a los años de la juventud de Karol muestra las raíces de su personalidad y espiritualidad. Los visitantes pueden percibir el clima de Wadowice de los años 20 y 30 del siglo XX – así como la recordó el futuro papa – llena de la riqueza cultural y espiritual.

Se encuentran allí las fotografías de su familia, amigos y conocidos, también de las personas destacadas de Wadowice. En los escaparates separados se pueden ver documentos de gran valor histórico como por ejemplo el título de bachiller de Karol Wojtyła y el manuscrito de su curriculum vitae.

El Wadowice de principios de siglo XX era un mundo donde se cruzaban culturas y religiones, de allí que, en esta zona, fue colocada la exposición dedicada a los judíos de Wadowice, que constituían el veinte por ciento de los habitantes de la ciudad.

En la sala diseñada como la tienda de Chiel Bałamuth de antes de la guerra, –propietario del edificio y quien alquiló el apartamento a los Wojtyła–, se recogen numerosas fotografías. Entre ellas encontramos la de Jerzy Kluger, amigo de Karol desde los tiempos de la escuela primaria hasta el final de su vida.

En esta primera zona del museo se pueden ver objetos relacionadas con dos lugares importantes para la espiritualidad del futuro Papa. El primero de ellos es el escapulario que Karol recibió en el Carmelo de Wadowice, o sea el convento de los carmelitas “na Górce” (sobre el Monte) y que hoy es uno de los objetos más valiosos del Museo. También allí se inició la fascinación por la espiritualidad carmelitana, la cuál se expresó en el trabajo de licenciatura y del doctorado de Karol Wojtyła.

La vivienda de los Wojtyła

Desde el 1919 hasta el 1938 los Wojtyła vivieron en la primera planta de la casa ubicada en calle Kościelna 9 – calle de la Iglesia (anteriormente Rynek 2 – la Plaza Mayor, puerta 4). En la casa se ubicaba entonces la tienda de Chiel Bałamuth además de otras tiendas y talleres de artesanía, que constituían una especie de de centro comercial.

La vivienda de los Wojtyła se componía de tres cuartos comunicados entre sí: la cocina, el dormitorio y el salón. A la casa se accedía desde el patio exterior por una la escalera caracol a través de la que se subía al rellano donde la puerta daba directamente a la cocina.

El interior de la vivienda de los Wojtyła recordaba casas de las familias de clase media intelectual. Hoy puede verse su reconstrucción basada en los recuerdos de los vecinos y amigos de Karol.

La vivienda decorada con muebles de la época y objetos originales pertenecientes a los Wojtyła, por ejemplo, las servilletas bordadas por Emilia Wojtyłowa, su bolso, un pequeño prendedor de oro, además de la vajilla familiar y las fotografías del álbum de familia.

En el dormitorio nació el futuro Papa. Tras la muerte de Emilia cuando el pequeño Karol se quedó en el piso solo con su padre, esta habitación pasaría a ser el cuarto principal de la casa. Además de las dos camas, se encontraba también el reclinatorio donde – como recordaba Juan Pablo II – con frecuencia veía rezar a su padre por la noche.

Habitación de los padres de san Juan Pablo II ©fot. Muzeum Dom Rodzinny Ojca Świętego Jana Pawła II w Wadowicach. 

A través de la ventana de la cocina Karol podía ver en la pared de la iglesia parroquial el reloj de sol con la inscripción “El tiempo corre, la eternidad espera”. Los visitantes del museo pueden contemplar este reloj hoy en día también.

Cracovia, te doy las gracias

La etapa de Cracovia ocupó cuarenta años de la vida de Karol, desde su salida de Wadowice en 1938 hasta la elección a la Sede Petrina en 1978. En esta parte de la exposición se pueden ver los objetos que hacen referencia a la vida del futuro Papa procedentes del tiempo de la II guerra mundial, relacionados con sus estudios universitarios, el trabajo en la cantera de Zakrzówek o la formación al sacerdocio.

Después de llegar a Cracovia, Karol y su padre vivieron en la calle Tyniecka 10, en una casa que pertenecía a Robert Kaczorowski, el hermano menor de la madre.

En octubre del año 1938 el futuro papa comenzó los estudios de la filología polaca en la Universidad Jaguelónica, desarrollando además su pasión por el teatro y la poesía.

Esta parte de la exposición presenta a Karol Wojtyła como trabajador de la fábrica de industria química Solvay en la que empezó a trabajar durante la guerra, para evitar ser deportado a Alemania a trabajos forzados.

El otoño de 1942 Karol Wojtyła decidió entrar al Seminario Diocesano de Cracovia que entonces funcionaba de forma clandestina. El 1 de noviembre de 1946 fue ordenado sacerdote, de las manos del arzobispo Adam Sapieha y el día siguiente celebró su primera misa en la cripta de san Leonardo en la Catedral de Cracovia.

En el museo se puede visitar una réplica de aquella cripta. En las vidrieras laterales se pueden ver las estampas recordatorias de la primera misa del sacerdote Karol Wojtyła – una con la inscripción a mano y otra estampa con la ocasión del 25 aniversario de la ordenación sacerdotal.

El objeto central de esta parte – que anuncia la siguiente – es la última de varias sotanas y la primera papal de Juan Pablo II con la que saludó a los reunidos en la Plaza de san Pedro el 16 de octubre de 1978.

¡Mar adentro!

En esta sala atrae la vista una réplica de gran tamaño de una barca de los tiempos de Cristo encontrada a la orilla del mar de Galilea en las cercanías de Cafarnaún. La barca es el símbolo de la Iglesia – el 16 de octubre de 1979 el Cardenal de Cracovia comenzó a ser su timonel–. En esta zona del museo resuenan las palabras del cardenal Pericle Felici, quién en latín anuncia a la multitud reunida: Habemus papam… El discurso se complementa con una película que documenta el momento de la elección de Karol Wojtyła a la Sede Petrina.

La pistola con la que Ali Agca disparó al Papa se encuentra en esta casa – museo

Más adelante los visitantes pasan por una oscura sala que les introduce en los acontecimientos del 13 de mayo de 1981. Ese día, en la Plaza de San Pedro, Juan Pablo II fue víctima de un atentado. La pistola original con la que le disparó Ali Agca puede verse detrás un vidrio en el suelo.

Una pantalla multimedia que aprovecha las fotografías y películas documentales además de las grabaciones de la radio refleja el terror de esos momentos. Los mudos testigos son otros objetos – el traje de Francesco Pasanisi, uno de los guardaespaldas de Juan Pablo II, con visibles manchas de sangre y también el cuadro de la Virgen de Częstochowa que iba a ser regalado al Papa por uno de los grupos el mismo día y frente del cual – justo después del atentado – rezaron todos en la Plaza.

Hay que subrayar que esta parte de la exposición está dedicada sobre todo al mensaje del perdón y la fuerza de la oración. De allí las grandes fotografías del encuentro de Juan Pablo II con Ali Agca (27 de diciembre de 1983) a quién el Papa perdonó una vez recuperado del atentado. La presencia de la estatua de la Virgen de Fátima recuerda el convencimiento de Juan Pablo II de que fue la Virgen la que lo salvó: Una mano disparó, otra mano desvió la bala. En esta zona de la exposición se encuentra además el rosario ofrecido al Santo Padre por Sor Lucía.

La Iglesia edificada sobre la roca de amor

Juan Pablo II, siendo la cabeza de la Iglesia universal, ejerció además la autoridad del magisterio que se refleja las catorce columnas que sostienen la cúpula de la zona de su magisterio se colocaron las portadas de sus catorce encíclicas.

En centro de la sala se encuentra la réplica de la Puerta Santa, abierta (y cerrada) por Juan Pablo II dos veces. Una en marzo de 1983 (y en abril de 1984) y en diciembre de 1999 (y en enero de 2001).

En la parte delantera hay bajorrelieves de escenas bíblicas y los escudos de los 28 papas que abrieron la Puerta Santa.

En la parte trasera se colocó la inscripción ¡No tengáis miedo! Abrid de par en par las puertas a Cristo en diez lenguas. En las vitrinas se pueden ver también los recuerdos relacionados con el Gran Jubileo del Año 2000. Allí encontramos la cruz pectoral y la mitra de Juan Pablo II, confeccionadas para esta ocasión, y el plato con los escudos de todos los papas que inauguraron los Años Santos.

Saliendo de la sala el visitante pasa por una otra puerta. Su forma recuerda la rejilla del confesionario – el símbolo del sacramento de la confesión, que libera y fortalece.

En los viajes apostólicos realizados durante su pontificado, Juan Pablo II recorrió más de 1,5 millón de kilómetros, visitando 129 países. En esta parte los visitantes del museo pueden “viajar” a los lugares en los que estuvo el Papa.

Aquí se guardan recuerdos relacionados con estos viajes, a menudo regalos recibidos por Juan Pablo II. Un tapiz con la oración Padre Nuestro en la lengua de los inuit, (indígenas de las regiones árticas),  el busto de ébano de Cristo del Congo o los impresos conmemorativos – el tebeo de Marvel con Juan Pablo II en la portada (1982) y el disco con las canciones favoritas del Papa (México, 1979) son algunos de ellos.

La pared lateral está cubierta de una pantalla multimedia de 15 metros de longitud que permite ver las fotografías y leer fragmentos de los discursos del Santo Padre de sus 104 viajes apostólicos.

La zona “juvenil” consta de paredes compuestas de cientos de placas coloridas que juntas forman una gran imagen de Juan Pablo II rodeado por los jóvenes. Además, los visitantes se pueden ver a sí mismos en un espejo del lado opuesto y, simbólicamente, sentirse parte de estas fotos. En las pequeñas pantallas se pueden ver partes de las películas documentales de las Jornadas Mundiales de la Juventud de las que Juan Pablo II fue su iniciador.

Como no sonreír aquí al escuchar el diálogo tan alegre con los jóvenes cuando el Santo Padre bromeaba desde la ventana papal en Cracovia. Las siguientes vitrinas presentan los tablones de madera con los logos de las Jornadas Mundiales de la Juventud (1986-2000) presentadas con la ocasión del gran Jubileo del Año 2000.

Esta fugacidad tiene sentido

En el subsuelo del museo los visitantes son animados a reflexionar sobre el pasar de la vida. Allí de manera especial resuenan las palabras del Papa “Esta fugacidad tiene sentido…” (Tríptico Romano, Meditaciones…).

En estos tiempos, cuando se intenta mantener la juventud a cualquier precio y se niega en la conciencia la vejez y el sufrimiento, el Papa recuerda que el paso de tiempo tiene un sentido profundo y es un camino hacia la plenitud. Aquí los visitantes pueden acompañar a Juan Pablo II en su paso a la otra vida.

No podría faltar la réplica del reloj de sol, el que Karol Wojtyła veía desde la ventana de la cocina, y el reloj original de los apartamentos papales parado el día de la muerte el Papa a las 21:37 horas.

También se puede ver la Biblia de la que sor Tobiana Sobótka leía para al moribundo Santo Padre. En ella, cuando el Papa falleció, la hermana marcó el signo de la cruz en el lugar hasta donde leyó y escribió la palabra “Amén”.

Una historia que continúa su curso

Antes de salir del museo el visitante se encuentra con una singular pregunta: “¿Por qué Juan Pablo II es santo?”. En una gran pantalla multimedia se encuentran decenas de fotografías de diferentes personas. Hay conocidas y desconocidas, clérigos y laicos, jóvenes y mayores, entre los que hay quienes tuvieron la posibilidad de conocer al Papa en persona y quienes nunca lo experimentaron. Pinchando las fotos, el visitante conoce la respuesta que cada una de ellas dio a la mencionada pregunta.

Para los visitantes más jóvenes a la salida hay un teatrillo de madera mecánico que, de forma breve, cuenta la historia de la vida del Papa polaco – desde su nacimiento en Wadowice hasta la gloria del cielo. Los que quieran profundizar el tema de la vida del Santo Padre, su magisterio, memorias sobre él o simplemente conseguir un recuerdo de la visita en el Museo pueden acceder a la librería del museo.

Más de un millón de visitantes

Hace cuatro años en junio de 2018 el Museo de la Casa Familiar del Santo Padre Juan Pablo II en Wadowice recibió al “visitante un millón”. La afortunada turista resultó ser Monika, que llegó junto con su marido a Wadowice desde Kórnik pueblito cercana a Poznan. Monika se comprometió a ser embajadora del Museo de la Casa Familiar del Santo Padre Juan Pablo II en Wadowice. En todo el mundo hay muchos embajadores como Monika.

Recuerdos de san Juan Pablo II

Más del 80% de los visitantes de la casa natal de Juan Pablo II son polacos. De entre los extranjeros, abundan los de Italia, Francia, Estados Unidos, España, Eslovaquia, Alemania, Brasil, Austria y Gran Bretaña. El Museo ha recibido a peregrinos de más de 100 países, entre ellos Arabia Saudita, Barbados, Burkina Faso, Gabón, Cuba, Mauricio, Costa de Marfil, Nueva Zelandia, China, Zambia, Kenya y Sudáfrica.

El Museo organiza también actividades científicas y educativas. Todos los años se celebran conferencias y conciertos con motivo de los aniversarios papales, y los niños y jóvenes pueden participar en los talleres de los museos. La casa natal de San Juan Pablo II se ha convertido en un moderno foco de formación y catequesis. El cariño a Juan Pablo II ha logrado aunar muy diversas instituciones: eclesiásticas, estatales, locales y nacionales. Personas de diversas religiones y culturas se sienten movidas y unidas de todo corazón a esta iniciativa.

El autorStefan M. Dąbrowski

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